1 dic 2013

El pacto reventó, pero.../Alvaro Delgado


El pacto reventó, pero.../Alvaro Delgado
Revista Proceso # 1935, 30 de noviembre de 2013;
Menos de un año después de haber sido suscrito, en vísperas de la concentración de este domingo 1 en el Zócalo capitalino convocada por Andrés Manuel López Obrador para manifestar su repudio a la reforma energética, el Pacto por México quedó reventado con la salida del PRD. Así, los vaticinios en este sentido desde diferentes sectores políticos se están cumpliendo, aun cuando Jesús Ortega Martínez, expresidente nacional perredista, asegura que el pacto no fue una ocurrencia coyuntural, pues durante años su partido discutió al respecto. E insiste: el pacto es de izquierda, por lo que el PRD cometería un error si permite que la reforma energética la hagan solos el PRI y el PAN.

El 21 de noviembre, en vísperas del XIV Congreso Nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD) celebrado en Oaxtepec, Jesús Ortega Martínez no tenía duda: ratificaría su pertenencia al Pacto por México, como ocurrió, para mantener la alianza con el gobierno de Enrique Peña Nieto y el Partido Acción Nacional (PAN).
Artífice de ese acuerdo firmado un día después de la toma de posesión de Peña Nieto, el 2 de diciembre de 2012, Ortega se regodeaba: “Todos los días los contrarios al Pacto por México publican esquelas y mandan coronas de flores por su muerte, y todos los días se equivocan”.

 Pero quien se equivocó fue él: el día 28, cuatro días después del aval del PRD, el Pacto por México comenzó su agonía con el arreglo de Peña Nieto con el PAN para aprobar una reforma política “rabona” y una energética que cede el petróleo a particulares nacionales y extranjeros.
 La marginación del PRD de estas dos reformas la ratificó el propio mandatario, ese mismo día, al renegar del consenso previsto en el Pacto por México: “Somos un país democrático, diverso y plural, en el que todas las voces merecen ser escuchadas, pero como debe ser en democracia, debe privilegiarse aquella voz que tenga mayoría”.
 Desde Chile, desde donde siguió los acontecimientos –incluido el retiro del PRD de las negociaciones–, Ortega admite que el acuerdo ya está condenado a muerte: “Ateniéndome a la declaración del presidente, el Pacto por México está a punto de ser sacrificado.”
 Coautor de ese pacto, junto con el priista José Murat, Ortega culpa al presidente del PAN, Gustavo Madero, de anteponer su proyecto de reelección a lo firmado, y a Peña de ceder a presiones extranjeras para aprobar una reforma privatizadora del petróleo.
 “Le están apuntando a la sien, y todo con el propósito, de unos (los panistas), de resolver sus asuntos internos, y de otros (del gobierno de Peña), de atender presiones extranjeras que un gobierno serio debería soportar.”
 “No me equivoco en la expresión ‘a punto de ser sacrificado’. ¿Quiénes son los que están con el arma en la sien del pacto? Los que incumplen con el contenido estricto del pacto, los que incumplen su palabra y su firma.”
 El expresidente del PRD niega que el gobierno de Peña y el PAN hayan “chamaqueado” a su partido. “No, porque sacamos reformas muy importantes. Los chamaqueados serían ellos: Demostrarían su novatez y fragilidad política. Es un error estratégico destruir el pacto”.
 –Pero logran su objetivo: la reforma energética…
 –Si eso es así, entonces son pequeños intereses y pequeñas miserias, no los intereses del país. Si lo hacen se verían poco profesionales, sin sentido estratégico.
 –¿Y eso les importa?
 –Quién sabe. A lo mejor son reformas sin ningún efecto económico y de gobernabilidad. Sería un triunfo pírrico.
 –¿Hasta dónde llegará la “izquierda responsable” ante la aprobación de la reforma energética?
 –Todo recaerá en el marco de la paz, somos una fuerza madura y sensata. Para defender no se necesita ser violento.
 La marginación del PRD del Pacto por México se produce poco antes de la concentración en el Zócalo a que convocó Andrés Manuel López Obrador, el domingo 1 de diciembre, justamente para oponerse a la privatización del petróleo.
 –¿Estas circunstancias le están dando la razón a López Obrador?
 –No le están dando la razón, porque Andrés Manuel no quiere ningún tipo de reforma, ya no digamos energética, no quiere ningún tipo de reforma de ninguna naturaleza. La visión de Andrés Manuel es: yo o el precipicio. Está equivocado.
 –Hasta Marcelo Ebrard festina la salida del PRD del pacto…
 –Marcelo debe ser más sensato. El mismo error que están cometiendo los priistas y los panistas lo está cometiendo Marcelo: ver sólo por su interés personal.
La corrupción, a salvo
De ratificarse la marginación del PRD y el arreglo bilateral del gobierno priista con el PAN, harían que el Pacto por México no viva ni un año. Negociado aun antes de que Peña fuera declarado presidente electo, este acuerdo padeció siempre el asedio de fuerzas internas perredistas y panistas adversas a sus dirigencias.
En abril vivió su primer crisis cuando Madero anunció su retiro de actos del Pacto por México por el descubrimiento de una red de funcionarios del gobierno de Veracruz para favorecer al PRI, lo que luego derivó en un adéndum que condicionó la reforma energética a la política.
Pese a las críticas de perredistas y panistas, parecía que todo marchaba bien, pero sorpresivamente el 20 de noviembre el presidente del PRI, César Camacho, afirmó que el Pacto por México terminaría al aprobarse los 95 compromisos.
“El pacto ha demostrado su fortaleza institucional y además tiene una fecha de caducidad: el segundo semestre de 2014”, precisó, una declaración que a Ortega, entrevistado al día siguiente, le parece que fue un error.
 “Se equivocó. Si a diario hay quienes están poniendo esquelas y el presidente del PRI paga otra, se equivoca. Y en lugar de fortalecer al pacto lo debilita o ayuda a quienes están, día tras día, hora tras hora, tratando de destruirlo.”
 –¿Fue deliberada esa declaración?
 –No sé. Se equivocó, cualquiera que haya sido la intención. Al margen de sus intenciones aparece como esquela pagada.
 Aun así, el expresidente del PRD era optimista: El Congreso Nacional del PRD ratificaría su permanencia en ese acuerdo, como ocurrió, porque ha resultado, según él, útil para México.
Sin embargo, aunque en el Legislativo se procesaron varias reformas relevantes, como la educativa, la de telecomunicaciones y la financiera, la agenda contra la corrupción fue marginada, específicamente el “sistema nacional contra la corrupción”.
 El compromiso 85 prevé: “Se creará un sistema nacional contra la corrupción que, mediante una reforma constitucional, establezca una comisión nacional y comisiones estatales con facultades de prevención, investigación, sanción administrativa y denuncia ante las autoridades competentes por actos de corrupción. Se pondrá especial énfasis en entidades como Pemex y la CFE”.
 Y el compromiso 86: “Se creará un Consejo Nacional para la Ética Pública con la participación de diversas autoridades del Estado mexicano y miembros de la sociedad civil para dar seguimiento a las acciones concertadas contra la corrupción”.
 Ortega admite que, aun cuando siguen pendientes estas reformas, sí se aprobaron acciones contra la corrupción, como la autonomía constitucional para el Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel) y mayores facultades a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
 “La reforma educativa tiene un contenido anticorrupción esencial: ¿Cómo se daban los ascensos en el sistema educativo? Por cuanto dinero le dan al líder sindical. ¿Cómo se daban las plazas? Por corrupción. ¿Un examen de oposición para ingresar al sistema educativo no ataca de manera directa un aspecto de la corrupción?”
 –Sí, pero no hay decisiones específicas contra la corrupción.
 –Tienes razón, faltan algunos asuntos por resolver en este tema desde el punto de vista legislativo.
 –Entonces no es una prioridad combatir la corrupción.
 –Sí es, nomás que un tema, la comisión nacional, tiene su calendario, porque efectivamente se definió qué iba primero y qué iba después. Claro que hay medidas anticorrupción, pero faltan, desde luego.
El pacto es de izquierda
Convencido de que el país es mejor luego de las reformas aprobadas a través del Pacto por México, pese a que en algunos casos pasarán muchos años en verse los resultados, Jesús Ortega revela que el PRD impulsó este acuerdo, porque López Obrador no quiso hacerlo.
Luego de las elecciones de 2012, se le planteó al excandidato presidencial proponerle al país un gran acuerdo nacional para impulsar las reformas económicas, políticas y sociales, algo por lo que la izquierda ha luchado.
“El Pacto por México no fue una ocurrencia de la coyuntura política resultado de la elección de 2012, sino que se venía discutiendo como acuerdo político nacional en el PRD, se le llamaba así, desde muchos años antes y aun décadas”, dice Ortega.
Recuerda el debate que se dio en el III Congreso Nacional del PRD en Oaxtepec, en agosto de 1995, cuando Cárdenas proponía la “salvación nacional” y Porfirio Muñoz Ledo, entonces presidente de ese partido, una “transición pactada”, que finalmente se impuso.
Y luego López Obrador, ya como presidente del PRD, pactó con Ernesto Zedillo, el PAN y el PRI la reforma electoral de 1996 que, entre otras cosas, ciudadanizó el Instituto Federal Electoral y permitió elegir al jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Pasada la elección de 2012, el PRD no debía cometer el mismo error de seis años atrás y perredistas como Ortega y Jesús Zambrano comenzaron a discutir con Manuel Camacho cómo influir en las decisiones del país.
“Le dijimos: ‘Lancemos a la nación un manifiesto en el que propongamos al país y a las fuerzas políticas un gran acuerdo por el país, que haga profundas reformas en materia económica y social’.”
Con las ideas de varios perredistas, como Cuauhtémoc Cárdenas, y de no perredistas, como Juan Ramón de la Fuente, exrector de la UNAM, Camacho redactó un documento que se llamó Por un gran acuerdo político nacional por la gobernabilidad democrática, por la estabilidad política y por el bienestar de la ciudadanía.
Ya elaborado el documento, acordaron dar el siguiente paso: convocar a una comida a López Obrador, Cárdenas, De la Fuente y Marcelo Ebrard, quien fue el anfitrión en la sede de la fundación que preside, en la colonia Condesa.
“El documento era resultado de un esfuerzo de reflexión colectiva de estas personas y se le leyó a Andrés Manuel, cuya respuesta fue no solamente descortés, sino inusitada. Cualquier político dice: Déjenme ver, voy a analizarlo, lo agradezco, voy a verlo. No. Terminó de leer Manuel, se levanta y dice: No estoy en absolutamente nada de acuerdo, en nada”.
Ortega dice que se generó estupor y todos le pidieron que escuchara, porque se trataba de reflexionar y discutir. Aunque se sentó a escuchar las razones de cada uno para apoyar el proyecto, López Obrador fue inflexible.
Dice Ortega: “Y a final de cuentas Andrés no movió un ápice su posición después de haber escuchado a estas personas y dijo: ‘Muchas gracias, me retiro’. Y se retiró, y nos quedamos ahí con estupor, con sorpresa, porque la propuesta era: ‘Andrés, conviértete en el personaje político más trascendente y más relevante en la próxima etapa, le vas a lanzar al país una propuesta para resolver los grandes problemas nacionales, te vas a convertir en un factor decisivo para resolver los problemas del país; pongamos por delante, no para ver nuestros asuntos, sino para ver los asuntos del país’”.
–¿Eso quién se lo dijo en específico?
–Casi todos, ese argumento, casi todos, porque todos hablamos.
–¿Y él los escuchaba?
–Pero refunfuñando, ni siquiera debatiendo, negado totalmente a escuchar siquiera.
–¿Le dijeron que se estaba en diálogo con otros partidos?
–Es que todavía no se estaba en diálogo.
Pero pronto lo estuvo: “Se fue Andrés y dijimos: Vamos a sacarlo nosotros. Vamos a hacer la propuesta nosotros”.
–Y Cárdenas, ¿qué dijo?
–Igual que todos, vamos a hacer la propuesta nosotros. Es correcta la propuesta desde el punto de vista político. Frente a la realidad del país y a la incertidumbre que tiene la gente, alguien tiene que decirle por dónde y seamos nosotros.
–¿Y Ebrard apoyó?
–Claro, si fue en su fundación.
–¿Y entonces por qué rechaza el Pacto por México?
–Por eso te estoy diciendo, fue en su fundación, ahí comimos.
–¿Y qué tanto de ese documento se reflejó en los 95 puntos del Pacto por México?
–Una parte muy sustancial.
–¿Entonces el Pacto por México se nutre de las propuestas de la izquierda?
–No quiero decir que de ese documento fue una copia, pero nosotros sí lo teníamos como insumo nuestro, porque habíamos sido coautores de ese documento. Ahí hablábamos, por ejemplo, de los poderes fácticos, de la necesidad de la seguridad social, de lograr la gobernabilidad democrática, de la reforma política electoral.
 Peña y PAN, sin palabra
 De morir el Pacto por México, acusa Ortega, los responsables serán Peña Nieto y el PAN, porque no sólo estarían traicionando su palabra, sino también traicionarían su firma.
 “Hay un precepto en el pacto perfectamente definido y es el cumplimiento de la palabra y de lo escrito. Y un segundo punto: nada está resuelto hasta que todo esté resuelto. No hay una parte resuelta si no está resuelto el conjunto. Si ellos llegaran a la conclusión de que no hay necesidad de que el PRD participe de la reforma, como fue convenida, entonces se estaría violentado una parte sustantiva del pacto.”
 El PRD, afirma, cometería un error si permite que la reforma energética la hagan solos PRI y PAN, “y nosotros sin influir y bloqueando el Senado esperando que se apruebe la reforma más reaccionaria, más conservadora, más de derecha para tener argumentos políticos”.
 El PRD, advierte Ortega, tiene un plan para enfrentar una eventual reforma privatizadora: “Consiste en utilizar el recurso constitucional de la consulta ciudadana, que es vinculatoria a las decisiones del Congreso. Si la gente decide que esa reforma no debe llevarse a la práctica, el Congreso deberá anular ese decreto”.

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