26 ene 2014

Michoacán, fuera de control../reportaje


  • Monte Alejandro Rubido, vocero gubernamental
  • –"Eso es en el discurso y, en los hechos, la realidad de nuestro comportamiento..."
  • Policias rurales?

Michoacán, fuera de control/José Gil Olmos
Revista Proceso # 1943, 25 de enero de 2014;

El presidente Peña Nieto presumió en el Foro Económico Mundial que su estrategia para Michoacán ha frenado la violencia y que las policías locales podrían absorber a parte de las autodefensas civiles. Sin embargo, cuando funcionarios como Monte Alejandro Rubido y Alfredo Castillo repiten ese discurso, se les olvida que no están en Suiza y por lo tanto sus declaraciones optimistas de que ya terminó la violencia tienen como fondo la guerra abierta entre autodefensas y templarios.
APATZINGÁN, MICH.- El atardecer del martes 21, en la comunidad El Carrizo, Parácuaro, en los linderos con este municipio, presuntos integrantes de Los Caballeros Templarios intercambiaron disparos de manera intermitente con los grupos de autodefensa ciudadana desde las cuatro de la tarde hasta que anocheció. El enfrentamiento cesó cuando llegaron helicópteros artillados de la Policía Federal y provocaron la huida de los señalados como sicarios, que tenían un campamento instalado entre los matorrales.
Los vecinos de El Varal, Cancita y La Cofradía se refugiaron en sus casas al escuchar las ráfagas y no salieron sino hasta horas después, cuando el sol volvió a salir. Entonces se fueron de ahí con algunas pertenencias.
Ese martes por la noche, cuando aún se escuchaban detonaciones, en la capital del estado el secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad (SNS), Monte Alejandro Rubido, trataba de negar los hechos:

 “No se ha dado ninguna situación de tensión de los grupos organizados que interactúan en la entidad. En todo este escenario creo que el resultado, sin echar campanas al vuelo, desde luego, es prudentemente optimista”, afirmó en una entrevista en el palacio de gobierno de Michoacán.
 La mañana del miércoles 22, varios periodistas acudieron a El Carrizo para corroborar si ocurrió la balacera. Encontraron a un nutrido grupo de policías federales y soldados, así como a decenas de “autodefensas” armados y apostados en barricadas, quienes confirmaron la escaramuza con los templarios.
 Varias familias huían de su comunidad en camionetas. También ellos, ajenos al tiroteo, manifestaron que la balacera paró “hasta que apareció el avión” (el helicóptero policiaco).
 También ese día, mientras autodefensas y lugareños narraban el enfrentamiento con los sicarios, en un comunicado la Secretaría de Gobernación intentó minimizar la violencia. Se trató, dijo, de “disparos aislados de arma de fuego, sin que se haya producido enfrentamiento” y “sin que hasta el momento se tenga el registro de heridos ni de bajas”.
 El jueves 23 por la tarde la situación se agravó. En la comunidad de Puerto del Quirreño, municipio de Aguililla, hubo otro tiroteo en el que murió un miembro de las autodefensas, Alejandro López Pinto, y otros cinco resultaron heridos. Son las primeras bajas de estas organizaciones desde que el gobierno de Enrique Peña Nieto cambió su estrategia con el envío de más policías y soldados, además de anunciar una inversión inicial de 3 mil millones de pesos en programas sociales para la zona del conflicto.
 “Yo diría que lo que se les ha solicitado es que no hagan portación de sus armas. Y hasta donde yo tengo entendido, de acuerdo a la información que nos llega, esto se está cumpliendo”, señaló Rubido en la ocasión citada, enfatizando que sólo el Estado puede usar las armas para labores de seguridad pública.
 Sin embargo, los dos enfrentamientos entre los templarios y las autodefensas ponen de manifiesto que éstos no han depuesto las armas, pero también que las fuerzas armadas federales no han conseguido controlar el estado.
Cooptarlos, la propuesta
Desde que surgieron el 24 de febrero de 2013, los grupos de autodefensa ciudadana no han dejado de crecer y extenderse. Surgidos en los municipios de Tepalcatepec, Buenavista Tomatlán y Coalcomán, hoy tienen presencia armada en 72 comunidades de 32 municipios. Sus líderes calculan que ya tienen más de 10 mil integrantes.
 El gobierno federal no sabe qué hacer con ellos, pero los utiliza para combatir a Los Caballeros Templarios en los terrenos más complicados, donde no entran soldados ni policías federales.
 Desde Davos, Suiza, el miércoles 22 el presidente Enrique Peña Nieto tuvo que responder preguntas sobre los grupos de autodefensa ciudadana de Michoacán. Rechazó que su gobierno haya tenido responsabilidad alguna en su crecimiento tras los fallidos resultados de la estrategia militar y policiaca que puso en marcha en la entidad cuando asumió el cargo.
 Sin poder explicar la presencia de esas organizaciones, negó que se encuentren armadas y al mismo tiempo invitó a sus integrantes a formar parte de las policías estatal y municipales.
 “El Estado mexicano no puede ser permisivo ni tolerar la presencia de grupos, por más genuinos que sean en materia de querer defenderse o de autodefenderse (…) No puede estar de ninguna manera esta acción por encima de las capacidades y de atribución única que tiene el Estado mexicano”, dijo Peña Nieto en entrevista con CNN International. Insistió: “El Estado mexicano es el único responsable y el único con atribuciones para realmente establecer condiciones de seguridad” en Michoacán.
 Y en la conferencia que ofreció en el Foro Económico Mundial, Peña Nieto fue cuestionado por la inseguridad en el país, lo que según agencias internacionales opacó la presentación de las reformas estructurales impulsadas por su gobierno el año pasado.
 Al abundar sobre las autodefensas armadas en Michoacán, de plano convocó a sus miembros que “genuinamente” deseen participar en tareas de seguridad, para que ingresen a las corporaciones establecidas conforme a la ley, “pero a partir de acreditar vocación y capacidad y preparación para desempeñar tal actividad”.
 Para Monte Alejandro Rubido, los grupos de autodefensa michoacanos ya no tienen justificación, porque las funciones de seguridad en el estado ya las asumió la Policía Federal. Pero para el comisionado federal para esa entidad, Alfredo Castillo, bien podrían convertirse en “policías rurales”, figura que existe desde la época de Benito Juárez y que se institucionalizó en el mandato del general Lázaro Cárdenas como un apoyo al Ejército.
“Lo que hemos estado haciendo con el llamado es solicitar que los que tengan vocación de servicio en temas de seguridad lo hagan por los cauces institucionales. En el caso de la Policía Federal hay un reglamento, y tiene otras condiciones, tal vez hasta unos estudios mayores, como preparatoria y demás. Pero en el caso de los cuerpos rurales tienen hasta su propio instructivo de actuación y existen las plazas donde podrían llegar a ser dados de alta; tienen servicio médico y alimentación.
“Es un tema que se está buscando, sobre todo poder asignarlos en estas regiones, pero bajo la supervisión del Estado mexicano”, dijo Castillo a corresponsales extranjeros, a los que atendió a puerta cerrada en la Ciudad de México el martes 21, según la versión estenográfica del encuentro.
Desde el martes 14, cuando los líderes de las autodefensas se reunieron con el gobernador del estado, Fausto Vallejo, con representantes del gobierno federal y mandos de la Sedena en la 43 zona militar, asentada en Apatzingán, se planteó la posibilidad de legalizar a las autodefensas como parte de la estrategia oficial de pacificación.
Pero esa noche, en Parácuaro y Nueva Italia, un contingente militar trató de desar­mar a un grupo de autodefensa. La población defendió a éstos y trató de recuperar sus armas, unos soldados se pusieron nerviosos y dispararon. Por lo menos tres civiles murieron y al final los soldados tuvieron que devolver las armas.
El líder de autodefensas Estanislao Beltrán dijo entonces a Proceso que estarían dispuestos a legalizarse, pero rechazó cualquier intento de desarme en tanto no se desmantelara a Los Caballeros Templarios. A partir de entonces bajaron un poco sus rifles de asalto en las barricadas que habilitaron en caminos y brechas de Tierra Caliente. Pero nunca depusieron las armas e incluso colaboraron con la Policía Federal en los rondines.
Discurso vs. realidad
Monte Alejandro Rubido ha ocupado en más de dos décadas varios cargos directivos en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), del que es fundador, y en la Secretaría de Seguridad Pública. Ahora es el responsable del SNS y principal vocero del gobierno de Peña Nieto sobre la crisis armada en Michoacán.
 Familiarizado con el manejo oficial de rebeliones, guerrillas y movimientos sociales, le incomoda el tema de las autodefensas armadas, sobre todo cuando se le recuerda que al ingresar éstas en una población antes controlada por Los Caballeros Templarios, la declaran “recuperada” o “liberada”.
 Al respecto comenta: “Una vez que las fuerzas federales asumen la seguridad a nivel municipal, pierden sustento las condiciones que dieron origen al surgimiento de estos grupos”.
 Al recordarle que estas organizaciones se han extendido y que aún proclaman su intención de abarcar todo Michoacán, Rubido insiste en que hasta la semana anterior, desde que se implantó la nueva estrategia, las autodefensas no han avanzado. El gobierno federal espera que se desarmen si hay más resultados satisfactorios, afirma.
 Se le pregunta si su versión no se contradice con la realidad, ya que hace un par de días se estableció un nuevo retén en La Huerta, a unos ocho kilómetros de Apatzingán, y todos los días los líderes de las autodefensas hablan de que van a tomar esta ciudad para liberarla de los templarios.
 “Se ha dicho pero no ha sucedido, afortunadamente –responde el funcionario–. Yo estuve la semana pasada en Apatzingán, y estuve hoy en la mañana. El cambio que se ve en la vida del municipio es de 180 grados. Hace una semana las calles se veían desoladas, los comercios cerrados, los niños sin clases; hoy en día, prácticamente yo vi una ciudad con su actividad normal, con su actividad cotidiana, con problemas de tráfico, con gente haciendo sus compras… Es una señal muy importante, porque es la percepción de los habitantes de Apatzingán.”
 –Las autodefensas siguen ahí, lo que hicieron sus integrantes fue bajar las armas y no tenerlas a la vista.
 –El compromiso, o lo que se les ha pedido, es que si tienen elementos para apoyar a las fuerzas federales con información, ésta siempre será bienvenida. Pero se ha sido muy claro en que no pueden portar las armas. ¿Por qué? Porque, insisto, si estamos buscando implementar un estado de derecho no lo podemos hacer de manera diferenciada.
 –Pero siguen trayendo armas, las hemos visto.
 –Nosotros no hemos visto que las porten.
 Se le insiste en que al recorrer todos los municipios “liberados” se ve al correspondiente grupo de autodefensa con sus armas listas, y que sus jefes afirman que acordaron con los gobiernos estatal y federal una especie de tregua.
 –No lo llamaría acuerdo. Yo diría que se les ha solicitado que no hagan portación de sus armas, y hasta donde yo tengo entendido, de acuerdo a la información que nos llega, esto se está cumpliendo.
 Se le señala entonces que, en poblaciones como Antúnez, las autodefensas han realizado actos de autoridad como requisar casas de cabecillas de Los Caballeros Templarios y arrebatarles a éstos propiedades que devuelven después a sus dueños originales.
 –Una cosa es lo que dicen las autoridades federales y otra la que se ve –se le plantea.
 –Nosotros estamos actuando con la seriedad necesaria pero con la prudencia pertinente.
 –¿Eso qué significa?
 –Que estamos haciendo todo lo necesario para que se aplique el Estado de derecho sin violentar la situación social.
 –Hemos presenciado en varios lugares cuando reciben a los autodefensas como héroes, ya que los consideran libertadores porque los narcos los oprimieron durante muchos años y las autoridades no hacían nada. Y ahora vemos que están realizando actos de autoridad, como recuperar tierras en Tancítaro y dárselas a la gente que robaron Los Caballeros Templarios.
 –Yo refrendo, una vez más, mi convicción absoluta de que el monopolio del uso de la fuerza es exclusivo del Estado, de las autoridades legítimamente establecidas
–insiste el secretario ejecutivo del SNS.
 –Eso es en el discurso oficial. ¿Es así en la realidad?
–Eso es en el discurso y, en los hechos, la realidad de nuestro comportamiento.
 –¿Cuándo hacemos un recorrido y lo vemos en el terreno? –propone el reportero.
 –Acepto la invitación. Déjeme checar agenda y lo vemos.
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La muerte de “El Soldado”/JOSÉ GIL OLMOS
AGUILILLA, MICH.- Horas después del enfrentamiento entre grupos de autodefensa ciudadana y presuntos integrantes de Los Caballeros Templarios, en el piso de tierra permanecen decenas de casquillos de AR-15 y AK-47. El paraje se llama La Sidra, en el camino hacia la mina Rancho El Covero.
 Un autodefensa cercano a los 60 años, quien viajaba en la camioneta roja donde murió Alejandro López Pinto, El Soldado, recuerda que como a las tres de la tarde del jueves 23 cayeron en una emboscada: “Era una lluvia de balas. Veníamos de tomar La Chapula y nos metimos a sacar un trascabo para hacer un camino. Ahí fue cuando nos sorprendieron”.
 Se le atoran las palabras: “Uno de los templarios que nos dispararon era sobrino”.
 La Sidra es una hondonada de varias hectáreas, rodeada por una pared de roca de 20 metros de alto por el frente y por cerros a los lados. Desde éstos les tiraban los templarios. Un lugar perfecto para la celada.
 A la entrada de la barranca quedaron varadas cuatro camionetas con la carrocería cacariza por los disparos. Una Suburban quedó destrozada por cerca de 100 tiros, otra tenía las ventanas rotas y los vidrios regados adentro. En la roja se veían las manchas de sangre en la parte trasera, donde el grupo llevaba ropa y alimentos.
 “Aquí murió Alejandro. Estaba tan mal que él mismo se disparó para no sufrir más”, confía uno de sus compañeros, que llegó con otros al terreno para llevarse las camionetas marcadas con letras rojas, negras y blancas y el logo: Policía Comunitaria Aguililla Seguridad.
 López Pinto tenía 30 años, esposa embarazada y dos hijos. No hace mucho dejó de ser templario y se pasó con las autodefensas. Era conocido como El Soldado porque estuvo en el Ejército.
 El primer campesino entrevistado no quiere dar su nombre. Le gana un poco el llanto. Está parado sobre un montón de tierra donde se apilan casquillos 2.23 y 7.25. Pero se recupera y prosigue:
 “Ya son tres los compañeros que nos matan desde que empezó este gobierno. Estos casquillos son de nuestras armas. Cuando nos empezaron a disparar, los que estaban aquí arriba se tiraron pecho tierra y desde aquí les contestaron, pero la verdad tiraban adonde fuera, porque no sabíamos dónde estaban. Nos agarraron de sorpresa y sin poder defendernos.”
 Dice que ese jueves tenían planeado tomar Aguililla, donde entran y salen decenas de camiones con toneladas de minerales de oro y hierro que las empresas chinas extraen en acuerdo con Los Caballeros Templarios y después exportan a través del puerto de Lázaro Cárdenas.
 En un reportaje que publicó el viernes 3, la agencia Reuters señaló que el cártel michoacano en efecto incursiona en el negocio minero al intervenir desde hace años en los procesos de extracción, transporte y venta del mineral.
 Los testimonios de funcionarios, mineros y empresarios recogidos por Reuters revelan que el grupo criminal controla el movimiento de minerales exigiendo a las cooperativas locales de transporte que le paguen “protección”; asimismo ayuda a los extractores locales a apropiarse de áreas mineras que no han sido reclamadas por otros o que estaban fuera del control de los propietarios de concesiones, tras lo cual exige su cuota, y finalmente presiona a funcionarios de aduanas para asegurar que el mineral pase por el puerto de Lázaro Cárdenas sin problemas.
 “Casi la mitad de la actividad minera en la zona fue realizada sin los permisos adecuados en 2013”, dice un funcionario, cuyo nombre no cita la agencia británica.
 Ahora mismo, por un costado de la carretera, no dejan de pasar los camiones vacíos que van hacia las minas ni los que van de regreso, llenos de material. Sus choferes miran con cierto desdén a los autodefensas que tratan de recuperar los vehículos acribillados.
 “¿Qué mineral llevan ahí?”, pregunta el reportero al autodefensa. Y él contesta: “Hierro y oro, eso es lo que se están llevando de nuestras tierras”.
De Aguililla a Davos
La emboscada en Aguililla ocurrió el día que Enrique Peña Nieto declaró en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, que México avanza en seguridad, aunque reconoció: “No podemos ser ajenos a una imagen que lamentablemente México ha proyectado o proyectó en el pasado, y que a veces llega a empañar otros logros y otras fuerzas que tiene nuestro país, y beneficios que se están logrando para nuestro país”.
Sin embargo insistió en que su política de seguridad está dando resultados, ya que las cifras al final de 2013 señalan que el índice de homicidios bajó 16% y los relacionados con el crimen organizado, 30%.
El viejo combatiente civil de Aguililla recuerda que los habitantes de este municipio de Tierra Caliente ya estaban hartos de las extorsiones, amenazas y presiones de Los Templarios. Cuando supieron que sus vecinos de Buenavista, Tepalcatepec y Coalcomán organizaron grupos de autodefensa ciudadana, decidieron hacer lo mismo.
No fue fácil. Aguililla tiene una historia de narcotráfico desde hace décadas. Aquí los hermanos Armando y Luis Valencia Cornelio construyeron un emporio de la droga y prosperaron Salvador Revueltas Barragán, El Borono –muerto en una balacera– y Salvador Revueltas Ureña, Chava Lentes o El Innombrable, quienes estuvieron involucrados con Zhenli Ye Gon.
Fue en este municipio donde en 1947 las autoridades decomisaron 14 toneladas de mariguana. La catedral ostenta un reloj de oro de 24 kilates, “limosna” de un capo del narco. Hasta las bancas están decoradas con ese metal y es tradición que en esta parte de la Sierra Madre Occidental se cultive mariguana y amapola, si bien su producción disminuyó mucho con el auge de las drogas sintéticas.
Para llegar a la cabecera municipal desde Apatzingán hay que recorrer una carretera con barricadas de los autodefensas en varias poblaciones y pasar un retén de federales, que toman nota de la identidad de los periodistas. Los policías y los soldados no se diferencian ni en las armas ni en el equipo, sólo en el color del uniforme.
Hoy vigilan el pueblo la Policía Federal, los militares y el grupo de autodefensa. Sus habitantes ya no pagan cuotas a los templarios sino que cooperan para las provisiones de los civiles armados, que tienen sus barricadas a un lado de las fuerzas federales.
“Tenemos dinero suficiente para apoyar a los de Tepalcatepec y Buenavista”, afirma el campesino entrevistado. “Ya nos mataron a tres compañeros. Los primeros dos eran jovencitos, son los que menos miedo tienen de morir”, dice mientras que ve a dos adolescentes con rifles de asalto en ristre mientras los entrevistan para la televisión.
El velorio de El Soldado se realizó en Aguililla. Su esposa embarazada y sus dos hijos estaban en la casa, mientras que familiares y amigos permanecían afuera, a la sombra de una carpa. Cuando los hombres vieron llegar a los fotógrafos, se escondieron en la casa.
Acepta hablar un autodefensa de 17 años. Dice que para acabar con Los Templarios necesitan más apoyo federal o convertirlos a ellos en la nueva policía de Michoacán, “para trabajar limpio y darles en la madre a esos cabrones”.
Con su gorra de beisbol calada y un rifle de asalto, opina que el gobierno federal los está dejando solos en la guerra contra la organización criminal: “Nosotros estamos dando la batalla. No dejamos entrar a esta gente a que nos extorsione o a que viole a nuestras mujeres. Por eso nos disparan, a ustedes no les harán nada”, indica el joven autodefensa mientras señala a los reporteros.
“Por una parte (las autoridades) quieren desarmarnos, pero nosotros estamos haciendo su pinche trabajo. En 12 años no hicieron nada y nosotros en un año logramos correrlos de Aguililla, Tepalcatepec y de otros lados. Yo creo que el gobernador debe irse”.
Y a Peña Nieto le manda un mensaje: “Está bien eso que dice, que nos hagamos policías para trabajar limpio, pero que no diga el gobierno que nos va a desarmar. En lugar de eso que desarmen a Los Templarios, ellos también traen armas y no creo que trabajen legalmente. ¿Por qué a ellos no los desarman y a nosotros sí? Quisiera que eso lo tomara en cuenta el presidente de México, porque está en la ciudad y no está queriendo ver lo que pasa aquí”.

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