Columna Trastienda: Monica, la hija de la profesora

TRASTIENDA/24 Horas

El gobierno de Enrique Peña Nieto ha dado señales que juega pelota dura. Cuando la senadora Mónica Arriola, en defensa de su madre presa, expresó sorpresa porque no se medía con el mismo rasero a otros líderes sindicales, apareció casi de inmediato en la prensa que vivía en una mansión de lujo pagada con recursos del magisterio. Por eso, no sería extraño que en esa misma lógica, el anuncio de que Gobernación investigará, por instrucciones presidenciales, si hubo traición de funcionarios del gobierno de Felipe Calderón en el espionaje estadunidense, fuera una respuesta al ex presidente por pasarse de vivo y hablarle al canciller José Antonio Meade, de manera nada  institucional, para urgir que exigiera a Washington las razones del porqué lo espiaron.

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Con eso de que el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong dijo que investigarían a ex funcionarios del gobierno de Felipe Calderón para determinar si hubo quienes le abrieran las puertas informáticas a la NSA, los nervios se dispararon en algunas áreas de seguridad, actuales y de la administración oficial, y en proveedores. Dicen los que saben que hay varios grupos y empresas mexicanas que se sintieron aludidas por el secretario, en particular porque se dieron vuelo con contratos de seguridad con tecnología israelita, mediante los cuales husmearon las vidas públicas de algunos políticos. No vaya a ser, calculan los que saben, que salgan algunos de esos nombres y quienes participaron de esos contratos en el pasado, sean perseguidos hasta que caigan.