26 jun 2014

Vergüenza nos debería dar (masa de gritones): Woldemberg


Comentario de Gustavo Hirales al texto de Woldemberg en Reforma
"Pepe Woldenberg es uno de nuestros paradigmas de militante, funcionario público honesto y honrado e intelectual sin tacha; tiene de algún modo derecho a regañarnos; pero sería bueno que le baje de huevos a su licuado; no es para tanto...prueba de ello, es que tiene que acudir a las hipérboles, tropos y metonimias, como cuando dice:
"Es una vergüenza que miles de compatriotas se reúnan en un estadio para gritar puto. El aullido masivo es una triste expresión... de lo que somos".
No se reúnen para gritar puto, sino porque están reunidos lo gritan, ni ese "aullido" expresa o representa "lo que somos", cualquier cosa que sea "lo que somos".
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Vergüenza nos debería dar/JOSÉ WOLDENBERG /
Reforma 26/06/2014

Ahora resulta (para algunos) que puto no es un insulto y que si lo es, no tiene la menor importancia, como diría Arturo de Córdova. Incluso, me dice un amigo que existe el derecho a insultar. Que es una derivación natural de la libertad de expresión. Pues no. Tampoco importa que la FIFA haya absuelto a México, pues no es un asunto que se resuelva con sanciones. El famoso grito es un espejo de lo que somos y de lo que creemos que estamos autorizados a hacer en aras del relajo.
 No es cierto que la violencia verbal sea anodina. Hace daño. Agrede. Y se usa precisamente para eso: para denigrar, ofender, sobajar, discriminar. Negro, puto, indio, vieja, pueden ser hasta términos cariñosos; pero suelen ser dagas para joder, para humillar. Todos lo hemos hecho y quizá todos, en algún momento, lo resentimos.
Cuatro argumentos he leído para justificar a la masa de gritones. El primero es increíble: decirle puto a alguien no es un insulto. Se trata de pura y dura hipocresía, porque si no lo fuera nadie lo gritaría. Porque, puto, no nos hagamos, se utiliza en México para ofender a alguien que es o consideramos homosexual, como si esto último fuera una afrenta. Y por extensión se lo aplicamos a los que suponemos miedosos, traidores, pusilánimes, y agréguele usted. Es una injuria.
 Otros, nos dicen, "es solo un juego, y por ello, no hay que exagerar". Por supuesto que los que gritan puto se divierten, y para muchos de ellos es un esparcimiento; se sienten en un recreo que les permite todo tipo de desahogos. El asunto no es si ellos están jugando, sino lo que significa para los otros, los que reciben los dardos de sus gracejadas. El tipo que le lanzó un plátano a Daniel Alves del Barcelona a lo mejor estaba "jugando"... pero a costa de otro, al que equipara con un chango. Y eso es racismo puro, como puto es parte del diccionario homofóbico.
 Otros más lo justifican con el argumento de que siempre ha sido así, que así es y así será. Que en los campos de futbol los jugadores se insultan y que en las tribunas no puede ni debe ser de otra manera. ¡Bonito razonamiento! Bajo esa premisa, pegarle a los hijos para supuestamente educarlos, impedir que las mujeres ocupen cargos públicos o acosar a los homosexuales diciéndoles maricones, jotos, putos, es legítimo porque no lo inventamos nosotros sino que lo heredamos como producto de una larga tradición. Que todos o la mayoría haga una cosa no la legitima. Hasta hace unos años, la mayoría decía que un poquito de violencia aplicada a la educación de los hijos no hacía mal, ya que era un recurso pedagógico. Creo, sin embargo, que poco a poco, precisamente por la resistencia primero de una minoría que paulatinamente se expandió, hoy por lo menos los golpes a los niños tienen una menor legitimidad que en el pasado inmediato. Cuando no pocos comentaristas y hasta la Federación Mexicana de Futbol salen a decir que puto es un grito natural, que no es para tanto, expresan de inmejorable manera la forma en que somos insensibles al daño que nuestros dichos infligen a los otros.
 El otro argumento no fue más que una coartada para evadir el tema. Dado que la FIFA -decían- ha decidido que los próximos mundiales sean en Rusia y Qatar, países cuyos gobiernos persiguen la homosexualidad, no tiene derecho a ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Es el viejo recurso de escurrir el bulto diciendo que hay otros peores que uno, de tal suerte que no tienen autoridad para señalarnos. Sobra decir que se puede y debe condenar una y la otra cosa. Curiosamente, los mismos que no le reconocían calidad moral a la FIFA para juzgar, festejaron la absolución.
 Debemos volver al inicio y a un cierto sentido común. No hay libertades absolutas por una simple y llana razón: porque vivimos con otros. Y nuestras libertades tienen un límite: los derechos de esos otros. Es la base de la convivencia medianamente civilizada. Nadie tiene derecho a injuriar, difamar, ofender, al amparo de la libertad de expresión.
 Recordemos que la violencia física se inicia normalmente con la violencia verbal. La masa anónima se cree con derecho a insultar precisamente por ser masa. Es probable que la inmensa mayoría de los que gritan no se atrevieran -por cobardía o por respeto- a decirle puto al portero rival frente a frente. Pero en el anonimato todo se vale. Total, somos todos y somos nadie.
 Es una vergüenza que miles de compatriotas se reúnan en un estadio para gritar puto. El aullido masivo es una triste expresión... de lo que somos.
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Respeto al ex-consejero y profesor José Woldemberg. Seguí de cerca su trabajo como consejero y tuvo –hay que reconocerlo muchos  aciertos, pero también muchos desaciertos..
Ahora bien las palabras por si solas no tienen peso..
Po cierto ex consejero no es Puto es una expresión:¡¡¡Ehhhh… puuuto!!!”.
Una locución que podría ser-no necesariamente-  un insulto o referencia a la homosexualidad de una persona. Podría ser, depende del contexto y de muchas circunstancias.
La frase ya se internacionalizó, ya no nos pertenece, le pertenece a la afición de México, de Brasil, de Japón y de Holanda;  y ya forma parte ya de nuestro vocabulario.
Y es que la gente lo ha tomado como es: broma y a fiesta futbolera.
Recordemos que el Dios futbol es el deporte que levanta más pasiones, adhesiones, filias y fobias que cualquier otro; entorno al fútbol la gente discute, se molesta, se deprime, se pone feliz hasta la euforia  e incluso llega a los golpes.
Pues en ese contexto se ha dado la expresión.
¿Homofóbico?
¡No....por supuesto que no!
El DR. Luis de la Barreda, que sabe de estas cosas más que Pepe, Fue Ombudsman, escribió un texto hoy que no tiene desperdicio. Y al final nos dice:
“Mexicanos al grito de puuutooo!, 
la garganta aprestad y el pulmón, 
y retiemble el estadio completo 
al oír el festivo clamor...". 
Dice y lo comparto; "Por qué hasta ahora el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) ha descubierto que, según sostiene, es una expresión homofóbica? ¿Es que, una vez que la FIFA ha marcado la pauta, no queda sino sumarse para ser políticamente correcto? Menos fariseísmo y más sentido del humor...."
Comparto lo que dice el ex ombudsman; ya que Conapred emitió de inmediato un posicionamiento que a mi gusto fue exagerado.
Hay que ver el contexto, siempre. 
¿ Gilberto Rincón Gallardo- amigo común- , hubiera actuado diferente ante tal situación?
Seguramente lo hubiera redactado diferente.
El quid es que no se puede acusar a priori sin conocer el contexto.
De entrada la afición mexicana en Brasil fue condenada.
Y podríamos preguntar ¿y dónde quedó el principio de la presunción de inocencia? Toda persona se presume inocente hasta que sea declarada culpable", proclama la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789.
Pero también en parte Conapred tiene razón el fantasma de la discriminación y el antisemitismo acechan en México.  Y ese fantasma debemos exorcizarlo por todos los medios, pero para ello debemos ser tolerantes.
Por cierto, me viene a la mente el poema 
“Hombres necios” de Sor Juana Inés de la Cruz, le agrego con mucho respeto dos palabras Putos y afición:
“ (Putos) necios que acusáis a la (Afición),
sin razón, sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis..."
Ah y por cierto, yo me declaro como un puto enamorado de la vida!, parafraseando a Quevedo...
Por ultimo dice  el Gustavo Hirales..
“Pepe Woldenberg es uno de nuestros paradigmas de militante, funcionario público honesto y honrado e intelectual sin tacha; tiene de algún modo derecho a regañarnos; pero sería bueno que le baje de huevos a su licuado; no es para tanto...prueba de ello, es que tiene que acudir a las hipérboles, tropos y metonimias, como cuando dice:
"Es una vergüenza que miles de compatriotas se reúnan en un estadio para gritar puto. El aullido masivo es una triste expresión... de lo que somos".
No se reúnen para gritar puto, sino porque están reunidos lo gritan, ni ese "aullido" expresa o representa "lo que somos", cualquier cosa que sea "lo que somos".

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