6 mar 2011

Berrinches en Washington: Obama- Calderón

Berrinches en WashingtonJ. Jesús Esquivel
Revista Proceso # 1792, 6 de marzo de 2011;

WASHINGTON.- Por encima de los apapachos, buenos deseos y expresiones de admiración que se prodigaron los presidentes Barack Obama y Felipe Calderón, los legisladores republicanos consideran que la relación con México en este momento no está en buen nivel.
“La relación con el gobierno mexicano está en un punto muy bajo, según el Congreso, tanto por lo que está pasando en la lucha contra el narcotráfico como por lo que se avizora para las elecciones presidenciales de 2012”, dice a Proceso uno de los principales asesores de los legisladores republicanos en el Senado, quien aceptó la entrevista con la condición de que no se revelara su identidad.

En un balance del encuentro que Obama y Calderón sostuvieron en la Casa Blanca el jueves 3, el asesor destacó que, para empeorar la relación bilateral, el presidente de México generó “más desconfianza” en Washington con los comentarios que hizo al diario The Washington Post descalificando el trabajo del embajador estadunidense Carlos Pascual.
“Creo que no debió haber hablado así sobre un tema que generalmente no se ventila en los periódicos”, recuerda el asesor.
En una entrevista con editores y reporteros de The Washington Post, celebrada unas horas antes de su reunión con Obama, Calderón señaló que los cables diplomáticos que Pascual ha enviado desde México al Departamento de Estado sobre la situación de la lucha militarizada del gobierno mexicano contra el narcotráfico, y que difundió el sitio de WikiLeaks, han tenido efectos negativos en la relación bilateral.
“Causó serios daños, esa es la verdad”, declaró Calderón al diario, y cuando los periodistas le preguntaron si continuaría trabajando con Pascual, respondió: “Eso es algo que tal vez hablaré con el presidente Obama”. Y a la pregunta de si ya le había perdido la confianza al diplomático estadunidense, Calderón manifestó que la confianza es algo “difícil de construir y fácil de perder”.
 Asimismo, el viernes 4 The New York Times publicó un artículo en el cual refiere que un funcionario del Departamento de Estado no sólo les confirmó que el caso del embajador Pascual fue abordado por Calderón y Obama en la reunión de la Casa Blanca, sino que Obama sostuvo su respaldo al diplomático. 
“Y no le dejó espacio para que México presionara pidiendo la remoción de Pascual”, reveló el funcionario al rotativo.
En el Congreso estadunidense, según el asesor de los republicanos del Senado, los comentarios de Calderón sobre el embajador Pascual fueron catalogados como “un berrinche” de un gobierno extranjero.
“Sería ridículo que echaran a Pascual por las molestias de Calderón, y si ocurriera, el presidente Obama tendría que pagar las consecuencias políticas por actuar a pedido de un gobierno extranjero”, añadió. 
 El mismo viernes 4, P. J. Crowley, el portavoz del Departamento de Estado, ratificó el respaldo del gobierno de Obama al embajador Pascual y a todo el equipo que labora con él en la Ciudad de México.
“El embajador Pascual, desde nuestro punto de vista, está haciendo un trabajo enorme por la relación bilateral Estados Unidos-México, y sé que no hay planes para ajustar su estatus”, machacó Crowley.
 En la Cámara de Senadores del Congreso federal estadunidense, los legisladores republicanos consideran que la relación con México está tocando fondo, por la falta de una estrategia más efectiva de Calderón para contener la cifra de muertos que semana a semana arroja la lucha militarizada que lanzó desde 2006 contra el crimen organizado.
En el Capitolio sostienen que la falta de rendición de cuentas del gobierno de Calderón sobre los abusos contra los derechos humanos que cometen los militares, y las justificaciones que da sobre las cifras tan alarmantes de muertos, no sólo se traducen en deterioro de la relación, sino que también repercuten en el tema de la confianza, como la que él le ha perdido al embajador Pascual.
“La situación del número de muertos por la narcoviolencia en México es muy preocupante. Aquí en el Senado hay muchos legisladores, y también en la Cámara de Representantes, que ya están comparando lo que ocurre en México con lo que pasa en Afganistán, y esto es muy grave”, añade el asesor legislativo.
Otro aspecto que preocupa a los congresistas republicanos en Washington es, de acuerdo con nuestro entrevistado, la recurrente publicación de artículos en la prensa mexicana según los cuales el Partido Revolucionario Institucional (PRI) es por el momento el mejor posicionado para ganar los comicios presidenciales de 2012. 
“Lo que preocupa de esto no es que gane el PRI; lo que inquieta es lo que se dice: que una presidencia priista estaría dispuesta a ser más tolerante con los narcotraficantes”, puntualiza. 
 Lo que es invariable en el Capitolio es el respaldo de Estados Unidos a México en la lucha contra el narcotráfico. El asesor legislativo sostiene que tanto demócratas como republicanos van a seguir aprobando fondos de la llamada Iniciativa Mérida, aunque aclara que habrá más condicionamientos debido a las denuncias de violación de derechos humanos que en nombre del combate a los narcos siguen cometiendo los militares mexicanos.
No obstante que en su visita a Washington Calderón sostuvo un encuentro con John Boehner, el legislador republicano por el estado de Ohio y presidente de la Cámara de Representantes, el asesor legislativo consultado por Proceso asegura que “esta reunión entre el presidente de México y el de Estados Unidos fue la que menos atención ha tenido por parte del Congreso federal”.
 La razón de este desdén por la visita de Calderón es, según el entrevistado, muy simple: Hay temas domésticos más importantes en estos momentos, como evitar la parálisis del gobierno federal por la falta de acuerdo legislativo para aprobar el presupuesto. 

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