- La pianista venezolana sorprendió con sus improvisaciones
“El viaje más apasionante es aquel que se emprende sin saber adónde ir...”Johann Wolfgang von Goethe
Gracias a mi amigo Gustavo Tovar Arroyo estuve en Culiacán, Sinaloa, a finales del mes de octubre; fuí –a diferencia de otras veces- exclusivamente invitado para escuchar ver y vibrar con la música de la pianista Gabriela Montero.
Gabriela es venezolana pero vive hoy en los Estados Unidos; es considerada una de las pianistas más importantes del mundo; rotativos como The New York, Times y The Washington Post, han resaltado la genialidad de sus improvisaciones en el escenario. Compone en tiempo real algo que hoy nadie hace.
Es también autora del documental ExPatria, una obra musical - audiovisual en la que expone el dolor que ha sufrido todos estos años al observar, desde el exilio, la situación política y social de su patria.
En Culiacán Gabriela nos regaló dos conciertos dentro de la Temporada de Otoño de la Sociedad Artística Sinaloense y del Instituto Sinaloense de Cultura.
Por cierto, tocó en un piano Steinway Gran Concierto modelo D.
¡Ambos concierto fueron únicos e irrepetibles!
El segundo concierto fue mucho mejor, quizá a que el público abarrotó el Teatro Pablo de Villavicencio de Culiacán.
El programa abrió en la primera parte con música del pianista y compositor alemán Johannes Brahms, quien fue el gran maestro de la sinfonía y sonata de la segunda mitad del siglo XIX; tiene el nivel de Bach y Beethoven.
El programa fue tres Intermezzos Opus 117, de J. Brahms, que consta del N º 1 en Mi Bemol mayor, Andante moderato; el N º 2 en Si bemol menor, Andante non troppo, y el N º 3 en Do sostenido menor, Andante con moto, y en los que el autor reflejó todo el amor que lo embargó por Clara esposa del músico Robert Schuman, uno de los más grandes y representativos compositores del romanticismo.
Gabriela hizo referencia a esa situación pasional que envolvió a los dos grandes músicos; amaron a la misma mujer.
De repente me vino a la mente Rosario de la Peña y Llerena, mujer que fue amada por muchos amigos poetas mexicanos del siglo XIX., uno de ellos fue Manuel Acuña quien se suicidó poco antes de componer el famoso Nocturno a Rosario.
Para complementar Gabriela interpretó de Schumann, la Fantasía en Do mayor, en tres movimientos, el primero apasionado y turbulento y los restantes recrean una pasmosa serenidad y espiritualidad.
"Fueron dos interpretaciones límpidas, magistrales y no exentas de virtuosismo", dice un boletín oficial.
¡Yo sólo puedo decir que estuvo extraordinario e inenarrable!
Pero la segunda parte, presenciamos algo que en lo personal nunca había visto. Gabriela lo dedico a improvisar, algo que casi nadie hace hoy.
Sobre sus espontaneidades ella dice que se conecta con el público "de una forma totalmente única. La improvisación es una parte muy importante de lo que soy, es la forma más natural y espontánea en la que puedo expresarme” o “Improvisar es como tirarte a un vacío y saber que vas a volar; es una libertad absoluta donde las oportunidades son ilimitadas y eso es algo que me encanta, es casi adictiva la sensación de hacer lo que quieras.”
En ese sentido, pidió al público que le pidieran la canción o algún tema o concepto de su agrado que ella iba a complaceros, haciendo las improvisaciones.
Y lo hizo con mucho agrado.
¡Lo que sucedió fue sublime!
Dijo Gabriela que las improvisaciones, en el siglo XVII y XIX, eran parte importante en la formación de los compositores y de los músicos, y hoy esta práctica solo se limita al jazz “Hoy es raro hacer eso, y yo soy rara. Siempre me ha encantado hacerlo, desde chiquitica. En la improvisación, todo sucede en el momento, es efímero. Nace y muere”.
Y en efecto, si no se graba se pierde.
Afortunadamente los conciertos en Culiacán fueron grabados por los organizadores con varias cámaras instaladas.
Dicen que el publico manda y esa noche pidieron el bolero Bésame mucho, de la jalisciense Consuelito Velásquez:
“Bésame, bésame mucho
como si fuera esta noche
la última vez....
Y la pianista recreó en las teclas y poco a poco lo fue transformando, agregando, quitando y poniendo hasta hacer de ella una pieza de corte barroco, que bien pudo atribuirse Johann Sebastian Bach, Bach o algún otro autor.
¡Fascinante!
Yo emocionado aproveché y le pedí La Flor de La Canela de Chabuca Granda; Gabriela me reto y pidió que se la cantara, de inmediato lo hice y la confundí con Fina Estampa, canción que la peruana hizo a su señor padre: Eduardo Granda.
Alguien atrás me ayudo a cantarla. Era Leonor Quijada, promotora cultural y compañera del escritor sinaloense Elmer Mendoza; lo hicimos al alimón.
“Una veredita alegre
con luz de luna o de sol,
tendida como una cinta
con sus lados de arrebol...”
Y después de hacer “ ruebas" la pianista -mujer genio del siglo XXI- interpretó la pieza en un estilo más romántico del siglo XIX, y le siguió con un estado de ánimo, retomando la partida de los hijos, con sonidos de piano suaves, melancólicos, reflejando tristeza y soledad.
¡Maravilloso!
Luego, alguien más pidió Cielito lindo...;
“Ese lunar que tienes, cielito lindo
junto a la boca, no se lo des a nadie
cielito lindo que a mi me toca....”
Gabriela combinó lo de hoy con el estilo barroco;
Luego siguió con Alma llanera de su país, a petición del público y aunque ella lo hizo medio forzada, al final salió algo hermoso y fue reciamente aplaudida de pie y vitoreada por los asistentes sinaloenses.
“Yooooo nací en una ribera del Arauca vibrador
soy hermano de la espuma
de las garzas y de las rosas
soy hermano de la espuma,
de las garzas, de las rosas
y del sol
y del sol. ...
Al final, complació con una pieza de Jazz muy especial a un amigo venezolano presente en la sala; no lo mencionó por su nombre pero se refería al abogado, poeta, escritor y activista de los derechos humanos y promotor de la resistencia pacífica Gustavo Tovar Arroyo, quien por la situación en Venezuela vive en México, en el exilio.
La emoción para Gustavo fue inenarrable.
Me dijo que a pesar de los tiempos difíciles que han vivido en Venezuela, a ellos los une el amor por la cultura y que esa noche se sintió realmente "conmovido e íntimamente festejado" por la dedicatoria de Gabriela.
Me confesó que ver a su compatriota en Culiacán fue "como ver y escuchar a Mozart en pleno siglo XXI". Fue además -agregó- un festejo a Franz Liszt y a Ludwig van Beethoven.
La verdad es que estábamos todos emocionados; en las primeras filas se encontraba Lily Melo, Gustavo, Carlota, Elmer, Leonor; más atrás, se podía ver a la persona que hizo posible la presencia de Gabriela Montero en Sinaloa; se trata del empresario Agustín Coppel quien disfrutaba con todas su familia y amigos.
El segundo concierto requiere un comentario diferente.
Sólo decir que Gabriela hizo algo único improvisó una melodía única; aproveché –otra vez- la oportunidad para pedirle que nos regalará en el piano su sentir por el estado de Sinaloa; lo que ella alcanzó a ver y sentir en esos 3 dos días que estuvo con nosotros.
Me miro, y le gustó la idea, hizo algunos comentarios. Se quedó pensativa y produjo en el piano ¡algo inusitado!
A Sofía Carlón, la esposa del gobernador de Sinaloa, Mario López Valdez, presente en la sala con su familia le pudo encantar la pieza musical. Le subrayé en corto que lo que acabábamos de escuchar era un regalo que Gabriela le hizo a Sinaloa y a los sinaloenses.
Afortunadamente se tiene la grabación. Espero que lo suban a la red y la compartan.
Al final la mujer genio tuvo tiempo para charlar con algunos de los asistentes.
Difícilmente estará de nuevo en Culiacán.
Lástima para los sinaloenses que se la perdieron. Tendrán que esperar algún tiempo e ir a un lugar lejano a vibrar con la que hoy es considerada una de las mejores pianistas del mundo.
Gracias a mi amigo Gustavo Tovar Arroyo estuve en Culiacán, Sinaloa, a finales del mes de octubre; fuí –a diferencia de otras veces- exclusivamente invitado para escuchar ver y vibrar con la música de la pianista Gabriela Montero.
Gabriela es venezolana pero vive hoy en los Estados Unidos; es considerada una de las pianistas más importantes del mundo; rotativos como The New York, Times y The Washington Post, han resaltado la genialidad de sus improvisaciones en el escenario. Compone en tiempo real algo que hoy nadie hace.
Es también autora del documental ExPatria, una obra musical - audiovisual en la que expone el dolor que ha sufrido todos estos años al observar, desde el exilio, la situación política y social de su patria.
Además nadie olvida que el 20 de enero de 2009 participó en la inauguración presidencial de Barack Obama, interpretando junto al violinista Itzhak Perlman, el violonchelista Yo-Yo Ma y el clarinetista Anthony McGill la obra Air and Simple Gifts, una composición del músico John Williams.
http://www.youtube.com/watch?v=lBI6c4yBJAU
Sus grabaciones han sido reconocidas internacionalmente; sus discos con el sello EMI han ganado galardones como el Echo Preis en Alemania y fue nominada a un Grammy por su disco Baroque.http://www.youtube.com/watch?v=lBI6c4yBJAU
En Culiacán Gabriela nos regaló dos conciertos dentro de la Temporada de Otoño de la Sociedad Artística Sinaloense y del Instituto Sinaloense de Cultura.
Por cierto, tocó en un piano Steinway Gran Concierto modelo D.
¡Ambos concierto fueron únicos e irrepetibles!
El segundo concierto fue mucho mejor, quizá a que el público abarrotó el Teatro Pablo de Villavicencio de Culiacán.
El programa abrió en la primera parte con música del pianista y compositor alemán Johannes Brahms, quien fue el gran maestro de la sinfonía y sonata de la segunda mitad del siglo XIX; tiene el nivel de Bach y Beethoven.
El programa fue tres Intermezzos Opus 117, de J. Brahms, que consta del N º 1 en Mi Bemol mayor, Andante moderato; el N º 2 en Si bemol menor, Andante non troppo, y el N º 3 en Do sostenido menor, Andante con moto, y en los que el autor reflejó todo el amor que lo embargó por Clara esposa del músico Robert Schuman, uno de los más grandes y representativos compositores del romanticismo.
Gabriela hizo referencia a esa situación pasional que envolvió a los dos grandes músicos; amaron a la misma mujer.
De repente me vino a la mente Rosario de la Peña y Llerena, mujer que fue amada por muchos amigos poetas mexicanos del siglo XIX., uno de ellos fue Manuel Acuña quien se suicidó poco antes de componer el famoso Nocturno a Rosario.
Para complementar Gabriela interpretó de Schumann, la Fantasía en Do mayor, en tres movimientos, el primero apasionado y turbulento y los restantes recrean una pasmosa serenidad y espiritualidad.
"Fueron dos interpretaciones límpidas, magistrales y no exentas de virtuosismo", dice un boletín oficial.
¡Yo sólo puedo decir que estuvo extraordinario e inenarrable!
Pero la segunda parte, presenciamos algo que en lo personal nunca había visto. Gabriela lo dedico a improvisar, algo que casi nadie hace hoy.
Sobre sus espontaneidades ella dice que se conecta con el público "de una forma totalmente única. La improvisación es una parte muy importante de lo que soy, es la forma más natural y espontánea en la que puedo expresarme” o “Improvisar es como tirarte a un vacío y saber que vas a volar; es una libertad absoluta donde las oportunidades son ilimitadas y eso es algo que me encanta, es casi adictiva la sensación de hacer lo que quieras.”
En ese sentido, pidió al público que le pidieran la canción o algún tema o concepto de su agrado que ella iba a complaceros, haciendo las improvisaciones.
Y lo hizo con mucho agrado.
¡Lo que sucedió fue sublime!
Dijo Gabriela que las improvisaciones, en el siglo XVII y XIX, eran parte importante en la formación de los compositores y de los músicos, y hoy esta práctica solo se limita al jazz “Hoy es raro hacer eso, y yo soy rara. Siempre me ha encantado hacerlo, desde chiquitica. En la improvisación, todo sucede en el momento, es efímero. Nace y muere”.
Y en efecto, si no se graba se pierde.
Afortunadamente los conciertos en Culiacán fueron grabados por los organizadores con varias cámaras instaladas.
Dicen que el publico manda y esa noche pidieron el bolero Bésame mucho, de la jalisciense Consuelito Velásquez:
“Bésame, bésame mucho
como si fuera esta noche
la última vez....
Y la pianista recreó en las teclas y poco a poco lo fue transformando, agregando, quitando y poniendo hasta hacer de ella una pieza de corte barroco, que bien pudo atribuirse Johann Sebastian Bach, Bach o algún otro autor.
¡Fascinante!
Yo emocionado aproveché y le pedí La Flor de La Canela de Chabuca Granda; Gabriela me reto y pidió que se la cantara, de inmediato lo hice y la confundí con Fina Estampa, canción que la peruana hizo a su señor padre: Eduardo Granda.
Alguien atrás me ayudo a cantarla. Era Leonor Quijada, promotora cultural y compañera del escritor sinaloense Elmer Mendoza; lo hicimos al alimón.
“Una veredita alegre
con luz de luna o de sol,
tendida como una cinta
con sus lados de arrebol...”
Y después de hacer “ ruebas" la pianista -mujer genio del siglo XXI- interpretó la pieza en un estilo más romántico del siglo XIX, y le siguió con un estado de ánimo, retomando la partida de los hijos, con sonidos de piano suaves, melancólicos, reflejando tristeza y soledad.
¡Maravilloso!
Luego, alguien más pidió Cielito lindo...;
“Ese lunar que tienes, cielito lindo
junto a la boca, no se lo des a nadie
cielito lindo que a mi me toca....”
Gabriela combinó lo de hoy con el estilo barroco;
Luego siguió con Alma llanera de su país, a petición del público y aunque ella lo hizo medio forzada, al final salió algo hermoso y fue reciamente aplaudida de pie y vitoreada por los asistentes sinaloenses.
“Yooooo nací en una ribera del Arauca vibrador
soy hermano de la espuma
de las garzas y de las rosas
soy hermano de la espuma,
de las garzas, de las rosas
y del sol
y del sol. ...
Al final, complació con una pieza de Jazz muy especial a un amigo venezolano presente en la sala; no lo mencionó por su nombre pero se refería al abogado, poeta, escritor y activista de los derechos humanos y promotor de la resistencia pacífica Gustavo Tovar Arroyo, quien por la situación en Venezuela vive en México, en el exilio.
La emoción para Gustavo fue inenarrable.
Me dijo que a pesar de los tiempos difíciles que han vivido en Venezuela, a ellos los une el amor por la cultura y que esa noche se sintió realmente "conmovido e íntimamente festejado" por la dedicatoria de Gabriela.
Me confesó que ver a su compatriota en Culiacán fue "como ver y escuchar a Mozart en pleno siglo XXI". Fue además -agregó- un festejo a Franz Liszt y a Ludwig van Beethoven.
La verdad es que estábamos todos emocionados; en las primeras filas se encontraba Lily Melo, Gustavo, Carlota, Elmer, Leonor; más atrás, se podía ver a la persona que hizo posible la presencia de Gabriela Montero en Sinaloa; se trata del empresario Agustín Coppel quien disfrutaba con todas su familia y amigos.
El segundo concierto requiere un comentario diferente.
Sólo decir que Gabriela hizo algo único improvisó una melodía única; aproveché –otra vez- la oportunidad para pedirle que nos regalará en el piano su sentir por el estado de Sinaloa; lo que ella alcanzó a ver y sentir en esos 3 dos días que estuvo con nosotros.
Me miro, y le gustó la idea, hizo algunos comentarios. Se quedó pensativa y produjo en el piano ¡algo inusitado!
A Sofía Carlón, la esposa del gobernador de Sinaloa, Mario López Valdez, presente en la sala con su familia le pudo encantar la pieza musical. Le subrayé en corto que lo que acabábamos de escuchar era un regalo que Gabriela le hizo a Sinaloa y a los sinaloenses.
Afortunadamente se tiene la grabación. Espero que lo suban a la red y la compartan.
Al final la mujer genio tuvo tiempo para charlar con algunos de los asistentes.
Difícilmente estará de nuevo en Culiacán.
Lástima para los sinaloenses que se la perdieron. Tendrán que esperar algún tiempo e ir a un lugar lejano a vibrar con la que hoy es considerada una de las mejores pianistas del mundo.
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