28 ago 2016

“Padre Hamel, asesinado para atacar a Francia y la convivencia entre creencias”


“Padre Hamel, asesinado para atacar a Francia y la convivencia entre creencias”
 Lo escribe el último número de la revista Civiltà Cattolica. 
Según la  publicación de los Jesuitas el asesinato del sacerdote es el último  anillo de una cadena de martirios cristianos, al mismo tiempo no hay que olvidar que el Isis ha asesinado a miles de musulmanes.

El objetivo era  atacar al corazón de Francia y la idea misma de la convivencia. Por esto el Papa no ha querido dar ninguna legitimidad teológica ni política a  los terroristas y persigue el diálogo entre las grandes religiones
Vatican Insider/28/08/2016
FRANCESCO PELOSO
La violenta muerte del padre Jacques Hamel ocurrida el pasado 26 de julio en Francia se inscribe en un martirio cristiano que ha visto caer obispos, sacerdotes, religiosos y muchísimos creyentes en estos años. Perocon ellos han caído también miles de musulmanes. Por otra parte, como ocurrió en la Iglesia de Rouen, los terroristas han violado numerosas mezquitas y celebraciones islámicas, por eso el Papa no ha querido dar ninguna legitimidad teológica ni política al Estado Islámico afirmando que no se trata de una guerra entre religiones y trabajando constantemente en favor del diálogo entre las grandes religiones. 

No sólo eso: el asesinato del padre Hamel es también un modo para atacar a Francia, sus intituciones, y sus principiosfundamentales, su tradición laica interpretada como forma de convivencia entre creencias y culturas diferentes. Son estas algunas de las observaciones que contiene la intervención del padre Giancarlo Pani en el último número de Civiltà Cattolica, sobre el asesinatodel padre Hamel. Hay que añadir que durante este tiempo, desde que una ráfica de atentados terroristas causó una masacre en Francia, está en curso un debate que toca de cerca el modelo de integración a la francesa y sus límites,el discurso sobre las religiones, las posibles formas de convivencia, la situación social de la comunidd de origen árabe, el tema de la ciudadanía.
 No hay duda de que la reciente visita del presidente francés Francois Hollande al Papa va en esta dirección:la de una redefinición de tales relaciones, de una comprensión mayor de las palabras del Papa que indican la vía de la convivencia y del respeto también en Europa. El homicio del padre Hamel, además, ha restituido a Francia su componente cristiana y, es más,ha suscitado una extraordinaria mobilización por parte del imam y de las comunidades islámicas que, frente al asesinato de un cura capaz de practicar concretamente el diálogo y la convivencia entre los diferentes, han sentido la urgencia y el deber de pronunciarsepúblicamente y en un modo claro contra el terrorismo participando también en ceremonias comunes en las iglesias, como recuerda también Civiltà Cattolica.
 Por otra parte está la cuestión en apariencia banal del burkini, es decir, la prohibición establecida por algunos ayuntamientos franceses de la Costa Azzurra de admitir en las playas a aquellas mujeres musulmanasque iban al mar 'vestidas'; el burkini sería un atentado a la 'seguridad' y a la 'laicidad' del país, una señal de integralismo religioso. La decisión, un poco grotesca, según muchos observadores alimentaba, al contrario, la laicidad ideológica y a su vez integralista,incapaz de aceptar principios elementales de convivencia y terminaba por excluir en lugar de favorecer la convivencia, construía barreras y divisiones injustas. A poner un stop a esta deriva ha pensado el Consejo de Estado francés que ha paralizado –es decir,suspendido en espera de una sentencia definitiva-- la prohibición del burkini afirmando que de esta forma se violan, como parecía evidente, principios fundamentales. “La discutida ordenanza –afirma el Consejo de Estado-- ha determinado una violación grave yevidentemente ilegal de las libertades fundamentales, como la libertad de circulación, de conciencia y la libertad personal”.
 “La muerte del padre Hamel ha sido percibida en occidente como una vuelta más en la estrategia terrorista inspirada por el llamado 'Califato'”, afirma en su análisis Civiltà Cattolica. “La yihad –continua-- ha entradoen la iglesia, un lugar que fuera de Oriente Medio hasta ahora había permanecido impenetrable. La Iglesia y la acción litúrgica constituyen un lugar simbólico: un lugar de culto y de oración, el corazón de la catolicidad y el centro de la fe cristiana”. “Esteterror de matriz yihadista –destaca el quincenal de los jesuitas-- había en cualquier caso traspasado ya ampliamente las puertas de las mezquinas, asesinando musulmanes reunidos para la oración en Siria, Bangladesh, Kuwait,... Nos encontramos ante un terrorismoque semina destrucción incluso dentro del Islam. Los muertos islámicos a mano de 'islamistas' fueron más de 23.000 sólo en 2015”. “El asesinato del sacerdote –afirma de nuevo-- no se debe entender como un 'asesinato en la catedral' sino como un duro golpe alcorazón de la laicidad francesa, la patria de la revolución, de la liberté, égalité, fraternité, el orgullo de la Ilustración, la nación que basa precisamente su laicidad en el respeto de todas las religiones y de todas las personas, sea cual sea su nacionalidad”.
 A este escenario, recuerda el padre Pani, Francisco ha contrapuesto otro entorno inaugurando el “Año Santo de la Misericordia en Bangui, un lugar donde existen católicos pero la mayor parte de las personas es musulmana,y se ha presentado en la mezquita para encontrar al imam del lugar. El Jueves Santo de este año el Papa ha lavado y besado los pies de un joven musulmán. Todos gestos que van en favor del encuentro con el mundo musulmán”. “Y en esto Francisco –continua el texto--está en plena continuidad con el magisterio de sus predecesores, y en especial con los numerosos encuentros de san Juan Pablo II con el mundo islámico. ¿Cómo puede todo esto ser tolerado por el 'Califato' que no quiere ningún diálogo, sino sólo llevar guerray exterminio, envuelto de narrativa religiosa? ¡Imposible! Tenemos la confirmación explícita en las declaraciones del Isis hechas a través de su incoherente y delirante publicación 'Dabiq', cuyas afirmaciones desgraciadamente coinden paradógicamente con algunoscomentarios críticos sobre la obra de Francisco”.
 Por lo tanto “la muerte del padre Hamel es sólo el último anillo de una cadena de asesinatos que ensangrenta la Iglesia. La agencia Fides ha documentado este 'martilologio' de obispos, sacerdotes y operadores pastorales.A éstos se unen el amplio grupo de creyentes que mueren en persecuciones en distintas partes del mundo”. “Pero los asesinos, a menudo –explica el jesuita-- con sus atentados indiscriminados no ponen barreras de fe: ¿sabían los dos jóvenes asesinos que en lamasacre del camión en Niza, algunas semanas antes, donde han sido segadas las vidas de 84 personas, cerca de un tercio de las vítimas eran musulmanes?”
  Es importante, en este punto, según Civiltà Cattolica, que el Papa haya afirmado con decisión que no estamos frente a una guerra de religión. En este sentido Francisco “con valentía no da legitimación teológicani política a los terroristas, evitando así cualquier reducción del islam al 'terrorismo islamista'. Y así desarrolla su deber de jefe religioso cristiano, es decir, trabajando para crear un terreno de diálogo entre todos los creyentes”.

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