Al dente actualidad en su punto/Ciro di Constanzo
Agridulce
“Me desperté esta mañana pensando en el trágico accidente que cobró las vidas del secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño, el ex titular de la SIEDO José Luis Santiago Vasconcelos, nuestro colega en la Secretaría de Relaciones Exteriores Miguel Monterrubio, a quienes conocí personalmente, y muchas otras víctimas”, comentó esta semana el embajador de Estados Unidos en México, Antonio O. Garza.
Compartí esta experiencia los días que sucedieron aquel fatídico martes negro.
Mientras tomaba el vaporoso baño matutino, repasaba una y otra vez los hechos, mientras surcaba el rostro con la hoja de afeitar. ¿Cómo es posible que haya sucedido semejante fatalidad?
El tormento continuó hasta al desayuno, mientras escuchaba el tronar del aceite que envuelve a los blanquillos. Entre sorbos de aromático café, me alcanzaba Hamlet a la mitad del pan con mermelada de chabacano:
¿Son ciertas nuestras dudas o dudosas nuestras certezas?
LAS CERTEZAS CIERTAS
Cayó en picada, no en barrena, suscriben los primeros reportes. La caída fue repentina, a más de 300 kph.
No permitió ni siquiera la posibilidad de informar a la Torre de Control, por parte de los pilotos.
El avión quedó en una posición contraria a la ruta de aproximación.
Entro a la radio-facilidad de San Mateo a una velocidad de 262 nudos y a una altitud de 11 mil pies.
En todo el trayecto no se dijo absolutamente nada de una emergencia o de alguna falla.
No se comentó siquiera anomalía alguna. Sencillamente se perdió la comunicación con la aeronave que, súbitamente, fue a dar al suelo, en un pequeño paraje de una zona pletórica de casas y edificios.
LAS DUDAS DUDOSAS (Y RAZONABLES)
Más allá del ánimus conspiratus que alberga todo mexicano, hay dudas periodísticas razonables, encaminadas a saber la verdad histórica de lo que ocurrió aquella noche de martes.
Es cierto lo que dice Luis Téllez, secretario de Comunicaciones y Transportes.
No hay indicios que permitan formular hipótesis diferentes a las de un accidente.
Sin embargo, tampoco hay los suficientes indicios que permitan concluir ninguna hipótesis.
Ciertamente la cercanía del fuselaje y las turbinas al cuerpo del jet en la escena del impacto, así cómo la posición del avión a contrapelo de la trayectoria de aproximación, supone un accidente.
Sin embargo, el hecho de no haber señales de emergencia, más que indicativo de un accidente, supone de entrada un factor sorpresivo, súbito, propio de un sabotaje, aunque no necesariamente exclusivo del mismo.
Los todavía escasos testimonios de la bola de fuego en el aire, engarzan la tesis de que el jet pudo haber explotado antes de tocar tierra.
Paralelamente llama la atención la velocidad con la que entró la aeronave en aproximación al Aeropuerto capitalino. Los 262 nudos son demasiados, cuando la velocidad máxima con la que se entra a la ciudad es de 180 nudos.
No obstante, lo más inquietante es la presencia de José Luis Santiago Vasconcelos.
Se dice que en la vida no hay nadie indispensable. Sin embargo, José Luis era de esos casos de excepción. Un hombre indispensable en la lucha contra el narcotráfico. El ex titular de la SIEDO de la PGR conocía a la perfección el mapa criminal de México y las entrañas del universo del narcotráfico.
Sufrió dos atentados de los que salió ileso. Vivía constantemente amenazado y era blanco de al menos tres cárteles de la droga. Vasconcelos era el hombre de confianza de EU en México para cuestiones del narco. No se puede perder de vista.
Igualmente inquietante fue la actitud del Presidente de México. Su primer discurso desde hangares fue un discurso de combate. “No nos doblegarán”, reiteraba.
En el funeral no mencionó, en ningún momento, la palabra accidente.
Parece que el invierno, en México, llegó temprano.
DOLCE: EXCEPCIONALES TRUFAS NEGRAS
En medio del otoño invernal e infernal que se vive en Estados Unidos, la primavera asomó su rostro.
A la Casa Blanca llegó un negro, por vez primera. Conforme a lo previsto, el senador Barack Obama arrasó dos a uno a John McCain, en las elecciones presidenciales del vecino país del norte.
El principal promotor de Obama es un furibundo neoconservador, amigo de los tanques y el petróleo: George Walker Bush.
Su desastrosa administración orilló a que la sociedad estadunidense se animara a romper los paradigmas y mostrar su aspiración plural, multirracial y vanguardista.
Esto no es un final feliz, sino el principio de una era en el gigante del Norte. Barack Obama llegó puntual a su cita con la historia.
Y el café, agridulce, cómo la semana misma
“Me desperté esta mañana pensando en el trágico accidente que cobró las vidas del secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño, el ex titular de la SIEDO José Luis Santiago Vasconcelos, nuestro colega en la Secretaría de Relaciones Exteriores Miguel Monterrubio, a quienes conocí personalmente, y muchas otras víctimas”, comentó esta semana el embajador de Estados Unidos en México, Antonio O. Garza.
Compartí esta experiencia los días que sucedieron aquel fatídico martes negro.
Mientras tomaba el vaporoso baño matutino, repasaba una y otra vez los hechos, mientras surcaba el rostro con la hoja de afeitar. ¿Cómo es posible que haya sucedido semejante fatalidad?
El tormento continuó hasta al desayuno, mientras escuchaba el tronar del aceite que envuelve a los blanquillos. Entre sorbos de aromático café, me alcanzaba Hamlet a la mitad del pan con mermelada de chabacano:
¿Son ciertas nuestras dudas o dudosas nuestras certezas?
LAS CERTEZAS CIERTAS
Cayó en picada, no en barrena, suscriben los primeros reportes. La caída fue repentina, a más de 300 kph.
No permitió ni siquiera la posibilidad de informar a la Torre de Control, por parte de los pilotos.
El avión quedó en una posición contraria a la ruta de aproximación.
Entro a la radio-facilidad de San Mateo a una velocidad de 262 nudos y a una altitud de 11 mil pies.
En todo el trayecto no se dijo absolutamente nada de una emergencia o de alguna falla.
No se comentó siquiera anomalía alguna. Sencillamente se perdió la comunicación con la aeronave que, súbitamente, fue a dar al suelo, en un pequeño paraje de una zona pletórica de casas y edificios.
LAS DUDAS DUDOSAS (Y RAZONABLES)
Más allá del ánimus conspiratus que alberga todo mexicano, hay dudas periodísticas razonables, encaminadas a saber la verdad histórica de lo que ocurrió aquella noche de martes.
Es cierto lo que dice Luis Téllez, secretario de Comunicaciones y Transportes.
No hay indicios que permitan formular hipótesis diferentes a las de un accidente.
Sin embargo, tampoco hay los suficientes indicios que permitan concluir ninguna hipótesis.
Ciertamente la cercanía del fuselaje y las turbinas al cuerpo del jet en la escena del impacto, así cómo la posición del avión a contrapelo de la trayectoria de aproximación, supone un accidente.
Sin embargo, el hecho de no haber señales de emergencia, más que indicativo de un accidente, supone de entrada un factor sorpresivo, súbito, propio de un sabotaje, aunque no necesariamente exclusivo del mismo.
Los todavía escasos testimonios de la bola de fuego en el aire, engarzan la tesis de que el jet pudo haber explotado antes de tocar tierra.
Paralelamente llama la atención la velocidad con la que entró la aeronave en aproximación al Aeropuerto capitalino. Los 262 nudos son demasiados, cuando la velocidad máxima con la que se entra a la ciudad es de 180 nudos.
No obstante, lo más inquietante es la presencia de José Luis Santiago Vasconcelos.
Se dice que en la vida no hay nadie indispensable. Sin embargo, José Luis era de esos casos de excepción. Un hombre indispensable en la lucha contra el narcotráfico. El ex titular de la SIEDO de la PGR conocía a la perfección el mapa criminal de México y las entrañas del universo del narcotráfico.
Sufrió dos atentados de los que salió ileso. Vivía constantemente amenazado y era blanco de al menos tres cárteles de la droga. Vasconcelos era el hombre de confianza de EU en México para cuestiones del narco. No se puede perder de vista.
Igualmente inquietante fue la actitud del Presidente de México. Su primer discurso desde hangares fue un discurso de combate. “No nos doblegarán”, reiteraba.
En el funeral no mencionó, en ningún momento, la palabra accidente.
Parece que el invierno, en México, llegó temprano.
DOLCE: EXCEPCIONALES TRUFAS NEGRAS
En medio del otoño invernal e infernal que se vive en Estados Unidos, la primavera asomó su rostro.
A la Casa Blanca llegó un negro, por vez primera. Conforme a lo previsto, el senador Barack Obama arrasó dos a uno a John McCain, en las elecciones presidenciales del vecino país del norte.
El principal promotor de Obama es un furibundo neoconservador, amigo de los tanques y el petróleo: George Walker Bush.
Su desastrosa administración orilló a que la sociedad estadunidense se animara a romper los paradigmas y mostrar su aspiración plural, multirracial y vanguardista.
Esto no es un final feliz, sino el principio de una era en el gigante del Norte. Barack Obama llegó puntual a su cita con la historia.
Y el café, agridulce, cómo la semana misma
No hay comentarios.:
Publicar un comentario