19 may 2012

Quadri descrito por Alejandro Almazán

Viñetas de campaña: Gabriel Quadri/ Alejandro Almazán*  
—Usted se autodefine como un ambientalista —lo interrumpí—. ¿No es incoherente que maneje una combi vieja? —Nah —me respondió...

Publicado en Excélsior, 18 de mayo.-  A Gabriel Quadri no hay cosa que le guste más que reflexionar sobre el medio ambiente. Desafortunadamente, desde hace días los periodistas suelen hablar de las toneladas de residuos tóxicos que dejó pasar Quadri por la frontera con Texas, cuando en los noventa era director del Instituto Nacional de Ecología, o de cómo permitió que dos empresas —una mexicana y otra estadunidense— enterraran desechos industriales en San Luis Potosí y ello provocara malformaciones en niños de algunas comunidades. Pero quizá el monumento al triunfo de la contaminación, discreto y orgulloso, parece encontrarse en otra parte. Aquí, en el estacionamiento del partido Nueva Alianza, es guardada la popular combi que maneja Quadri cuando hace campaña en el Distrito Federal. Nada más verla, un valet entendería que no recibirá las propinas que acostumbra. No importa que tenga llantas anchas, rines de aluminio o que la palanca de velocidades haya sido cromada. La combi, simplemente, es modesta hasta la decepción. No tiene número de serie. Las placas, 504-YGR, son de la Ciudad de México y no han sido registradas ante las autoridades capitalinas ni en el Repuve. El permiso para que circulara fue tramitado el pasado 7 de marzo en el estado de Colima; quien lo autorizó no pidió marca, línea, número de motor y serie, matrícula, color y origen; todo lo puso en ceros y firmó. He preguntado por la historia que tiene el vehículo, pero me han dicho que sólo la conoce Luciano, uno de los tres hijos de Quadri; que él la compró sabrá Dios en qué deshuesadero. Todo esto podría ser anecdótico en un candidato anecdótico si no fuera porque, hasta este 16 de mayo, esa combi no ha sido llevada a verificar.

Al menos eso me dijo la trabajadora de un Verificentro, a quien le pedí rastrear la combi en el sistema que almacena las matrículas de todo vehículo que pasa esta prueba ecológica en el DF y Estado de México. “Pero si el vehículo fue reemplacado apenas este año, ¿no tiene algún periodo de gracia?”, le pregunté y ella, con la seguridad de los apostadores, contestó: “No; por la terminación tenía que verificarse en marzo o abril y ya estamos a mediados de mayo; esa combi no debería circular”.
Yo no sabía esto último cuando Quadri estaba en las gradas de un deportivo de Guanajuato para ver ganar a su hijo Andrés una competencia de bádminton.
—Usted se autodefine como un ambientalista —lo interrumpí—. ¿No es incoherente que maneje una combi vieja?
—Nah —me respondió con una mansedumbre teatral—. Ponte a pensar cuántas personas caben en la combi. ¡Diez! Caben diez. Así que el promedio de emisiones contaminantes es mucho menor.
Quise recordarle que en su combi nunca se han visto a más de cuatro personas trepadas, pero me habían dicho que, embalado, Quadri suele contestar sin dobleces, aunque unos lo interpreten como cinismo. Lo seguí escuchando:
—Mi combi no es la única que tiene Nueva Alianza, son varias; están por todos los estados y a todas les falla la transmisión, el motor, los pedales… Tienen como treinta y cinco años de antigüedad. Por eso, cuando un simpatizante me llega a decir que se la regale, le digo que sí, que se la lleve. Esa cosa arranca de milagro.
* * *
Es gracioso que Quadri tome el micrófono y se ponga a gritar ¡No quie-ro con-tes-tar, no quie-ro con-tes-tar! delante de unas trescientas personas que han abarrotado el auditorio de la Universidad Autónoma de Querétaro. Parece deleitarse con su papel de provocador diplomático: como cuando los jóvenes lo recibieron con ¡Am-lo, Am-lo!, y él, acostumbrado a las adulaciones desde el día del primer debate, los miró y les dijo con desenfado: “¿Y eso qué?”.
Quadri nació el 4 de agosto de 1954, bajo el signo del poder y el ego: Leo. Tal vez por eso, frente a las aglomeraciones que le son adversas, Quadri acostumbra a portarse tosco. De esa forma, sus comentarios sinuosos, casi siempre ambiguos y evasivos, los disfraza de debates rijosos. Incluso cuando habla acerca del bien y el mal, de los populistas y los liberales, lo hace con rodeos. Con esa actitud ha llegado hace cosa de veinte minutos al auditorio de la UAQ. Se ha parado frente los estudiantes, maestros y uno que otro acarreado, y ha comenzado a soltar su típico discurso atiborrado de números y referencias de países que han privatizado hasta el hambre. Porque eso sí: parece que nadie supera a Quadri en dar bien malas noticias para aquellos que están en contra del neoliberalismo. Su manera de ser y de hablar ha enfurecido aún más a la mayoría de los asistentes que, desde el inicio, lo han interrumpido con frases cargadas de disgusto: “¡Títere de Elba Esther!”, “¡Eres un fascista!”, “¡No nos hables de Brasil, estamos en México!”, “¡Comparsa de Peña Nieto!”.
Quadri, sin embargo, resiste los embates con la pose del Valiente. No en balde presume que siempre consigue sus objetivos. Uno de ellos, quizá el más importante en estos tiempos, es que, según las encuestas, entre el 3 y 6 por ciento lo venera. Es decir: en esta especie de lotería, Quadri está por conseguir el premio gordo: la sobrevivencia de Nueva Alianza, un partido que lo persigue el fantasma de Elba Esther Gordillo.
Pero volvamos al auditorio de la UAQ. Porque aunque Quadri quiere poner cara de pitbull hambriento frente a uno de los universitarios de apellido Vivanco, éste no se intimida y sigue preguntándole: “¿Está usted consciente de que no va a ganar la Presidencia y que sólo quiere quitarle votos a López Obrador?”. Quadri toma aire. Se acomoda las gafas Polo de pasta negra y responde: “Yo voy por los indecisos, yo no voy a quitarle ningún voto a López Obrador”. Vivanco reacciona: “López Obrador va por los indecisos, no quiera vernos la cara”. Quadri se ríe, se voltea y pide otra pregunta. Es común que suceda eso: Quadri siempre se enreda.
Al final, Quadri se irá como esos chuchos que sólo reciben palos e insultos. Cancelará la conferencia de prensa que su gente había programado en la UAQ, pero hablará en un restaurante y dirá que López Obrador está atrás de aquella intolerancia, llamará fascistas a los universitarios, explicará que su siguiente reunión (en la Universidad de Guanajuato) ha sido cancelada por un apagón, y se tomará un ron para bajar el temperamento.
Posdata:
Pero la historia no terminó ahí. En un comunicado, la UAQ le reclamará a Quadri sus dichos y su actitud. Y la UG también sacará un boletín sólo para aclarar que fue el dirigente de Nueva Alianza, Roberto Jiménez, quien canceló.
* * *
Eres Gabriel Quadri. Estás en León y hace calor. Esta tarde tienes planeado festejar el día del maestro con los candidatos de Nueva Alianza. Comerás crema de elote y pechugas rellenas de queso. Pero eso será más tarde. Ahorita estás llegando al salón y la mayoría de la gente te saluda. Tú la atiendes. Te piden que hables y entiendes que el escenario es propicio para seguir construyendo tu popularidad. Primero los felicitas, por su día y porque el equipo de los Panzas Verdes ha ascendido a la primera división de futbol. Después les dices que eres uno de ellos y los maestros sonríen a destiempo, se notan incómodos, como sin saber qué decir; parecen una pareja dispareja, un matrimonio arreglado. Tú sigues con tu discurso. Dices que Nueva Alianza es diferente porque no son los políticos de siempre, pero la dueña del partido, Elba Esther, es el mejor ejemplo de la política de siempre. Dices que los políticos sólo prostituyen la democracia, aun cuando acabas de leer el texto del periodista Alejandro Páez, llamado “Quadri: pequeño prostituto de la política”. Te enojas porque los políticos nada más quieren el poder y omites hablar de Elba Esther, una mujer que se ha perpetuado a través de una rotación de camarillas. Juras que no eres fascista y tu modelo de policía es la de los Carabineros de Chile, guardianes de la paz mantenida por la fuerza fáctica. Cuentas que Nueva Alianza nació porque los partidos de siempre se opusieron a las reformas y Elba Esther está peleando porque no ocurra la evaluación nacional a los maestros. Criticas a la izquierda y muchas de tus propuestas de campaña las sacaste de la plataforma del PRD. Dices que una de las cosas que caracteriza a Nueva Alianza es su transparencia y todavía no está muy claro cuánto dinero tienen Elba Esther y sus familiares. Te contradices, es cierto, pero no importa. Eres Gabriel Quadri, es día del maestro y, entre amigos, la ausencia de principios se disfraza de pragmatismo.
Nota:
Le pregunté a una de las candidatas por el hijo de Marta Sahagún: Fernando Bribiesca.
—¿No es el que anda huyendo? —dijo con cierta ironía.
—No, ese es Manuel, su hermano —le contesté; Manuel, según un reportaje de Anabel Hernández, es buscado por el FBI por presunto tráfico de influencias, enriquecimiento ilícito y corrupción.
—Ah, sí, de veras —volvió la candidata a mofarse—. Fernando está enfermo… Bueno, eso dicen, pero la verdad no vino porque toda la prensa se le hubiera ido encima y esta es fiesta de nosotros y de Quadri.
Fernando, el hijo menor de Marta, debe tener muy buena relación con Elba Esther: es el número uno de las diputaciones plurinominales de Nueva Alianza.
* * *
Quadri parece ajeno al movimiento que hay en el deportivo Yerbabuena. Todo su cuerpo está inmóvil. Menos sus ojos: repasan, una y otra vez, los correos que le llegan a la BlackBerry. Si uno lo viera sentado en las gradas, solo e indiferente, no creería que ese hombre es quien, para bien o para mal, le ha puesto sabor a estas campañas.
Hace apenas unos minutos, todavía yo no entendía a qué habíamos venido los reporteros a Guanajuato. ¿Para ver ganar al hijo menor de Quadri? ¿Para escuchar a Quadri decir que el deporte también se necesita privatizar? Entonces se fueron dando las cosas. Primero, quedó claro que Quadri no es tan famoso como él cree. Pocos lo fueron a saludar y otros ni siquiera supieron quién era; una señora a la que le llamaron la atención tantas cámaras me preguntó si Quadri salía en la tele o era un afamado deportista. Segundo: conocí a su esposa, Thelma Lazcano, una seria arquitecta que trabaja en el Gobierno del Distrito Federal —el gobierno populista que tanto escozor le da a su marido— y donde gana poco más de 88 mil pesos al mes como Directora Ejecutiva de Vinculación y Enlace, de la Autoridad del Espacio Público. Y, tercero, platiqué poco con Quadri.
Cuando intenté estrechar su mano, me encontré agarrando algo tan escurridizo y frío como un pescado. He aquí a Gabriel Quadri, pensé, uno de los hombres que en las redes sociales es blanco de las burlas. Pero si hay algo que revienta a Quadri es el escarnio. Supongo que ha de ser agotador que te cuestionen a diario si eres el Güiri Güiri, si eres pariente de Charly García o si en la combi traes a Scooby Doo. Eso le pregunté a Quadri, pero al parecer él entendió que le hablaba de las notas que se han publicado, donde se le acusa de haber recibido dinero a cambio de dejar pasar sustancias tóxicas.
—Los ataques y las descalificaciones a mi persona vienen después del debate porque mi candidatura ha crecido —dijo con el tono de quien sólo él lo cree—. Los otros candidatos están asustados de que los rebase.
Dejé a Scooby Doo a un lado y le pregunté por Elba Esther.
—Habla usted de una revolución educativa, ¿pero se puede hacer con una dirigente vitalicia?
—¡Ella no es vitalicia!, esa es una mentira del gobierno.
—Perdón, pero la prensa lo registró el domingo 8 de julio de 2007.
—La profesora tiene sus adversarios y le pegan mucho. Mucho de lo que se dice de ella son sólo calumnias.
—¿Cómo cuáles?
—Muchas, muchas… Lo que sí puedo decirte es que, la única vez que la he visto, hablamos de la reforma educativa y ella dijo que estaba a favor. Y pues hay que tomarle la palabra, ¿no?
—¿Entonces por qué no quiere entrarle al Programa de Evaluación Universal Docente?
—No sé, pregúntale a ella.
—¿Usted tiene cola que le pisen?
—No.
—¿Y qué hay sobre los deshechos tóxicos que…?
—¡Esa es una difamación! Voy a demandar al señor (Jesús) González Schmal y a Proceso. Están mintiendo. Están haciendo una campaña en mi contra.
Entonces Quadri volvió a ver el juego de su hijo. “¡Vamos, Andrés!”, le gritó. Y no se refería a López Obrador.
* Alejandro Almazán ha ganado tres veces el Premio Nacional de Periodismo en la categoría de crónica. Es autor de La victoria que no fue; Gumaro de Dios, El Caníbal; Placa 36; Palestina, Historias que Dios no hubiera escrito y, Entre perros. Próximamente publicará una novela basada en la vida de “El Chapo” Guzmán.
NOTA de Notimex: Las crónicas presentadas en esta sección corresponden a la visión de los cronistas. Como toda crónica, constituyen una descripción periodística en la que tienen lugar apreciaciones personales.
Notimex ofrece aquí los trabajos de cronistas invitados de reconocida trayectoria, en igualdad de condiciones frente a los distintos candidatos y ofertas políticas en campaña, reconociendo la importancia de que los medios de servicio público, que tienen como parte de su función social garantizar el acceso a la información plural y propiciar el ejercicio de la libertad de expresión, deben explorar mecanismos para dar cabida a los diversos géneros periodísticos y así enriquecer su oferta informativa.

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