4 may 2008

EPR; la opinión de Ricardo Alemán

Columna Itinerario Político/Ricardo Alemán
Publicado en El Universal, 04 de mayo de 2008;
EPR: ¿Para qué dialogar?
Indicios de que el gobierno de Calderón tendió la mano
Todo apunta a que la gestión de Ulises Ruiz está implicada
Parece un ejercicio ocioso, pero lo cierto es que para entender lo que está ocurriendo en torno al EPR y su repentina propuesta de diálogo con el gobierno de Calderón, primero debemos intentar responder interrogantes básicas.
¿Por qué un grupo guerrillero, clandestino, que lleva más de cuatro décadas de lucha, con escasas posibilidades de crecimiento y de éxito, en forma repentina cambia su estrategia y propone dialogar con un gobierno al que califica de “espurio”?
¿Qué hizo posible el giro de 360 grados en su postura radical?
¿Por qué dialogar con un gobierno de derecha como el de Calderón, cuestionado de origen, y con el que la llamada izquierda institucional y partidista decretó “cero diálogo”?
¿A quién le urge el diálogo, quién resultará más favorecido, más allá de que fue el EPR el que lo propuso?
¿El diálogo es sólo para forzar al gobierno a localizar a los también guerrilleros Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, o es que el EPR pretende abrir espacios para construir el puente que los lleve a la vida institucional mediante, por ejemplo, un proceso de amnistía?
¿Qué no tiene tintes de trampa, la propuesta de diálogo, para romper la alianza PRI-PAN-gobierno de Calderón?
EPR en evolución
En sentido contrario a las muchas opiniones que han expresado voces que se reclaman emparentadas con la izquierda, aquí creemos que sí existe un proceso de evolución intramuros de ese núcleo cerrado que compone el cuerpo de mando del EPR y que un sector mayoritario, especialmente de cuadros jóvenes y con mayor preparación, han decidido una mudanza estratégica inaplazable que, de concretarse, los llevará al puerto de la institucionalidad como fuerza política legal.
Algunas cabezas del EPR parecen haber leído con cuidado los códigos resultantes de julio de 2006, y luego de mostrarse como aliados del PRD y de su candidato, habrían entendido que el estanco de la izquierda partidista se había vaciado y la izquierda del FAP era una izquierda viciada y más bien un clon del viejo PRI. ¿Y quién iba a llenar ese espacio? ¿Pues quién mejor que una evolución de un grupo guerrillero como el EPR al que, por cierto, algunos no ven más que como un puñado de forajidos, asaltabancos y secuestradores?
Esa hipótesis la planteamos en el Itinerario Político del 20 de septiembre de 2007, en donde dijimos: “Sin restarle un grado de legitimidad a la demanda del EPR, de que aparezcan sus compañeros, nadie puede creer que ese sea el objetivo último, en conjunto. ¿Entonces cuál es el todo? De nueva cuenta el más reciente comunicado deja ver que el EPR se asume como una nueva etapa de los grupos guerrilleros que en México hicieron posibles los cambios rumbo a la “apertura democrática” desde los años 1970 hasta la fecha.
“Pareciera que el EPR —igual que otras expresiones guerrilleras del pasado— pretendiera una contribución al avance democrático, mediante la combinación de violencia y negociación, y que cree que el actual es el momento propicio. Para ello requería —y en buena medida lo consiguió— tener la presencia nacional que no había logrado en décadas, operando en reductos como Oaxaca, Puebla y Guerrero. Pareciera que pretende un puente, una interlocución oficial del gobierno de Calderón...”. Hasta aquí la cita.
¿Qué ocurrió en los siguientes siete meses, después de los estallidos en instalaciones de Pemex, desde septiembre de 2007 a abril de 2008? Si vemos con cuidado, podríamos decir que ocurrieron muchas cosas. Pero la más importante de todas ellas, es que en efecto, como lo propusimos hace siete meses, se confirmó la hipótesis de que el EPR pretendía un puente de diálogo con el gobierno de Felipe Calderón. Es decir, el ala negociadora y dialogante del EPR habría ganado la partida. Se habían convencido los dirigentes del grupo guerrillero que era tiempo de un paso evolutivo.
Calderón tiende la mano
La siguiente interrogante es de sentido común y hasta en orden progresivo: ¿para qué el diálogo? ¿Sólo para localizar a sus compañeros?
En el comunicado que difundió el EPR el 18 de septiembre de 2007, el grupo guerrillero hace una puntual enumeración de las situaciones de la realidad nacional —de cómo se ve esa realidad a los ojos de los milicianos y dirigentes del EPR—, y que los llevan a considerar que en México “no existe democracia”. Una lectura crítica de esa apreciación nos llevó a suponer que el EPR estaba planteando los escenarios en los que ellos actuarían para cambiar esa realidad, si es que se convierte en parte del aparato institucional.
Y el asunto pasó a un dato firme en el siguiente comunicado, el del 2 de octubre —con toda la carga de la fecha histórica de 1968— en donde el EPR hizo un esbozo de propuesta de programa de acción, por un lado, y de reclamos concretos de espacio y condiciones al gobierno federal para iniciar acercamientos e intercambios de opiniones. ¿A qué nos referimos?
Que en ese comunicado del 2 de octubre de 2007, en efecto el EPR inicia con el reclamo de la aparición con vida de sus compañeros, pero ese es sólo el punto uno de un total de 11 reclamos concretos, entre ellos el cese a la presión a presos de conciencia, acabar con grupos paramilitares —léase Oaxaca— y el respeto irrestricto de los derechos humanos. Se confirmó, otra vez, que en efecto la presentación con vida de Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez es la primera demanda del EPR, pero no la única. En realidad el EPR estaba y sigue preparando su inserción en la vida política nacional.
Y en el gobierno de Felipe Calderón parecen haber entendido el mensaje —sobre todo el ex secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, quien de inmediato propuso un diálogo con los rebeldes— y en el mes de noviembre Flavio Sosa dejó el Penal de Alta Seguridad del Altiplano y fue llevado a una prisión convencional. En diciembre de ese 2007 se empezaron a mover las piezas; resulta que sin más Héctor Cerezo Contreras, hijo de Tiburcio Cruz Sánchez, a la sazón jefe guerrillero del EPR, fue sacado del Penal de Alta Seguridad de Matamoros, Tamaulipas, y llevado a la cárcel de Atlacholoaya, en Morelos. A esa misma prisión fue llevado en marzo de 2008 otro de los hermanos Cerezo, de nombre Antonio, quien se encontraba en el Penal de Alta Seguridad del Altiplano.
De manera simultánea, se desvanecieron los cargos contra el líder de la APPO, Flavio Sosa, quien dejó la cárcel el 19 de abril de 2008, en tanto que la PGR se encargó de dar una importante difusión a la detención de policías ministeriales de Oaxaca —y se filtraron partes del expediente respectivo— en el que se deja ver que la policía ministerial de Oaxaca, y el gobierno de Ulises Ruiz, habría sido responsables de la detención y desaparición de los eperristas Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, hace casi un año precisamente en Oaxaca.
No es casual que luego del intercambio de las señales arriba citadas, el 24 de abril de 2008 y formado en “algún lugar de Querétaro”, el EPR diera a conocer un comunicado en el que propone al gobierno de Felipe Calderón iniciar un proceso de diálogo “con este gobierno y alcanzar la justicia que tanta falta hace a nuestro pueblo”.
Diálogo con el adversario
Muchos se preguntan sobre el giro de 180 grados del EPR, sobre un cambio al parecer inexplicable de un grupo guerrillero que hace meses proponía derrocar al gobierno de la derecha, que calificaba de “espurio” al presidente Calderón y que ahora propone un proceso de diálogo con ese gobierno. ¿Qué pasó?
La del EPR, más allá de que se concrete o no el diálogo, parece una jugada inteligente y audaz. Como ya vimos arriba, el Ejército Popular Revolucionario parece haber entendido que el actual es el mejor momento para su causa, en tanto cuerpo social que asume la evolución estratégica como parte de su proceso de maduración. ¿Por qué dialogar y no derrocar a la derecha?
Porque al transitar por el camino del diálogo —luego de haber dado muestra de su poder organizativo en Oaxaca, con la APPO y de grupo violento con los estallidos en ductos de Pemex— el EPR asume el papel de adversario natural de la derecha. ¿Y cuál es el adversario natural de la derecha? En efecto, la izquierda. Es decir, el EPR parece haber decidido su salto evolutivo, dejar la clandestinidad y alcanzar un lugar en el concierto de las fuerzas partidistas. Así, al colocarse frente al gobierno de Calderón y al proponer un diálogo directo, lo que hace es arrebatarle al PRD, al FAP y a los delirantes fanáticos de “el movimiento soy yo”, el papel de adversario natural de la derecha gobernante.
El EPR está a un paso de ocupar el vacío que ha dejado el PRD y las rémoras de la dizque izquierda PT y Convergencia, y podría entrar a esas lides por la puerta grande. El problema es que en el gobierno de Calderón parecen no entender que el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, es ya un cartucho quemado como para llevar adelante la delicada encomienda de impulsar un diálogo con un grupo radical como el EPR.
En el proceso de diálogo se requiere inteligencia, audacia, creatividad, talento... pero también credibilidad y confianza en el interlocutor. Está claro que el gobierno de Calderón pretende vetar a algunos de los personajes que ha propuesto el EPR como interventores —en especial a la señora Rosario Ibarra— pero nadie le ha dicho al presidente Calderón que su protegido, el secretario Mouriño, no es precisamente la mejor carta para el diálogo.
Choque con el PRI
Por lo pronto, parece inevitable un choque entre el gobierno de Felipe Calderón y el sector más conservador del PRI, representado por un grupo de gobernadores, entre ellos y de manera destacada el de Oaxaca, Ulises Ruiz, al que el gobierno federal ha detectado como el responsable de la desaparición de los dos eperristas reclamados desde hace casi un año. ¿Qué va a ocurrir si en efecto, la PGR comprueba que el gobierno de Ulises Ruiz está detrás de la desaparición y probable muerte de Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez?
Todos sabemos de la existencia de una alianza entre el PRI, el PAN y el gobierno de Calderón, y que esa alianza se ha expresado y podría seguir viva en torno a la reforma petrolera. Pero si el gobierno de Calderón se lanza contra el gobernador de Oaxaca, es muy probable que los anticuerpos del PRI reaccionen y que esté en peligro la reforma petrolera. ¿Qué tendrá que dar a cambio el gobierno de Calderón, que valga tanto como la cabeza del gobernador Ulises Ruiz? En el fondo, la cabeza del gobernador de Oaxaca ya tiene precio. Y claro, en política un alfil vale un alfil. Y también está en la cuerda floja el gobernador de Jalisco, el motejado góber-piadoso. Todo puede ocurrir. Al tiempo.
aleman2@prodigy.net.mx

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