26 ago 2017

El PAN Un partido vacío de política/ÁLVARO DELGADO

Revista Proceso # 2130, 26 de agosto de 2017...
Un partido vacío de política/ÁLVARO DELGADO
Preocupado por la indefinición y la parálisis que advierte en su partido cuando están en puerta las elecciones federales de 2018, el senador panista Roberto Gil Zuarth –coordinador de la campaña presidencial de ese partido en 2012 y exsecretario particular de Felipe Calderón– se opone a la idea de formar un frente opositor con el PRD. El peligro, afirma, es que por tratar de ganar votos de la izquierda el PAN pierda su electorado histórico.

Mientras el PRI se corre más a la derecha y Andrés Manuel López Obrador capitaliza el enojo social por la corrupción, el PAN, encabezado por el presidenciable Ricardo Anaya, está paralizado, sin estrategia ante los embates políticos, alejándose de sus votantes y ansiando “cachar” los votos del perredismo en declive, con “el enorme riesgo de desangrarse” en la elección de 2018.
“El PAN es un partido lleno de grillas y vacío de política”, dice el senador Roberto Gil Zuarth al hacer una evaluación crítica de su partido y del proyecto de crear con el PRD un Frente Amplio Opositor que, además de que excluye a Margarita Zavala, “no está emocionando a nadie”.
El frente promovido por Anaya, explica, asemeja más una fórmula para que las burocracias del PAN y PRD –y quizá Movimiento Ciudadano– se repartan desde ahora candidaturas plurinominales, que una coalición ganadora: “Parece una simple dona salvavidas”.


En entrevista, Gil Zuarth advierte que mientras el PAN busca aliarse con el PRD, el PRI hizo una asamblea nacional para impulsar como presidenciables a los secretarios de Hacienda y de Educación, José Antonio Meade y Aurelio Nuño, para atraer al electorado del PAN que le teme a López Obrador.
“El PRI decidió dos cosas en su ­asamblea: ir por el PAN y conservar lo suyo. El PRI va por el PAN no solamente para robarle el electorado que quiere la modernización del país, sino que le quiere quitar las banderas con perfiles que se parecen más al PAN que los perfiles tradicionales del PRI”.
Su partido, alerta, hace lo contrario: “Nuestra apuesta es aventarnos a tratar de cachar a una parte del electorado de izquierda a costa de abandonar uno que puede ser mucho más sensible a las causas históricas del PAN. Esa apuesta corre el riesgo de que, por cachar votos de izquierda, se deje descubierto el electorado tradicional y que el PRI, echado hacia el PAN, nos lo quite”.
La apuesta del PRI está muy clara, dice: “Representar el futuro ante el pasado que es Andrés Manuel. ¿Y el PAN? Pregúntenle (…) El PAN corre el enorme riesgo de desangrarse y ese riesgo, más que una escisión de una parte del PAN, es que no lleguen los electores al PAN”.
Y en este contexto se produce el embate contra Anaya, quien asegura que el supuesto enriquecimiento de su familia política, publicado por El Universal el miércoles 23, obedece a una “infamia” en su contra del PRI y del gobierno de Enrique Peña Nieto. “El 2018 ya comenzó”, lo ubica Gil Zuarth.
“Son filtraciones para debilitar la imagen pública del PAN y su dirigente. Ricardo ha hecho bien en dar la cara y anunciar que va a emprender acciones legales”, dice el senador, quien se solidarizó con él, vía Twitter, el mismo día: “Unidad y confianza de los panistas en torno a Ricardo Anaya frente a todo intento de desprestigio”.
Para el legislador, quien fue secretario particular de Felipe Calderón en la Presidencia, esto es parte de la estrategia del PRI-gobierno para eliminar desde ahora a su partido de la contienda presidencial: “Hay la intención de jugar la semifinal con el PAN para luego ir contra López Obrador”, subraya.
–¿Qué debe hacer Anaya?
–Una estrategia nacional y no perder más tiempo en indefiniciones. Un partido que no tiene estrategia, no tiene capacidad de respuesta y tampoco capacidad de defensa. Si no es la estrategia correcta, se cambia, pero hay que tenerla.
Según Anaya, los ataques en su contra obedecen a que el PAN exige que el primer fiscal general de la República no tenga militancia partidista y no sea el procurador Raúl Cervantes, exsenador priista, como supuestamente quieren algunos senadores de ese partido, entre ellos Gil Zuarth.
El senador lo rechaza: “Hay una suerte de intención política interna de tratar de caer en una polarización. No hay un dilema. No es sí Cervantes o no Cervantes. Lo que importa es el modelo de la fiscalía. El modelo debe ser que la PGR muera con el viejo sistema y que la fiscalía nazca de cero. Pero eso no significa una escisión en la bancada o un albazo”.
Según él, de nada sirve la autonomía de la nueva fiscalía si el presidente de la República le quita la policía o le quita el presupuesto o si no cuenta con servicio profesional de carrera. “De eso se trata esta discusión –reitera–, no es de una persona u otra. Si hoy está en votación es porque la pasada legislatura aprobó la primera etapa del pase automático”.
En efecto, la Cámara de Diputados aprobó, en diciembre de 2014, el “pase automático” de procurador a fiscal, con el voto a favor de 96 panistas, siendo Anaya diputado federal y presidente interino del PAN. “Si hoy estamos a tiro a gol es porque hay una minuta”, insiste el senador.
Frentistas, aplaudidores de Peña
En la entrevista Gil Zuarth analiza el papel del PAN en el Frente Amplio Opositor, del que se declara “desilusionado”, y recuerda que los promotores de éste, como Anaya y su antecesor, Gustavo Madero, así como los perredistas Jesús Ortega, Guadalupe Acosta Naranjo y Alejandra Barrales fueron los más entusiastas impulsores del Pacto por México que le aprobaron a Peña Nieto todas sus reformas a cambio de nada.
“Debe haber autocrítica: ¿Se equivocaron, y hasta dónde, o no se equivocaron en la estrategia de los cheques en blanco al gobierno del Pacto por México?”, pregunta Gil Zuarth. Y responde: “El ganador fue el gobierno y nada de la agenda de la parte opositora está lograda. Al contrario, hay retrocesos avalados por la propia oposición”.
Pone como ejemplo la reforma fiscal que aumentó impuestos, impulsada por el PRD, y la reforma política propuesta por el PAN para crear el Instituto Nacional Electoral que, además de ser integrado por cuotas de los partidos, no ha funcionado para frenar los excesos del PRI y de sus gobiernos federal y estatales.
“Se hicieron nombramientos verdaderamente malos en algunos órganos del Estado y ahora todo mundo lamenta que simplemente esos órganos no garantizan la imparcialidad. Pero fueron nombramientos que derivaron de métodos que se inventaron en el Pacto por México, puestos complejísimos donde se diluye la responsabilidad del que propone y del que nombra y, al mismo tiempo, derivó en cuotas de partidos.”
Y censura: “Lo que hoy condena el frente opositor es que ciertas instituciones no están funcionando, pero no nos han dicho, no hemos querido decir, en qué grado nosotros participamos en ese resultado. También debe haber autocrítica”.
–Usted fue artífice de la reforma 2013-2014, ¿qué autocrítica hace?
–La gran falla, el mayor defecto, fue llegar a fórmulas de compromiso. Es decir, construir híbridos para tratar de acomodar las pretensiones de todos (…) El modelo no ha servido para garantizar la imparcialidad, sobre todo a nivel local.
–Ni ha servido para abatir los costos de las elecciones, que era uno de los objetivos.
–Era uno de los objetivos no duplicar los esfuerzos institucionales para organizar una elección. Para decirlo pronto: el modelo que construimos, ese híbrido entre el IFE y la expectativa del órgano nacional electoral no resolvió el problema de fondo, que era garantizar que los órganos, sobre todo locales en materia electoral, garantizaran imparcialidad.
“Otro error fue no haber insistido en aprobar la segunda vuelta electoral, y lo único que se logró fueron los gobiernos de coalición.”
Frentes locales ahora 
Gil Zuarth alude a las reuniones entre promotores del frente PAN-PRD y pregunta por qué esperan hasta 2018 para armar estrategias comunes a fin de diseñar, por ejemplo, políticas públicas en beneficio de la población de los 16 estados que ambos partidos gobiernan.
“Si gobernamos la mitad del país, ¿por qué en lugar de estas fastuosas mesas celebratorias de las conciencias nacionales no hay una modesta agenda local bajo el mismo modelo de la concurrencia de actores y empezamos a trabajar en un frente que cambie las realidades locales en el corto plazo? No hay un solo gobernador que haya convocado.”
Y propone que PAN y PRD integren desde ahora un “frente legislativo” con el objetivo de debatir y reorientar el paquete económico para 2018, cuya discusión empezará el 8 de septiembre y que es para el año electoral.
“Un frente legislativo que diga hacia dónde vamos a mover la política fiscal del último año de esta administración y sobre todo el gasto público en el año de la elección. De eso se tendría que estar hablando, no de estas grandes formulaciones pactistas, estas grandes semánticas de la renovación nacional, cuando hay posibilidades políticas de cambiar lo local y sobre todo de ponerle contenciones y diques al último año del gobierno”.
Según él, “el frente está cometiendo el mismo error de Vicente Fox: decir que los demócratas están de un lado y los reaccionarios autoritarios están del otro, los que no coinciden conmigo, el PRI y Andrés Manuel, y nosotros con voluntarismo mágico vamos a cambiarlo todo, solamente con que nos den las llaves de Los Pinos”.
Añade: “Pero ya tuvimos las llaves de Los Pinos y no hicimos lo que teníamos que hacer. Hicimos muchas cosas, pero no hemos logrado profundizar el cambio político en el país. Sin proyecto no basta con tener la intención de cambio político y si no se discuten los problemas de México difícilmente vamos a poder afrontarlos”.
–Se pudieron haber aliado en el Estado de México y no lo hicieron.
–Sin duda. Ahí hay un primer saldo, un primer elemento de crítica. ¿Por qué no hubo alianza política en el Estado de México? Los partidos que tomaron esas decisiones tienen mucho que decir.
Margarita, excluida 
Aspirante a la presidencia del PAN en 2010, cuando fue vencido por Gustavo Madero, Gil Zuarth retoma su oferta política de entonces que no concitó el apoyo de los consejeros panistas (“apostar por nosotros mismos”) para plantear que el PAN no debe depender de aliados.
“Lo sigo creyendo: no podemos depender de las alianzas con otros partidos para ganar elecciones. Debemos ser nosotros mismos el bloque mayor y desde ahí convencer a otros partidos, organizaciones de la sociedad civil y a la gente en general de que voten por nosotros. En la medida en que nos hemos ido diluyendo dependemos cada vez más de los otros.”
No sólo eso: en el frente PAN-PRD se ha excluido a Margarita Zavala y a Rafael Moreno Valle, sobre todo a la primera, y los promotores del frente deben decir si tienen ya candidatura presidencial predeterminada o si no se admiten más opciones.
“Eso es lo que nos deben decir los convocantes del frente: si es verdaderamente amplio, ¿por qué no se sientan todos a la mesa a escuchar sus pareceres de lo que debe ser el frente y hacia dónde debe ir? Y, por otro lado, si el frente está cerrado a una o a más opciones, porque sólo estén pensando en una opción o está cerrado porque están descartando una o más opciones.”
–¿Anaya sería el inevitable?
–No debería haber inevitables en una construcción común.
El senador dice que a nadie debería pasarle por la cabeza construir una alternativa que no involucre a Zavala porque, por lo menos en términos cuantitativos, sería una locura excluirla.
“Si ella está ya excluida, en el frente no están diciendo la verdad. Están mintiendo. Si el frente ya la ha excluido por alguna negociación interna, por algún condicionamiento interno, y no lo han dicho públicamente, el frente nacerá con la espada de la mentira sobre su espalda.”
Ante ese panorama, Gil Zuarth advierte que si el PAN no llega fuerte por sí mismo en 2018 –aliado o no con el PRD– “puede ser una mala jornada” no solamente por la Presidencia, sino por todas las posiciones estatales.
En la jornada electoral del 1 de julio de 2018 estarán en disputa 3 mil 327 cargos electivos y en las elecciones concurrentes, explica, la elección mayor jala a la menor.
“Y los partidos que quieren conformar el frente deben tener muy claro que, por un error, el PRI o Andrés Manuel se pueden llevar mucho más que la Presidencia de la República, que puede provocar ganancias en cascada para esa fuerza política en lo local: gubernaturas, ayuntamientos, diputaciones. Sería una suerte de efecto Fox. Ese es un escenario probable.”

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