2 feb 2009

El reportero Eloy Aguilar

El amigo Texano/Joaquim Ibarz
Publicado en La Vanguardia, 02/02/2009;
Eloy Aguilar, texano de nacimiento, iberoamericano de corazón, una vida dedicada al periodismo
El periodista de América. Es la definición que mejor ajusta con la personalidad y trayectoria de Eloy Aguilar, el reportero de origen texano -pese a sus cargos de dirección, nunca dejó de ser cronista de calle- que murió de un infarto en Ciudad de México. A sus 72 años, falleció con las botas puestas, cuando se disponía a dar una conferencia con decanos de escuelas estadounidenses de periodismo en una universidad prestigiosa sobre los cambios experimentados en la zona fronteriza entre México y Estados unidos.
Aguilar nació el 5 de enero de 1937 en el valle del Río Grande, en la frontera entre Texas y México. Una vida dedicada al periodismo, a los caballos, a los amigos y al juego del dominó, que también le apasionaba. Siempre con entusiasmo, sin dobleces, con sencillez. Con la generosidad que le caracterizaba, fue maestro de varias generaciones de periodistas.
Su carrera profesional estuvo ligada a la agencia estadounidense Associated Press (AP), la más importante del mundo. Desde 1979 era jefe de la redacción de AP para México y toda Centroamérica. "Eloy personificó lo mejor de AP, liderando con ejemplo y trabajo arduo, periodismo impecable y bondad inagotable. Era un colega querido", dijo Tom Curley, director de AP. En el 2000, la Universidad de Columbia concedió a Aguilar el premio Maria Moors Cabot, en reconocimiento a su trayectoria periodística en América Latina.
Eloy llegó a Caracas en 1961 para trabajar en el diario en inglés "The Daily Journal", donde se inició en el periodismo de acción, cubriendo las escaramuzas de las guerrillas castristas, las primeras que aparecían en el continente americano. Paul Finch, entonces jefe de AP en Caracas, le ofreció unirse a la agencia estadounidense. Su primera nota en español la dedicó a las armas decomisadas en una cueva a los rebeldes. Bilingüe y bicultural, Aguilar se distinguiría como uno de los pocos periodistas de AP en escribir en inglés y español. Nelson Bocaranda, uno de los periodistas más conocidos de Venezuela, ha escrito a este cronista para resaltar el valor humano y profesional de Eloy.
"Conocí ampliamente a Eloy cuando en el 61 comenzaba mis estudios y mis trabajos de periodista...siempre fue Eloy, con quien labre una excelente amistad, un compañero de causas y noticias...Tuve la suerte de verlo recientemente, tras varias décadas, en la reunión de la SIP en Caracas, rememoramos nuestra amistad y profesión. Eloy era de una raza de periodistas que poco se ve hoy. Que su humor, su profesionalismo, su humanidad y su cariño sean recordados por siempre", nos dice Nelson Bocaranda en su mensaje. En 1966, Aguilar fue transferido a San Juan de Puerto Rico, y luego en 1968 a México, para ocuparse de las noticias generales durante los Juegos Olímpicos. La matanza estudiantil de Tlatelolco marcó aquella cobertura.
Fue presidente durante 15 años de la Asociación de Corresponsales Extranjeros en México; en tiempos de autoritarismo supo manejar la mano izquierda y la mano derecha para que las autoridades respetaran el trabajo de quienes informaban al mundo de lo que pasaba en el país. Con el tiempo, los propios mexicanos han reconocido que los corresponsales acreditados hicieron una gran contribución a las libertades políticas y al proceso de democratización que México ha sabido ganar en los últimos años.
En claro contraste con la mayor parte de la prensa nacional de ese tiempo, sometida a las presiones y a los dictados del gobierno del PRI, la prensa extranjera reflejaba con mayor veracidad la realidad nacional. Con frecuencia, su cobertura de México marcaba la pauta del debate nacional. Eloy fue una figura clave en esos momentos al saber mantener la necesaria distancia entre el poder y los medios. En la medida en que la prensa nacional apreció el valor de la independencia informativa, la democracia avanzó en México.
En los 41 años que Eloy trabajó en AP, cubrió la mayoría de los acontecimientos que se desarrollaron en Iberoamérica en una época muy convulsa: guerras civiles y guerrillas, terremotos, inundaciones, nacionalizaciones, elecciones ganadas por candidatos populistas o por representantes de la más rancia oligarquía. A pesar del importante cargo que ocupó en AP, Eloy siempre fue un amigo bueno y leal; un compañero sencillo, generoso y solidario.
Cuando la atención informativa americana se centraba en El Salvador, este cronista vio, más de una y diez veces, como el jefe de AP iba a un tiendecita cercana a buscar bocadillos y bebidas para fotógrafos y redactores. También recuerdo que cuando el fracasado golpe de estado contra el general Noriega de 1989, la guardia panameña detuvo a dos informadores estadounidenses. Eloy fue el único que apartó durante un tiempo la apremiante actualidad periodística para interesarse por los compañeros presos.
Por estos y mil detalles más, tanto a nivel humano como profesional, Eloy ha sido un punto de referencia periodística en Iberoamérica. En México y en Centroamérica ha estado donde había que estar y cuando había que estar, como aquella vez que siguió en automóvil a las fuerzas estadounidenses que invadieron Panamá en 1990 en busca del sátrapa Manuel Antonio Noriega...Una de los despachos informativos que más le agradó difundir fue el traspaso a Panamá por EE.UU. de la soberanía del Canal en la medianoche del 31 de diciembre de 1999.
Aquel día, al lado de su mujer panameña Lisette, se mostraba eufórico al materializarse uno de los anhelos de todo iberoamericano. Su trabajo y su vida en México, su entrañable rancho en Tepotzotlán, en las afueras de la ciudad de México, y su afición por los caballos le permitieron unir e integrar sus raíces transfronterizas.
Texano de
corazón, Aguilar recordaba una frontera que hoy no existe más; una zona que, tal como señala el diplomático mexicano David Nájera, aun no movía millones de personas al día, miles de toneladas de mercancía, un comercio vibrante y un amplio espectro de informalidad: tránsito indocumentado de emigrantes, drogas, armas, violencia y la música ranchera. Una frontera entonces definida por la cercanía entre las comunidades fronterizas y hoy marcada por fuerzas externas como el libre mercado. En las fiestas de carnaval se habría de par en par el tránsito entre Brownsville y Matamoros, algo impensable hoy en día.
En la amplia necrológica que le dedicó la agencia AP, se destaca que Aguilar se dio a conocer no sólo por sus coberturas en situaciones de conflicto, sino también por su eficiencia al organizar la cobertura de grandes eventos. Eloy se jubiló de AP en el 2006, y en la actualidad dirigía la agencia de noticias del diario mexicano "El Universal".
A Eloy se le ha definido como una especie de Quijote bonachón que velaba por sus colegas con vigor y entrega. El viernes, cuando cayó fulminado, iba a hablar de esa infancia fronteriza que le marcó para siempre, y que ahora está dominada por la violencia del narcotráfico.
David Nájera, que fue jefe de prensa internacional durante la presidencia de Ernesto Zedillo, valora el papel de Aguilar en unos tiempos en que no existía la transparencia informativa de la que hoy disfruta México: "Ese fue el primer Eloy que conocí cuando al poco de haber llegado a la residencia presidencial, Los Pinos, para encargarme de la relación con la prensa extranjera.
Eloy se presentó a mi oficina para saludarme y plantarme reclamos en su estilo franco y sincero, entre afectuoso y bronco, tan justamente de la frontera. Eloy demandaba mayor acceso informativo para los corresponsales extranjeros; el trabajo de Eloy y de sus colegas contribuyó en mucho a ir cambiando las relaciones entre el Gobierno y la prensa. De Eloy y de esa banda de periodistas de todo origen, edad y medio aprendí mucho, me enseñaron a respetar la libertad de expresión que es su herramienta cotidiana y que ellos impulsaban día a día".

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