16 oct 2006

Informe de Negroponte


Los análisis del aire recogidos por los Servicios de Inteligencia norteamericanos en la zona donde Corea del Norte confirman que la prueba militar del 9 de octubre tuvo un carácter "nuclear".
El breve informe de la Dirección Nacional de Inteligencia, que dirige John D. Negroponte, indica que la explosión subterránea fue de menos de un kilotón (mil toneladas de explosivo TNT), una explosión relativamente reducida. Sólo como referente la bomba atómica de Hiroshima en 1945 fue de 12,5 kilotones.
Las muestras de aire analizadas por la Inteligencia fueron tomadas el pasado martes 10 por un avión equipado especialmente para ello, que sobrevoló el mar de Japón.
En un breve comunicado en su página de Internet, la CIA difunde los resultados finales de sus análisis.

El anuncio se difunde el mismo día en que el presidente de EE UU, George W. Bush, se ha reunido en la Casa Blanca con su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y con el embajador ante la ONU, John Bolton, para perfilar la estrategia en relación con la crisis nuclear norcoreana.
Tanto Rice como Bolton aseguraron ayer que el principal objetivo de Washington ahora consiste en hacer que se cumpla la resolución aprobada el sábado por unanimidad por el Consejo de Seguridad de la ONU.

Este es el comunicado de la oficina de Jhon D. Negroponte.
http://www.dni.gov/
OFFICE OF THE DIRECTOR OF NATIONAL INTELLIGENCE
PUBLIC AFFAIRS OFFICE
WASHINGTON, D.C. 20511
FOR IMMEDIATE RELEASE
ODNI News Release No. 19-06
October 16, 2006
Statement by the Office of the Director of National Intelligence on the North Korea Nuclear Test
Analysis of air samples collected on October 11, 2006 detected radioactive debris which confirms that North Korea conducted an underground nuclear explosion in the vicinity of Punggye on October 9, 2006. The explosion yield was less than a kiloton..

Resolución 1718

El Consejo de Seguridad aprobó el sábado 14 pasado por unanimidad la resolución que impone sanciones a Corea del Norte por realizar su primera prueba atómica.

La resolución 1818 exige que se suspendan de manera inmediata sus actividades nucleares, y prohíbe la venta o transferencia a Corea del Norte de cualquier tipo de material relacionado con armas "no convencionales"; también prevé el bloqueo aéreo a ese país e impide la exportación de artículos de lujo. Además, se exige que el país asiático reanude sin reservas ni condiciones previas las conversaciones a seis bandas —las dos Coreas, China, Rusia, EU y Japón— sobre su programa atómico, suspendidas desde noviembre de 2005. Y se insta, asimismo, a que acate de inmediato el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares.
Empero, el texto suaviza las inspecciones de los barcos que salen o van con destino al país asiático; en la resolución aprobada, esa provisión se deja al albedrío de los países que pudieran ser afectados, y en su aplicación se excluye todo recurso militar. En el documento se aminora también el embargo de los productos químicos en los flujos comerciales.
Ambas condiciones fueron hasta el último minuto objeto de negociación después de que el embajador chino en la ONU, Wang Guangya, se mostrara contrario a medidas que perjudiquen a los países limítrofes y "puedan afectar la estabilidad de la región". Guangya expresó la necesidad de evitar "provocaciones" que disparen la espiral de tensión con Corea del Norte, que había advertido previamente que consideraría una "declaración de guerra" la aprobación de sanciones por el Consejo de Seguridad.

Y es que China no quiere que el régimen de Kim Jong-il se derrumbe y no le falta razón, primero porque Corea del Norte es un dique frente a los 30,000 soldados de EE UU desplegados en Corea del Sur; segundo, si el régimen norcoreano se hunde, Pekín teme una avalancha de refugiados (miles) que no está dispuesta a acoger.

Aún así el Gobierno de Pekin condenó enérgicamente la realización de la prueba atomica a pesar de que los dos países son aliados desde hace más de medio siglo, y ha aceptado castigar a su vecino. Pero no ha querido que las sanciones sean excesivas. Y es que China es el principal suministrador de energía y ayuda alimentaria a Corea del Norte, y es considerado el país que más puede influir en Kim Jong-il para que regrese a la mesa negociadora y ponga fin a sus ambiciones atómicas.

El sábado, el embajador de Corea del Norte en la ONU, Pak Gil Yon, tras la adopción de la resolución dijo: "la República Popular Democrática de Corea rechaza como injustificable la resolución 1718, y si EE UU aumenta su presión lo considerará una declaración de guerra y continuará tomando medidas de respuesta".
Recomendaciones de Carter

El expresidente norteamericano James Carter emite la siguiente recomendación(EL MUNDO, 16/10/2006), dice que "la situación militar es en estos momentos (es) parecida a la que había hace una década pero peor: estamos todavía en condiciones de destruir el Ejército de Corea del Norte pero si lo hacemos lo más probable es que el resultado sea que haya muchas más de un millón de bajas surcoreanas y norteamericanas. Si en su momento se confirma que la reciente explosión registrada en Corea del Norte ha sido nuclear (¡que lo es!) , la comunidad internacional va a tener que hacer frente una vez más a unas alternativas muy complicadas. Una de las opciones, la más probable, es tratar de obligar a los dirigentes de Pyongyang a renunciar a su programa nuclear con amenazas de tipo militar y un endurecimiento mayor de los embargos de todo tipo, lo que incrementará el sufrimiento de su pueblo, que se está muriendo de hambre(....) La otra opción es realizar un esfuerzo por poner en vigor el acuerdo de desnuclearización de septiembre, cosa que los norcoreanos aseguran que todavía es factible. Existe el marco para un acuerdo paso a paso, siempre y cuando Estados Unidos haga pública una declaración firme y directa de renuncia a hostilidades y avance hacia la normalización de las relaciones si Corea del Norte renuncia a seguir con su programa de armamento nuclear y mantiene la paz con sus vecinos. Cada uno de estos factores tendría que ser confirmado por medidas para congraciar a la otra parte combinadas con inspecciones internacionales sin ninguna clase de impedimentos.

Aunque una prueba nuclear de dimensiones reducidas (¡es el caso!) tiene muy poco que ver con una bomba lista para ser utilizada, esta segunda opción resulta ahora mucho más complicada, por más que sea muy poco probable que los norcoreanos se vayan a echar atrás si Estados Unidos no satisface esta exigencia suya fundamental. El compromiso formal de Washington de no mantener negociaciones directas podría solventarse mediante conversaciones secretas con un enviado especial de confianza, como el ex secretario de Estado James Baker, que a principios de esta semana ha manifestado que "hablar con los enemigos no equivale a contemporizar con ellos". Lo que debe evitarse es dejar que una nación nuclearizada y asediada siga convencida de que se la mantiene excluida de la comunidad internacional, se amenaza su existencia, se le hacen sufrir a su pueblo privaciones espantosas y se abandona a los partidarios de la confrontación el control absoluto de la política militar y general."

Hasta ahí la recomendación de Carter.

Pero- con todo respeto, la opción militar -invasión o ataques quirúrgicos- debería ser descartada. Corea del Norte tiene un millón de soldados, una imponente fuerza de artillería, cientos de misiles y un buen número de aviones de combate; además lo que es grave posee ya tanto bombas nucleares como misiles, pero creemos que no domina todavía, afortunadamente, la técnica necesaria para miniaturizar las primeras, convertirlas en cabezas nucleares e instalarlas en los segundos.

La prueba nuclear es por donde se le vea la expresión de un fracaso colectivo de la diplomacia internacional, y además va tener graves consecuencias para la estabilidad y la seguridad en Asia oriental y, por extensión, en el mundo. En primer lugar, porque podría provocar, en un efecto dominó, la nuclearización de Corea del Sur y Japón. Y si Tokio empieza a debatir seriamente el dotarse de armas nucleares y no digamos si finalmente lo hace, la reacción de China podría ser imprevisible, y también la prueba podría facilitar la transferencia de armamento atómico o de conocimientos nucleares de Pyongyang a otros Estados o, lo que es peor, a grupos terroristas, atraídos por la demostración de fuerza.

El objetivo de la ONU debe seguir siendo el mismo que el de los últimos años: el desmantelamiento completo, comprobable y definitivo de los programas nucleares de Corea del Norte. Cualquier otra cosa prolongaría o agravaría el conflicto.
Según Mohamed El Baradei, director del Organismos Internacionales de la Energía Atómica 40 países disponen de la capacidad tecnológica para desarrollar armamento nuclear en breve. "En esta escalada, ¿quien es el siguiente- se preguntan Vicente Palacio y Mario Esteban- ¿Japón? Corea del Sur, Taiwan quizá? ¿Egipto o Arabia Saudita? ¿Algún país africano? Más allá: ¿Brasil?

Dicen Esteban Vicente Palacio y Mario Esteban, subdirector y coordinador de Asia-Pacífico del Observatorio de Política Exterior Española (Opex) de la Fundación Alternativas (EL PAÍS, 15/10/2006) que en mayo del 2005 la Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación fracasó por los bloqueos estadounidenses, egipcio e iraqui. Entonces, una Posición Común presentada por la unión Europea, la de mayor espíritu constructivo, llegó tarde.
¡Ahora es preciso intentarlo de nuevo!

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