R, Reforma, 15 de abril de 2018
'Pueden definir el resultado’
Ernesto Núñez
Cd. de México (15 abril 2018).- El 12 de mayo de 1994, en el Museo Tecnológico de la Comisión Federal de Electricidad, Ernesto Zedillo padeció, durante 98 minutos, la crítica de una oposición que, por primera vez en la historia, podía confrontar directamente a un candidato oficial del régimen priista.
Entre las críticas y reproches que le lanzaron el perredista Cuauhtémoc Cárdenas y el panista Diego Fernández de Cevallos, destacan las de éste último, a quien finalmente se declaró ganador de ese primer debate en México.
"Usted es un buen chico", dijo Diego señalando a Zedillo, "sacó, nos dice, buenas calificaciones; pero en democracia usted no aprueba, usted llegó a ser candidato de su partido por dos tragedias: el asesinato de Luis Donaldo Colosio y la designación presidencial...".
Pese a todo, Zedillo ganó las elecciones de 1994 con más del 48 por ciento de los votos, Cárdenas se hundió en un tercer lugar, con 16 por ciento, y "El Jefe" Diego alcanzó el 25 por ciento, un segundo lugar histórico para su partido.
Años después, panistas como Vicente Fox y Felipe Calderón revelaron que Diego se replegó después del debate, en lugar de intensificar su campaña.
El abogado lo niega, y ha explicado que el gobierno de Carlos Salinas maniobró para detenerlo; entre otras cosas, impidiendo un segundo debate que se celebraría antes de las elecciones del 21 de agosto de aquel año.
Hoy impulsor de la campaña del panista Ricardo Anaya, Fernández de Cevallos pondera el debate como un elemento determinante en el resultado de una elección, pero lamenta que, 24 años después, aún no se haya podido transitar hacia un formato flexible en el que dos candidatos puedan confrontarse como en una partida de ajedrez.
¿Cuál es la importancia del debate en la cultura política mexicana?
El debate, en sentido amplio, es consustancial a las campañas políticas en todas partes. Propuestas, ocurrencias, acusaciones veraces y simples difamaciones las hallamos siempre en la lucha por el poder.
En sentido restringido, entendido como confrontación formal entre postulantes, con reglas consensuadas, ha sido escaso en México y su antecedente más remoto, en campañas presidenciales, es el de mayo 12 de 1994.
La trascendencia de los debates depende principalmente del comportamiento de los candidatos y de la difusión dada por los medios masivos de información. Además, tomando en cuenta la rigidez de los formatos empleados aquí para su celebración, en la mayoría de los casos han influido moderadamente.
El de 1994 me posicionó finalmente en el segundo lugar, habiendo iniciado, según encuestas, en tercer sitio. Ese debate pudo definir al triunfador de aquella elección, pero las leyes, autoridades y medios de comunicación de entonces lo impidieron.
Con los antecedentes electorales mexicanos puede decirse que sí son importantes; sin embargo, una serie de manipulaciones a través de los órganos del poder y el derroche de dinero ilegal han reducido sus impactos en los resultados oficiales.
¿Puede un debate cambiar las tendencias de una campaña y determinar el resultado de las elecciones?
Uno o varios debates sí pueden definir el resultado final, sin olvidar la relevancia de los llamados posdebates; esto es, los comentarios mediáticos siguientes a las confrontaciones.
¿Qué recuerda del debate de 1994? ¿Cómo influyó ese ejercicio en aquellas elecciones, en la cultura política mexicana y en su propia carrera política?
El debate de candidatos presidenciales de 1994 (Zedillo-Cárdenas-Fernández de Cevallos) influyó de manera importante en el resultado. Cárdenas inició la campaña en segundo lugar de las preferencias y el debate lo llevó a la tercera posición.
Además, seis años atrás, Manuel de Jesús Clouthier -por Acción Nacional- alcanzó casi tres millones de votos, y yo obtuve aproximadamente 10 millones en la siguiente elección.
El ex presidente Carlos Salinas declaró a la revista Proceso, tiempo después de los comicios de 1994, que si las elecciones hubieran sido en días siguientes del debate yo hubiera ganado, y que por eso su gobierno tuvo que fortalecer al PRI, ponerle un cuerpo especial de asesores y arreglar con los medios de comunicación.
Ciertamente, aquel debate impulsó mayor interés y participación de los electores.
En mi carrera política, ese evento influyó en la medida en que me dio mayor experiencia y elevó el nivel de conocimiento de los electores sobre mi persona.
¿Cómo se prepara un debate?
No soy estudioso de este tema, pero creo que no hay una fórmula única para prepararse para un debate. Las características personales de los candidatos y de manera especial sus trayectorias culturales y políticas terminan por imponerse, independientemente de lo que puedan influir los consejos que reciban. Así como a través de la escritura se puede identificar a su autor, el debate finalmente refleja necesariamente el perfil humano y la formación intelectual y política de cada quien. Más que la preparación para ese momento, el resultado favorecerá a quien exponga ideas breves y claras, responda con acierto y rapidez los cuestionamientos que se le hagan, y logre impactar en la conciencia y los sentimientos de los espectadores.
Me parece importante destacar que la empatía que generen los participantes estará íntimamente vinculada a la credibilidad que sean capaces de transmitir, a la contundencia de sus ideas y propuestas, así como al dominio que tengan del lenguaje, incluido el corporal; tomando en cuenta que el electorado es un complejo mosaico de anhelos e intereses.
Finalmente, considero que un debate entre dos es relativamente fácil, si las reglas son claras y justas; uno entre tres es sumamente difícil, por el tiempo que transcurre para responder a las imputaciones directas, perdiéndose la fluidez de la discusión que entre dos participantes es posible. Los debates en los que intervienen más de tres contendientes son absurdos y terminan por asemejarse a las competiciones de lucha libre, que resultan masacotes humanos y frustran las expectativas del público.
No es posible un torneo de ajedrez o de esgrima, o un buen debate político televisado, con más de dos competidores. Hora de publicación: 00:00 hrs.
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Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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