24 jun 2008

Manuel Buendía

Manuel Buendía, otra versión del crimen Pedro Zamora, reportero
Tomado de la agencia APRO Colima, Col., 23 de junio (apro).- 
A 20 años del crimen del columnista Manuel Buendía Tellezgirón, surge una nueva versión sobre las razones que tuvieron sus victimarios para asesinarlo. Según un documento de la extinta Dirección Federal de Seguridad, en los últimos años de su vida el autor de la columna Red Privada se había puesto “al servicio del comunismo”. 

El análisis de la DFS, que no se conocía hasta ahora, fue elaborado el 19 de junio de 1984, es decir, 20 días después del asesinato del periodista. 
De acuerdo con el documento, “Buendía se dejó convencer hace unos cuantos años por Enrique Ramírez y Ramírez, Elena Poniatowska y Francisco Martínez de la Vega, para que cambiara de chaqueta (sic) ideológica y se pasara, en un solo viaje, desde la extrema derecha confesional hasta la punta extrema de la izquierda marxista”. Añade: “De seminarista intolerante, de fanático intransigente que muchas veces sintió ganas de abofetear a (Sergio) Méndez Arceo (exobispo de Cuernavaca), pues no aceptaba el ‘aggiornamiento’ de la iglesia, (Buendía) pasó a ser el artillero preferido del marxismo o KGB, con los cañones de grueso calibre de la casa Excélsior”. Elaborador por Jorge Joseph, quien de 1960 a 1963 fue alcalde de Acapulco, Guerrero, y durante varios sexenios fue informante y analista político del gobierno federal, consta de 13 cuartillas. En su libro La otra guerra secreta. Los archivos prohibidos de la prensa y el poder, Jacinto Rodríguez Munguía señala que Jorge Joseph Piedra --quien públicamente se desempeñaba también como periodista-- formó parte del grupo de agentes confidenciales de la Secretaría de la Presidencia de la República en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz, y se habría mantenido hasta el salinismo como uno de los hombres cercanos al poder. 
Titulado “Manuel Buendía Téllez Girón (sic), errores de investigación y pistas posibles”, el análisis elaborado por Jorge Joseph para la DFS desliza, entre otras, la hipótesis de que el periodista pudo haber sido asesinado por “el comunismo”, que “devora a sus propios hijos cuando (le) conviene”. Argumenta: “Es cosa sabida que el marxismo dispone de la más poderosa y efectiva máquina propagandística, que le permite fabricar en serie y a voluntad héroes y dioses. Por ello, de un piojo armó un caballero en el caso de Buendía Téllez Girón (sic). Como en el periodismo el bando rojo carecía de figuras, sino de infanterías adocenadas, hizo de Manuel un santón, al que tal vez --y no es aventurado decirlo-- haya asesinado para tener un mártir con quien golpear al gobierno mexicano y a la CIA, ya que su muerte violenta sólo beneficia a la causa de la URSS, Cuba, Nicaragua y Salvador guerrillero”. De acuerdo con el documento, la fecha del “espectacular asesinato” fue estratégica, pues ocurrió a una semana del Día de la Libertad de Prensa y cuando “había indignación nacional” por las incriminaciones del periodista estadunidense Jack Anderson contra el presidente Miguel de la Madrid, lo que “puso un marco sin igual de trompetería, pues movió a toda la izquierda periodística en clamorosa gritería que durante una semana o más aturdió a la nación”.
 Luego de señalar que la situación de Nicaragua era desesperada, ante la “presión demoledora” de Estados Unidos, el informe de la DFS expone: “Bien pudo venir de Managua el que quitara la vida a Buendía para culpar a la CIA y a (Ronald) Reagan, o para precipitar una crisis política como la que en Nicaragua ocasionó la muerte del periodista (Pedro Joaquín) Chamorro, a quien por cierto Anastasio Somoza no mató siendo su mortal enemigo, porque no le convenía. “Tal vez calcularon que Buendía tendría tal arrastre de opinión que el pueblo se levantaría contra el gobierno, porque no les da toda la ayuda que requieren. Claro, querrían que el Ejército fuera a Nicaragua a batir a los ‘contras’.
 Creen los gobernantes de Managua que De la Madrid tiene un secreto entendimiento con Reagan y que sólo finge ayudar, pues en lo exterior se maneja con la izquierda, pero en política interior mexicana pega con la derecha”. Y sugiere: “El matón de Buendía tiene todo el aspecto de nicaragüense o salvadoreño, o tal vez cubano. ¿Será?”. En otro de sus apartados, el informe asevera que, en sus primeros días, la investigación policial relacionada con el asesinato de Manuel Buendía —del que se cumplieron 24 años el 30 de mayo pasado-- transitaba por senderos equivocados. Explica: “Investigan el crimen en que perdió la vida ‘un periodista valiente, veraz y honorable’, y por ese camino jamás darán con la pista que los lleve al autor intelectual. Buendía no fue honorable, ni veraz ni valiente. Fue un gánster del periodismo, que hizo de la extorsión, de la injuria y de la calumnia sus armas estelares para ser adinerado”. El documento cuestiona el hecho de que los investigadores del homicidio buscasen al autor intelectual entre los personajes de quienes Buendía se ocupó en su columna. “Los investigadores han errado el camino de ‘pe’ a ‘pa’. Consideran sospechosos a Jorge Díaz Serrano, La Quina (Joaquín Hernández Galicia), (Salvador) Barragán, Rubén Figueroa, (Carlos) Jonguitud, etc., a juzgar por el número de veces e inquina con que los fustigó Buendía. Esos jamás pudieron ni pensaron hacerlo porque desde que fueron zarandeados se convertían en primeros sospechosos en caso de crimen”. Razona que Figueroa, Díaz Serrano, La Quina y demás sospechosos “nunca se tentaron el corazón para suprimir definitivamente a sus enemigos, pero siempre y cuando no se comprometieran”. El autor intelectual de la muerte de Buendía, advierte el análisis, nunca fue atacado en “Red privada”, porque “cedió a la extorsión y dio el dinero exigido o porque fue una futura víctima que tal vez prometió pagar su cuota, y en vez de ello lo hizo matar sin comprometerse”. 
En su reporte entregado a la DFS, Jorge Joseph presentó una lista de los que, bajo su lógica, consideraba sospechosos del crimen, pues habrían sido extorsionados por Buendía. Entre ellos, estaban el exdirector de la Industria Azucarera, Jorge Cano Escalante quien, según el documento, habría estado implicado en la muerte de varios dirigentes cenecistas; los médicos Eduardo Echeverría Álvarez y Rafael Moreno Valle, presuntos involucrados en tráfico de órganos, y el entonces gobernador de Zacatecas, J. Guadalupe Cervantes Corona, por asuntos de su vida privada. También menciona entre los sospechosos al exsecretario de Gobernación Enrique Olivares Santana y al exdirector de Banobras, Jesús Robles Martínez, quienes le habrían pagado para que no afectara sus carreras políticas, y hasta el entonces director de Excélsior, Regino Díaz Redondo, aparece en la lista de posibles autores intelectuales, pues “Buendía tenía como su más alta meta ser el director general de Excélsior”, en tanto que “Regino huyó de España no por sus convicciones, muy discutibles, sino por delitos de sangre”. Aunque Jorge Joseph jamás lo mencionó como sospechoso en su análisis entregado a la DFS, años después el titular de ésta dependencia, José Antonio Zorrilla Pérez, fue procesado y condenado como autor intelectual de la muerte de Manuel Buendía. Joseph Piedra falleció 19 años después de haber escrito ese informe, el 23 de junio de 2003, a los 92 años de edad. Unas semanas después, como exalcalde recibió un homenaje póstumo en el ayuntamiento de Acapulco, en un evento donde fue exaltada su labor como “luchador social” y presidente de la Federación de Maestros, además de que, según dijo la secretaria del ayuntamiento, María de la Luz Núñez Ramos, “fue uno de los 15 mejores periodistas de su tiempo, al recibir el Premio Nacional de Periodismo en 1947 y el Premio del Mejor Reportero en 1952”.

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