30 may 2010

Listo e inteligente

Qué diferencia hay entre listo e inteligente?/Enrique Rojas, catedrático de Psiquiatría y presidente de la Fundación Rojas-Estapé
Publicado en EL MUNDO, 21/05/10):
Cuando yo era un adolescente, aprendí en casa de mis padres la importancia de una buena conversación durante las comidas familiares. Y eso es algo que he heredado de ellos. Lo solemos hacer en nuestra casa y salen temas de conversación en donde conseguimos que se dé un solo asunto, un solo argumento sobre la mesa a partir del que todos podamos hablar y dar nuestra opinión. Y pasar de ese a otro, si en el curso de la conversación la cosa ha llegado a su fin y se ve necesario hacer un cambio. Es importante que exista un moderador que ponga orden, porque con frecuencia queremos todos hablar al mismo tiempo y nos quitamos la palabra unos a otros. En esos casos es difícil entenderse y pueden sucederse varias conversaciones al mismo tiempo o cruzadas. A esto somos muy dados los latinos en general y los españoles, en particular.
Hace unos días, saqué yo este tema. Y como ha ocurrido otras veces, la conversación fue apasionante y unos nos rectificábamos a otros, matizando entre las distintas estirpes de inteligencias que pueden darse.
Lista es una persona rápida, sagaz, astuta, operativa, práctica. Hablamos de alguien con capacidad para resolver problemas y dificultades y poner sobre la marcha una solución que resuelve esa dificultad. También, es el que sabe lo que hay que hacer en cada momento y lo hace. Sabe funcionar. Tiene habilidades para moverse con la gente y tiene una visión inmediata de la realidad. Por decirlo de una forma sencilla: es habilidoso para la vida. No analiza tanto y se dirige a la meta con prontitud. Es la inteligencia operativa, pegada al día a día. Quiere resultados a corto plazo, ¡ya!
El listo es avispado, veloz, perspicaz, despierto, sutil, está muy atento a los que sucede y toma buena nota de lo que está pasando. Es el triunfo de la inmediatez, la visión más corta de la jugada, la capacidad para resolver un problema. También, saber situarse en la vida de forma realista. Saber resolver un problema que surge de forma inesperada y que pone a prueba la capacidad para ensayar una solución sobre la marcha. Lista es una persona con capacidad de síntesis, lo que le lleva a actuar y a resolver y a salir delante de una situación de conflicto. Es saber adaptarse al medio y resolver. Tiene más información que cultura.
Si el listo está muy pagado de sí mismo puede caer en la vanidad. Mientras que si el inteligente se magnifica a sí mismo puede tender a caer en los brazos de la soberbia.
Inteligente es el que tiene más conocimiento e información y sabe más. Comprender lo complejo y hacerlo sencillo. Es más teórico y analítico, desmenuza los temas y los pone sobre la mesa y los segmenta. Después hace un recorrido sobre ellos, serpenteando sus características y siendo capaz de detenerse en sus pliegues y matices. Es la disquisición pormenorizada. Si se acompaña de cultura, todo se enriquece. Y puede haber brillantez. Es, por tanto, más profundo; su cabeza es más lenta por los muchos datos que se hospedan en ella y esto significa que hay más reflexión. Tiene un componente más intelectual y de estudio. Tiene una visión más larga de la jugada.
El amor es la poesía de los sentidos, la inteligencia la nitidez de la razón. La afectividad y la inteligencia son los dos bastiones más importantes de la vida. Si sabemos situar ambos dentro del mapa del mundo personal, habremos dado un paso al frente para alcanzar un buen equilibrio psicológico.
Uno y otro son los principales protagonistas de la sinfonía de la felicidad.
El inteligente puede saber muchas cosas y recrearse en el conocimiento y en todo lo que esto le aporta, pero puede costarle manejar situaciones difíciles. Tiene más formación y cultura.
Entre el listo y el inteligente hay una gama de expresiones inteligentes en donde nosotros nos situamos y, al mismo tiempo, ubicamos a los demás.
HAY MUCHOS tipos de inteligencias en plural y, generalmente, unas se excluyen con otras, es bien difícil tenerlas todas. Pero debo insistir en que existen dos modelos: uno monárquico, que habla de un factor rey o global, que aloja a todas las posibles estirpes que pueden darse dentro de ellas. Y otro, el oligárquico, que habla de muchos espacios y modalidades de inteligencias y cada una de ellas tiene un cierto perímetro propio, que se entrecruza con otra.
Enumero a continuación algunas de ellas.
- Inteligencia teórica: capacidad para moverse en el terreno de las ideas y los conceptos. Facilidad para el trabajo abstracto. Busca el rigor del pensamiento. Es el intelectual en el amplio sentido de la palabra.
- Inteligencia práctica: es saber resolver problemas. Quien la posee se mueve mediante esquemas de conducta y tiene una eficacia directa, que casi se dispara como un muelle. Es más imaginativo y maneja más la intuición, pero es más superficial.
- Inteligencia social: saber moverse en el campo de las relaciones interpersonales, con soltura. Estamos ante el gran relaciones públicas.
- Inteligencia analítica: facilidad para desmenuzar un tema y escudriñarlo, distinguiendo y puntualizando los matices y vertientes que en él se presentan. Es el inteligente en el sentido que da título a este artículo.
- Inteligencia sintética: capacidad para saber resumir las características que se hospedan en un tema o asunto; espíritu sumario, de reducción abreviada, sabiendo hacer un extracto esquemático que facilita el trabajo. Tesis, antítesis, síntesis. Es el listo.
- Inteligencia discursiva: se manifiesta en la facilidad de expresión del lenguaje verbal, que se hace capaz, suficiente, bien trazado y con recursos adecuados para manifestar conceptos. Es la facilidad expositiva y dialéctica. Es el profesor con garra.
- Inteligencia matemática: saber captar el mundo en lenguaje cuantitativo. Las matemáticas no hacen hombres sabios, pero sí prudentes.
- Inteligencia creativa: saber fabricar un mundo nuevo que es expresión de arte: la pintura, la escultura, la novela, el ensayo, la poesía, la música… Ésta tiene muchos matices que se abren en abanico, según la cuestión específica de la que se trate.
- Inteligencia fenicia: es la del hombre de negocios. Siempre asoma aquí la idea de invertir y sacar más beneficio.
- Inteligencia científica: es la del investigador, que en su laboratorio hace progresar la ciencia paso a paso. El rigor del método es decisivo. Se suelen volver poco prácticos para el día a día.
- Inteligencia emocional: ésta ha sido muy estudiada en los últimos años a raíz de la descripción que hizo de ella Goleman. Capacidad para mezclar corazón y cabeza, sentimientos y razones, ser clásico y romántico a la vez. Está en auge por la epidemia de parejas que se rompen, en gente que no sabe manejar ambos ingredientes.
- Inteligencia instrumental: a ésta me he referido con alguna frecuencia aquí en EL MUNDO. Es decisiva porque está en la base de la persona. Tiene cuatro vertientes: orden, constancia, voluntad y motivación. Son las joyas de la corona. El que las ha trabajado tiene mucho terreno andado y llegará a lo que se proponga. Con ella uno se asoma al brocal de la vida con resultados muy favorables.
- Inteligencia para la vida: consiste en saber gestionar bien la propia trayectoria. En la obra del genial Valle-Inclán Luces de bohemia hay un breve diálogo entre Max y Don Latino de Híspalis. El primero dice: «Yo nunca tuve talento, he vivido siempre de modo absurdo». Y le dice el segundo: «No has tenido el talento de saber vivir». Aquí se daría una buena mezcla entre el listo y el inteligente.
¿Qué es lo mejor en la vida: ser listo o ser inteligente? Depende de en qué circunstancias. Lo que es evidente es que lo más positivo es una buena ecuación entre ellas, algo que no suele ser fácil. ¿Son todas las inteligencias iguales; hay muchos tipos; se llevan bien entre ellas, puede uno tener casi todas las modalidades casi al mismo tiempo?
He tratado de ir respondiendo a esta serie de interrogantes para dejar las cosas lo más claras posibles, dentro de la dificultad de esta excursión que atraviesa valles, quebradas y ríos que cruzan geografías imprecisas en donde unos límites fronterizos se cuelan dentro de otros. La psicología no es una ciencia exacta, sino aproximada.
Termino. La palabra inteligencia procede del latín: intus, legere, leer por dentro. Es apresar, escoger, aprehender, captar la realidad en su complejidad y en sus conexiones. El gran maestro es el tiempo y la mejor sabiduría es la experiencia.

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