Revista Proceso..#2139, 29 de octubre de 2017
Televisa se desmorona y Azcárraga se repliega/JENARO VILLAMIL
Emilio Azcárraga Jean, tercero de la dinastía que erigió Televisa, dejará la jefatura máxima de esa compañía. La situación del empresario y de la empresa no es la mejor: con finanzas a la baja, recortes de personal, deudas y la presión de sus socios estadunidenses, el hijo del Tigre opta por retirarse. Deja al frente a dos copresidentes ejecutivos. Uno, Alfonso de Angoitia, ha sido acusado de desviar recursos a cuentas en el extranjero. El otro, Bernardo Gómez, es el operador político que encumbró a Enrique Peña Nieto y que cabildea en el Congreso para favorecer a la televisora.
Desde enero de 2017 los rumores sobre la salida de Emilio Azcárraga Jean se intensificaron en Grupo Televisa. El peor año para las finanzas del consorcio había sido 2016: sus utilidades netas bajaron 65.9%, al pasar de 10 mil 899 millones de pesos en 2015 a 3 mil 712 millones ese año; más de 2 mil personas fueron despedidas y se pagaron entre 912 y 2 mil 805 millones de pesos en indemnizaciones y gastos a servicios de abogados; los servicios de su deuda tasada en dólares aumentaron a 9 mil 532 millones de pesos y la venta de contenidos disminuyó sustancialmente.
El tercer Emilio Azcárraga de la dinastía fundada por su abuelo, tuvo que aceptar una humillación de su principal socio y futura filial en Estados Unidos: Univisión, que impuso como nuevo vicepresidente de Contenidos al periodista colombiano Isaac Lee, en lugar de José Bastón, “el hermano menor” de Azcárraga Jean, que pasó a ser efímero presidente de Televisa Internacional.
Este lunes 30 Bastón renunciará y permanecerá sólo como miembro del consejo de administración.
El anuncio de la salida de Azcárraga Jean como director general o chief executive officer (CEO), formalizado el jueves 26, para quedar sólo como presidente del consejo de administración y responsable de la Fundación Televisa y del Club América, fue sorpresivo para algunos observadores externos, pero no para los altos directivos de la empresa.
Azcárraga Jean se pasaba más tiempo en Miami que en la Ciudad de México y las presiones de otros accionistas, de sus tres hermanas –Carla, Ariana y Alessandra–, así como los despidos que se incrementaron en abril de este año, lo mantuvieron al margen de la operación los últimos 10 meses.
El anuncio del “segundo cambio más importante” de Televisa, realizado en agosto de 2016, acompañado en pantalla por Joaquín López Dóriga, resultó un fiasco. El cambio de Canal 2 a Las Estrellas no levantó a la cadena más importante del consorcio; la “nueva era” para atraer a las audiencias jóvenes, a los millennials, resultó un fiasco; y la creación de Blim para competir con la plataforma estadunidense Netflix dejó en ridículo al imperio.
Las cifras de sus estados financieros al tercer trimestre de 2017 no son muy buenas: las ventas netas bajaron 3.8% (22 mil 832 millones de pesos) en comparación con el mismo periodo de 2016, y las ventas de publicidad disminuyeron 8.4% (4 mil 943 millones de pesos), la baja más drástica desde que tomó las riendas Azcárraga Jean.
Al día siguiente de darse a conocer la renuncia anticipada de Azcárraga Jean como CEO, el viernes 27, las acciones de Grupo Televisa en la Bolsa Mexicana de Valores registraron una disminución de 5%. Se cotizaron por debajo de los 87 pesos, después de una ligera alza el día anterior.
Los “Dos Fantásticos”
Según el comunicado oficial de Televisa, al frente de la compañía quedarán como “copresidentes ejecutivos” los dos principales colaboradores de Azcárraga Jean: Alfonso de Angoitia, vicepresidente de Finanzas, y Bernardo Gómez, vicepresidentes de Noticias y Relaciones Gubernamentales, a quien se le atribuye el cabildeo y la presión política.
“Confío plenamente en la capacidad de Bernardo y de Alfonso y estoy seguro que Televisa continuará fortaleciendo su posición en México como una de las empresas de telecomunicaciones con mayor crecimiento y como el principal productor de contenidos en español a nivel mundial, creando valor para nuestros accionistas”, declaró Azcárraga Jean.
Entre las principales funciones de Gómez y De Angoitia estarán “la renegociación del acuerdo de licencia de programación con Univisión, por el cual la compañía recibe un monto importante de ingresos en dólares, la adquisición y consolidación de cuatro operaciones de cable, así como la diversificación de Televisa más allá del negocio tradicional de venta de publicidad en televisión abierta, participando activamente en la industria de servicios de telecomunicaciones, los cuales representan más de 50% de las ventas consolidadas de la compañía”.
Ambos personajes, junto con José Bastón y el propio Emilio Azcárraga Jean, se autodenominaron “Los Cuatro Fantásticos” en una entrevista para la revista Líderes en 2002.
Los cuatro jóvenes ejecutivos estaban eufóricos en aquel entonces. Presumieron haber resuelto la crisis financiera de Televisa, con un pasivo de mil 300 millones de dólares, pérdidas netas por casi 600 millones de pesos, baja de rating y un intenso conflicto por el legado de la herencia de Azcárraga Milmo, fallecido en abril de 1997.
“Bernardo Gómez, como sabes, no es mi amigo, es como mi hermano, que llevó a cabo toda la reestructuración de noticieros y también se involucró en la parte estratégica de Televisa”, le dijo Azcárraga Jean a Joaquín López Dóriga, en una entrevista autocelebratoria el 15 de enero de 2007 en Canal 2.
“Alfonso de Angoitia, que llevó toda la parte de la reestructura financiera, renegociación de deudas, toda la parte económica. Y Pepe Bastón, que llevaba toda la parte de entretenimiento para recuperar ese rating y ese liderazgo”, abundó Azcárraga Jean.
A 10 años, Bastón ya no es vicepresidente y los dos mandos principales están confrontados entre sí y con problemas añejos derivados de la soberbia y el manejo poco claro de las finanzas de la empresa, según fuentes internas de la empresa.
De Angoitia fue investigado por la Securities and Exchange Commission, la autoridad reguladora de Estados Unidos, a raíz de una carta anónima que acusó al vicepresidente de Finanzas de encabezar una “doble contabilidad” y de desviar dinero a cuentas off shore en Florida (Proceso 2062).
Su nombre apareció en abril de 2016 en la investigación de los Panamá Papers, vinculado al despacho panameño Mossack Fonseca; se dijo que abrió dos cuentas off shore para la compra de un departamento en Bahamas y en un fideicomiso de las Islas Vírgenes Británicas.
Desde 2014, Angoitia Noriega creó su propia empresa, Ucetel Incorporated en las Islas Bahamas y el 11 de diciembre de ese año recibió de Mossack Fonseca el certificado de incorporación de la empresa. Tres meses después, en 2015, el vicepresidente de Finanzas de Televisa le pidió a la firma panameña incorporar a la empresa JTC Corporated Services (Suisse), registrada en las Islas Vírgenes Británicas, pero con dirección en Ritter House, 5th Floor, Wickhams Cay II, Roadtown, en Miami.
Angoitia admitió haber adquirido esta empresa en Bahamas “con el propósito de comprar un departamento y una membresía en un club de buceo náutico ubicado precisamente en Bahamas, deporte que practico desde hace muchos años”.
Bernardo Gómez, control político
Mucho menos visible que Azcárraga Jean, pero reconocido por todos los políticos y funcionarios de alto nivel como el verdadero “operador” de los acuerdos gubernamentales y las operaciones “sucias” de Televisa, Bernardo Gómez fue considerado siempre el verdadero “poder tras el trono” en el consorcio.
Amigo desde la adolescencia de Azcárraga Jean, Gómez se convirtió en el interlocutor con todos los presidentes recientes. Con Martha Sahagún, entonces vocera de Vicente Fox, logró en octubre de 2002 el “decretazo” que desapareció el impuesto de 12.5% de los tiempos fiscales y frenó la reforma a la Ley Federal de Radio y Televisión que se negoció en la Secretaría de Gobernación, en los tiempos de Santiago Creel.
Bernardo Gómez participó activamente en la trama de los videoescándalos de marzo de 2004, junto con el empresario Carlos Ahumada y la exjefa del gobierno capitalino, Rosario Robles, según relata el propio constructor de origen argentino en su libro Derecho de réplica.
En diciembre de 2005 y en marzo de 2006, en pleno proceso de sucesión presidencial, Gómez presionó a diputados, a senadores y a los entonces candidatos presidenciales para que se aprobara la Ley Televisa, que finalmente fue desechada por la Suprema Corte de Justicia en 2007.
En el sexenio de Felipe Calderón, Bernardo Gómez mantuvo una relación tirante, pero siguió operando las principales relaciones con los gobernadores, especialmente con el joven mandatario priista del Estado de México, Enrique Peña Nieto, con quien negoció acuerdos publicitarios y de promoción política.
Prácticamente todos los gobernadores o legisladores que quieran tener una buena relación y promoción en los noticiarios de Grupo Televisa tienen que hacer antesala con Bernardo Gómez, a quien consideran un “operador implacable”. A él se le atribuye, incluso, la promoción de la película La dictadura perfecta, de Luis Estrada, para mitificar su propia influencia.
La más reciente demostración de la influencia de Bernardo Gómez fue la aprobación fast track en las comisiones y en el pleno del Senado, el mismo jueves 26, de una serie de reformas a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión que disminuye las facultades del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) en materia de defensa de los derechos de las audiencias y elimina la obligación de los concesionarios de radio y televisión de distinguir entre publicidad y contenido, además de que privilegia la “autorregulación” y el nombramiento de defensores de audiencia a modo de los concesionarios.
Sin discusión y con el mayoriteo de las bancadas del PRI, del Partido Verde y 12 senadores del PAN, las reformas conocidas como Ley Televisa Döring fueron aprobadas por 72 votos a favor, 13 en contra y tres abstenciones.
La especialista Irene Levy, presidenta de Observatel, afirmó que esta reforma es “una total falta de respeto al Poder Judicial, dado que justo acaban de listar las controversias para su discusión”, en relación con los recursos pendientes en la Suprema Corte de Justicia que deben resolver si el IFT tiene o no atribuciones para regular los derechos de las audiencias. El ministro ponente es Alberto Pérez Dayán
Además, la reforma aprobada en la Cámara de Diputados, en abril de este año, y en el Senado, elimina la facultad del IFT de ordenar la suspensión precautoria de las transmisiones de los concesionarios que vulneren los derechos de las audiencias.
“No pretendamos tapar el sol con un dedo: TV Azteca y Televisa ya le jalaron las orejas a la telebancada en el Senado para que se pase, tal cual, esta minuta”, afirmó el senador Fidel Demédicis, del PT-Morena.
Los propios senadores y diputados federales consultados por Proceso admitieron que el texto de la iniciativa de reformas fue redactado en las oficinas de Televisa y cabildeado por Javier Tejado Dondé, asesor jurídico de la empresa, y su jefe, Bernardo Gómez.
El autoexilio del padre
La salida de Azcárraga Jean como presidente de Televisa recordó a muchos especialistas y conocedores de la empresa, la maniobra de su padre, Emilio Azcárraga Milmo, El Tigre, quien anunció su autoexilio y la renuncia a la presidencia del consorcio seis semanas después de que terminara la Copa Mundial de Futbol de 1986.
Entonces El Tigre le entregó las riendas de la empresa a Miguel Alemán Velasco, el segundo accionista más importante de la compañía e hijo del expresidente del mismo nombre.
Azcárraga Milmo se fue a radicar a Estados Unidos. El pretexto fue incursionar en el mercado estadunidense al fundar una agencia informativa trasnacional denominada Eco.
El autoexilio del Tigre se produjo tras la polémica generada por la cobertura de Televisa frente al fraude electoral del PRI en las elecciones de Chihuahua. En 1986 se dio el primer movimiento social para llamar a un boicot contra el monopolio televisivo.
Ahora, Azcárraga Jean se retira en el ocaso del sexenio de Enrique Peña Nieto, el político mexiquense que ascendió a la Presidencia con el apoyo explícito de Televisa, a cambio de jugosos contratos de publicidad y de prebendas.
Televisa y Peña Nieto comparten ahora una severa crisis de credibilidad, de confianza y de viabilidad frente a la sucesión presidencial de 2018.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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