6 ago 2007

Visita del Presidente Lula da Silva a México



  • Una intensa agenda:
    VII Reunión Plenaria del Comité Empresarial México-Brasil;
    Ceremonia oficial de Bienvenida en Palacio Nacional
    Firma de Documentos y Conferencia de Prensa

  • Reunión con legisladores;
    Reunión con el Jefe de Gobierno Marcelo Ebrard C.
    Cena de Honor en el Alcázar del Castillo de Chapultepec

Discurso de bienvenida del Presidente Calderón en Palacio Nacional.

Excelentísimo señor Luiz Inácio Lula da Silva, Presidente de la República Federativa de Brasil.
Distinguida señora Marisa Leticia Lula da Silva.
Apreciadas y apreciados miembros de la comitiva que les acompaña.
Señoras y señores.
En nombre del pueblo y del Gobierno de México me da mucho gusto dar al señor Presidente de Brasil, mi querido amigo Luiz Inácio Lula da Silva, a su señora esposa y a su comitiva la más cordial de las bienvenidas.
Los mexicanos recibimos con emoción y con alegría al Presidente de una Nación que respetamos, admiramos y apreciamos profundamente.
Brasil y México estamos unidos por firmes lazos históricos y culturales, por valores en común, así como por aspiraciones e ideales de bienestar y de justicia compartidos.
Por todas estas razones es un honor recibir en nuestro país al Presidente Lula, al hombre de trabajo, al legendario líder obrero, al reconocido luchador social, al ferviente demócrata, al amigo de México.
En lo personal celebro que esta sea la quinta ocasión en que nos encontramos
porque nos da la oportunidad de estrechar aún más los vínculos que unen a nuestros países.
Estoy seguro de que el excelente nivel de diálogo político que tenemos será decisivo para avanzar hacia una nueva y más fructífera etapa en la relación bilateral para mejorar nuestros intercambios económicos, así como para ampliar nuestra cooperación para el desarrollo.
La voluntad política de nuestros Gobiernos para construir un mayor acercamiento se tradujo hace cinco meses en la creación de la Comisión Binacional México-Brasil.
Hoy, esta comisión es el fundamento de una alianza fortalecida, es una herramienta estratégica que nos permitirá seguir trabajando de manera conjunta en los temas que más interesan a brasileños y mexicanos.
Este instrumento ofrece el marco propicio para aprovechar cabalmente el enorme potencial de México y Brasil, a fin de que nuestros vínculos económicos y políticos adquieran una nueva dimensión.
En el 2006, el intercambio bilateral entre nuestras naciones superó los seis mil 700 millones de dólares, más del doble de lo que teníamos en 2002.
A pesar de ese notable avance, creo que todavía estamos lejos de alcanzar el flujo recíproco de comercio e inversiones que corresponde a las dos principales economías de América Latina.
Tengo la convicción de que podemos intensificar estos intercambios en beneficio de nuestros países.
Me da mucho gusto constatar que esta convicción es compartida por los empresarios de ambas naciones, como lo prueba la nutrida delegación comercial brasileña que hoy lo acompaña, y la misión empresarial mexicana que visitó Sao Paulo el mes pasado.
Estoy seguro de que nuestros hombres y mujeres de negocios sabrán aprovechar las oportunidades que presenta la relación económica y comercial entre ambas naciones.
La Comisión Binacional que hemos creado, también nos ofrece un espacio de diálogo adicional a los mecanismos regionales de concertación en que participamos.
Las grandes coincidencias entre Brasil y México en los principales temas de las agendas latinoamérica y mundial, nos permitirán seguir trabajando en favor de las mejores causas y los más altos ideales de la humanidad; compartimos valores como la defensa de la democracia, el respeto a los derechos humanos y el ejercicio de las libertades fundamentales.
Tenemos el interés común de avanzar en la construcción de una arquitectura internacional para la paz, la seguridad y el progreso, a través de mecanismos como el Grupo de los 5 y su diálogo con las ocho economías más importantes del mundo.
Existe sobre todo la convicción conjunta de promover la integración para el desarrollo de América Latina y el Caribe, queremos una región unida por oportunidades efectivas de bienestar y de justicia.
Lo dije esta mañana y lo repito, Brasil y México son los países más poblados y con las economías más grandes de América Latina, Brasil y México son de suyo dos países fuertes y si nos unimos seremos una verdadera potencia mundial.
Estoy convencido de que trabajando juntos, Brasil y México, lograremos que esta región ocupe el lugar preponderante que merece en el mundo del Siglo XXI, el lugar que exige el espíritu que hermana a todos los pueblos latinoamericanos.
Esas grandes coincidencias hablan de la convergencia de dos países llamados a desempeñar un papel cada vez más activo e influyente en los ámbitos regional y global.
Querido señor Presidente, señora Marisa Leticia Lula da Silva, señoras y señores miembros de la comitiva:
Deseamos que ustedes se sientan como en su casa en esta Visita de Estado que hoy inicia y que, sin duda, consolidará la entrañable relación entre nuestras dos grandes naciones.
Pueden estar seguros de que Brasil siempre tendrá en México a un interlocutor confiable y a un aliado decidido en favor de las causas y objetivos que unen a nuestros países.
Mientras más unidos estén, Brasil y México, más fuertes serán nuestras naciones y más oportunidades de desarrollo tendrá toda América Latina.
Tengo confianza en que sabremos estar a la altura de la historia que compartimos, de los valores que nos identifican y de las aspiraciones de nuestros pueblos.
Queridos amigos:
Reitero que nos sentimos muy honrados con su presencia en nuestra Nación, sean ustedes muy bienvenidos a México.
Muchas gracias.


Intervención del Presidente de la República Federativa de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en la Ceremonia Oficial de Bienvenida que ofreció en su honor y el de su esposa el Presidente Calderón


(Interpretación del portugués al español)
Excelentísimo señor Calderón, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
Excelentísima Margarita Zavala, su esposa.
Mi compañera Marisa.
Señoras y señores de la comitiva de México.
Señoras y señores de la comitiva de Brasil.
Es con gran placer que retorno a este admirable país donde siempre se es recibido con hospitalidad y cariño.
Vuelvo a México para considerar una aproximación sin precedentes en las relaciones entre nuestros dos países.
Mi satisfacción es redoblada por los innegables avances en nuestras relaciones en los últimos años, están amparados en hechos concretos, en la vitalidad de nuestro comercio bilateral y en el crecimiento de nuestras inversiones recíprocas.
Por ello, atribuye importancia al segmento empresarial de esta Visita de Estado.
Confió que los encuentros entre empresarios brasileños y mexicanos confirmarán las perspectivas para la profundización de las relaciones económicas bilaterales.
Nuestra aproximación se asienta en bases sólidas, compartimos ideales democráticos y de respeto a los derechos humanos.
Hemos implementado programas orientados hacia la eliminación de la pobreza y de las diferencias sociales, alcanzamos estabilidad macroeconómica y confianza.
Con ese mismo espíritu de cooperación y solidaridad estamos forjando alianzas con nuestros vecinos del continente.
Compartimos una vocación latinoamericana que se refuerza y amplía a partir de las iniciativas regionales.
Nuestros Gobiernos saben que es necesario consolidar la integración, incluso como herramienta de nuestro propio desarrollo nacional.
Estimado amigo Presidente:
Estamos llevando nuestra alianza a la esfera de los grandes temas de la agenda global.
En el ámbito del G-20 y de la OMC, luchamos porque el comercio sea una verdadera palanca para el desarrollo de los países más pobres.
Por medio de la Coalición Nueva Agenda, estamos empeñados en que la campaña por el desarme y por la no proliferación nuclear no perjudique el desarrollo tecnológico y la soberanía energética de nuestros países.
Estamos juntos en el Grupo de Países Megadiversos formado por los 12 países con mayor biodiversidad del planeta.
Por ello, México y Brasil han participado desde el 2004 en las reuniones del G-8 ampliados.
Los países desarrollados reconocen que la voz de las economías emergentes es imprescindible cuando vamos a discutir cuestiones estratégicas, como el cambio climático, financiamiento al desarrollo, seguridad energética y el combate al hambre.
Por ello, atribuyo importancia creciente a la coordinación bilateral que su Excelencia y yo hemos mantenido al margen de eventos multilaterales de Davos, Berlín y Georgetown.
Esa es una razón más para mi alegría de iniciar hoy esta Visita de Estado a México, un país donde estoy seguro volveré a encontrar al mismo pueblo confiable en sus potencialidades y determinado a contribuir por la construcción de una América Latina próspera y pacífica.
Muchas gracias.



El Presidente Calderón en la Cena de Honor que ofreció al Presidente de la República Federativa de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y a su esposa, la señora Marisa Leticia Lula da Silva:

Excelentísimo señor, querido amigo, Luiz Inácio Lula da Silva, Presidente de la República Federativa de Brasil.
Estimada señora Marisa Leticia Lula da Silva.
Distinguidos miembros de la comitiva que les acompaña.
Señor Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia.
Señora Presidenta de la Cámara de Diputados.
Señoras y señores:
En nombre del pueblo y del Gobierno de México reitero nuestra alegría por recibir al Presidente de Brasil, nuestro amigo Luiz Inácio Lula da Silva, a su distinguida esposa, la señora Marisa Leticia Lula da Silva; así como a quienes le acompañan en esta Visita de Estado.
Hablar del Presidente Lula es hablar de un hombre al que admiramos, un hombre trabajador y solidario, un incasable luchador social, un demócrata que se ha sabido ganar la confianza del pueblo brasileño.
Es hablar también de un hombre que cuenta con el respeto y la admiración de las naciones de América Latina y el Caribe.
En suma, hablar del Presidente Lula es hablar de un verdadero líder que ha sabido avivar la conciencia de la comunidad internacional ante los grandes desafíos de la humanidad.
Los mexicanos compartimos plenamente su preocupación, señor Presidente, por construir un futuro mejor para ésta y para las siguientes generaciones.
Compartimos su visión en la lucha en contra del hambre y la pobreza, así como en favor del empleo, la seguridad, el desarrollo de fuentes alternas de energía y la protección del medio ambiente.
A Brasil y a México nos une hoy una misma causa que es la causa del desarrollo con justicia. Ambos buscamos y fomentamos el progreso de nuestros pueblos y el desarrollo de América Latina y el Caribe.
Sabemos que nuestra región, además de unida, es rica en su diversidad de raíces, historias y lenguas y en su pluralidad de perspectivas y caminos.
En esa pluralidad, señor Presidente, Brasil y México somos también naciones cuyos ciudadanos están decididos a hacer de la democracia la vía para que el crecimiento económico se refleje en mayor justicia y equidad.
Enfrentamos retos comunes como eliminar la pobreza que afecta a millones de personas en nuestros países.
Durante los últimos años hemos encarado este desafío en democracia y con políticas públicas responsables; sin embargo, claramente es mucho lo que aún falta por hacer para que toda persona cuente con las oportunidades necesarias para desarrollar sus talentos y capacidades en beneficio propio y de su comunidad.
Brasileños y mexicanos estamos hoy unidos en esta importante misión, sin duda el intercambio de experiencias en la lucha por superar estos importantes retos enriquecerá aún más nuestra relación bilateral.
La voluntad de diálogo y cooperación entre nuestros gobiernos es clara, muestra de ello son los cinco encuentros celebrados entre nosotros, señor Presidente, así como el establecimiento de la Comisión Binacional México-Brasil en marzo pasado.
Otro ejemplo de esa voluntad es la Declaración Conjunta que firmamos esta mañana, la cual permitirá dar un nuevo impulso a la cooperación bilateral en las áreas política, económica, educativa, cultural, técnica y científica.
Cuando las voces de México y Brasil se armonizan tienen mayor resonancia en el escenario internacional, así se ha demostrado en el pleno del Grupo de los 5, en cuya última reunión en Alemania tuvimos muy importantes coincidencias.
También hemos tenido posturas afines en el llamado Grupo de los 20 que en el marco de la Organización Mundial del Comercio impulsa un intercambio comercial más justo y la ampliación del acceso de los productos de los países en desarrollo a los mercados de los países desarrollados.
Compartimos además la convicción de que es necesario fortalecer a la Organización de las Naciones Unidas como núcleo de un nuevo multilateralismo que sea más eficaz en la resolución de los graves desafíos de la humanidad.
Brasileños y mexicanos tenemos hoy la oportunidad de seguir construyendo puentes para intercambiar experiencias en la búsqueda de una mejor calidad de vida y de una mayor justicia para nuestros pueblos.
Señor Presidente, amigo Lula:
Más allá de las importantes reuniones sostenidas y de los acuerdos de cooperación alcanzados en esta Visita de Estado, esta noche quiero destacar que gracias a su presencia en México, hemos iniciado, estoy seguro, una nueva etapa en la historia de la amistad entre nuestras naciones.
Los mexicanos sentimos por usted una gran admiración y un afecto profundo, valoramos y agradecemos su trabajo por fortalecer los lazos que nos unen y por promover el desarrollo compartido de nuestros pueblos.
Hoy lo recibimos con respeto y con la dignidad que merece el Presidente de un pueblo entrañable que todos los mexicanos llevamos en el corazón; es usted un hombre de reconocida trayectoria y prestigio internacional.
Nuestro amigo, el Presidente Lula, es una leyenda en Brasil, en Latinoamérica y en el mundo, especialmente entre quienes le reconocen su liderazgo en las causas de quienes menos tienen.
Por esta razón, amigas y amigos, es para mí un gran honor imponer a usted la Condecoración de la Orden Mexicana del Águila Azteca en Grado de Gran Collar, le pido que la reciba como un reconocimiento sincero a su decidida contribución a las relaciones y la cooperación entre Brasil y México, sin lugar a dudas esta ceremonia es muestra del espíritu de fraternidad que prevalece entre nuestras naciones.
ENTREGA DE CONDECORACIÓN
Señor Presidente:
Como se lo he manifestado antes, Brasil siempre tendrá a México como un interlocutor confiable y como un aliado decidido en favor de las causas que unen a nuestros países.
Tengo la certeza de que México seguirá teniendo en Brasil a un socio estratégico en América Latina.
Como lo señalara alguna vez Alfonso Reyes, quien fuera nuestro embajador en Brasil, el mejor tributo que podemos ofrecer a la memoria de todos los creadores de la independencia americana es pensar con seriedad en el porvenir de nuestros pueblos.
Por eso nos honra hoy recibir a un líder que piensa y actúa con seriedad en favor del porvenir del pueblo brasileño y de nuestra América.
Señor Presidente:
Nos llena el corazón de alegría el tenerlo hoy entre nosotros.
Y permítanme ustedes hacer ahora un brindis por el Presidente Lula y por el bienestar del noble pueblo brasileño, brindar también por esta nueva alianza de cooperación y solidaridad entre nuestras dos naciones, unidas tanto por la fuerza de una vieja y entrañable amistad como por el horizonte de progreso que juntos contribuimos a construir en América Latina.


Intervención del Presidente de la República Federativa de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en la cena que ofreció en su honor y el de su esposa, el Presidente Calderón


Interpretación del portugués al español)
Señor Felipe Calderón, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, y su esposa Margarita Zavala.
Mi querida compañera Marisa.
Señores Secretarios de Estado de México.
Señores Ministros de Estado de Brasil.
Señoras y señores integrantes de la comitiva mexicana.
Señoras y señores integrantes de la comitiva brasileña.
Amigos y amigas míos.
Agradezco Presidente Calderón en mi nombre, el de mi esposa y en el de mi delegación la generosa acogida que su Gobierno y el pueblo mexicano nos han dispensado.
Estuve en México varias veces desde que fui elegido Presidente de Brasil, mi presencia hoy en este extraordinario país tiene, sin embargo, un sentido especial.
Esta Visita de Estado inicia una nueva era de nuestras relaciones, permite elevarlas a la altura de las potencialidades de nuestros dos países.
Con mucha honra recibí del Presidente Calderón la Condecoración del Águila Azteca en el Grado de Gran Collar, la más alta distinción que México concede a un ciudadano extranjero.
México y Brasil representan más de la mitad del territorio de la población y de la economía de América Latina, esos factores nos imponen responsabilidades en la región y en el mundo.
Hemos actuado de forma coordinada para fortalecer el multilateralismo, para reformar el comercio internacional, para promover el desarrollo con justicia social, esos ideales unen a nuestros pueblos y orientan nuestra actuación diplomática.
México es un actor determinante en América Latina y el Caribe, saludamos el esfuerzo de su Gobierno en favor de la consolidación de los lazos con la región, queremos a México más cercano de nosotros.
La alianza que estamos construyendo se basa en valores y compromisos comunes; el perfeccionamiento de la democracia política, la lucha contra el hambre, la pobreza y la exclusión social, esencial para construir una economía sostenible e instituciones estables, la integración solidaria de América Latina y del Caribe.
Nuestra cooperación bilateral avanzó en la medida en que estrechamos un diálogo político de alto nivel.
La reciente instalación de la Comisión Binacional México-Brasil lanzó las bases para la profundización de esta alianza, estamos cosechando resultados en las áreas económica, social, cultural y académica.
Nuestro intercambio comercial crece y hoy se sitúa alrededor de los seis mil millones de dólares y tenemos condiciones de expandirlo mucho más.
Las inversiones mexicanas en Brasil son del orden de tres mil millones de dólares, es una contribución positiva que la empresa mexicana da al crecimiento de la economía brasileña.
Las inversiones brasileñas en México a pesar de menores poseen amplitud y diversificación, reflejan el potencial de crecimiento complementario de nuestras economías en sectores que van desde la construcción civil a productos alimenticios, servicios de tecnología de la información, software y productos químicos.
Mi querido y amigo Presidente Calderón:
Considero de suma importancia el evento empresarial realizado hoy por la mañana; el encuentro de nuestros hombres de negocios ayudará a transformar en realidad las oportunidades que tenemos materia de comercio y de inversiones.
México y Brasil son importantes productores de petróleo, nuestra producción garantiza el consumo doméstico de ambos países, pero otras posibilidades en materia de energía se abren para nuestros pueblos.
Juzgo especialmente halagüeñas las perspectivas de cooperación en el área de biocombustibles, el etanol y el biodiesel son la punta de lanza de la revolución tecnológica y los países en desarrollo tienen todas las condiciones de líder.
Esperamos contar en un futuro con ese esfuerzo para tener una respuesta a uno de los mayores retos del Siglo XXI: garantizar la energía para nuestro desarrollo, al mismo tiempo que preservamos el medio ambiente y la seguridad alimentaria.
Estamos dispuestos a intercambiar experiencias en ese sector, siempre teniendo presentes las peculiaridades nacionales.
Señor Presidente:
Brasil desea tener una relación fuerte con México y no economizará esfuerzos para alcanzar ese objetivo; esta Visita de Estado representa un paso adicional en ese rumbo.
De mi parte y en nombre del pueblo brasileño deseo entregar al Presidente Calderón la Gran Cruz del Cruzeiro del Sur, en homenaje a todo el pueblo mexicano.
ENTREGA DE LA CONDECORACIÓN
Permítame, Presidente Calderón, decir dos palabras más. Sé que las personas que están esperando la comida les gustaría que en realidad yo parase de hablar, pero con tanta gente, con la prensa y con dos micrófonos un político latinoamericano no puede dejar de hablar.
Desearía decir unas pocas palabras dirigidas a mí mismo, a mis ministros, a los empresarios brasileños que aquí se encuentran, al Presidente Calderón, a los gobernadores mexicanos, a los empresarios mexicanos, a la prensa brasileña y a la prensa mexicana.
Durante mucho tiempo México y Brasil se obstinaron en no aproximarse con la grandeza y la dimensión con la que deberían haberse aproximado.
Durante mucho tiempo nosotros no miramos hacia ningún otro lado que no fuese para aquellos que nosotros creíamos que eran una parte del mundo, que podría ayudar a nuestros países y es verdad Brasil tiene excelentes relaciones con Europa, con Estados Unidos, con varios países de Asia y México tiene relaciones extraordinarias con Estados Unidos, con Europa, con Asia.
Sin embargo, pienso que los dos Estados en algunos momentos históricos, y también no queremos echarle la culpa a quien vino antes que nosotros, dejó de mirar lo básico que era establecer una política más fuerte de integración entre aquellos que hablan la misma lengua, que viven las mismas expectativas, que tienen las mismas esperanzas y que viven en la misma pobreza, o sea, dejamos de mirar hacia nosotros mismos.
Dejamos de comprender lo que Brasil y más México podrían haber hecho por América Latina, un México entrando por América Central, Brasil entrando por América del Sur y construyendo políticas de desarrollo de integración que pudiesen darle razón al Creador cuando creó una conexión entre nuestros continentes por más estrecho que sea a la otra parte de nuestro continente.
Pero aquello es una señal que Dios dio cuando creó el mundo; ustedes tienen que trabajar de manera integrada, ustedes tienen que establecer políticas comunes de desarrollo, ustedes necesitan como una familia a aquellos que tienen un poco más ayudar a aquellos que tienen un poco menos.
Entre tanto, no fue eso lo que ocurrió durante décadas, décadas Brasil prefirió mirar para la parte del mundo más desarrollada y darle la espalda a América del Sur que tenía entre todos los países apenas dos que lo hacen con Brasil: Chile y Ecuador.
El ejemplo, Presidente Calderón que durante mucho tiempo yo fui un dirigente sindical importante de Brasil, viajé decenas de veces a Europa y a Estados Unidos, y nunca viajé a México, nunca viajé a América Latina, nunca viajé a América del Sur, porque quien determinaba mis acciones eran las inversiones de Europa y los Estados Unidos en mi país, sin duda aquí en México ocurría lo mismo, sin duda, aquí los principales líderes sindicales de México ya fueron 200 veces a Alemania, a Francia, a Inglaterra también.
Y sin duda nunca fueron a Brasil, a Argentina, a Colombia porque nosotros normalmente hacemos políticas con un condicionamiento determinante a pesar de que no seamos más colonizados políticamente, la economía y el poder económico aún determinan muchas de nuestras acciones.
México y Brasil tienen todo el Siglo XX para leer, releer y estudiar lo que ocurrió en nuestras relaciones, independientemente de quien era el partido que gobernaba, de quién era el Presidente de México o de Brasil; el hecho concreto es que nosotros dejamos en segundo plano a aquellos, a los que nosotros quisiéramos públicamente, en cualquier lugar del mundo y si le preguntan a Lula, o si le preguntan al Presidente Calderón de qué lado está su corazón, nuestro corazón no está ni con los Estados Unidos ni con la Unión Europea, nuestro corazón está con nuestra querida América Latina.
Sí, es verdad que esto ocurre conmigo y ocurre con su Excelencia, nosotros tenemos que aproximar nuestro corazón, de nuestra cabeza para que nuestra cabeza no piense diferente de las órdenes que nuestro corazón nos da.
Presidente Calderón:
Aún tiene cuatro años de mandato, yo aún tengo tres años y medio, va a haber una renovación en América Latina y en Sudamérica para mejorar, porque estamos evolucionando en los últimos años.
Lo que representaron los gobiernos de Sudamérica en los años 90 no existen más, hoy estamos con una nueva cosecha que piensa en el desarrollo de cada país, que piensa en políticas sociales, que piensa en políticas de distribución de ingresos, que piensa en desarrollo tomando en cuenta la necesidad de reforzar nuestras empresas nacionales, pero también trabajando para que las empresas de nuestros países intercambien entre ellas inversiones, alianzas, para que podamos crecer juntos.
Deseo en este momento decirle a los empresarios mexicanos y brasileños, decirle al Presidente Calderón, que lo que dependa del esfuerzo personal del Presidente de la República de Brasil, en aquello que dependa de los ministros que trabajan conmigo y yo pueda garantizar que lo que dependa de los empresarios brasileños nosotros no vamos a economizar esfuerzos.
Haremos lo que esté a nuestro alcance para que Brasil y México puedan consolidarse en una política de integración de dos países capaces de juntos poder imprimir en este mundo globalizado la fuerza de lo que nosotros representamos de más de 300 millones de habitantes.
Es con esta convicción que yo quiero invitar a todos los presentes para unirse a mí en un brindis por la salud y la felicidad personal del Presidente Calderón y la señora Margarita Zavala, y por la amistad siempre fraternal entre México y Brasil.

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