16 dic 2020

Gabriela Mistral, la Premio Nobel que amparó

Gabriela Mistral, la Premio Nobel que amparó a decenas de intelectuales españolas en el exilio

MANUEL LLORENTE; MADRID, El Mundo, Jueves, 17 diciembre 2020;

Se publican 30 cartas, en su mayoría inéditas, dirigidas a Gabriela Mistral de 10 mujeres intelectuales españolas desde el exilio / La Premio Nobel chilena las ofreció apoyo moral y material


"El día que Dios se lo llevó estaba tan animado que, solo viendo lo que fue, se siente que nada somos. Cinco minutos antes dijo, poniéndose las manos en la cintura, gesto muy suyo: 'Pero qué bien me encuentro hoy' (...) No puedo seguir, Gabriela querida, aunque escribo a máquina porque a mano, imposible".

Fragmento de la carta de Teresa Díaz-Canedo a Gabriela Mistral escrita el 5 de octubre de 1944 desde México D.F., en la que la esposa del poeta, traductor y crítico Enrique Díaz-Canedo lamenta su pérdida en junio de ese año. Le confía su pesar y también su apoyo a Gabriela Mistral, como también lo hicieron muchas mujeres. De la labor moral, y también material, de la escritora chilena da cuenta De mujer a mujer. Cartas desde el exilio a Gabriela Mistral (1942-1956), editado por la Fundación Santander.

"Mi querida amiga, con temblorosa emoción he leído su carta, por varias razones: ya no la esperaba. En este ir y venir de gentes, creí que mi libro se habría extraviado, que V. ya no estaría en el Brasil, o simplemente que le había parecido muy malo". Líneas de la carta que la escritora y militante comunista María Enciso envió en 1943 desde Barranquilla (Colombia) a Gabriela Mistral, que entonces vivía en Petrópolis (Brasil); sí, la ciudad en la que Stefan Zweig se había suicidado el año anterior.

"Querida Gabriela: Tenemos ya tantos y tan buenos amigos en Chile que no me extrañaría que el próximo paso fuera para allá camino de la Argentina, en donde J.R. edita con Losada y prometió a otros dos editores darles cosas suyas". Esto es parte de lo que le confesaba Zenobia Camprubí, la esposa y báculo de Juan Ramón Jiménez, desde Puerto Rico en 1951 a Gabriela Mistral.

Y así hasta 30 cartas, todas dirigidas a la autora de Desolación. Treinta cartas de 10 mujeres que en ella encontraron "comprensión, apoyo o alivio económico. También Gabriela necesitaba el calor de las corresponsales", explica Francisca Montiel, catedrática de la Universidad de Barcelona y quien ha antologado y prologado estas misivas... después de haber rastreado las más de 12.000 que se custodian en la Biblioteca Nacional de Chile.

"Este volumen es importante como testimonio y llamada de atención, porque nos ilumina de manera íntima y colectiva sobre los sinsabores de muchas mujeres durante el exilio y el esfuerzo de ciertos personajes relevantes, caso de Gabriela Mistral, que se comprometieron en la ayuda a los otros poniendo su nombre y prestigio al servicio de los que sufrían", apunta Francisco Javier Expósito, responsable literario de la Fundación Banco Santander.

Además de ser "un puñado de mujeres muy valiosas intelectualmente, nos dejaron frescos de vidas en desmayo y nos desvelan la red solidaria que se generó en Iberoamérica, que mejoró las condiciones de vida de miles de personajes", agrega Expósito. Un libro que "nos da un ejemplo solidario gigantesco para estos tiempos".

Gabriela Mistral conoció muy de cerca la realidad española desde su cargo como cónsul de Chile en Madrid entre 1933 y 1935, su confraternización con la causa republicana. Además, logró fondos y donativos que recaudó, por ejemplo, por la cesión de los derechos de su libro 'Tala', que hizo llegar a Victoria Kent. Ayudó, a su vez, a la creación de La Casa de España (México) y se esforzó en que Juan Ramón Jiménez lograra el Premio Nobel.

"Y, cuando salí para España [desde Chile], un grupo de mujeres me trajo un ramo de espigas que yo tuve conmigo en Valencia, en Barcelona. Y cuando hube de salir entre aquel medio millón que pudo hacerlo, lo dejé enterrado allá, cerquita de la frontera de Francia, en tierras catalanas. ¡Quizá haya germinado y algún grano de trigo de su tierra brotara en la mía, tan dolorida...! ¡Y cuántas cosas más? No he vuelto a Chile, no importa. Lo amo". Y estas son palabras de la pensadora María Zambrano, en carta a su "querida Gabriela" desde El Vedado, La Habana, en 1953.

Cuatro años después, el 10 de enero de 1957, moría en Nueva York la poeta, diplomática y profesora Gabriela Mistral, la primera mujer iberoamericana que logró un Premio Nobel, la misma mujer que prestó libros en Temulco (Chile) a un niño, Neftalí Reyes Basoalto, que también recibió el Nobel bajo el nombre, para todos, de Pablo Neruda.


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