24 feb 2020

Mensaje completo de Mario Núñez Mariel, bisnieto de Adolfo Bassó Bertoliat.

107 aniversario de la muerte de Gustavo A. Madero y Adolfo Bassó...
“...El que no defiende con el alma a las mujeres de México no tiene dignidad de seguir en la vida con la cara en alto, el que no distingue que no podemos permitir que en nuestro país esté desangrándose de esa manera, el que no entiende que es tiempo de modificar la vida, de que es tiempo de modificar estructuras y sentidos de la existencia, es un conservador más, señor presidente. Y yo estoy con usted, los conservadores son irremediablemente pendejos....”
Mensaje completo de Mario Núñez Mariel, bisnieto de Adolfo Bassó Bertoliat.
 Muy buenas tardes a todos.
Señor presidente.
Qué gusto verlo, nada más le puedo decir, sin ninguna gracia de cortesía fuera de lugar, es un placer verlo y es un placer estar aquí; sin embargo, siempre en este tipo de circunstancias pasa algo curioso.
Como se trata de algo demasiado importante, que es el recuerdo de mi bisabuelo, capitán de fragata Adolfo Bassó Bertoliat, cada hora que pasa son muchas más las cosas que quiere uno decir y después le dicen a uno: ‘Tienes cinco minutos’ ¡En la madre! Cinco minutos, sólo cinco minutos para hablar de un héroe de esa dimensión. No, pues está canijo. Pues, ahí voy, ahí voy.

Yo no podría recordar con dignidad a mi bisabuelo, capital de fragata Adolfo Bassó Bertoliat, sin recordar a mi abuela, a su hija, a Ana Bassó. Fue ella la que me contó, la que me dijo en tradición oral que fue el asistente militar de don Adolfo la que le relata cómo dispara la ametralladora que mata a Bernardo Reyes cuando trata de ocupar Palacio Nacional. Esa es la dignidad de mi abuela.
La dignidad de mi gran bisabuelo fue la de cambiar la historia de México con una sola ráfaga de ametralladora, disparándola por órdenes del general del Villar cuando llegaban los usurpadores a Palacio Nacional.
Ese hecho ha sido invisibilizado durante 107 años. Nunca se le ha dado la dignidad total a don Gustavo A. Madero y Adolfo Bassó Bertoliat, héroes y mártires de la democracia, formidables personajes de nuestra historia, dignísimos mexicanos, que es tiempo, señor presidente, y le ruego que lo haga, una iniciativa a la Cámara de Diputados para que en el Muro de Honor los nombres de Adolfo Bassó Bertoliat, de don Gustavo A. Madero queden inscritos en el Muro de Honor de la Cámara de Diputados.
Una vez relatado y pedido y solicitado algo que me parece de total dignidad histórica de este pueblo mexicano, recuerdo que en 1959 estaba yo a punto de irme a la secundaria Tres Héroes de Chapultepec cuando mi abuela Ana me dijo: ‘Ven al comedor’. Era un comedor horripilante. Me dijo: ‘Vamos a comernos una lata’, y digo -mi abuela era fanática como buena campechana, una lata de calamares en su tinta- yo dije ‘Abuela, son las 10:00 de la mañana, dice: ‘No importa, tú vente’.
Y después de tomar y comer los calamares, que era uno de sus pasiones, que lo sacaba de su ropero, de la magia y de los secretos familiares, me dijo viéndome a los ojos ‘¿Tú sabes cómo fue que asesinaron a mi padre?, ¿tú sabes cómo fue que fusilaron a mi padre?’.
Yo le dije ‘Lo he escuchado dos o tres veces, pero verdaderamente, verdaderamente no lo sé. Me dijo: ‘Bueno, pues te lo voy a contar’.
En ese instante, sin una lágrima, me empezó a decir: ‘Él es el que dispara la ametralladora, él que sostiene la defensa de Palacio Nacional junto con el general del Villar, él es el que ayuda a escapar después de que lo detienen, porque ya se le habían acabado las balas y lo detienen en Palacio Nacional los usurpadores, él es el que estando ahí ya preso, prisionero, ayuda escapar a prisioneros con una cuerda’. Siendo él marino, que sabía de cuerdas y nudos, que sabía de todo lo que vida como capitán de fragata le había dado, es decir, una gran sencillez y al mismo tiempo una gran fineza
Era un hombre de gran elegancia, como demuestra la fotografía que está afuerita. Ese hombre además era especialista en derecho marítimo, en derecho internacional marítimo.
El caso es que por haber matado a Bernardo Reyes y a instancias y presión de Rodolfo Reyes, como aquí podría testificar mi súper amigo Paco Ignacio Taibo. que aquí se encuentra, es lo que le va a costar la vida, es lo que va a impulsar a su hijo Rodolfo Reyes a presionar para que sea fusilado.
Victoriano Huerta lo va a entregar, a pesar de que él después va a reconocer que era un hombre inocente, y lo va a entregar y lo envían a la Ciudadela, y ahí se encuentra con su amigo, porque eran amigos personales, con don Gustavo A. Madero.
Se ven a los ojos, no se dicen demasiado, asesinan a don Gustavo, como bien acaba de relatar su bisnieto, y después se acercan a mi bisabuelo. Mi bisabuelo, por lo por decía mi abuela, tenía la voz de mando del capitán fragata y le dijo: ‘Un momento, cabrones, a mí no me van a asesinar, a mí me fusilan y además van a esperar a que vea la Osa Polar, que es la que ha guiado toda mi vida de marino’.
Entonces, la soldadesca se detiene y esperan a que busque la estrella. Y no solamente busca la estrella, sino les dice con toda entereza: ‘Tienen que decir que aquí murió un valiente y yo digo cuándo disparan, yo abro el fuego’. Y él abre el fuego.
Todavía viene la descarga de fusilamiento, cae el abuelo, que era un hombre muy alto y que, para el gabinete del chaparro de Francisco I. Madero, el queridísimo Francisco I. Madero, el dignísimo de Francisco I. Madero, cae y en lugar de darle Aureliano Blanquet el tiro de gracia, le da un bayonetazo en el corazón, lo mató de un bayonetazo.
En fin, el caso es que el abuelo queda para siempre, de ahí lo entierran en el Panteón Dolores en una fosa común; y mi abuela, a los dos días, con su tía Chacha se van a la fosa común a buscar el cadáver y lo descubren con las iniciales bordadas en su camisa, la AB. Descubren a don Adolfo, lo sacan de la fosa común y lo llevan a enterrar dignamente al Panteón Francés.
Esa historia, esa historia que quedó troquelada en mi memoria, que quedó troquelada en el corazón, son historias que quedan en el corazón y que quedan para siempre, y que son la dignidad propia de uno mismo, son la razón ontológica de uno mismo, es lo que nos hace ser lo que somos.
Nuestro pasado familiar cuando hay la dignidad de héroes de la patria que se jugaron la vida al servicio de la nación y la República.
Esa fuerza, esa fuerza, señor presidente, y con el cariño que le tengo, a pesar de que es la primera vez que nos vemos, esa fuerza creo que es la de la 4T a la que yo denominaría la cuarta revolución social.
Soy viejo marxista, eso soy y eso sigo siendo. Es una cuarta revolución social, no podemos permitir que la derecha y la reacción nos vuelva a quitar otra vez, como hicieron con don Francisco, con José María Pino Suárez, con Gustavo A. Madero y con Adolfo Bassó Bertoliat, que vengan a arrancarnos la necesidad de transformar un país que entregaron los oligarcas hecho pedazos, hecho pedazos, no poco, no mucho, hecho pedazos.
Es lo que hay que salvar, es a donde estamos todos con usted y estamos todos con usted desde la izquierda, que es de donde venimos, ahí nacimos políticamente.
Yo no voy a esconder, por primera vez es el primer gobierno con el que quiero colaborar, donde no tengo esconder quién soy, donde puedo decir abiertamente que soy marxista desde siempre, donde me atrevo a decir que nosotros los pobres, que la reivindicación de nosotros los pobres no sólo es necesaria y suficiente, es de dignidad básica de vida humana.
No podemos dejar el país con 60 millones de jodidos. Es inhumano, es idiota hacerlo, es terriblemente ominoso, es desquiciado. Y su razón de fuerza de los pobres primero, señor presidente, lo traigo en el corazón, los pobres primero; pero no sólo los pobres, los que trabajan, obreros y campesinos, las mujeres benditas y santas de este país que están levantando uno de los movimientos de resistencia más absolutamente dignos de la historia de México.
El que no defiende con el alma a las mujeres de México no tiene dignidad de seguir en la vida con la cara en alto, el que no distingue que no podemos permitir que en nuestro país esté desangrándose de esa manera, el que no entiende que es tiempo de modificar la vida, de que es tiempo de modificar estructuras y sentidos de la existencia, es un conservador más, señor presidente. Y yo estoy con usted, los conservadores son irremediablemente pendejos.
Le digo ya para terminar, y no quiero excederme, aunque creo que ya me excedí, sí estamos con la revolución social, porque es una necesidad histórica, no es una necesidad menor, es la verdadera necesidad de todas y todos los mexicanos.
Hay que transformar este país para bien, hay que transformarlo para vivirlo en dignidad, hay que transformarlo para vivirlo como el centro del continente.
Soy diplomático, lo fui muchos años, nuestro México es el centro del continente y como centro de continente vamos a armar el Parlamento de las Américas para decirles a todos: Ya es tiempo de vivir en paz, construyamos la paz continental, ¿por qué?, porque es una guerra civil hemisférica, porque es una guerra de todos, porque aquí ya se está jugando la vida del planeta, ya se está jugando la vida de las sociedades, ya se está jugando la vida misma de todos los que nos levantamos en la mañana recordando quiénes somos y cómo nos llamamos.
Con eso les ruego que me disculpen los exabruptos.
Viva este país, señor presidente. Estamos con usted, no de hocico para afuera, estamos con usted con el alma.
Muchas gracias.

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