Vatican Insider, 15 de octubre de 2015
Rivera: «Todos queremos un acuerdo sobre los divorciados vueltos a casar»
El cardenal Norberto Rivera(©LaPresse)
Habla el cardenal mexicano Norberto Rivera Carrera, quien desmintió ser
uno de los firmantes de la “carta de los 13 cardenales”. En entrevista anticipa
que existe un acuerdo entre los “padres sinodales” sobre la necesidad de
encontrar caminos para los divorciados vueltos a casar
“El Papa tiene mi mayor respeto y lealtad”. Con esas palabras el
arzobispo de la Ciudad de México, Norberto Rivera Carrera, negó esta semana
haber suscrito la ya famosa “carta de los 13 cardenales”, luego que algunos
periodistas lo incluyeron en la lista de los firmantes. Lo hizo en medio de la
crisis producida por la filtración del contenido de esa misiva, que se
interpretó como una falta de respeto a Francisco lanzado desde dentro del
Sínodo de los Obispos.
Ahora, en entrevista, el purpurado mexicano explica el por qué de su
aclaración, se refiere a la carta y habla sobre los divorciados vueltos a
casar, el tema controvertido del Sínodo que está llamado a debatir los desafíos
de la familia en la sociedad actual y se extenderá hasta el próximo 25 de octubre
en el Vaticano.
¿Cómo describe el ambiente dentro del Sínodo?
Entonces ¿no existe división?
Esa polarización que algunos exaltan no se da. Por supuesto que existen
acentos. Por ejemplo es muy distinta la aportación o la forma de proponer de un
español, de un mexicano, de un colombiano o de un venezolano, porque cada país
vive una situación distinta. Todas las votaciones han sido por unanimidad y
nadie puede decir que no nos representa aquello que ha dicho el relator.
Usted desmintió públicamente haber firmado la “carta de los 13
cardenales” y refrendó su fidelidad al Papa. ¿Por qué se vio en la necesidad de
hacer esta aclaración?
Porque se me hizo demasiado burdo aquello de acusarme de que alguna vez
en mi vida he atacado al Papa, faltándole el respeto. No lo he hecho ni con
este Papa ni con Juan XXIII que me ordenó sacerdote, ni con Juan Pablo II que
me hizo obispo y cardenal, ni el Papa Benedicto XVI que siempre fue tan cálido.
Siempre he tenido una relación excelente pero además de una relación humana, se
trata de una relación de fe: Se quién es el Papa para mi Iglesia, el factor de
unidad, el que nos da consistencia y entonces eso de que al arzobispo de
México, que es cabeza de una gran Iglesia, le atribuyan cosas que no son se me
hizo burdo.
¿Qué piensa de la carta?
Esa carta, que no se quién elaboró (o más bien lo imagino), tampoco la
veo como una falta de respeto. Se dio en la línea de lo que el Papa ha
invitado, a decir con valentía aquello que pensamos. No veo que exista una
rebeldía aquí en el Sínodo de ningún grupo, ni de derechas ni de izquierdas,
para con el Papa.
¿Por qué cree que se da esta interpretación a esa carta?
Son interpretaciones. No conozco a la persona que publicó el documento ni
al medio que lo hizo. No se qué intenciones tengan pero están lejos de la
verdad en ese sentido.
El Papa propuso un cambio de método en el Sínodo, y en su carta los
cardenales expresaron su temor porque ese nuevo sistema deje espacio a una
“manipulación” o permita que las conclusiones de la asamblea no reflejen lo que
realmente se debatió. ¿Es justificado este temor?
No son de ahora, los cambios vienen de antes: el dar más tiempo a los
“círculos menores”, tener un equipo de redacción y otras cosas. Ya estaba
cambiado el método y a mi este nuevo sistema se me hace mucho más eficaz porque
antes -en los otros sínodos- pasábamos días y días oyendo, pero ahora estamos
participando desde un principio, aportando lo que traemos nosotros, las
contribuciones de nuestros obispos auxiliares, nuestros movimientos eclesiales,
la gente en general, porque hicimos una amplia consulta sobre esto. Tenemos más
tiempo para contribuir.
Estas dudas expresadas en la carta ¿podrían esconder una preocupación por
el debate sobre los divorciados vueltos a casar, el tema polémico de este
Sínodo?
Si, es un tema polémico. Es un asunto que todavía no se trata a
profundidad en este Sínodo porque aún no hemos llegado a la tercera parte del
“Instrumentum laboris” (documento con el temario de puntos a discutir) y a las
recomendaciones puntuales. Esperemos que Dios nos ilumine para conocer caminos
para con estas personas. Todos estamos diciendo que seamos misericordiosos, que
debemos darle su lugar a ellos, miembros de nuestra Iglesia, y que nunca han
sido excomulgados. Esto no es una novedad de este Papa, siempre la Iglesia ha
dicho esto, pero de hecho son personas que se alejan porque nosotros no tenemos
esa cercanía con ellos.
¿Hacia dónde puede enfocarse el Sínodo en este tema?
Ojalá ahora descubramos senderos para estar cerca de la diversidad de
personas que tienen otras tendencias, porque lo merecen. No es algo que le
vamos a dar, es nuestra obligación de pastores salir al encuentro de esas
personas, que están viviendo en una situación diferente, difícil, y no por eso
no están llamados a la santidad. Están llamados a la santidad en medio de esa
situación especial y muchas veces en realidades irreversibles porque ya
constituyeron otra familia, y ni modo que la Iglesia les pida que se separen,
porque ya tienen otra familia.
¿Se llegará a algún acuerdo concreto?
Si, creo que si, todos queremos eso. Todos estamos de acuerdo en (la
necesidad de) una mayor cercanía, una mayor comprensión hacia estas personas
pero muchas veces el cómo no lo tenemos claro. Para algunos solamente existe el
camino de la eucaristía cuando muchos de ellos no buscan precisamente la
comunión, buscan otras cosas que son más importantes en su vida porque todavía
no descubren la maravilla de la eucaristía. Personalmente he tenido contacto
con personas en esa situación, ellos han empeñado en labores de más caridad para
con el prójimo, de comprometerse con obras sociales y ese es su camino de
santificación.
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