29 ago 2017

El polémico perdón presidencial de Joe Arpaio

 El polémico perdón presidencial de Joe Arpaio/ editorial
El Nuevo Heraldo, 28 de agosto de 2017...
Dependiendo del fundador de la nación o del juez del Tribunal Supremo que usted cite, el presidente de los Estados Unidos tiene la potestad de ejercer la compasión en el caso de un código penal demasiado severo, de hacer justicia a los condenados por error, y de ayudar a la nación a sanar después de un período de agitación. En ninguna parte encontrará que tiene la potestad de socavar la ley ni de aprobar el maltrato a un grupo de personas por su etnia.
Quizá ningún otro poder presidencial revela tanto el carácter del inquilino de la Casa Blanca. Por eso es que el perdón que el presidente Donald Trump concedió al ex sheriff Joe Arpaio es tan perturbador y nocivo.

Trump está lejos de ser el primer presidente en emitir un perdón cuestionable. Andrew Johnson perdonó a todos los soldados confederados. Bill Clinton perdonó a su medio hermano, declarado culpable de cargos relacionados con drogas, y al multimillonario Mark Rich, acusado de fraude y evasión fiscal, que había huido del país. George H.W. Bush perdonó a un narcotraficante paquistaní, así como a Caspar Weinberger, un personaje central en el episodio de Irán-contras. Jimmy Carter le conmutó la pena de cárcel a Patty Hearst por el robo de un banco y Clinton le otorgó un perdón pleno (Clinton también indultó al legendario dueño de NASCAR, Rick Hendrick.) Barack Obama indultó al independentista puertorriqueño Oscar López Rivera, que participó en la década de 1970 en los atentados en que murieron seis personas, y que aún no se arrepiente de ese hecho.

El indulto de Arpaio se destaca entre todos los perdones presidenciales porque es una reprensión directa a un juez federal que estaba preparándose para sentenciar al ex sheriff por ignorar órdenes federales de detener la práctica de perseguir a indocumentados en Arizona por su aspecto. Arpaio solía arrestar a personas, sin evidencias, porque él y sus alguaciles sospechaban que podían ser indocumentados, y los alojaban en centros de detención que los activistas –e incluso el propio Arpaio– compararon con campos de concentración. Su indulto significa que no cumplirá un solo día de cárcel, a diferencia de Chelsea Manning, que estuvo siete años tras las rejas por filtrar documentos. El indulto se produce en un momento de gran sensibilidad racial en la historia nacional. Trump no esperó los cinco años habituales para indultar a Arpaio, ni le dijo a su Departamento de Justicia que realizara la investigación que es habitual antes de conceder la mayoría de los indultos.
El Phoenix New Times detalló la perturbadora historia de Arpaio en una serie de artículos y tuits, señalando sus arrestos ilegales de reporteros, su contratación de un investigador privado para seguir a un juez federal, el hecho de que no investigó cientos de casos de abuso sexual de menores, y su defensa de instalaciones con una alta cantidad de muertes.
El perdón se produce además después que Trump supuestamente le preguntó al secretario de Justicia, Jeff Sessions, si el caso de Arpaio se podía desestimar. El perdón, junto con la decisión del gobierno de Trump de reducir la supervisión de las agencias del orden y la negativa del Congreso a oponerse al presidente, envía un claro mensaje: la impunidad de los que están bien conectados, en detrimento de las personas vulnerables, se está convirtiendo en la regla, no en la excepción.
Este editorial se publicó originalmente en The Charlotte Observer.

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