14 feb 2010

La muñeca de la mafia


La muñeca de la mafia
Revista colobiana Semana, Sábado 13 Febrero 2010;
Desde hace varios años Patricia Rodríguez era uno de los enlaces más importantes de Joaquín el ´Chapo´ Guzmán, jefe del cartel de Sinaloa en México en donde es considerado el Pablo Escobar de ese país
La verdadera protagonista de la operación contra el narcotráfico más importante de la última década es la viuda de un capo que terminó convertida en jefe de la mafia, y la principal conexión de los poderosos carteles mexicanos.
A las 6:15 de la mañana del pasado 8 de febrero la mafia sufrió uno de los golpes más fuertes en los años recientes. A esa hora, en una operación simultánea en siete ciudades del país, más de medio centenar de hombres de un grupo especial de la Dirección de Investigación Criminal (Dijín) de la Policía capturó a 22 narcotraficantes solicitados en extradición por el gobierno de Estados Unidos. Por el número de arrestos, el volumen de droga que exportaban y la importancia que tenían en el mundo del narcotráfico, se trató del caso más emblemático desde la célebre Operación Milenio que en 1999 terminó con el arresto de una veintena de narcos de primera línea, entre los que estaba Fabio Ochoa.
La operación comenzó en agosto de 2007 cuando un fiscal especializado de Medellín coordinó con un grupo elite de la Policía interceptar una línea telefónica. Se trataba de un piloto que realizaba vuelos para el narcotráfico desde el aeropuerto Olaya Herrera de Medellín. Los analistas de la Dijín empezaron a armar un complejo entramado con otros 900 teléfonos, lo que les permitió establecer un primer mapa que reveló que estaban frente a una gigantesca organización de narcotráfico que exportaba entre cinco y ocho toneladas de coca hacia Centroamérica. Allí comenzó una tarea de identificación de los integrantes de la red. La estructura base estaba conformada por 12 pilotos en Antioquia, Córdoba, Valle y Meta, quienes, aunque algunas veces 'trabajaban' independientes, realizaban la mayoría de sus narcovueltos al servicio de capos como Maximiliano Bonilla, alias 'Valenciano', y Daniel Arnoldo Barrero, alias el 'Loco'.
Una vez se identificó a los principales pilotos, el grupo especial de la Dijín comenzó a realizar seguimientos día y noche a cada uno de ellos. Gran parte de los datos y la información más importante se consiguieron gracias a que un grupo de oficiales mujeres se camufló como ejecutivas, vendedoras de seguros, trabajadoras del aeropuerto y logró acercarse a cada uno de los pilotos hasta ganarse su confianza.
Una de las partes más complicadas de toda la operación desarrollada por la Policía corrió por cuenta de María Patricia Rodríguez, la única mujer entre los 22 capturados de la semana anterior.
Conocida con los alias de la 'Señora' o la 'Doctora', Rodríguez tiene una inusual historia en el mundo del narcotráfico. Con 38 años de edad lleva más de una década rodeada de narcos por cuenta de quien fue su esposo, Francisco Cifuentes. Conocido como 'Don Pancho', era el hermano de Fernando Cifuentes, el hombre de confianza y quien asesinó a finales de los años 90 a Efraín Hernández, alias 'Don Efra', uno de los temidos jefes del cartel del norte del Valle. 'Don Pancho' recorrió y trabajó para prácticamente todos los carteles del país: norte del Valle, Cali y Medellín. Tenía varias ventajas. Un hangar propio en el aeropuerto Olaya Herrera de Medellín y una de sus fincas en Ayapel, Córdoba, tenía una pista autorizada por la Aerocivil, conocida como 'Torre 80'.
Pero por encima de esto, su valor en el mundo del narcotráfico consistía en que era el hombre en quien más confiaba Joaquín el 'Chapo' Guzmán, el jefe del sanguinario y temido cartel de Sinaloa y quien es considerado el Pablo Escobar mexicano. Era tan grande la confianza, que a comienzos de 2007 el 'Chapo' compro 13 aviones para dárselos a 'Don Pancho' para exportar juntos coca desde Colombia hacia México.
En todos los viajes, negocios y reuniones entre el colombiano y los mexicanos estaba su esposa Patricia, que conocía el negocio tan bien como su marido. En abril de 2007 'Don Pancho' fue asesinado por hombres de la 'oficina de Envigado' en su finca de Caucasia. Patricia Rodríguez, con dos hijos de 14 y 18 años, había entrado a engrosar la larga lista de las viudas del narcotráfico. Lo que no sabía era que la muerte de su marido sería el punto de quiebre en su vida que la llevaría a ser la mujer de un mafioso, a ser la socia y convertirse en uno de ellos.
Con su esposo muerto pasó lo que es común en el mundo de la mafia. El 'Chapo' envió a Colombia a varios delegados suyos para arreglar algunas cuentas con la viuda de su ex socio. Aparte de la deuda por la compra de los aviones, el capo mexicano le pidió a Patricia pagarle el costo de un cargamento de 10 toneladas de coca que nunca llegó a su destino y del cual no se supo nada a raíz del asesinato de 'Don Pancho'.
Como a todas las viudas de la mafia, Patricia debía entregarles a los mexicanos todas las haciendas que le había dejado su esposo en Córdoba, Urabá y Antioquia. Lo mismo que lujosos apartamentos y varios aviones de su propiedad. Para sorpresa de los enviados de el 'Chapo', Patricia decidió pelear por la fortuna que le había dejado su marido.
Y fue más allá. Pidió una cita con el capo mexicano en un terreno neutral, con el temor de que si iba a reunirse con él a México podía ser asesinada. La cita ocurrió en Panamá y allí la mujer convenció al 'Chapo' de asociarse con ella, algo extremadamente inusual en el machista mundo del tráfico de drogas. Desde ese momento, hace más de dos años, Patricia se convirtió en uno de los enlaces principales del 'Chapo' en Colombia. La mujer tenía todo para entrar pisando fuerte. Conocía a los proveedores, en sus fincas tenía sus propias pistas, tenía los pilotos que trabajaban para ella, e incluso, ella aprendió a pilotear.
Su vida transcurría entre Medellín, en donde vivía; Panamá; México, y Miami, a donde acudía a reuniones para coordinar sus 'negocios'. Su obsesión de estar tres horas diarias en un gimnasio, y sus viajes al exterior, eran monitoreados por personal infiltrado de la Policía que la seguía de día y de noche.
El jueves pasado el director de la Policía, general Óscar Naranjo, y algunos de los oficiales que participaron en la operación fueron invitados por el Departamento de Estado y la Fiscalía de Dallas, Texas, en donde se expidieron las 22 órdenes de extradición. Allí recibieron una condecoración por la operación y contaron los detalles de la captura de la viuda de la mafia.

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