Iglesia católica reclama un cambio de estrategia en materia de seguridad
El llamado para el gobierno es a “reconsiderar la estrategia” y “ser empáticos” con las víctimas.
Ramón Castro asegura que planes del gobierno no han funcionado
Milenio, México / 08.07.2023
Ya sea en tierra caliente, el triángulo dorado, la frontera norte o el sureste, la iglesia católica en por lo menos 13 entidades del país aprendió a vivir con el crimen, valiéndose del evangelio como su única defensa, mientras, la feligresía busca en los templos un refugio para las balas de grueso calibre.
MILENIO recabó opiniones de autoridades eclesiásticas en Michoacán, Zacatecas, Yucatán, Coahuila, Durango, Chiapas, Veracruz, Morelos, Tlaxcala, Estado de México, Coahuila, Jalisco ySinaloa, y desde el púlpito, el diagnóstico en todos esos estados es similar: extorsión, amenazas, muertos, crimen organizado… y una población atemorizada.
El llamado para el gobierno es a “reconsiderar la estrategia” y “ser empáticos” con las víctimas; a los criminales, les recuerdan “no somos sus enemigos”, y a la grey le ofrecen sus templos como albergue.
El padre Gilberto Vergara quien se ha convertido en vocero de la comunidad resume en una frase la situación de Aguililla, municipio de la tierra caliente michoacana: “La realidad nos está gritando a la cara a todos”.
Y advierte: “Se tiene que replantear la estrategia. Tienen que haber otros medios y otras formas; que las fuerzas del Ejército no pueden ser solamente espectadores en todo esto, porque parecía que sí lo es. Nos sentimos indefensos”.
A quienes atentan, les replica: "tienen que saber (los delincuentes) que no somos sus enemigos. Estamos en medio del campo de batalla, nos toca sufrir las bajas, nos toca sufrir las pérdidas".
Y a la feligresía, les ofrece su "casa de campaña en medio del campo de batalla", que si bien, no soluciona la guerra, "sí atiende a los heridos, a los caídos".
En Zacatecas la situación no es muy diferente. El obispo de la diócesis Sigifredo Noriega Barceló relata cómo ha tenido que “aprender a vivir”.
“Casi, casi es aprender a vivir de otra forma ¿Por qué? Porque sigue habiendo retenes, sigue habiendo lugares un poco más peligrosos, sigue habiendo desconfianza en las carreteras.
“Y lo que ha cambiado es nuestra actitud ante esas situaciones, antes si nos paralizaba, ahora ya sabemos cómo hacerle frente”.
Lo mismo sucede en el sureste, según reconoce el arzobispo Gustavo Rodríguez Vega: “A todos nos toca convivir con ese fenómeno de una u otra manera, pero claro, viviendo acá en Yucatán, no se siente tanto la experiencia, ni la necesidad, yo creo, que es necesario solidarizarnos todos los mexicanos y todos los sectores de la sociedad para trabajar en favor de la paz”.
En el mismo tono, se expresa el Obispo de la Diócesis de Piedras Negras, Coahuila, Monseñor Alonso Gerardo Garza Treviño; “Todos sabemos que la principal violencia que hay en México es causada por los grupos criminales, del narcotráfico y del crimen organizado, y se debe a las disputas que hay entre esos grupos y combatirla no es tan sencillo”.
Obispo de la Diócesis de Piedras Negras acusó a violencia causada por los grupos criminales.
En contraste, en Sonora, según el obispo de la diócesis de Saltillo, Hilario González García,“gozamos de una tranquilidad”. “Nos movemos, trabajamos, interactuamos con bastante paz o sintiéndonos seguros, ojalá que lo podamos mantener, pero que sigamos trabajando en esos temas, la educación, la cuestión laboral, la integración laboral y la integración familiar”, dice.
Aunque voces como la del obispo Jorge Estrada, de Gómez Palacio, difiere: “Yo diría que una tranquilidad ahí medio puesta en alfileres, porque sí hay presencia de grupos y han ido incursionando en temas de control…”.
Y desde Durango, se escucha el reclamo tras el atentado contra arzobispo Faustino Armendáriz en la iglesia catedral: “Es lo que se vive todos los días. Lo vemos en otros estados. Lo vemos en parte de nuestra arquidiócesis”, dice Noé Soto, vocero de la arquidiócesis de esta entidad.
En algunas iglesias, de Durango, por ejemplo, se ha buscado dar acompañamiento espiritual a las familias con pláticas, terapias y conversatorios para la paz; o bien, en entidades como Morelos, se han realizado movilizaciones y caminatas para visibilizar que existe un problema.
Ramón Castro asegura que planes del gobierno no han funcionado
“No ha funcionado. Abrazos no balazos, no ha dado el resultado que hubiera querido el gobierno federal, sentimos que no es lo mejor, puesto que el crimen, la violencia, la seguridad el derecho de piso han crecido”, acusa desde Morelos el obispo Ramón Castro secretario de la Conferencia
Episcopal quien anunció la realización de la IX Caminata por La Paz para el próximo 15 de Julio a partir de las ocho de la mañana desde la Iglesia de Tlaltenango (norte de Cuernavaca) hacia la Catedral de la ciudad (centro histórico), pero además el prelado hará una parada en casas cuyas familias hayan sido víctimas del crimen.
Otro reclamo recurrente está en la empatía gubernamental para con las víctimas. El vocero de la Diócesis de Tlaxcala, Ranulfo Rojas Bretón cuestionó que no se tome en cuenta el sufrimiento de quienes tienen que buscar a sus desaparecidos; “Sí se necesita un gobierno más empático, más cercano a lo que está pasando, al dolor.
“Lo hemos visto en algunas manifestaciones que parecieran un poco que ofende la sensibilidad porque cuando se está hablando, por ejemplo, el caso de los de Chiapas que secuestraron, de pronto aparece el hecho de que ‘vamos a acusarlos con sus papás, con sus abuelitos’, termina siendo, a la sensibilidad, ofensivo”, refiere Rojas Bretón.
Y José Francisco Robles Ortega, Cardenal de la Arquidiócesis de Guadalajara, agrega, “en general somos insensibles”; mientras no nos toque de alguna manera el tema de la violencia a nosotros o a un ser querido, pero precisamente estas intenciones, estas oraciones públicas son precisamente para despertar la conciencia de que independientemente de que padezcamos o no en este momento alguna situación de violencia, sí estamos obligados a solidarizarnos con los que la sufren”.
Opinión con la que coincide Esteban Robles Sánchez, vocero de la diócesis de Culiacán: “Lo peor que puede haber en estos momentos es ignorar que hay violencia, basta mirar los medios y ver cómo todos los días en la mañana, tempranito tenemos la nota de que hay un cuerpo abandonado, sólo Culiacán”; Y apuesta por “El diálogo” como “el mejor de los medios”.
Sacerdotes aseguran que hay un gran trabajo que hacer
El coordinador de la Pastoral de Comunicación de la Diócesis de Tabasco, Roberto Sánchez, lamenta que es en las juventudes donde se refleja el verdadero problema: “hay muchachos que en más que querer ser doctor o profesionistas se están fijando más en pues yo voy a ser narco o voy a ser extorsionador porque es más fácil la vida así y, se gana más rápidamente el dinero", explicó.
Ante este panorama que se respira en el país, el padre Roberto Sánchez destacó que el Papa ha invitado a hacer un camino juntos, en el que la iglesia no está apartada de los gobiernos por pertenecer a una misma nación y por ello, se deben conjuntar esfuerzos para contener la violencia que afecta a todos.
Aseguran que la gente sale de las comunidades porque es imposible vivir ahí.
Desde Toluca, el arzobispo Raúl Gómez González advierte de la desintegración familiar: “Cuando la familia es desintegrada vienen muchos problemas de distinta índole, de igual manera lo que se ha dado a nivel sociedad, hay confrontación, hay violencia, hay pleito, hay lucha de poder, hay ideologías que llevan a todo esto”, Y también añade, “hay un gran trabajo por hacer”.
El obispo auxiliar de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, Luis Manuel López Alfaro remata, y no solo aprovecha por una feligresía indignada, sino por los pueblos y comunidades como Chicomuselo, Comalapa, Pantelhó que temen alzar la voz, localidades donde la gente vive con miedo.
Pueblos y comunidades como Chicomuselo, Comalapa, Pantelhó que temen alzar la voz.
“Gente que sale huyendo de los lugares porque ya no es posible vivir ahí y aún los servidores viven y sirven con miedo, aquí en San Cristóbal también cuanto ha cambiado la situación, en un ratito todo mundo se esconde”.
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