23 ago 2022

El pulso de los Mexicles: el crimen atomizado aterroriza Ciudad Juárez

El pulso de los Mexicles: el crimen atomizado aterroriza Ciudad Juárez

Miedo y confusión tras el ataque de la pandilla en la ciudad fronteriza hace 10 días, acostumbrada a sufrir oleadas de violencia, siempre vinculadas a la corrupción de los cuerpos de seguridad

Pablo Ferri


El País, Ciudad Juárez - 22 AGO 2022 

A un lado de la cárcel de Ciudad Juárez, el académico Salvador Salazar señala con el dedo un punto cualquiera del interior. “Están separados allá dentro: los Aztecas, los Mexicles, los Doblados… Cuando yo trabajé ahí, los únicos a los que no podíamos ir a ver eran los Mexicles. Era demasiado peligroso”, dice. Cantan los pájaros junto al penal, sobre los charcos que ha dejado la lluvia tempranera, con la sierra al fondo. Parece tranquilo allá dentro. Cualquiera que vea ahora el edificio podría pensar en palabras como control, calma u orden. Se equivocaría, claro.

Hace semana y media, una riña al interior de la cárcel dejó dos internos asesinados y provocó, horas más tarde, el ataque de criminales contra viandantes, trabajadores, tiendas y gasolineras, que acabó con nueve muertos más. Lo extraordinario de Juárez fue la embestida directa e indiscriminada contra cualquiera que estuviera en la calle en ese momento: el locutor y los productores de una radio local, trabajadores de una pizzería, despachadores de una tienda de autoservicio… A día de hoy, no hay un solo detenido por los asesinatos.

Salazar inicia en el reclusorio un recorrido que pasa por diferentes puntos del ataque. La mayoría, dice, fueron en la franja noreste de la ciudad, donde abundan barrios y urbanizaciones de clase media y media alta. El académico, que hace unos años trabajó durante meses con los diferentes grupos que pueblan el penal, conoce las dinámicas criminales de la ciudad, en clara interdependencia con el reclusorio. “La lógica de autogobierno es muy fuerte ahí dentro”, explica. “Una trabajadora social nos contaba incluso que los internos manejaban las listas médicas. De forma que el médico atendía primero a quienes ellos decían”, añade.

Tanto en la calle como en el penal, la autoridad ha señalado a los Mexicles, pandilla carcelaria surgida en el sur de Estados Unidos, que echó raíces a este lado de la frontera ya hace años. Mexicles, Aztecas y otras pandillas pelean por la venta de droga al interior y al exterior de la cárcel. Lo que no está claro es el motivo del ataque. La incógnita se repite estos días en otro puñado de regiones de México, vista la semejanza en las respuestas que los grupos criminales han dado a cualquier tipo de amenaza o embestida de la autoridad, real o imaginada.

En Juárez, ciudad de millón y medio de habitantes dedicada a la industria de autopartes y componentes electrónicos, las célebres maquilas, cualquier explicación se pierde en una maraña de nombres de grupos criminales, escisiones, alianzas y traiciones. Es la nueva cara del crimen, atomizado e interconectado, con una capacidad de fuego brutal. Lo que pasó en la cárcel tuvo repercusiones fuera, igual que el intento de captura de criminales hace semana y media en Jalisco provocó bloqueos en Guanajuato, o la detención de un capo en Ciudad de México días después levantó al crimen en Colima.

La fragmentación de los grupos dificulta ensayar explicaciones, dada la tendencia, además, a explicar la violencia como peleas entre células delictivas. No es que no ocurran, es que el argumento de la pugna por la plaza suele obviar el papel de policías municipales y estatales. En Juárez, las corporaciones han estado vinculadas históricamente a grupos de narcotraficantes, tanto al cartel de Juárez como al de Sinaloa, igual que las pandillas y las redes criminales vinculadas a los primeros. El caso más claro es el de La Línea, grupo delincuencial cuyos primeros integrantes fueron policías de la entidad, que han secuestrado y asesinado personas para el cartel desde hace 20 años.

Los diez días que han pasado desde los ataques en la ciudad han dado para mucho. En la prensa se han publicado diferentes historias sobre lo ocurrido. Algunas señalan el enfado de los Mexicles con la autoridad por preferir a otro grupo, llamado La Empresa. Otras apuntan al temor del capo de una de las facciones de los Mexicles a un posible traslado. Pero en Juárez la sospecha es otra, idea que el mismo presidente, Andrés Manuel López Obrador, ha planteado de pasada esta semana desde Palacio Nacional. En una de sus ruedas de prensa matutinas, el mandatario señaló a los custodios. Dijo que no habían dejado pasar al Ejército.

No hay forma de entender Juárez desde una lógica peatonal. Nadie camina en la calle por gusto. Nadie pasea. El académico Salazar cuenta que es común que las quinceañeras celebren sus fiestas en centros comerciales, caminando pasillos llenos de tiendas, rodeadas de sus chambelanes. Es cosa del clima, el calor extremo, pero también de la seguridad. Más ahora, después de la escalada inmoral del crimen.

En el eje vial Juan Gabriel, límite entre el noreste y el centro, funciona la base de la policía estatal en la ciudad. Es un predio enorme, a espaldas de un campo de beisbol, atrapado en una trenza de puentes, cruces y demás parafernalia vehicular. Los guardias parecen sorprendidos de que alguien llegue caminando. Adentro, el comandante Ricardo Realivázquez, director operativo de la corporación en Ciudad Juárez, da algunos datos del lugar. “Tuvimos que subir la barda”, dice, señalando la valla del predio. “Hubo una época en que pasaban y desde el carro nos balaceaban aquí adentro”.

Realivázquez es un veterano de Juárez. Llegó a la ciudad en 2014 como comandante de la estatal. De 2016 a 2020 fue comandante de la policía municipal y luego volvió a la estatal. El policía comparte su lectura de lo ocurrido el jueves negro, como llaman en la ciudad a los ataques de hace semana y media. “Los Mexicles no querían que entráramos a su módulo. Fue el único lugar donde no entramos y la única manera de evitar que lo hiciéramos fue mantenernos ocupados en la calle”, explica.

Según el comandante, la policía estatal fue la primera en llegar a la cárcel el día de la riña. “Yo creo que fue como a las 13.00, porque el primer video llega del helicóptero a las 13.40 y nosotros ya estábamos allí”, dice. La pelea había empezado a eso del mediodía. Según la cuenta del policía, un grupo de mexicles pasó al módulo de otro grupo, “al parecer cercano al cartel de Sinaloa”. No está claro el motivo del asalto, pero en la riña, dos internos murieron por disparo de arma de fuego. La autoridad no ha explicado cómo es posible que los presos tuvieran armas de fuego. Tampoco ha dejado claro si los atacantes se dirigieron a las víctimas directamente o murieron en la trifulca.

Al entrar al penal, los policías estatales llegaron al “área de los agredidos”, como dice Realivázquez. “Había prendido un fuego en la caseta de entrada y nos tiraban piedras. Del otro lado, tuvimos que hacer retroceder a un grupo de mexicles hasta su módulo”, añade. “Nosotros nunca entramos donde ellos, solo los custodios. Los Mexicles no querían”. Al final, la policía estatal llegó al módulo de los agredidos. Una vez allí, con la ayuda de la policía municipal, intervinieron los servicios de emergencia. Las familias de los internos, de visita aquel día, pudieron salir de prisión. A finales de la semana pasada, el director de la cárcel de Juárez dimitió, sin que el escándalo haya escalado de momento más allá de él.

La historia

El comandante Realivázquez da una explicación del panorama de los grupos criminales en la ciudad. “Antes, los Aztecas eran más fuertes”, dice. El policía se refiere a una de las pandillas más longevas de Juárez, nacida en el sur de Estados Unidos, estos concretamente en la prisión de Coffield, en Dallas, a mediados de la década de 1980, como explica la periodista Sandra Rodríguez en su brillante libro sobre la violencia en la ciudad, La fábrica del crimen.

De una manera parecida a la Mara Salvatrucha con El Salvador, los Aztecas salieron de Estados Unidos y llegaron a la madre patria, en este caso México. Al sur del río Bravo, los Aztecas no tardaron en operar para el cartel de Juárez, organización constituida en la década de 1990 alrededor de la figura de Amado Carrillo, más conocido como El Señor de los Cielos. Así fue al menos desde principios de siglo. Los Aztecas eran un grupo armado al servicio de los Carrillo Fuentes, para los que además distribuían droga.

En esa época, los Mexicles eran una pandilla menor. “Entre los Mexicles se contaba la mayor cantidad de adictos a la heroína y sus miembros vivían en las condiciones más sucias y pobres del reclusorio”, escribe Rodríguez. Por entonces nació también, pero ya en territorio mexicano, una de las pandillas más extrañas que ha visto México, Los Artistas Asesinos, apelativo que adoptaron grupos de jóvenes crecidos en el sureste de la ciudad en los años 90, un desierto del que brotaban fábricas y barrios enteros de la noche a la mañana, al calor del tratado de libre comercio firmado años atrás con Estados Unidos y Canadá.

Las tres pandillas y otras menores convivieron en Juárez y su cárcel, siempre a merced de la agresividad de los Aztecas, que pretendían el monopolio de la venta de drogas. Pero todo cambió en el último tercio de la primera década del siglo XXI. Rodríguez y otros autores han narrado hasta la saciedad el empuje del cartel Sinaloa en esos años, que libró una batalla a muerte con el cartel de Juárez, pandillas mediante, por el control de los pasos fronterizos. En 2008, además, el Gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) puso en marcha el Operativo Conjunto Chihuahua. Miles de militares llegaron a la ciudad fronteriza. Nunca en la historia de la ciudad hubo tantos asesinatos como en aquella época.

La historia de los Mexicles cambia entonces. Sinaloa vio en ellos una oportunidad de hacerle daño a sus contrincantes y el poderío de los Mexicles aumentó. La guerra entre cárteles nunca terminó, aunque es verdad que el grado de violencia de aquellos años no se ve ahora. Va a oleadas y a veces prende en la prensa, caso por ejemplo de finales de 2019, cuando un grupo de integrantes de La Línea asesinó a un grupo de mujeres y niños del clan mormón de los Lebarón, en los límites entre Sonora y Chihuahua.

Según el comandante Realivázquez, “los Mexicles nunca han sido tan fuertes como ahora, aunque es verdad que ya se han fragmentado, igual que los Aztecas”. Su explicación resulta un tanto contradictoria. Quizá, también, por el carácter paradójico de los grupos y las dinámicas que se establecen entre ellos. “Todos se pelean contra todos, siempre por la lucha del terreno, dentro y fuera de prisión”, zanja.

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Sicarios atacan fiesta familiar y matan a tres en Ciudad Juárez

Al parecer, los responsables del ataque huyeron a bordo de una motocicleta, según la lesionada y una persona que residía en el lugar, indicó el policía.

Por La Redacción

lunes, 22 de agosto de 2022

CIUDAD DE MÉXICO (apro). – En el fraccionamiento Praderas del Sur, en Ciudad Juárez, Chihuahua, unos sicarios entraron a la cochera de una casa y abrieron fuego contra las personas que estaban en una fiesta familiar, reportaron policías municipales del Distrito Valle.

El saldo fue tres hombres muertos y una mujer reportada en estado grave.

De acuerdo con un policía preventivo, citado por el Diario de Juárez, a las 01:01 horas, policías fueron comisionados a atender diversos reportes sobre una balacera que había dejado a varias personas lesionadas en una casa de las calles Las Cruces y Chalma.

Primero llegaron los policías de la unidad 506, quienes encontraron a 4 personas tiradas en la cochera, junto a una mesa y un asador. Dos ya estaban muertos.

Los policías pidieron ayuda de los servicios de emergencia para llevar al hombre y la mujer que todavía estaban con vida, pero en el camino al hospital, falleció el hombre, de aproximadamente 35 años.

Al parecer, los responsables del ataque huyeron a bordo de una motocicleta, según la lesionada y una persona que residía en el lugar, indicó el policía.

De acuerdo con el Diario de Juárez, con este triple homicidio asciende a 88 la cifra de víctimas de asesinatos ocurridos en agosto, según la estadística oficial de la Fiscalía del Estado en la Zona Norte.

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El narco pone en jaque a Ciudad Juárez: 11 muertos, balazos, cócteles molotov y quema de negocios

Ataques múltiples del crimen organizado expanden el terror en las calles de la localidad fronteriza tras un motín en la prisión horas antes. “No fue solo el enfrentamiento entre dos grupos, dispararon a gente inocente”, 

Elena Reina

El País, México - 11 AGO 2022 -

El terror del narco en México ha vuelto a enseñar los dientes este jueves con un saldo de 11 muertos en las calles de Ciudad Juárez, en Chihuahua, al norte de México. En un ataque múltiple, que incluyó balazos a inocentes a las puertas de restaurantes, gasolineras, cócteles molotov contra negocios y quema de un autobús, el crimen organizado ha desatado el pánico entre la población de esta ciudad fronteriza con Estados Unidos durante más de seis horas. Un niño de 4 años murió por la ráfaga de disparos contra una tienda, dos mujeres fallecieron al incendiarse el local en la que trabajaban, y cuatro más fueron acribillados a las puertas de una pizzería, entre ellos, un locutor de radio, Alan González y tres compañeros. Al entrar la noche, casi todas las tiendas de conveniencia, el blanco principal de las agresiones, estaban bajando las cortinas, cuenta a EL PAÍS una vecina por teléfono. El caos se ha apoderado de la ciudad unas horas después de que en la cárcel estatal se produjera un motín con dos internos asesinados a tiros.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha lamentado lo sucedido este viernes en su conferencia mañanera. “Esto es algo que no se había presentado y ojalá no se repita, porque se agredió a la población civil, inocente, como una especie de represalia. No fue solo el enfrentamiento entre dos grupos, sino que llegó un momento en que empezaron a disparar a civiles. Esto es lo más lamentable de este asunto”, ha señalado. Aunque no se trata del primer evento del narco contra la población civil. En un ataque con una fuerza similar, hace un año, en Reynosa (Tamaulipas), también en la frontera norte, el narco acribilló a 14 civiles en sus calles.

El subsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía, ha explicado este viernes que todo comenzó por una batalla entre dos pandillas —apoyadas por los grandes cárteles— en la cárcel estatal. Alrededor de las 13.00 horas del jueves, un grupo conocido como los Mexicles atacó a otro llamado Los Chapos. Hubo 20 heridos, cuatro de ellos por disparos de arma de fuego, el resto por golpes, y dos asesinados a balazos. El pleito dentro de la prisión se extendió horas después a las calles de la ciudad y los Mexicles, según la información oficial, fueron los responsables de incendiar una decena de negocios, gasolineras mediante cócteles molotov, además de disparar a quemarropa contra la población.

Durante las seis horas de infierno que vivió la ciudad, su población observaba cómo los delincuentes se pasearon con rifles y bombas sin que una autoridad consiguiera impedirlo. Fue a la 1 de la madrugada, hora local, a las 2 de la madrugada del centro del país, cuando la Policía Municipal detuvo a seis presuntos agresores, identificados como pistoleros del grupo de Los Mexicles, ha informado Mejía. “Se ha restablecido el orden, aunque continúa la persecución de más agresores”, ha explicado el subsecretario.

”Lamento profundamente la pérdida de vidas humanas en este evento tan atroz contra Ciudad Juárez”, declaró el jueves por la noche la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, en un mensaje de Twitter. ”Condeno los hechos violentos que ocurrieron la tarde de hoy. Reitero mi compromiso de trabajar al máximo de mis fuerzas y capacidades para garantizar el bienestar de los juarenses”, agregó. Esta fue la primera declaración oficial después de seis horas de ataques. Poco antes, La Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) anunciaba la cancelación de las clases ese jueves y este viernes las ha mantenido de forma virtual.

Todo comenzó en la cárcel. Los disparos dentro del penal son una muestra de la falta de gobierno tras los muros y cómo lo que sucede ahí dentro se pudo extender hacia las calles de la ciudad en cuestión de horas. La población se convirtió una vez más en el blanco de los criminales, pese a que se trató de una pelea por el control del territorio, el crimen organizado utilizó el terror de la población para conseguir sus objetivos. A menudo, estos implican la llamada de atención de las autoridades, el aumento de la fuerza policial, que puede perjudicar a quien era el dueño del tráfico ilegal en la zona. En la jerga del narco a esta estrategia, más similar a prácticas terroristas, se le conoce como calentar la plaza.

Poco después del motín en el penal, comenzaron a circular vídeos de vecinos grabados con el móvil que alertaban de que un grupo de hombres armados había arrojado cócteles molotov y balazos a conocidas cadenas locales de alimentación, como Rapiditos Bip-Bip, OXXO, CircleK o Del Río —propiedad de Alejandra de la Vega, una de las empresarias más ricas del Estado, dueña también del equipo de fútbol Los Bravos—.

Alrededor de las 17.00 horas, al sureste de la ciudad, en la colonia Infonavit Juárez Nuevo, en una tienda de la cadena OXXO, dos mujeres fueron asesinadas tras un ataque con cócteles molotov que incendiaron el negocio en cuestión de segundos. Según la información que publica el Diario de Juárez, que cita a las autoridades municipales, las víctimas eran una empleada del establecimiento y otra joven que había acudido a pedir trabajo.

Lanzaron también bombas contra otra sucursal OXXO que se localiza en la avenida Ejército Nacional y Manuel Gómez Morín, donde los encargados de la empresa lograron salir a salvo. En otro establecimiento similar, de la cadena Circle K, cuatro personas fueron atacadas a balazos por otro grupo de hombres armados. En el ataque, un niño de 4 años fue herido de bala y falleció en un hospital horas más tarde. No hubo ningún intento de robo, mencionan las autoridades locales, en ninguno de los casos.

Más tarde, otro grupo de empleados de una tienda de conveniencia llamada Del Río, fueron agredidos a golpes y a balazos. Un hombre resultó lesionado tras el ataque, informa la prensa local. También, arrojaron cócteles molotov contra una gasolinera ubicada en el cruce de la calle San Antonio y Gómez Morín y sus instalaciones fueron baleadas.

Además de los comercios, las autoridades reportaron una masacre a las puertas de una pizzería de la cadena Little Caesar´s, en la avenida Ejército Nacional y Rancho Mesteñas en Pradera Dorada. Cuatro hombres fueron acribillados a balazos, entre ellos el locutor de la estación MegaRadio Alan González, y otros dos clientes del local fueron heridos de bala. También fue denunciado el incendio de un autobús que transportaba al personal de una fábrica, conocida en el norte como maquiladora. Los pasajeros lograron descender antes de que fuera consumido por las llamas.

El caos que ha vivido Juárez este jueves se ha mezclado con la macabra cotidianidad de la violencia que asedia a la ciudad fronteriza desde hace décadas. Una cabeza cercenada arrojada en un terreno fue hallada también en la tarde de este jueves, informa el Diario de Juárez, sin que una autoridad haya explicado si tuvo alguna relación con los ataques. “Es la segunda extremidad cefálica encontrada en menos de 24 horas”, informa el periódico. Y en otro punto de la ciudad, en el fraccionamiento Paraje de Oriente, un hombre fue acribillado a balazos mientras huía de sus agresores. “Este es el homicidio doloso 49 del mes de agosto”, cuenta el diario. En Juárez, una ciudad de un millón y medio de habitantes, se ha matado a un ritmo de casi 5 personas al día solo en este mes, sin contar los 11 asesinados el jueves.

En los vídeos que circulan en las redes sociales, se observan coches atascados en el tráfico mientras suenan de fondo los balazos. Policías estatales y municipales se enfrentaban contra algunos grupos de delincuentes en la avenida Tecnológico cuando los conductores, desesperados, decidieron bajarse de sus vehículos y resguardarse del plomo tras la carrocería de los coches.

Los múltiples ataques que han puesto en jaque a una de las capitales simbólicas de la frontera norte, pegada a El Paso (Texas, Estados Unidos), se han producido solo unos días después de que en el centro del país, en municipios de Jalisco y Guanajuato, grupos del crimen organizado quemaran automóviles, camiones y comercios, y además bloquearon varias carreteras. Se trató de la respuesta del narco ante el intento del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador de detener a dos supuestos cabecillas de uno de los cárteles de la droga más poderosos, el de Jalisco Nueva Generación, sus apodos: El Doble R y el Apá.

Elena Reina

Elena Reina es redactora de la delegación de México de EL PAÍS desde 2014. En 2020 ganó el Premio Gabriel García Márquez de Periodismo por la cobertura de la crisis migratoria en la frontera sur. Se ha especializado en temas de narcotráfico, migración y violencia de género.

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