18 ago 2015

Elba Esther: ¿preso político?/Ricardo Alemán

 Elba Esther: ¿preso político?/Ricardo Alemán
El Universal, 18 de agosto de 2015
La resistencia política es brutal; como brutal es la impartición de la justicia en México y la estancia en los penales mexicanos.

 En las próximas horas la profesora Elba Esther Gordillo volverá no sólo a las primeras planas sino a los primeros planos de la política, la impartición de justicia y la valoración de la democracia mexicana. ¿Por qué?
Porque según distintos especialistas –académicos, constitucionalistas y analistas políticos–, con el proceso legal para que la ex dirigente magisterial continúe su juicio penal en la modalidad domiciliaria, se pondrá a prueba la independencia del Poder Judicial, se sabrá si se trató de un juicio político y, sobre todo, si la señora Gordillo está en prisión en calidad de preso político.
Y es que son muchas las evidencias de que detrás del proceso judicial contra la profesora Gordillo, en realidad asistimos a una suerte de venganza política producto de los acuerdos del Pacto –firmado entre PRI, PAN y PRD con el gobierno de Peña Nieto–, y que habrían incluido quitar del camino a la otrora poderosa lideresa sindical.

Y es que, a la distancia, está claro que para hacer creíble la reforma educativa surgida del Pacto y para hacerla operativa con la resistencia de un sindicato controlado de manera vertical como el SNTE –en donde la mandona era la profesora Gordillo–, se requirió de una decisión política por parte de las instituciones del Estado mexicano, más que de una acción legal.
Dicho de otro modo, que el gobierno federal primero decidió quitar del control sindical a la señora Gordillo –para cumplir los acuerdos del Pacto–, luego buscó las causales para iniciar acción penal que la sacaran del camino de la reforma educativa y, al final, asestó el golpe penal.
Por eso fue acusada como presunta responsable de los delitos de defraudación fiscal, delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita; delitos que aún no han sido probados y que podría llevar años probar.
Por lo pronto –y una vez transcurridos más de dos años de su detención–, la defensa de la señora Gordillo espera que en cuestión de días el juez de la causa determine la prisión domiciliaria. Los argumentos legales y la edad de la detenida están dados para que así ocurra. La profesora Gordillo ya cumplió los 70 años.
Sin embargo el fondo del asunto no es legal sino político. ¿Por qué? Por la misma razón; porque el detonante de la acción penal contra la señora Gordillo fue una decisión política.
¿A quién le conviene que la señora Gordillo se acoja al beneficio de la prisión domiciliaria? ¿A quien le interesa que eso no ocurra en los próximos tres años?
Sin duda que la profesora Gordillo, su familia y sus abogados hacen todo por alcanzar ese beneficio. Sin embargo, la resistencia política es brutal; como brutal es la impartición de la justicia en México y la estancia en los penales mexicanos.
Lo cierto es que al gobierno federal es al último que le interesa que la profesora alcance el beneficio de la prisión domiciliaria. ¿Por qué? Porque una victoria de la profesora Gordillo y de sus abogados en ese sentido sería una escandalosa derrota política para el presidente Peña Nieto.
Por eso la presión del Poder Ejecutivo sobre el Poder Judicial; para que los juzgadores cierren el paso a la posibilidad de que la lideresa salga de la cárcel y siga el proceso en su domicilio.
Así, la exigencia legal de la profesora Gordillo pone a prueba la independencia del Poder Judicial; exhibiría la tutela del Poder Ejecutivo sobre los otros poderes; la división de poderes, la democracia mexicana y, sobre todo, exhibirá si Elba Esther Gordillo es un preso político. ¿De quien será la victoria? Al tiempo.        

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