Columna PLAZA PÚBLICA/Miguel Ángel Granados Chapa
(Hijo de El Tigre, pintito.) Pintito
Reforma, 1 de mayo de 2011;
A instancias del magistrado Elías Azar, los abogados de Azcárraga Jean acudieron al Centro de Justicia Alternativa y obtuvieron allí el desistimiento de las acciones civiles ejercidas por Paula Cusi
Con los tres días de reclusión a que estuvo sometida Paula Cusi, Emilio Azcárraga Jean se libró de un riesgo cuya inminencia duraba ya más de cuatro años. Al desistirse la última esposa de su padre del juicio civil que había entablado en enero de 2007, el presidente de Televisa consolidó su condición de accionista mayoritario de las empresas del Grupo Televisa, que la señora Encarnación Presa Matute (nombre civil de Paula Cusi) había puesto en entredicho.
Para el rápido logro de su propósito, Azcárraga Jean contó con el auxilio del Ministerio Público y la administración de justicia de la capital. Ignoro si directamente se lo brindaron el procurador Miguel Ángel Mancera y el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Elías Azar. Pero es público que se interesaron personalmente en el asunto y pasaron por alto, si no es que propiciaron, violaciones a la ley. O facilitaron su amañada aplicación en provecho de Azcárraga Jean.
Paula Cusi reclamó en el juicio, que súbitamente se resolvió en su perjuicio la semana pasada, que se calculara de modo adecuado la sexta parte de la herencia testada por Emilio Azcárraga Milmo, con quien mantuvo una relación de más de 20 años, porción que había sido mermada por maniobras que atribuyó a los albaceas de esa sucesión. Pretendía mucho más que eso. Demandó que se declarara la nulidad de un acuerdo adoptado por la asamblea de accionistas efectuada el 30 de mayo de 1997, cuya consecuencia fue que disminuyera el monto del 16.66666 por ciento que fue voluntad de Azcárraga Milmo dejar a la que técnicamente es su viuda (pues aunque vivían separados a la hora en que El Tigre murió, su matrimonio estaba vigente). En consecuencia, demandaba también la nulidad "de todos los actos y acuerdos adoptados por la asamblea o fuera de ella, con posterioridad a la fecha de celebración" de la misma, y que se restituyeran "las cosas al estado que guardaban" antes de dicha reunión de accionistas.
"En otras palabras -interpretó Jenaro Villamil en su libro El sexenio de Televisa- Cusi litiga para que se declare nulo el acto original que le permitió a Azcárraga Jean tomar el control de la compañía y realizar todas las operaciones posteriores, incluyendo la reestructuración de la deuda que tenían Grupo Televicentro y Grupo Alameda, la venta de participación accionaría del 40.5 por ciento que Televisa tenía en la empresa satelital Panamsat, así como la incorporación posterior del Grupo Inbursa, de Carlos Slim, en el fideicomiso de control del Grupo Televicentro, con 25 por ciento de las acciones" (Slim había entrado en Televisa en apoyo de Azcárraga Jean, momento que se antoja remoto a la luz de las escaramuzas entre esos magnates de las telecomunicaciones).
La base para la acción de Paula Cusi fue el testamento de Azcárraga Milmo, otorgado el 18 de enero de 1996. La herencia comprendía, principalmente, las acciones de El Tigre en tres de las compañías que integran el vasto consorcio conocido sintéticamente como Televisa: Grupo Televicentro, Grupo Alameda y Grupo Triple C. El testamento dividía en seis partes ese capital, destinadas a sus cuatro hijos y a las dos mujeres con las que compartió los últimos años de su vida. Debían recibirlas: Alejandra Patricia y Ariana Cristina Azcárraga de Surmont, las hijas mayores; Carla Laura Magdalena y Emilio Azcárraga Jean, así como Adriana Abascal, con quien vivía a la hora de su muerte, y Paula Cusi, con quien permaneció casado hasta el final. En el testamento le fue trasladada, además, la propiedad de los automóviles Rolls Royce, Bentley y BMW 750 y un palco en el Estadio Azteca. Previamente, Paula Cusi había recibido de su esposo un patrimonio inmobiliario y accionario, que incluía un 10 por ciento de las acciones de Grupo Televisa, que antes del litigio vendió a Azcárraga Jean en 45 millones de dólares.
La prolongada relación de Paula Cusi y Azcárraga Milmo se inició en los setenta, relatan Claudia Fernández y Andrew Paxman en El Tigre. Emilio Azcárraga y su imperio Televisa: "Su relación con Nadine estaba llegando a su fin y Emilio comenzó a dejarse ver en público con una mujer mucho más joven. Emilio la había detectado en la pantalla chica varios años antes, cuando daba los reportes del tiempo y leía los horóscopos para Jacobo Zabludovsky. Se trataba de Encarnación Presa Matute, hija de un empresario inmigrante español...
"Esta esbelta y atractiva rubia, veinte años menor que Emilio, demostró ser mucho más que cualquiera otra conquista. Era una mujer con voz fuerte, opiniones sólidas y mente inquisitiva. En muchos aspectos se convirtió en alma gemela, además de amante, de Emilio (quien) había comenzado a ampliar su círculo social conociendo a artistas, escritores, intelectuales y empresarios extranjeros. Paula se adaptó de inmediato. La joven desarrolló un vívido interés por las bellas artes y alentó a Emilio a patrocinar a varios pintores mexicanos. Tras la muerte de su padre, Emilio le pidió a Paula que se fuera a vivir con él, en una casa en la esquina de Shakespeare y Lafayette, en la colonia Anzúres. Paula y Emilio comenzaron a viajar juntos al extranjero. Desarrollaron amistad con gente... como George Rosenthal, un corredor de bienes raíces en Los Ángeles, que los ayudó a encontrar una casa en las colinas de Hollywood".
Impaciente porque el juicio civil se desperezaba lentamente, la viuda de Azcárraga Milmo cometió en diciembre un error estratégico. Denunció penalmente, por falsedad en declaraciones judiciales, a los albaceas. Se habían contradicho respecto del uso de recursos de la sucesión que administraban para el pago de deudas personales de Azcárraga Milmo, de lo que dependía el monto de la herencia y por ende el de la sexta parte que corresponde a Cusi. Cuatro meses después, la averiguación correspondiente no se ha integrado y por lo tanto los denunciados no han sufrido molestia alguna. En cambio, la denunciante fue a su vez denunciada el 16 de marzo y su caso fue tratado con celeridad: antes de un mes se emitió orden de aprehensión en su contra, que se hizo efectiva el lunes pasado, cuando la demandante en el juicio civil acudía a una diligencia en ese proceso.
No había sido advertida de que era objeto de una averiguación previa. Se pretendió notificarla en el domicilio de sus abogados, comunicado para ese propósito exclusivamente para recibir notificaciones en el juicio civil. De modo que una pequeña turba de agentes judiciales del Distrito Federal, sin ostentar vestimenta que los acreditara como tales y sin mostrar el mandamiento judicial, la detuvieron y trasladaron de inmediato al reclusorio de Santa Martha Acatitla. Al cumplirse el término de 72 horas fijado por la ley, la jueza del caso determinó que no había elementos para proceder en su contra y decretó su libertad, que debió cumplirse incondicionalmente. Pero Azcárraga Jean aprovechó para obtener ventaja. A instancias del magistrado Elías Azar, que encabeza el Poder Judicial capitalino, sus abogados acudieron al Centro de Justicia Alternativa y obtuvieron allí el desistimiento de las acciones civiles ejercidas por la señora que estaba en prisión a poco de cumplirse el decimocuarto aniversario de la muerte de su esposo, ocurrida el 16 de abril de 1997. Ese arbitraje hubiera procedido en otro momento procesal, pero no cuando la demandante estaba sometida a reclusión, lo que constituye una presión que vicia notoriamente su voluntad. Por eso Reforma pudo anunciar el fin de esos acontecimientos diciendo: "Doblan a Cusi".
Ese discutible pero eficaz triunfo de Azcárraga Jean cierra el largo ciclo en que los Emilio Azcárraga concentraron en sus manos el control de la televisión abierta. Al inaugurarse en México ese medio electrónico, el primero de ellos, Azcárraga Vidaurreta, era sólo titular de una de las tres concesiones otorgadas por el presidente Alemán, a través de su empresa Televimex. Cuando instó a los otros concesionarios a fusionarse en Telesistema mexicano, Azcárraga Vidaurreta quedó a la cabeza de la nueva empresa, como su hijo lo haría al integrarse Televisa en 1972, al eliminarse la competencia que hacía a Telesistema la regiomontana Televisión Independiente de México, propiedad del Grupo Alfa.
Luego, aun a costa de endeudarse, desplazó a su hermana Laura y a sus sobrinos Fernando Díez Barroso y Alejandro Burillo y a sus amigos Rómulo O Farrill y Miguel Alemán. Ahora Azcárraga Jean, quitada Paula Cusi del camino, lo controla todo. Hijo de El Tigre, pintito.
miguelangel@granadoschapa.com
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