14 ago 2023

La candidatura presidencial de Morena se definirá con una pregunta que valdrá el 75% de toda la encuesta

La candidatura presidencial de Morena se definirá con una pregunta que valdrá el 75% de toda la encuesta

El partido oficialista aplicará un cuestionario nacional en el que la pregunta de a qué ‘corcholata’ prefiere la gente tendrá un valor rotundo del 75%; los demás reactivos sobre los atributos de los aspirantes serán testimoniales


Adán Augusto López, Claudia Sheinbaum, Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard, tras el Consejo Nacional del 13 de junio en Ciudad de México. ISAAC ESQUIVEL (EFE)

Zedryk Raziel/

El País, México - 13 AGO 2023 ;

El partido en el Gobierno, Morena, ha dado un paso definitivo en el proceso interno para definir quién será su abanderado o abanderada presidencial a las elecciones del próximo año. La candidatura más importante de Morena se decidirá mediante una pregunta que tendrá todo el peso en la encuesta que el partido oficialista levantará a finales de este mes. El dirigente morenista, Mario Delgado, ha confirmado a EL PAÍS que la pregunta de “¿A quién prefiere como coordinador o coordinadora de los comités de defensa de la Cuarta transformación rumbo a las eleciones de 2024?” tendrá un valor del 75% de todo el cuestionario. Los demás reactivos, relativos a los atributos de los aspirantes —honestidad, cercanía con la gente, compromiso—, tendrá un carácter meramente testimonial, ha precisado el dirigente en entrevista telefónica. Esto significa que si un aspirante “reprueba” alguna de las preguntas sobre atributos, ello no le impedirá hacerse con la candidatura, si gana en la que más importa. La decisión ya fue comunicada personalmente por Delgado a los cuatro aspirantes morenistas (conocidos coloquialmente como corcholatas): la exjefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, el excanciller Marcelo Ebrard, el exsecretario de Gobernación Adán Augusto López y el senador Ricardo Monreal. Delgado ha asegurado que todos estuvieron de acuerdo con la resolución.

—¿Por qué valdrá 75% esa pregunta? —plantea Delgado—. Pues es muy sencillo: porque vamos a un proceso donde debe haber un ganador muy claro; si no, podemos ir a un escenario en el que pudiera presentarse polémica respecto del ganador, que hubiera una especie de empate, y nos generaría muchísima incertidumbre. Entonces, tiene que haber mucha claridad en cómo se va a definir al ganador o ganadora.

—O sea, quien gane en esa pregunta, gana la encuesta.

—Sí, claro —afirma el dirigente.

En junio, el Consejo Nacional de Morena determinó que entre el 29 de agosto y el 3 de septiembre se levante una encuesta de varias preguntas a toda la población —sin importar su inclinación partidista— para definir la candidatura presidencial. Cuatro casas encuestadoras independientes replicarán el ejercicio para dar confiabilidad. Como aún no son los tiempos oficiales para que los partidos emprendan elecciones internas entre sus aspirantes, el partido en el poder ha dicho, eufemísticamente, que elegirá en este proceso a su “coordinador o coordinadora” de la defensa de la Cuarta transformación, como ha bautizado López Obrador a su proyecto político. Según el acuerdo aprobado por el Consejo Nacional, la encuesta tendría un formato híbrido, entre formulario de preguntas y papeleta electoral.

Primero, los ciudadanos encuestados deberán responder una batería de preguntas sobre su percepción de los aspirantes. Luego, cada encuesta tendrá un “talón desprendible” en el que los ciudadanos marcarán en secreto a qué corcholata prefieren como candidato o candidata presidencial; el talón doblado se depositará en una pequeña urna que los encuestadores llevarán consigo. Esa papeleta es la que valdrá el 75% de la encuesta. Al final del periodo de sondeos, los “votos” se contarán y se conocerá al ganador o ganadora.

—Entonces, para ver quién gana, pues evidentemente la boleta es la que debe tener un mayor peso —explica Delgado—. Siempre en las encuestas necesitas preguntas de control, ya sean los sociodemográficos o de ingreso, para garantizar la representatividad de la misma. Y nosotros hemos siempre evaluado distintos atributos en los candidatos y candidatas. Entonces, según lo que sabemos de la Comisión de Encuestas, se hará una combinación, y, efectivamente, habrá la ponderación de 75% para la boleta en urna, en la que finalmente la gente decidirá a quién prefiere.

—Y, entonces, ¿las otras preguntas para qué servirían?

—Primero son las de control, para asegurar la representatividad de la muestra. Y segundo, pues para conocer la opinión sobre los atributos de los distintos perfiles, que es importantes conocerlos.

La decisión de valorar en 75% la pregunta de la preferencia electoral fue formalizada el lunes pasado en una reunión conjunta de las comisiones de Encuestas y Elecciones de Morena, han señalado a este periódico miembros presentes en la sesión. Conforme la determinación del Consejo Nacional de junio, esas dos comisiones tendrían la facultad soberana de decidir las reglas metodológicas de la encuesta, para lo cual se instalaría una mesa con delegados de cada aspirante. Sin embargo, esas reuniones con representantes nunca se llevaron a cabo, según ha podido constatar este diario hablando con asesores de las corcholatas. Además, en la sesión del lunes, fue Delgado —y no alguno de los presidentes de las comisiones de Encuesta o Elecciones— quien señaló qué valor debía tener la pregunta sobre la preferencia electoral, según un participante del encuentro. “Dijo que debía valer el 75%, porque es la pregunta más importante y la que definirá”, ha señalado la fuente.

Delgado ha asegurado que las comisiones de Encuestas y Elecciones tomaron la decisión y solo le hicieron llegar a él y al presidente del Consejo Nacional, Alfonso Durazo, sus resoluciones, mismas que él se ha encargado de transmitir a las corcholatas en reuniones cara a cara en el transcurso de la semana pasada. El dirigente morenista ha precisado que el 27 de agosto, día en que concluye el periodo de giras de promoción de los aspirantes, se les comunicará a estos cuáles serán las preguntas sobre atributos, que constituirán el 25% restante de la encuesta.

Andrés Manuel López Obrador (al centro), junto a los aspirantes presidenciales: Marcelo Ebrard, Adán Augusto López, Ricardo Monreal y Claudia Sheinbaum

Andrés Manuel López Obrador (al centro) junto a los aspirantes presidenciales: Marcelo Ebrard, Adán Augusto López, Ricardo Monreal y Claudia Sheinbaum.

En los cuartos de guerra de los aspirantes ha causado extrañeza el valor tan rotundo que se le dio a una sola de las preguntas. En todos los cuartos de guerra, excepto en uno: el de Marcelo Ebrard. Desde semanas anteriores al inicio del proceso interno morenista, el excanciller había declarado abiertamente su deseo de que la encuesta del partido consistiera en una pregunta única —la de la preferencia sobre el candidato—, pues, sostenía, los cuestionarios de varios reactivos confunden a la gente y se prestan a la manipulación. Luego, una vez que el Consejo Nacional aprobó que se aplicara un cuestionario de varias preguntas, la principal prioridad del excanciller fue lograr que el reactivo referente a la preferencia de la población valiera más que todos las demás, según confirmó EL PAÍS entre su grupo de asesores. Ahora, Ebrard ha sido el principal divulgador en medios de la resolución del 75%.

En procesos electorales anteriores, el partido fundado por López Obrador había otorgado una valoración más equilibrada a las preguntas de las encuestas para definir sus perfiles a las gubernaturas de los Estados. En esos procesos, la pregunta sobre a quién prefería la población como candidato o candidata solía valer 27% del total. El 100% lo completaban los puntajes correspondientes a los atributos de los aspirantes.

Los asesores de las corcholatas consideran que el drástico cambio en el valor de la pregunta sobre la preferencia tuvo que ser instruido, o al menos consentido, por López Obrador. Este periódico reveló que el presidente mexicano escribió de su puño y letra las reglas de la sucesión y que conduce de cerca el proceso interno de su partido. El asesor de una corcholata que no autorizó dar a conocer su nombre dijo a este diario que el asunto del 75% no fue resultado de un pacto entre los aspirantes, sino que se trató de una imposición. “No es que se esté de acuerdo o no. Simplemente así es, y a lo que sigue”, comentó. “Acuérdate de que aquí hay alguien que está conduciendo la sucesión”.

Mario Delgado negó que López Obrador haya tenido injerencia en esta decisión. “El presidente no se ha metido en nada en este proceso. Él envió sus opiniones al Consejo Nacional y este elaboró un acuerdo. Ya en este tipo de cosas [lo relativo a la encuesta] no interviene”, ha dicho el dirigente. Este periódico también cuestionó a un alto funcionario de Palacio Nacional sobre la influencia del mandatario en este rubro, pero también negó tal versión.

Una vez superado el escabroso tema del cuestionario, el partido oficialista entrará desde ya en una nueva fase de determinaciones: cuál será el tamaño de la muestra y en qué zonas se aplicará la encuesta. Esta semana, mediante un sorteo, se elegirá a las empresas que harán los levantamientos “espejo”, adoptando la metodología y cuestionario que definan las comisiones de Morena. El 6 de septiembre se conocerá quién será el candidato o candidata que buscará suceder a López Obrador en la Presidencia de México.


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