31 mar 2019

Las columnas políticas, hoy 31 de marzo de 2019..

Las columnas políticas, hoy domingo 31 de marzo de 2019..
Templo Mayor/ Reforma
AUNQUE se escudó en una consulta gansito (patito pero cuatrotransformador) para ser prudente ante Donald Trump, quienes saben de diplomacia dicen que en realidad Andrés Manuel López Obrador anda con el Jesús bilateral en la boca.

Y ES QUE, para el presidente norteamericano, la moneda de cambio para obligar a México a detener la migración centroamericana es la ratificación del nuevo T-MEC. Y en ambos temas, Trump puede obtener una importante ganancia política.
DE ENTRADA, hay que entender que Trump ya está en campaña, buscando su reelección en 2020. Para sus seguidores cada jab contra la mandíbula mexicana le da puntos en ese sector del electorado.

A ESOS votantes les prometió acabar con el acuerdo comercial con Canadá y México, por lo que si hay T-MEC, puede presumir que logró una súper negociación. Y si no, se puede ufanar de que cumplió con matar al TLCAN. Como quien dice, sale ganando electoralmente por los dos lados.
EN CAMBIO a México lo que menos le conviene es perder la sociedad comercial norteamericana, de ahí que en Palacio Nacional prefieren poner la otra mejilla.
ALLÁ en Sonora existe fuerte preocupación ante la posibilidad de que uno de los gremios más fuertes de la región, el ganadero, quede bajo las órdenes del crimen organizado.
RESULTA QUE la Unión Ganadera elegirá a su nuevo presidente de entre Héctor Platt (que busca la reelección) y Daniel Baranzini, que trae el apoyo de Morena y no necesariamente de los ganaderos, pues hay quienes dicen que anda entre muuuy malas compañías.
TAN ES ASÍ que la reciente incursión intimidatoria de un comando al rancho del suegro de la gobernadora Claudia Pavlovich, estaría ligada con esta contienda en la que más de uno quiere meter la mano.
LOS QUE andan muy enojados son los dirigentes del Partido del Trabajo, pues el recorte de los subsidios para las estancias infantiles les rasuró algo así como 500 millones de pesos a los Cendis que ellos manejan.
EN RESPUESTA, las huestes de Alberto Anaya han decidido solidarizarse con los maestros de la CNTE y abanderar sus causas como una forma de presión para ver si así les regresan su dinerito. Así que no se extrañen si el eterno aliado de Morena vota en contra de la nueva reforma educativa.
SIN DUDA será interesante ver a los legisladores del Partido del Trabajo haciendo algo a lo que no están muy acostumbrados... ¡trabajar!
EN la sede de la ONU, Juan Ramón de la Fuente informó que México mantendrá su apoyo a las operaciones de paz. Pero, dada la experiencia con las estancias infantiles, ¿le van a dar el dinero a cada uno de los cascos azules para que no haya intermediarios? Es pregunta.
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 Frentes Políticos/Excelsior
31 de Marzo de 2019
1. A fondo. Una decisión que fue bien recibida es que el gobierno de la Ciudad de México comience la instalación de GPS en unidades del transporte público concesionado, para monitorear cuestiones de movilidad. El objetivo, aseguró la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, es obtener información para cambiar al pago con tarjeta prepago, así como para renovar unidades. Se trata de una herramienta que servirá para hacer efectivo el cambio de las unidades viejas, pues son cerca de 20 mil micros que urge modernizar. Resaltó que este instrumento será para innovar en acciones que mejoren el transporte público y la movilidad en la CDMX. Tecnología a la medida de la democracia. Bien.
2. Va de nuevo. Hoy inician las campañas electorales en Puebla y Baja California para los comicios del próximo 2 de junio, en los que se elegirá a gobernador. En Puebla, el INE se encargará del desarrollo de la fiscalización de precampañas y campañas, realización del debate, operación del PREP y el Conteo Rápido, así como el sorteo y capacitación de quienes integran las mesas directivas de casilla. La campaña concluirá el 29 de mayo próximo. Se estima que habrá 324 personas supervisoras electorales, mil 881 capacitadores asistentes, siete mil 671 casillas a instalar, así como 596 mil 353 personas invitadas a ser funcionarias de casilla y 53 mil 697 que integrarán las mesas directivas de casilla. Los procesos electorales de Aguascalientes y Quintana Roo comenzarán el 15 de abril y concluirán el 29 de mayo. En Durango serán del 10 de abril al 29 de mayo. A desquitar el alto salario, consejero presidente Lorenzo Córdova.
3. A reinventarse. El PAN se fortalece y al menos aparenta unidad. Santiago Creel Miranda, presidente de la Comisión Política del CEN del partido, tomó protesta a Enrique Vargas del Villar, alcalde de Huixquilucan, como titular de la Comisión Política en el Estado de México, cuerpo colegiado integrado por exjefes estatales y diferentes liderazgos panistas. El alcalde señaló que la Comisión Política es una mesa de unidad y en el 2021 el PAN recuperará el “Corredor Azul”. Con votación unánime estará a cargo de un órgano que engloba a todas las corrientes panistas fortaleciendo la unidad del partido. Urgen al albiazul remedios inmediatos. Mientras Marko Cortés, líder nacional, lo lleva al abismo, muchos se siguen preguntando dónde andará Ricardo Anaya, el principal creador del derrumbe.
4. Qué bonita familia. Griselda Martínez, alcaldesa de Manzanillo, Colima, tiene un puñado de familiares y amigos en la nómina del Ayuntamiento, por lo que será denunciada ante las instancias correspondientes por nepotismo y tráfico de influencias en la función pública. El consejero estatal de Morena, Salomón Sierra, explicó que la edil ha hecho pactos con sus homólogos de Tecomán, Elías Lozano, y de Armería, Salvador Bueno, para intercambiarse “paquetes de familiares” entre los ayuntamientos costeros. ¿Sabrá que el nepotismo es un delito que forma parte de las prácticas que urge desterrar?  
5. Sin descanso, ganso. De visita en Aquismón, San Luis Potosí, Andrés Manuel López Obrador anunció la creación de una universidad pública en esa localidad, y sostuvo que el 1 de julio pasado se tomó una buena decisión para transformar al país, pero ahora son tiempos de unidad para enfrentar a la corrupción y a la desigualdad. “Nada de andarnos peleando, no. Ya cuando vengan las elecciones cada quien a su partido, pero ahora necesitamos unirnos todos. El partido más importante es el pueblo de México. Unirnos todos, hermanarnos, no ganamos nada peleándonos; hay que declararles la guerra a la corrupción y a la desigualdad”, dijo. La última semana fue de una inusual agitación política. Los distractores estuvieron a la orden del día. Consejo para la semana que inicia: no perder el tiempo, aprovechémoslo para encarrilarnos al desarrollo. Por lo pronto, bajarán las gasolinas. Dicen.
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 Migración, problema ad intra
De naturaleza política/ENRIQUE ARANDA
Excelsior
Hay testimonios de que la población migratoria genera problemas de seguridad y mantenimiento de la paz
En medio del malestar (social) provocado por las imputaciones de inacción e ineficacia en el control del problema de la migración centro y sudamericana a territorio estadunidense desde México que, contra López Obrador y su gobierno hiciera Trump, nada parece más urgente hoy que “plantar cara” a las acusaciones y amenazas de éste –“aún a riesgo de engancharse en un debate no deseado”– y, más, definir acciones que, amén de resolver un problema que no es propio ni exclusivo del país, tiene consecuencias cada vez más preocupantes en el ámbito nacional.
Y esto, no sólo por el ruido político que expresiones como las del desquiciado norteamericano pueden generar a nivel internacional, o los previsiblemente altos costos que de cumplir amenazas como la de “cerrar” la frontera común,  causa a nivel social y/o económico, sino, esencialmente, porque no son escasas ya las ocasiones en que autoridades mexicanas de municipios fronterizos han levantado la voz para exigir apoyo inmediato del gobierno central para sortear de la mejor manera, y financiar claro, la compleja problemática que,  en su particular espacio, causa la estadía prolongada de cientos, miles de migrantes, cuyo único propósito es llegar a los Estados Unidos sin importarles “el precio que deban pagar por ello”.
Ahí está, sólo a manera de ejemplo, el angustioso llamado de atención que para que se atienda la crisis migratoria que desde hace varias semanas aqueja a la localidad fronteriza a su cargo, Ciudad Juárez, hiciera el alcalde no partidista Armando Cabada, quien, incluso, dejó en claro que si bien éste es un problema de carácter esencialmente federal, el municipio ha intentado contribuir en la medida de sus capacidades, e incluso ha realizado gastos por algo más de cuatro millones de pesos en la atención de poco más de 3,500 centroamericanos que permanecen ahí.
El asunto, pues, no es en forma alguna menor y exige respuestas claras por parte de la autoridad federal. Más, cuando existe toda suerte de testimonios según los cuales la población migratoria tiende a generar problemas no sólo por lo que refiere a los mínimos en materia de alimentación, sanidad o de estadía y descanso exigibles desde un punto de vista humanitario, sino, y aun cuando ello sea inducido por la desesperación de los menos, también en materia de seguridad y mantenimiento de la paz social. Con o sin enganche, pues, el asunto exige respuestas y soluciones.
 ASTERISCOS
* No acaba de aclararse aún el fin que, dada la oposición de grupos otrora aliados del lopezobradorismo, tendrá la reforma constitucional educativa de la (aún) insuficientemente inexplicada 4T, en que los grandes perdedores hoy son el secretario Esteban Moctezuma y el diputado moreno coordinador Mario Delgado, y ya asoma en el horizonte una propuesta de cambio laboral que, en el mejor de los casos, causará tantos o más problemas que aquella.
* Si bien, a juzgar por los resultados arrojados por los más recientes sondeos levantados a nivel estatal, con escasas posibilidades de éxito, el no panista Enrique Cárdenas inicia hoy, bajo los colores del blanquiazul, su campaña por la gubernatura de Puebla que, como se sabe, quedó acéfala tras el aún insuficientemente aclarado “incidente aéreo” en que perdieron la vida la gobernadora Martha Erika Alonso y su esposo Rafael Moreno Valle.
Veámonos aquí mañana, con otro asunto De Naturaleza Política.
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Iniciativas contra la corrupción/Gabriel Zaid
Reforma, 31 Mar. 2019
La corrupción es universal y milenaria. También su reprobación. El profeta Isaías la condenó hace tres milenios. El derecho romano la castigó.
No es una singularidad mexicana. Todo país tiene sus prácticas corruptas, con las cuales se indigna o se divierte. Llegan a ser vistas como parte del folclor.
Lo singular es la nomenclatura. En México, por ejemplo: aceitar, agandallar, arreglarse, aviaduría, busca, cachirul, carrancear, charolear, chayote, chueco, cochupo, coyote, diablito, embute, entre, fayuca, huachicol, hueso, maicear, mapache, moche, mordida, pitufeo, prestanombres, repartir el queso, salpicar, transa. Los sobornos novohispanos a las autoridades españolas fueron llamados unto de México, porque untar ya se usaba en España como 'soborno' (Quijote, 1ª 22).
La corrupción en México fue, además, un sistema de pacificación política inventado por Porfirio Díaz y perfeccionado por el PRI. Organizó un mercado de la buena voluntad al margen de la ley, pero también de la violencia. Tuvo aceptación social como preferible a la lucha armada entre facciones. Entronizó al presidente como Supremo Dador.
La aceptación se ha vuelto disgusto. Aunque la corrupción es una tradición de siglos, se puede perder, como tantas otras. Hasta el prestigio heroico de la guerra, que fue una tradición universal y milenaria, desapareció. La matazón indiscriminada de la Primera Guerra Mundial inició un cambio de actitud, acentuado por las bombas atómicas. El desprestigio de la guerra ha sido un gran progreso moral, que contribuye a la reducción de conflictos armados.
La corrupción británica en el siglo XVIII fue escandalosa. No ha desaparecido, pero hoy es incomparablemente menor y socialmente inaceptable. Lo mismo ha sucedido en otros países. La globalización favorece el contagio positivo. Si las trasnacionales son multadas en su país de origen por los sobornos que pagan a otro gobierno, algo mejora en ambos.
Otro factor de globalización positiva ha sido la creación de Transparencia Internacional y el Corruption Perceptions Index. En 2018, México fue visto como más corrupto que 137 países, según la Wikipedia. Las calificaciones varían entre países y a lo largo del tiempo, y eso mismo indica que es posible mejorar.
Han surgido iniciativas mexicanas valiosas. Por ejemplo, los reportajes que exhiben la corrupción o la iniciativa ciudadana de facilitar que los candidatos y funcionarios hagan públicas sus tres declaraciones (fiscal, patrimonial y de conflictos de interés). En cambio, las iniciativas de gobierno han sido contraproducentes. Paralizan la administración con tantos trámites y requisitos que provocan transgresiones y hasta mordidas de unas dependencias a otras.
El combate a la corrupción en todos los frentes es de ley, pero dispersa los esfuerzos. El éxito llega a parecer imposible. Desde Porfirio Díaz, todos los presidentes se han manifestado contra la corrupción; y, en el mejor de los casos (cuando no se trata de simple demagogia), todo queda en buenas intenciones. A diferencia de otros países, los presidentes mexicanos no terminan en la cárcel.
Estos malos resultados sugieren que el combate debe centrarse en los frentes más visibles y en aquellos que tienen efecto multiplicador. Por ejemplo:
 Las fotomultas a las infracciones de tránsito fueron una buena iniciativa, suspendida (en vez de mejorarla) por las protestas de automovilistas. Pero el sistema de cámaras puede orientarse, no a las infracciones, sino a las mordidas de los agentes de tránsito, a su vez extorsionados por jefes que les exigen cuotas, según el potencial lucrativo del crucero. A los primeros despidos, se correría la voz y empezarían a desaparecer las mordidas y las extorsiones.
La Secretaría de Hacienda puede crear una base de datos en la web donde, al momento de girar un pago federal, aparezca su registro, con todos los datos de la póliza contable: Dependencia que paga, a quién, por qué concepto, con cargo a cuál partida presupuestal, con autorización de quiénes, en qué cantidad y fecha. La base incluiría un buscador tipo Google. La prensa, los contratistas y proveedores competidores, los investigadores, tendrían información de interés público para actuar. Se puede empezar con los pagos de más de $100 millones, luego bajar a diez y finalmente a uno.
Las cárceles son escuelas del crimen y call-centers de la extorsión organizada. Que no nos digan que imponer el Estado de derecho en tan pocos metros cuadrados es imposible.
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Puro cuento/Eduardo Caccia
REforma, 31 Mar. 2019
Había una vez una empresa internacional, fabricante de muebles para oficina, que en sus afanes por acentuar su liderazgo y reputación decidió innovar el concepto de una silla ejecutiva, en los noventa. Como la historia es más que pública, los enterados sabrán que Herman Miller encargó la encomienda a un prestigiado diseñador industrial. El prototipo logrado lucía tan diferente a lo convencional que la empresa decidió hacer varios grupos de enfoque para consultar a los consumidores si el modelo sería de su agrado.
Por decisión unánime todos los grupos de enfoque rechazaron aquella novedosa silla. ¿Quién querría sentarse en un mueble que no estaba aún forrado? ¿Quién aceptaría el mal gusto de permitir que se viera el mecanismo debajo del asiento? El diseñador había incorporado, como eje de su innovación, una malla plástica en el respaldo y en el asiento de la silla, que los consumidores tachaban de "rara", "fea", "incompleta". Un buen ojo observador, suspicaz de la semiótica, se preguntó: "¿qué tal si los consumidores dicen 'feo' cuando en realidad quieren decir 'diferente'?". Sabiendo que habían encargado la fabricación de una silla disruptiva, entendieron que la gente rechazaba aquello que no conocía porque además la relacionaban con aquello que sí conocían: una silla ejecutiva forrada con piel o tela.
La empresa decidió no tomar literalmente la respuesta del consumidor y lanzó la silla al mercado. Al día de hoy ha roto todos los pronósticos de ventas de la compañía, es la silla ejecutiva más premiada en la historia de la industria por su diseño y funcionalidad, y tiene muchos imitadores que han emulado su textura "respirable". Moraleja: aunque parezca, la gente no siempre sabe lo que quiere y no siempre puede recomendar lo que conviene.
De haber usado Henry Ford grupos de enfoque para el lanzamiento de su Modelo T, la gente (sustitúyase por pueblo sabio) le hubiera pedido "caballos más rápidos". Es ya un lugar común decir que para los grandes innovadores la gente no sabe lo que quiere, por ello es delicado tomar sus palabras literalmente. El riesgo de los grupos de enfoque es que tienen vulnerabilidades difíciles de evitar, por ejemplo, el papel del moderador que puede, con una inflexión de voz, influir en las respuestas.
Había una vez un primer mandatario, el nuestro, que decidió consultar al pueblo para tomar decisiones estratégicas. Sobre si debía o no responder a los mensajes de Trump (recuérdese que en campaña dijo que cada tuit del norteamericano tendría respuesta) consultó a la concurrencia durante un acto público en Veracruz, haciendo uso de lo que se vale un moderador de grupos de enfoque cuando quiere influir en la gente: con la entonación indicó cuál era la respuesta que esperaba ("...que levanten la mano los que piensen que debemos de actuar con ¡prudeeeenciaaaaaaa!...). Al tener la respuesta que quería, aplaudió y dijo: "¡Eso es, mi pueblo!". Luego, ufano, escribió en Twitter: "...consulté a mis asesores y verdaderos expertos en materia de política exterior..." y se refirió a la gente como su "Think Tank". ¿Es tan grande el desprecio del mandatario por los expertos? No estoy en contra de la prudencia sino del método para decidir.
Había una vez una ciudad llamada Hamelin que para deshacerse de la infestación de roedores, echó mano del artilugio de un flautista encantador de animalitos (no, señor Presidente, los pobres de México no son como animalitos) que dijo a las autoridades: "Yo soy capaz, mediante un encanto secreto que poseo, de atraer hacia mi persona a todos los seres que viven bajo el sol. Lo mismo da si se arrastran sobre el suelo que si nadan en el agua, que si vuelan por el aire o corran sobre la tierra. Todos ellos me siguen..." (cualquier similitud con ya saben quién, es culpa del lector). Acto seguido, arrastró con el embrujo de su flauta a todos los roedores que le siguieron hipnotizados hasta caer en el caudal mortal de un río cercano.
Los malos moderadores de grupos de enfoque son como el flautista de Hamelin, atraen con su magnetismo, inducen las respuestas y llevan a los seres bajo su encanto a decisiones equivocadas.
Reescribiendo el final del cuento, imagino al flautista gritar, gozoso, al filo del despeñadero: "¡Eso es, mis animalitos!".
@eduardo_caccia3
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El mensaje de López Obrador puso de cabeza a los españoles... y a los mexicanos/
ALEJANDRO GUTIÉRREZ
Revista Proceso # 2213, 31 de marzo de 2019...

Una carta de Andrés Manuel López Obrador al rey de España desató una tormenta que apenas comienza. Pidió al monarca que su país se disculpara con México por las atrocidades cometidas hace medio milenio por los conquistadores. Las respuestas del otro lado del océano fueron cortantes y hasta majaderas. El Estado español rechazó pedir disculpas, pero el provocador mensaje tuvo y tiene ecos en Madrid: llegó a la Casa Real, de ahí a la cancillería, para luego ser enviado al presidente. Sacudió asimismo a la prensa  y obligó a los partidos políticos –que se encuentran en campaña– a pronunciarse contra los mandatarios mexicano y español. De rebote, en  México, la provocación causó apoyos, críticas y, de paso, memes.  
MADRID.- El 30 de enero en Palacio Nacional, y acompañado de un reducido número de sus colaboradores, el presidente Andrés Manuel López Obrador le anunció al mandatario español, Pedro Sánchez, que le solicitaría a España una disculpa por los agravios sufridos por los pueblos indígenas durante la Conquista, coincidiendo con la efemérides de los 500 años del arribo de Hernán Cortés a lo que hoy es México.
Cincuenta y cuatro días después se hizo público que López Obrador envió una carta con ese propósito al rey Felipe VI, lo que produjo un desencuentro diplomático entre México y España y una cascada de reacciones adversas desde este país a la propuesta, principalmente de los líderes políticos que tienen en mente las elecciones generales del próximo 28 de abril. Otra carta con propósito similar fue enviada al Papa Francisco, para que la Iglesia católica pidiera perdón por los abusos cometidos por esa institución durante la Conquista.
El anuncio de enero en Palacio Nacional, que tomó desprevenido a Sánchez, ensombrecía el propósito de su viaje oficial: ser el primer dignatario recibido por el recién estrenado gobierno de la llamada Cuarta Transformación, resaltar la sintonía de dos “gobiernos progresistas”, abogar por la seguridad jurídica de las 6 mil 200 empresas españolas afincadas en México –para que pudieran participar en los proyectos de infraestructura de la nueva administración– y mostrar la “gratitud” por el gesto de haber acogido a los más de 25 mil españoles durante el exilio republicano, hace 80 años.
El presidente español, aún atónito, expresó su desacuerdo con el enfoque del anuncio y consideró que el tono de la propuesta debía matizarse, incluso discutirse en conjunto, explica a detalle una fuente española conocedora de los pormenores de la reunión en Palacio Nacional.
López Obrador le informó ahí que prepararía una carta dirigida a Felipe VI con ese fin. Incómodo, Sánchez cortó el tema y dijo que estudiaría la propuesta.
Antes de dar por terminada la reunión y ante la parca respuesta del español, López Obrador añadió que iría “a consultarlo con mi esposa”, Beatriz Gutiérrez Müller, quien desde noviembre encabeza el Consejo Asesor Honorario de la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y a quien el gobierno de España, según la fuente consultada, tiene como responsable intelectual de la iniciativa. 
La esposa de López Obrador también le trasladó la petición de perdón a la ministra de Justicia, Dolores Delgado, parte de la comitiva española. Esta información –que adelantó el diario Reforma en México y que Gutiérrez Müller desmintió– fue confirmada al corresponsal por la fuente ya citada.
Al día siguiente, luego de reunirse con empresarios españoles, hacer una guardia de honor ante el Monumento a los Niños Héroes y recibir el reconocimiento como Huésped Ilustre de manos de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, Sánchez volvió a España, una hora antes de lo previsto.
El tema de la efemérides de la llegada de Cortés a tierras mexicanas ya perseguía al gobierno español. El 24 de enero, seis días antes del arribo de Sánchez a México, el ministro de Cultura, José Guirao, dio a conocer el Plan Internacional de Cultura, en el que, reconoció, no incluían actos conmemorativos de Hernán Cortés y aceptaba que tratar ese tema con México “es algo complicado”.
El 5 de febrero, en un desayuno organizado por Europa Press, a una pregunta de este corresponsal, el ministro respondió que “una celebración como la de Hernán Cortés hubiera requerido que hace dos años se hubiera puesto en marcha, como se hizo con Magallanes y Elcano”, pero cuando llegó al ministerio, en junio pasado, “no había nada preparado”.
“No tenemos ningún problema por conmemorar y dignificar la figura de Hernán Cortés, pero debo decir que la Casa de América, la embajada de España en ­México y el Centro Cultural de España en México sí tienen programas; quien no lo tiene es el ministerio, lo estamos confeccionando e intentaremos acordarlo con los mexicanos.
“Pero también hay que señalar que en México la figura de Hernán Cortés no es muy simpática”, y si bien “el gobierno español tiene el derecho y la obligación absoluta de celebrar a Hernán Cortés, también tendremos que ser respetuosos con un país soberano, como México, y no será fácil”, reconoció.
La ruta de la filtración
El viernes 1, mediante “conductos diplomáticos”, la carta de López Obrador al rey se envió directamente al Palacio de la Zarzuela, sede de la Casa Real. Posteriormente la misiva fue canalizada por la Casa Real al Ministerio de Asuntos Exteriores, para que el gobierno de Sánchez gestionara el tema, explicó la fuente consultada.
No fue sino hasta unos minutos después de las 13:00 horas en México (20:00 horas en Madrid) del lunes 25, cuando el diario español El País difundió en primicia, en su web y redes sociales, la noticia con el encabezado: López Obrador pide al Rey que España se disculpe por los abusos de la Conquista.
Al adelantar el diario el anuncio que López Obrador haría ese mismo día a las 17:00, horas de México, en un acto público en Centla, Tabasco, el presidente pospuso un viaje programado a la Quinta Zona Naval Militar, en Frontera, Tabasco, donde iba a entregar las condecoraciones Perseverancia Excepcional Primera Clase a los marinos, y se dirigió a la zona arqueológica de Comalcalco para elaborar un video que se difundió en redes sociales.
Acompañado por su esposa, en el video señala que ese día se conmemoraban los 500 años de la batalla de Centla –pese a que esta primera acción bélica de la Conquista sucedió el 14 de marzo de 1519– entre las fuerzas de Hernán Cortés y los mayas-chontales.
@lopezobrador_Estamos en Comalcalco, vamos a Centla a conmemorar 500 años de la batalla de los españoles contra la resistencia de los mayas-chontales.14:16 - 25 mar. 2019
Fue la primera “batalla de la llamada Conquista o descubrimiento o encuentro de dos mundos o de dos culturas. Lo cierto es que fue una invasión y se cometieron muchas arbitrariedades; se sometió a los pueblos que habitaban lo que ahora conocemos como nuestra América, todo el continente nuevo, recién descubierto”, dice en el video.
En una alocución de casi siete minutos, señala que “fue una invasión” y por eso iba a hablar de este tema en ­Centla “y por eso le pedí a Beatriz que me acompañara, porque ella además de literata está trabajando en la historia, hizo su tesis sobre Bernal Díaz del Castillo, que es el cronista principal, el principal testigo…”.
La esposa del presidente dice en el video que desde 2019 y hasta 2021 “se van a ir recordando los diferentes acontecimientos de la llamada Conquista. Otra cosa importante es la matanza de Cholula, la Noche Triste y finalmente la caída de la ciudad de Tenochtitlan”.
López Obrador señala que “es muy polémico el tema” y adelanta que “envié una carta al rey de España, y otra carta al Papa, para que se haga un relato de agravios y se pida perdón a los pueblos originarios por las violaciones a lo que ahora se conoce como derechos humanos. Hubo matanzas, imposiciones, la llamada Conquista se hizo con la espada y con la cruz; se edificaron las iglesias arriba de los templos. Bueno, se excomulgó a nuestros héroes patrios, a los padres de nuestra patria, a Hidalgo y Morelos. Es tiempo de decir: ‘Vamos a reconciliarnos, pero primero pidamos perdón’”.
Anunció también que él pedirá perdón por los hechos acontecidos durante la Colonia. “Hubo mucha represión a los pueblos originarios, fundamentalmente lo que pasó con el exterminio a los yaquis, a los mayas, incluso el exterminio a los chinos en plena Revolución Mexicana, desde el porfiriato y luego, tenemos que pedir perdón, y que el 2021 sea el año de la reconciliación histórica”.
Luego, en el acto en Centla, Gutiérrez Müller hizo un pormenorizado relato del episodio histórico y López Obrador repitió el mismo mensaje del video, la petición de una disculpa histórica y que 2021 sea un año de reconciliación. 
Desde la capital española, el gobierno de Sánchez reaccionó emitiendo un contundente comunicado que colgó el Ministerio de Exteriores en su sitio en internet, en el que “lamenta profundamente que se haya hecho pública la carta” que López Obrador envió al monarca “y cuyo contenido rechazamos con toda firmeza”.
Dice: “La llegada, hace 500 años, de los españoles a las actuales tierras mexicanas no puede juzgarse a la luz de consideraciones contemporáneas. Nuestros pueblos hermanos han sabido siempre leer nuestro pasado compartido sin ira y con una perspectiva constructiva, como pueblos libres con una herencia común y una proyección extraordinaria”. Y ­reitera su disposición a “trabajar conjuntamente con México para intensificar las relaciones de amistad y cooperación existentes” que permitan “afrontar los retos futuros”.
Factor electoral… en España
El revuelo provocado por la iniciativa mexicana tomó al rey Felipe VI y a su esposa, Letizia, en Argentina, donde habían llegado la noche del domingo 24 para iniciar una gira de tres días.
Desde Buenos Aires, el ministro de Exteriores, Josep Borrell, declaró que “obviamente” no van a presentar esas “extemporáneas disculpas”. “Del mismo modo que no vamos a pedir a la República Francesa que presente disculpas por lo que hicieron los soldados de Napoleón cuando invadieron España. Ni los franceses van a pedir a los italianos que se disculpen por la conquista de las Galias de Julio César”.
Explicó que ya había trasladado la molestia de España a su par mexicano, Marcelo Ebrard. “Vamos a hacer todo lo posible para que las relaciones entre los pueblos y los gobiernos no se vean enturbiadas por esta iniciativa desafortunada”.
La vicepresidenta, Carmen Calvo, también se sumó al rechazo. “El jefe del Estado, el rey Felipe VI, no tiene que pedir perdón a ningún país y no va a ocurrir eso”, dijo.
El tema le vino como anillo al dedo a los dirigentes de los partidos españoles que están en campaña electoral, primordialmente los de derecha, quienes usaron el tema para enaltecer el orgullo patrio, atacar a México y a Sánchez. 
Pablo Casado, dirigente del conservador Partido Popular, la consideró “una afrenta para España”. Desde Jerez de la Frontera señaló que es “inadmisible” la exigencia de López Obrador, a quien llamó “el amigo de Sánchez”, y exigió al gobierno que le diga a ese “gobierno izquierdista” que España “no acepta difamaciones sobre nuestra contribución”.
Casado, quien ya en el pasado destacó que “la hispanidad es la etapa más brillante del hombre desde la romanización”, añadió: “Demuestra una ignorancia escandalosa y es una afrenta contra España y su historia”. Y criticó al gobierno español porque “no vale con notas de oficio de embajadas ni declaraciones edulcoradas de embajadores”, porque Sánchez se ha puesto del lado de los “comunistas, dictadores y populistas”.
Rechazó la “leyenda negra de España. Ni en la que se trazó hace siglos ni la que la izquierda acomplejada intenta ahora escribir. Somos una de las naciones más importantes de la historia de la humanidad”.
El dirigente de Ciudadanos, Albert Rivera, tuiteó que la carta al rey es una “ofensa intolerable al pueblo español. Así actúa el populismo: falseando la historia y buscando el enfrentamiento. Cuando gobernemos lideraremos la unión y colaboración entre España y las naciones hermanas de Latinoamérica”.
También el dirigente del ultraderechista Vox, Santiago Abascal, escribió en su cuenta: “López Obrador, contagiado de socialismo indigenista, no entiende que al pedir reparaciones a España en realidad está insultando a Méjico”.
Los únicos que respaldaron la iniciativa de México fueron la vocera parlamentaria de Podemos, Ione Belarra; Alberto Garzón, dirigente de Izquierda Unida; y el líder vasco de EH-Bildu, Joseba Permach. 
La primera tuiteó que “López Obrador es el digno presidente de México. Tiene mucha razón en exigirle al Rey que pida perdón por los abusos en la ‘Conquista’. Si gobierna Podemos habrá un proceso de recuperación de la memoria democrática y colonial que restaure a las víctimas”.
Una de las opiniones más duras fue la del escritor y académico Arturo Pérez Reverte, quien en un tuit le reviró al mandatario mexicano que debe ser él quien se disculpe. “Si este individuo se cree de verdad lo que dice, es un imbécil. Si no se lo cree, es un sinvergüenza”.
Márquez: “Bienvenida la polémica”
El lunes 25, cuando estalló la polémica, Enrique Márquez, titular de la Dirección Ejecutiva de Diplomacia Cultural de la Secretaría de Relaciones Exteriores, estaba en Madrid para presentar su plan de trabajo para España en 2019, cuyos temas centrales son los 80 años del exilio republicano español y los cinco siglos de la Conquista, asuntos que había abordado en entrevista con Judith Amador y Armando Ponce (Proceso 2209).
En esta gira Márquez acompañó a la embajadora Roberta Lajous durante el nombramiento del historiador Jorge F. Hernández como director del Instituto de México; él será el encargado de desarrollar el programa de estas conmemoraciones, en coordinación con la Casa de México.
En entrevista con el corresponsal, Márquez sostiene que efectivamente “ha habido una reacción y en eso hay que ser muy cautos. No hay que ser tremendistas ni obcecados en los desenlaces, porque un proceso como éste es una polémica internacional que está cargada de matices de distintos significados, y no todas las reacciones son negativas”.
Explica, por ejemplo, que el martes 26, un día después de estallada la controversia, Lajous ofreció una comida en la residencia oficial para Cuauhtémoc Cárdenas –quien preside la Comisión Mexicana para la Celebración de los 80 Años del Exilio Republicano– y para él mismo, a la que acudieron, entre otros, la alcalde de Madrid, Manuela Carmena; la subsecretaria de Justicia para la Memoria Histórica, Cristina Alatorre; y el director general de Memoria Histórica de España, Fernando Martínez. 
Y un día después tuvieron una reunión de trabajo en el Ministerio de Justicia para desarrollar una agenda conjunta de conmemoraciones.
“Fue una reunión donde llegamos a amplios acuerdos sobre la conmemoración del exilio. Luego pasó a saludarnos la ministra Dolores Delgado. Es decir, hay muchos espacios de normalidad en la relación”, dice.
“Esto me hace suponer que una vez superado el escenario actual y pasado el proceso electoral en España, el 28 de abril, se abrirán espacios para avanzar en una solución de concordia y de reconciliación, que eso es al final lo que el presidente López Obrador está pidiendo, es decir, repasemos el tema de la reconciliación histórica como paso fundamental para nuestras naciones. No es una revisión para separarnos.”
–¿Este desencuentro puede afectar las relaciones bilaterales?
–No creo que haya riesgo de grandes fisuras. Entiendo que son muy importantes los vínculos que se dan a partir de las balanzas comerciales, pero son fundamentales los vínculos que se dan a partir de las culturas. O por no querernos sacudir la modorra o por no incomodar a nadie, ¿vamos a permanecer en la indiferencia y en el olvido o la frustración? Pues bienvenida la polémica, pero una polémica respetuosa, fundada y plural. Que pueda llevarse luego al campo social para que ayude a nutrir una idea clara del pensamiento nacional en México y en España. Estoy convencido de que esto ayudará a fortalecer en el futuro las relaciones bilaterales de nuestros países.
–Desde España se achaca a esta iniciativa un propósito revisionista, y fuentes consultadas para este reportaje critican la injerencia de la pareja del presidente en la iniciativa, ¿qué opinión le merece?
–En toda conmemoración histórica, y una tan relevante como los cinco siglos de la llegada de Cortés y el inicio de la Conquista en México, es natural que se produzcan procesos de revisionismo historiográfico. Se hizo en ocasión del bicentenario de la Revolución Francesa en 1989. En México se hizo en ocasión del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución de 1910, y en todos estos casos se ha logrado enriquecer las visiones. Para eso sirven los procesos revisionistas, te llevan a un mejor conocimiento en procesos complejos.
“Cuando se plantea la necesidad de discutir en el presente gobierno lo ocurrido hace 500 años, es un acto de salud académica, historiográfica, y yo diría de mayor conciencia sobre la identidad. Revisar el tema de la Conquista es revisar el tema del mestizaje, los procesos para la configuración de una nación pluricultural, con todos los procesos que lleva el mundo colonial. Bueno, que los historiadores mexicanos, que la esposa del presidente, en tanto historiadora, tengan una iniciativa de este tamaño no nos debe llamar a extrañeza. Debemos verlo como naturalidad. 
“Que presida una comisión de memoria histórica en tanto historiadora, es una iniciativa con sanas intenciones de conocimiento.”
–¿Qué viene?¿Cuáles son los siguientes pasos?
–Estamos convencidos de que habrá condiciones para plantear una programación de eventos comunes, ligados a la ruta conmemorativa de 2019 a 2021, que habíamos vislumbrado antes de estos hechos.
“Organizaremos una serie de coloquios y foros de muy alto nivel, muy similares a los que organizó Octavio Paz (La Experiencia de la Libertad), con historiadores, intelectuales y académicos de todas las corrientes, muy plural, de España, de México y otros países. 
“Uno debería estar dedicado a la Conquista como un hecho militar y como hecho cultural. Otro, dedicado a la conquista de las utopías, que son esos proyectos ideológicos que tienen que ver con el encuentro de los españoles con nuestro mundo, que lo llaman el Nuevo Mundo, pero no por descubrirlo, sino el nuevo mundo utópico a partir de la cual volvieron a soñar, eso fue lo que les ofrecieron nuestras culturas originarias. 
“Estoy pensando en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco con los frailes españoles, estoy pensando en fray Bartolomé de las Casas y su sistemática defensa de los pueblos indígenas. Es una propuesta que hemos desarrollado hace tiempo: la conquista militar, la conquista de las utopías y la conquista como nación.”   
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La matanza del Templo Mayor*/MIGUEL LEÓN-PORTILLA
Revista Proceso # 2213, 31 de marzo de 2019..
En 1520, durante la fiesta anual que celebraban los nahuas en honor de Huitzilopochtli, Pedro de Alvarado, uno de los soldados cercanos a Hernán Cortés, aprovechó la ausencia de éste para perpetrar la matanza del Templo Mayor. Ese oprobioso pasaje, que precedió a la derrota de los españoles en las inmediaciones de Tacuba, es recogido en el libro Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la conquista, de Miguel León-Portilla.
Establecidos ya los españoles en México-Tenochtitlan, Motecuh­zoma se convirtió prácticamente en prisionero de Cortés. Varios textos indígenas como el Códice Ramírez, la XIII relación de Ixtlilxóchitl, el Códice Aubin, etcétera, se refieren de manera directa a la matanza preparada por don Pedro de Alvarado durante la fiesta de Tóxcatl, celebrada por los nahuas en honor de Huitzilopochtli.
Hernán Cortés se había ausentado de la ciudad para ir a combatir a Pánfilo de Narváez, quien había venido a aprehender al conquistador por orden de Diego Velázquez, gobernador de Cuba. Alvarado “el Sol”, como lo llamaban los mexicas, alevosamente llevó al cabo la matanza, cuando la fiesta alcanzaba su mayor esplendor.
Aquí se ofrecen dos testimonios, conservados en náhuatl y que pintan con un realismo comparable al de los grandes poemas épicos de la antigüedad clásica, los más dramáticos detalles de la traición urdida por Alvarado.
Primeramente oiremos el testimonio de los informantes indígenas de Sahagún, que nos narran los preparativos de la fiesta, el modo como hacían los mexicas con masa de bledos la figura de Huitzilopoch­tli y, por fin, cómo en medio de la fiesta, de pronto los españoles atacaron a traición a los mexicas. 
Los informantes nos hablan en seguida de la reacción de los nativos, del sitio que pusieron a los españoles refugiados en las casas reales de Motecuhzoma. El cuadro se cierra cuando llega la noticia de que vuelve Cortés. Los mexicas “se pusieron de acuerdo en que no se dejarían ver, que permanecerían ocultos, estarían escondidos… como si reinara la profunda noche…” (…)
Los preparativos 
de la fiesta de Tóxcatl
Luego pidieron (los mexicas) la fiesta de Huitzilopochtli. Y quiso ver el español cómo era la fiesta, quiso admirar y ver en qué forma se festejaba.
Luego dio orden Motecuhzoma: unos entraron a la casa del jefe, fueron a dejarle la petición. 
Y cuando vino la licencia a donde estaba Motecuhzoma encerrado, luego ya se ponen a moler la semilla de chicalote, las mujeres que ayunaban durante el año, y eso lo hacen allá en el patio del templo.
Salieron los españoles, mucho se juntaron con sus armas de guerra. Estaban aderezados, estaban armados. Pasan entre ellas, se ponen junto a ellas, las rodean, las están viendo una por una, les ven la cara a las que están moliendo. Y después que las vieron, luego se metieron a la gran Casa Real: como se supo luego dizque ya en este tiempo tenían la intención de matar a la gente, si salían por allí los varones (…)
El principio de la fiesta
Pues cuando hubo amanecido, ya en su fiesta, muy de mañana, le descubrieron la cara los que habían hecho voto de hacerlo. Se colocaron en fila delante del dios, lo comenzaron a incensar, y ante él colocaron todo género de ofrendas: comida de ayuno (o acaso comida de carne humana) y rodajas de semilla de bledos apelmazada.
Y estando así las cosas, ya no lo subieron, ya no lo llevaron a su pirámide.
Y todos los hombres, los guerreros jóvenes, estaban como dispuestos totalmente, con todo su corazón iban a celebrar la fiesta, a conmemorar la fiesta, para con ella mostrar y hacer ver y admirar a los españoles y ponerles las cosas delante.
Se emprende la marcha, es la carrera: todos van en dirección del patio del templo para allí bailar el baile del culebreo. Y cuando todo el mundo estuvo reunido, se dio principio, se comenzó el canto, y la danza del culebreo.
Y los que habían ayunado una veintena y los que habían ayunado un año, andaban al frente de la gente: mantenían en fila a la gente con su bastón de pino. Al que quisiera salir lo amenazaban con su bastón de pino.
Y si alguno deseaba orinar, deponía su ropa de la cadera y su penacho partido de plumas de garza.
Pero al que no más se mostraba deso­bediente, al que no seguía a la gente en su debido orden, y veía como quiera las cosas, luego por ello lo golpeaban en la cadera, lo golpeaban en la pierna, lo golpeaban en el hombro. Fuera del recinto lo arrojaban, violentamente lo echaban, le daban tales empellones que caía de bruces, iba a dar con la cara en tierra, le tiraban con fuerza de las orejas: nadie en mano ajena chistaba palabra.
Eran muy dignos de veneración aquellos que por un año habían ayunado; se les temía; por título propio y exclusivo tenían el de “hermanos de Huitzilopochtli”.
Ahora bien, iban al frente de la danza guiando a la gente los grandes capitanes, los grandes valientes. Pasaban en seguida los ya jovenzuelos, aunque sin pegarse a aquéllos. Los que tienen el mechón que caracteriza a los que no han hecho cautivo, los mechudos, y los que llevaban el tocado como un cántaro: los que han hecho prisioneros con ayuda ajena.
Los bisoños, los que se llamaban guerreros jóvenes, los que ya hicieron un cautivo, los que ya cogieron a uno o dos cautivos, también los iban cercando. A ellos les decían:
–¡Fuera allí, amigotes, mostradlo a la gente (vuestro valor), en vosotros se ve!
Los españoles 
atacan a los mexicas
Pues así las cosas, mientras se está gozando de la fiesta, ya es el baile, ya es el canto, ya se enlaza un canto con otro, y los cantos son como un estruendo de olas, en ese preciso momento los españoles toman la determinación de matar a la gente. Luego vienen hacia acá, todos vienen en armas de guerra.
Vienen a cerrar las salidas, los pasos, las entradas: la Entrada del Águila, en el palacio menor; la de Acatl iyacapan (Punta de la caña), la de Tezcacoac (Serpiente de espejos). Y luego que hubieron cerrado, en todas ellas se apostaron: ya nadie pudo salir.
Dispuestas así las cosas, inmediatamente entran al Patio Sagrado para matar a la gente. Van a pie, llevan sus escudos de madera, y algunos los llevan de metal y sus espadas.
Inmediatamente cercan a los que bailan, se lanzan al lugar de los atabales: dieron un tajo al que estaba tañendo: le cortaron ambos brazos. Luego lo decapitaron: lejos fue a caer su cabeza cercenada.
Al momento todos acuchillan, alancean a la gente y les dan tajos, con las espadas los hieren. A algunos les acometieron por detrás; inmediatamente cayeron por tierra dispersas sus entrañas. A otros les desgarraron la cabeza: les rebanaron la cabeza, enteramente hecha trizas quedó su cabeza.
Pero a otros les dieron tajos en los hombros: hechos grietas, desgarrados quedaron sus cuerpos. A aquéllos hieren en los muslos, a éstos en las pantorrillas, a los de más allá en pleno abdomen. Todas las entrañas cayeron por tierra. Y había algunos que aún en vano corrían: iban arrastrando los intestinos y parecían enredarse los pies en ellos. Anhelosos de ponerse en salvo, no hallaban a donde dirigirse.
La matanza del Templo Mayor
 (Códice Florentino)
Pues algunos intentaban salir: allí en la entrada los herían, los apuñalaban. Otros escalaban los muros; pero no pudieron salvarse. Otros se metieron en la casa común: allí sí se pusieron en salvo. Otros se entremetieron entre los muertos, se fingieron muertos para escapar. Aparentando ser muertos, se salvaron. Pero si entonces alguno se ponía en pie, lo veían y lo acuchillaban. 
La sangre de los guerreros cual si fuera agua corría: como agua que se ha encharcado y el hedor de la sangre se alzaba al aire, y de las entrañas que parecían arrastrarse.
Y los españoles andaban por doquiera en busca de las casas de la comunidad: por doquiera lanzaban estocadas, buscaban cosas: por si alguno estaba oculto allí; por doquiera anduvieron, todo lo escudriñaron. En las casas comunales por todas partes rebuscaron.
La reacción de los mexicas
Y cuando se supo fuera, empezó una gritería:
–Capitanes, mexicanos… venid acá. ¡Qué todos armados vengan: sus insignias, escudos, dardos!… ¡Venid acá de prisa, corred: muertos son los capitanes, han muerto nuestros guerreros!… ¡Han sido aniquilados, oh capitanes mexicanos! 
Entonces se oyó el estruendo, se alzaron gritos, el ulular de la gente que se golpeaba los labios. Al momento fue el agruparse, todos los capitanes, cual si hubieran sido citados: traen sus dardos, sus escudos.
Entonces la batalla empieza: dardean con venablos, con saetas y aun con jabalinas, con arpones de cazar aves. Y sus jabalinas furiosos y apresurados lanzan. Cual si fuera capa aurilla, las cañas sobre los españoles se tienden.
Los españoles se refugian 
en las casas reales 
Por su parte los españoles inmediatamente se acuartelaron. Y ellos también comenzaron a flechar a los mexicanos, con sus dardos de hierro. Y dispararon el cañón y el arcabuz.
Inmediatamente echaron grillos a Motecuhzoma.
Por su parte, los capitanes mexicanos fueron sacados uno en pos de otro, de los que habían sucumbido en la matanza. Eran llevados, eran sacados, se hacían pesquisas para reconocer quién era cada uno. 
El llanto por los muertos
Y los padres y las madres de familia alzaban el llanto. Fueron llorados, se hizo la lamentación de los muertos. A cada uno lo llevan a su casa, pero después los trajeron al Patio Sagrado: allí reunieron a los muertos; allí a todos juntos los quemaron, en un sitio definido, el que se nombra Cuauhxicalco (Urna del Águila). Pero a otros los quemaron sólo en la Casa de los Jóvenes.
El mensaje de Motecuhzoma
Y cuando el Sol iba a ocultarse, cuando apenas había un poco de Sol, vino a dar pregón ltzcuauhtzin, desde la azotea gritó y dijo:
–Mexicanos, tenochas, tlatelolcas: os habla el rey vuestro, el señor Motecuhzoma: os manda decir: que lo oigan los mexicanos: 
–Pues no somos competentes para igualarlos, que no luchen los mexicanos. Que se deje en paz el escudo y la flecha.
Los que sufren son los viejos, las viejas, dignas de lástima. Y el pueblo de clase humilde. Y los que no tienen discreción aún: los que apenas intentan ponerse en pie, los que andan a gatas. Los que están en la cuna y en su camita de palo: los que aún de nada se dan cuenta.
Por esta razón dice vuestro rey: 
–“Pues no somos competentes para hacerles frente, que se deje de luchar”. A él lo han cargado de hierros, le han puesto grillos a los pies. 
Cuando hubo acabado de hablar Itzcuauhtzin le hicieron una gran grita, le dijeron oprobios. Se enojaron en extremo los mexicanos, rabiosos se llenaron de cólera y le dijeron: 
–¿Qué es lo que dice ese ruin de Motecuhzoma? ¡Ya no somos sus vasallos!
Luego se alzó el estruendo de guerra, fue creciendo rápidamente el clamor guerrero. Y también inmediatamente cayeron flechas en la azotea. Al momento los españoles cubrieron con sus escudos a Motecuhzoma y a ltzcuauhtzin, no fuera a ser que dieran contra ellos las flechas de los mexicanos.
La razón de haberse irritado tanto los mexicanos fue el que hubieran matado a los guerreros, sin que ellos siquiera se dieran cuenta del ataque, el haber matado alevosamente a sus capitanes. No se iban, ni desistían.
Los mexicas sitian a los españoles
Estaban sitiando la casa real; mantenían vigilancia, no fuera a ser que alguien entrara a hurtadillas y en secreto les llevara alimentos. También desde luego terminó todo aportamiento de víveres: nada en absoluto se les entregaba, como para que los mataran de hambre.
Pero aquéllos que aún en vano trataban de comunicarse con ellos, les daban algún aviso; intentaban congraciarse con ellos dando en secreto algunos alimentos, si eran vistos, si se les descubría, allí mismo los mataban, allí acababan con ellos o les quebraban la cerviz, o a pedradas los mataban.
Cierta vez fueron vistos unos mexicanos que introducían pieles de conejo. Ellos dejaron escaparse la palabra de que con ellos entraban otros a escondidas. Por esto se dio estricta orden de que se vigilara, se cuidara con esmero por todos los caminos y por todas las acequias. Había grande vigilancia, había guardas cuidadosos.
Ahora bien, los que introducían pieles de conejo eran trabajadores enviados de los mayordomos de los de Ayotzintepec y Chinantlan. Allí no más rindieron el aliento, allí se acabó su oficio: en una acequia los acogotaron con horquillas de palo. Aun contra sí mismos se lanzaron los tenochcas: sin razón alguna aprisionaban a los trabajadores. Decían: 
–“¡Éste es!”. Y luego lo mataban. Y si por ventura veían a alguno que llevara su bezote de cristal, luego lo atrapaban rápidamente y lo mataban. Decían:
–Éste es el que anda entrando, el que le está llevando de comer a Motecuhzoma.
Y si veían a alguno cubierto con el ayate propio de los trabajadores, también lo cogían rápidamente. Decían:
–También este es un desgraciado, que trae noticias infaustas: entra a ver a Motecuhzoma.
Y el que en vano pretendía salvarse, les suplicaba diciendo:
–¿Qué es lo que hacéis, mexicanos? ¡Yo no soy! 
Le decían ellos:
–¡Sí, tú, infeliz!… ¿No eres acaso un criado? Inmediatamente allí lo mataban.
De este modo estaban fiscalizando a las personas, andaban cuidadosos de todos: no más examinaban su cara, su oficio: no más estaban vigilando a las personas los mexicanos. Y a muchos por fingido delito los ajusticiaron, alevosamente los mataron: pagaron un crimen que no habían cometido.
Pero los demás trabajadores se escondieron, se ocultaron. Ya no se daban a ver a la gente, ya no se presentaban ante la gente, ya no iban a casa de nadie: estaban muy temerosos, miedo y vergüenza los dominaba y no querían caer en manos de los otros.
Cuando hubieron acorralado a los españoles en las casas reales, por espacio de siete días les estuvieron dando batalla. Y los tuvieron en jaque durante veintitrés días.
Durante estos días las acequias fueron desenzolvadas; se abrieron, se ensancharon, se les puso maderos, ahondaron sus cavidades. Y se hizo difícil el paso por todas partes, se pusieron obstáculos dentro de las acequias.
Y en cuanto a los caminos, se les pusieron cercos, se puso pared de impedimento, se cerraron los caminos. Todos los caminos y calles fueron obstruccionados. 
* Fragmentos del libro Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la Conquista, UNAM, 1959.
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Revista Proceso # 2213, 31 de marzo de 2019..
Del solemne recibimiento de Montezuma a Cortés*/
BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO
Luego otro día de mañana partimos de Estapalapa, muy acompañados de aquellos grandes caciques que atrás he dicho; íbamos por nuestra calzada adelante, la cual es ancha de ocho pasos, y va tan derecha a la Ciudad de México, que me parece que no se torcía poco ni mucho, y puesto que es bien ancha, toda iba llena de aquellas gentes que no cabían, unos que entraban en México y otros que salían, y los indios que nos venían a ver, que no nos podíamos rodear de tantos como vinieron, porque estaban llenas las torres y cúes y en las canoas y de todas partes de la laguna, y no era cosa de maravillar, porque jamás habían visto caballos ni hombres como nosotros. Y de que vimos cosas tan admirables no sabíamos qué decir, o si era verdad lo que por delante parecía, que por una parte en tierra había grandes ciudades, y en la laguna otras muchas, y veíamoslo todo lleno de canoas, y en la calzada muchas puentes de trecho a trecho, y por delante estaba la gran Ciudad de México; y nosotros aún no llegábamos a cuatrocientos soldados, y teníamos muy bien en la memoria las pláticas y avisos que nos dijeron los de Guaxocingo y Tlaxcala y de Tamanalco, y con otros muchos avisos que nos habían dado para que nos guardásemos de entrar en México, que nos habían de matar desde que dentro nos tuviesen. Miren los curiosos lectores si esto que escribo si había bien que ponderar en ello ¿qué hombres [ha] habido en el Universo que tal atrevimiento tuviesen?
Pasemos adelante. Íbamos por nuestra calzada; ya que llegamos donde se aparta otra calzadilla que iba a Cuyuacán, que es otra ciudad adonde estaban unas como torres que eran sus adoratorios, vinieron muchos principales y caciques con muy ricas mantas sobre sí, con galanía de libreas diferenciadas las de los unos caciques de los otros, y las calzadas llenas de ellos, y aquellos grandes caciques enviaba el gran Montezuma adelante a recibirnos, y así como llegaban ante Cortés decían en su lengua que fuésemos bien venidos, y en señal de paz tocaban con la mano en el suelo y besaban la tierra con la misma mano. Así que estuvimos parados un buen rato, y desde allí se adelantaron Cacamatzin, señor de Tezcuco, y el señor de Eztapalapa, y el señor de Tacuba, y el señor de Cuyuacán, a encontrarse con el gran Montezuma, que venía cerca, en ricas andas, acompañado de otros grandes señores y caciques que tenían vasallos.
Ya que llegábamos cerca de México, adonde estaban otras torrecillas, se apeó el gran Montezuma de las andas, y traíanle de brazo aquellos grandes caciques, debajo de un palio muy riquísimo a maravilla, y el color de plumas verdes con grandes labores de oro, con mucha argentería y perlas y piedras chalchiuis, que colgaban de unas como bordaduras, que hubo mucho que mirar en ello. Y el gran Montezuma venía muy ricamente ataviado, según su usanza, y traía calzados unos como cotaras, que así se dice lo que se calzan; las suelas de oro y muy preciada pedrería por encima en ellas; y los cuatro señores que le traían de brazo venían con rica manera de vestidos a su usanza, que parece ser se los tenían aparejados en el camino para entrar con su señor, que no traían los vestidos con los que nos fueron a recibir, y venían, sin aquellos cuatro señores, otros cuatro grandes caciques que traían el palio sobre sus cabezas, y otros muchos señores que venían delante del gran Montezuma, barriendo el suelo por donde había de pisar, y le ponían mantas por que no pisase la tierra. Todos estos señores ni por pensamiento le miraban en la cara, sino los ojos bajos y con mucho acato, excepto aquellos cuatro deudos y sobrinos suyos que lo llevaban de brazo. Y como Cortés vio y entendió y le dijeron que venía el gran Montezuma, se apeó del caballo, y desde que llegó cerca de Montezuma, a una se hicieron grandes acatos. El Montezuma le dio el bien venido, y nuestro Cortés le respondió con doña Marina que él fuese él muy bien estado; y paréceme que Cortés, con la lengua doña Marina, que iba junto a Cortés, le daba la mano derecha, y Montezuma no la quiso, y se la dio a Cortés. Y entonces sacó Cortés un collar que traía muy a mano de unas piedras de vidrio, que ya he dicho que se dicen margaritas, que tienen dentro de sí muchas labores y diversidad de colores y venía ensartado en unos cordones de oro con almizque por que diesen buen olor, y se le echó al cuello el gran Montezuma, y cuando se le puso le iba [a] abrazar, y aquellos grandes señores que iban con Montezuma detuvieron el brazo a Cortés que no le abrazase, porque lo tenían por menosprecio.
Y luego Cortés con la lengua doña Marina le dijo que holgaba ahora su corazón en haber visto un tan gran príncipe, y que le tenían en gran merced la venida de su persona a recibirle y las mercedes que le hace a la contina. Entonces Montezuma le dijo otras palabras de buen comedimiento, y mandó a dos de sus sobrinos de los que le traían de brazo, que era el señor de Tezcuco y el señor de Cuyuacán, que se fuesen con nosotros hasta aposentarnos, y Montezuma con los otros dos sus parientes, Cuedlavaca y el señor de Tacuba, que le acompañaban, se volvió a la ciudad, y también se volvieron con él todas aquellas grandes compañías de caciques y principales que le habían venido a acompañar; y cuando se volvían con su señor estábamoslos mirando cómo iban todos los ojos puestos en tierra, sin mirarle, y muy arrimados a la pared, y con gran acato le acompañaban; y así tuvimos lugar nosotros de entrar por las calles de México sin tener tanto embarazo.
Quiero ahora decir la multitud de hombres y mujeres y muchachos que estaban en las calles y azoteas y en canoas en aquellas acequias que nos salían a mirar. Era cosa de notar, que ahora que lo estoy escribiendo se me representa todo delante de mis ojos como si ayer fuera cuando esto pasó, y considerada la cosa, es gran merced que Nuestro Señor Jesucristo fue servido darnos gracia y esfuerzo para osar entrar en tal ciudad y me haber guardado de muchos peligros de muerte, como adelante verán. Doile muchas gracias por ello, que a tal tiempo me ha traído para poderlo escribir, y aunque no tan cumplidamente como convenía y se requiere. Y dejemos palabras, pues las obras son buen testigo de lo que digo en alguna de estas partes, y volvamos a nuestra entrada en México, que nos llevaron [a] aposentar a unas grandes casas donde había aposentos para todos nosotros, que habían sido de su padre del gran Montezuma, que se decía Axayaca adonde, en aquella sazón, tenía Montezuma sus grandes adoratorios de ídolos y tenía una recámara muy secreta de piezas y joyas de oro, que era como tesoro de lo que había heredado de su padre Axayaca, que no tocaba en ello. Y asimismo nos llevaron [a] aposentar [a] aquella casa por causa que, como nos llamaban teules y por tales nos tenían, que estuviésemos entre sus ídolos como teules que allí tenían. Sea de una manera o sea de otra, allí nos llevaron, donde tenían hechos grandes estrados y salas muy entoldadas de paramentos de la tierra para nuestro capitán, y para cada uno de nosotros otras camas de esteras y unos toldillos encima, que no se da más cama por muy gran señor que sea, porque no las usan; y todos aquellos palacios, muy lucidos y encalados y barridos y enramados.
Y como llegamos y entramos en un gran patio, luego tomó por la mano, el gran Montezuma, a nuestro capitán, que allí le estuvo esperando, y le metió en el aposento y sala adonde había de posar, que le tenía muy ricamente aderezada para según su usanza, y tenía aparejado un muy rico collar de oro de hechura de camarones, obra muy maravillosa, y el mismo Montezuma se le hechó al cuello a nuestro capitán Cortés, que tuvieron bien que mirar sus capitanes del gran favor que le dio. Y desde que se lo hubo puesto Cortés le dio las gracias con nuestras lenguas, y dijo Montezuma: “Malinche: en vuestra casa estáis vos y vuestros hermanos; descansa”. Y luego se fue a sus palacios, que no estaban lejos, y nosotros repartimos nuestros aposentos por capitanías, y nuestra artilería asestada en parte conveniente, y muy bien platicado el orden que en todo habíamos de tener y estar muy apercibidos, así los de a caballo como todos nuestros soldados. Y nos tenían aparejada una comida muy suntuosa, a su uso y costumbre, que luego comimos. Y fue esta nuestra venturosa y atrevida entrada en la gran ciudad de Tenustitán México, a ocho días del mes de noviembre, año de Nuestro Salvador Jesucristo de mil quinientos diecinueve años. Gracias a nuestro Señor Jesucristo por todo, y puesto que no vaya expresado otras cosas que había que decir, perdónenme sus mercedes que no lo sé mejor decir por ahora hasta su tiempo. Y dejemos de más pláticas, y volvamos a nuestra relación de lo que más nos avino, lo cual diré adelante. l
* Capítulo LXXXVIII del libro Historia verdadera de la conquista de la Nueva España.
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La derrota de Cuauhtémoc*/ ALFREDO CHAVERO
Revista Proceso # 2213, 31 de marzo de 2019..
Llegó, por fin, el último día, el ce coatl de la veintena Tlaxochimaco del año yei Calli­ de los mexica, y martes 13 de agosto de 1521, día de San Hipólito de los españoles. Se completaban en él setenta y cinco días de sitio, aunque los manuscritos mexica cuentan ochenta, sin duda por comprender también los que mediaron entre la llegada al cerco de Alvarado y Olid y la de Cortés.
Al amanecer marchó Sandoval con los bergantines a ocupar la laguneta; Alvarado debía avanzar del mercado y Cortés salió de su real con los tres cañones de hierro, seguro de que sus tiros obligarían a rendirse a los sitiados y les harían menos mal que la furia de los aliados. En su marcha encontró muchos hombres moribundos, mujeres macilentas y niños enflaquecidos que se dirigían al campo español: algunas de estas míseras gentes, por salir de su campo, se habían arrojado al agua de los canales o en ellos habían caído empujadas por otras, y no pocas se ahogaron. Cortés mandó que no les hiciesen mal; pero los aliados las robaron y dieron muerte a más de quince mil personas. Los sacerdotes y los fuertes guerreros estaban impasibles, flacos del hambre y el trabajo, armados de todas sus armas e insignias, esperando el combate en lo alto de los templos, sobre las azoteas o de pie en sus canoas. Cortés a su vez se subió en una azotea inmediata a la lagunilla para presenciar las operaciones. Allí volvió a ofrecer la paz a los de las canoas y a insistir en que pasara a hablar con él Cuauhtémoc. Prestáronse a ir dos principales, y al cabo de mucho tiempo volvió con ellos el Cihuacoatl a decirle que su rey no quería hablar de paz. Habían pasado en esto unas cinco horas, y Cortés mandó romper el fuego de los cañones. Serían las tres de la tarde cuando se oyó por última vez el caracol de Cuauhtémoc: los mexica se precipitaron por el oriente y por el sur sobre sus contrarios y las canoas se lanzaron sobre los bergantines.
Era que Cuauhtémoc, no pudiendo ya humanamente resistir, emprendía la fuga antes que rendirse, y para conseguirlo distraía la atención de sus contrarios. Mientras éstos atendían al combate y destrozando a los mexica penetraban en su último refugio por el sur y el oriente y Sandoval se empleaba en destruir la flota de canoas, Cuauhtémoc con Tecuichpoch y los principales dignatarios salía en canoas del Tlacochcalco y por una zanja que creemos existe aún detrás de Santa Ana, e iba al canal de Occidente, por donde a todo remo ganó el lago dirigiéndose a la orilla opuesta para de ahí buscar refugio en el Cuauhtlálpan.
Mas observó García Holguín las canoas de los fugitivos, y tendiendo las velas de su bergantín púsose en su alcance: ya los tenía a tiro, y ballesteros y arcabuceros iban a disparar por la proa, cuando Cuauhtémoc se puso en pie y les dijo: –No tiréis, soy el rey de México; tomadme y llevadme a Malintzin, pero que nadie toque a la reina–. Con Cuauhtémoc iban Tetlepanquetzáltzin, rey de Tlacópan, el Cihuacoatl Atlacót­zin, el Tlillancalqui Petláuhtzin, el Huitznáhuatl Motelchiútzin, el Mexicatecuihtli, el Tecuhtlamacazqui, Huanítzin, Acamapich, Oquiztzin, Cohuátzin, Tlatlati y Tlazolyaotl, únicos dignatarios, grandes sacerdotes y principales que habían sobrevivido. Todos fueron transbordados al bergantín, que viró de bordo para la isla. En el camino se encontró con el montado por Sandoval, y éste, como jefe de la armada, exigía que se le entregase el real prisionero, y como se resistiera Holguín, emprendióse larga y enojosa disputa entre ambos. Sabedor de todo Cortés por otro bergantín que se adelantó a pedir albricias, despachó a los capitanes Luis Marín y Francisco de Lugo para que sin más demoras le trajesen a Cuauhtémoc, ofreciendo dirimir después en justicia la contienda.
Cortés, como hemos dicho, estaba en la azotea de una casa en el barrio de Amaxác, casa que era de un principal llamado Aztacoát­zin. Hízola aderezar con mantas y esteras de hermosos colores para recibir al imperial cautivo. A su lado estaban Marina y Aguilar, Pedro de Alvarado y Cristóbal Olid. Llegaron los prisioneros conducidos por Sandoval y Holguín. Levantóse Cortés, y con noble respeto del vencedor al héroe desgraciado, abrazó con ternura a Cuauhtémoc. Llenándosele a éste de lágrimas los ojos, y poniendo la mano en el mango del puñal del Conquistador, le dijo las siguientes palabras, con las cuales sucumbía un rey con su raza, con su patria y con sus dioses: 
–“Malintzin, pues he hecho cuanto cumplía en defensa de mi ciudad y de mi pueblo, y vengo por fuerza y preso ante tu persona y poder, toma luego este puñal y mátame con él.”
Moría ya la tarde, prometiendo tormenta, y entre nubes rojas como sangre se hundió para siempre detrás de las montañas el quinto sol de los mexica. l
Tomado de la enciclopedia México a través de los siglos, 1939, Publicaciones Herrerías.
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Revista Proceso # 2213, 31 de marzo de 2019..
Perdón histórico, el atrevimiento de López Obrador/JUDITH AMADOR TELLO...
Las reacciones a la postura emitida por el presidente­ el lunes 25 a través de un video para solicitar el perdón del rey de España y del papa Francisco –por los crímenes contra el mundo indígena durante la Conquista– no se hicieron esperar. Aquí se resume la polémica y se incluyen las reflexiones de tres historiadores mexicanos: Carlos Aguirre Rojas, Rodrigo Martínez Baracs y Ricardo Pérez Montfort.
Menudo alboroto provocó el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando, a través de un video grabado en la zona arqueológica de Comalcalco en Tabasco, dio a conocer que envió sendas cartas al rey Felipe VI de España y al papa Francisco para solicitarles realizar “un relato de agravios” y pedir perdón a los pueblos por las matanzas e imposiciones cometidas durante la llamada Conquista hecha hace 500 años “con la espada y con la cruz”.

Su idea es que a lo largo de los próximos dos años se recuerden hechos como la matanza de Cholula, la Noche Triste o “Noche Alegre” (según el lado que se mire), la caída de Tenochtitlán, y que 2021 sea el año de la reconciliación y se recuerde el 200 aniversario de la consumación de la Independencia, así como en junio de 2025 los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlán, expresó acompañado de su esposa la historiadora Beatriz Gutiérrez Müller.
Las reacciones no se hicieron esperar en ambos lados del Atlántico: desde los rechazos más iracundos de los políticos españoles, en plena batalla preelectoral, y el del escritor Arturo Pérez-Reverte; los que invitaron a reflexionar sobre la situación actual de los indios, como Mario Vargas Llosa, hasta los conciliadores que piden, a la luz del quinto centenario de la llegada de Hernán Cortés a Mesoamérica, reflexionar sobre el pasado y el presente. 
El corresponsal de Proceso en España. Alejandro Gutiérrez, reportó a la agencia Apro que el líder del derechista Partido Popular, Pablo Casado, consideró la petición de AMLO como “una afrenta para España”; la vicepresidenta del gobierno español Carmen Calvo afirmó que el rey (cuya esposa Letizia es mexicana) “no tiene que pedir perdón a ningún país, y no va a ocurrir…”. En cambio, la vocera de Podemos, Ione Belarra, destacó que “López Obrador es el digno presidente de México. Tiene mucha razón en exigirle al rey que pida perdón por los abusos de la ‘Conquista’”, y hasta ofreció que si su partido llega al gobierno “habrá un proceso de recuperación de la memoria democrática y colonial que restaure a las víctimas”.
El escritor Pérez-Reverte escribió airado en su cuenta de Twitter:
“Que se disculpe él, que tiene apellidos españoles y vive allí. Si este individuo se cree de verdad lo que dice, es un imbécil. Si no lo cree, es un sinvergüenza.”
Desde la tribuna del VIII Congreso Internacional de la Lengua Española realizado en Córdoba, Argentina, Vargas Llosa señaló a su vez:
“El mandatario mexicano se equivocó de destinatarios, esa carta debió mandársela él mismo y responderse o respondernos a la pregunta de por qué México, que hace cinco siglos se incorporó al mundo occidental gracias a España y que desde hace 200 años es independiente y soberano, tiene todavía tantos millones de indios marginados, pobres, ignorantes, explotados.”
En el periódico El Español se publicó el pasado 27 de marzo que Gutiérrez Müller “tiene una postura muy marcada sobre la Conquista e insiste en las redes sociales en que el rey pida perdón”. La noticia se tituló: “La mujer de AMLO, una historiadora detrás de la petición de disculpas a España por la Conquista” (https://www.elespanol.com/mundo/20190327/amlo-historiadora-detras-peticion-disculpas-espana-conquista/386461514_0.html).
Proceso solicitó a la historiadora aclarar si tuvo relación con la idea y respondió por WhatsApp a través de su asistente:
“El presidente es un conocedor de la historia de México. Tiene libros publicados sobre diferentes etapas de la vida nacional. No es súbito su interés en pensar y repensar la Conquista de México, la Guerra de Reforma u otros acontecimientos nacionales. Gustosa de la historia, también yo, compartimos muchos puntos de vista sobre episodios del país y conversamos sobre ello como cualquier pareja interesada en estos temas. Él redacta sus cartas, discursos y contenidos en redes sociales. A veces me los comparte antes para leerlos, si da tiempo.”
Este semanario entrevistó vía telefónica a los historiadores Carlos Aguirre Rojas, del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México; Rodrigo Martínez Baracs, de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia; y Ricardo Pérez Montfort, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social. Aquí sus reflexiones:
Aguirre Rojas:
Honestamente, la idea de López Obrador está fuera de lugar porque se hace eco de una vieja hipótesis de la historiografía que considera que el mejor indio es el indio muerto. Al indio del pasado se le puede glorificar, reivindicar, defender y decir que es una de nuestras raíces, parte de nuestra nacionalidad, pero al mismo tiempo al indio vivo se le ignora cuando se ve su pobreza.
López Obrador trata de reivindicar a los indígenas de hace 500 años e ignora de manera escandalosa e inaceptable la situación de los indígenas hoy. Señaló dos puntos: primero, toda la campaña a la Presidencia de la República hecha en 2018 por el Congreso Nacional Indígena con Marichuy (María de Jesús Patricio, quien consideró la demanda de AMLO como una simulación), donde se denunció el peligro de exterminio real que sufren los pueblos indios pues están siendo despojados de sus territorios por las compañías mineras, sus aguas están siendo contaminadas, sus bosques están siendo destruidos, las presas inundan literalmente sus pueblos.
Esta agresión no es de ayer ni de anteayer, lleva 15 o 20 años en este extremo agudo y López Obrador lo está ignorando, pero está defendiendo a los indios de hace 500 años.
La segunda cuestión es que López Obrador no ha dicho una palabra de cómo resolverá el problema de Chiapas que tiene ya 25 años, los reclamos de los dignos indígenas neozapatistas son absolutamente aceptados por todos los sectores del país, gozan de una gran simpatía popular y él no ha dicho de qué manera los va a enfrentar.
Si se trata de pedir perdón, sería mil veces más urgente y más importante hacerlo por lo que se les está haciendo a los indígenas en México ahora que por lo de hace 500 años. Fue un verdadero genocidio, eso sí lo creo, y hay que decirlo con todas sus letras, y bueno, la historia de la humanidad es de crímenes, masacres, genocidios, guerras, torturas… Si vamos a pedir perdón sobre toda la violencia injusta desplegada en la historia de la humanidad no vamos a acabar nunca.
En otro aspecto pienso que López Obrador lo está haciendo como un elemento distractor porque, desde el punto de vista de la política exterior mexicana, su gobierno está repitiendo el giro que se dio a partir del gobierno de Vicente Fox, luego con Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, que tuvieron una actitud y un servilismo vergonzoso hacia Estados Unidos, y lo está repitiendo López Obrador, por eso Trump dice que tiene a un gran amigo en el presidente de México.
Martínez Baracs
Solicitar perdón no sirve para nada, son meramente cosas de políticos. La Conquista fue un acontecimiento muy importante en la historia de México, el más importante, es una revolución enorme, frente a ella las revoluciones de Independencia, Reforma y Revolución mexicana son acontecimientos menores… La Conquista puede considerarse la primera transformación, o sea que ahorita sería la quinta transformación.
Entonces no tiene sentido hablar en esos términos. Lo importante, ahora que son los 500 años y que se despertó el interés por el tema, es que la gente tenga conciencia de qué es lo que comenzó y de todo lo que cambió. Es un proceso tremendo. La cuestión es cómo conmemorar el asunto. Y ya fue pensado y resuelto cuando los 500 años del descubrimiento de América: Miguel León-Portilla dijo: “No hay que celebrar, hay que conmemorar el Encuentro de Dos Mundos”.
No se trata de celebrar, sino de conmemorar, o sea, hacer memoria juntos, no sólo a nivel académico, sino toda la gente, hacer una reflexión de conjunto sobre cuál es la importancia de este enorme hecho de la historia no sólo mexicana, sino americana y finalmente del mundo, pues es demasiado importante como para reducirlo a la confrontación con los españoles, eso no tiene ningún sentido.
No quisiera usar esa palabra, pero es un desacierto pedir una disculpa. Lo que hubo fue una guerra de conquista (…) La historia del ser humano es una historia de latrocinios, todos han sido estados teocráticos y militaristas. Y eso es muy feo y peligroso, y hay que darse cuenta de que sí, los españoles llegaron con una tecnología superior pero no vinieron a matar a la gente, eso ya se está aceptando, aunque hay quien todavía insiste en el genocidio. Los españoles hicieron una guerra, pero después para nada iban a querer matar a los indios, hubiesen estado locos, si era una fuerza de trabajo súper organizada. 
Los pueblos vecinos estaban hartos de los mexicas porque no sólo conquistaban pueblos y reinos cercanos y lejanos, sino que había una represión brutal, y salía carísimo hacerles la guerra, trasladar a miles de hombres a combatir, entonces imagínese que los españoles fueron los liberadores y la Conquista se puede ver como el gran momento de transformación político, social, cultural, religioso, lingüístico, todo.
El mero momento de la Conquista sí es un levantamiento, una gran rebelión indígena contra los mexicas que aprovechó la llegada de los españoles con su tecnología. Fueron indígenas quienes se levantaron y muchos de los abusos más terribles los hicieron los tlaxcaltecas en la matanza de Cholula, se los comían delante de los españoles. Lo que pasó en México tuvo su dramatismo, pero todo el Continente Americano fue conquistado, fue un encuentro de dos mundos… Entonces que un presidente de acá le esté reclamando al rey del otro lado porque nos mataron en Cholula, no tiene sentido.
La politización de la historia está haciendo mucho daño. Claro, los hechos deben discutirse entre los historiadores y ver la manera de transmitir el conocimiento y el interés al resto de la gente, pero sin la cuestión partidaria que está invadiendo y corrompiendo toda nuestra sociedad, y sobre aspectos concretos, y no: “¡ay pobres indios y qué malos españoles!”. Lo importante para nosotros es buscar la verdad.
El historiador no puede transigir con nada ni nadie, ni con el Estado, y menos estos herederos trasnochados de la concepción liberal, porque la cosa antiespañola no es indígena, ellos estaban contentos en la Colonia y eso se anuló con la Independencia; la cuestión antiespañola es española, es de los criollos superreaccionarios que se independizaron de España, no por patriotismo, sino porque no querían que les aplicaran la constitución liberal de Cádiz, que estableció que indios y españoles eran iguales. Por eso nos independizamos para seguirlos explotando, después ya se da la Independencia y cambia la retórica, se acababa de salir del régimen español y había que denigrarlo.
Pérez Montfort
Se está armando una tormenta en un vaso de agua. Esto es producto de una concepción muy mala de una historia muy elemental, en donde los pueblos deben pedir perdón y lavar culpas. Nosotros, o al menos yo como historiador, no estoy facultado o no tengo la intención de convertirme en un árbitro. El ser humano comete aberraciones, holocaustos y cosas de ese tipo, pero es un fenómeno implícito en él, es un gran depredador.
Preferiría, en vez de pensar en pedir perdón por lo sucedió hace 500 años, que además ya es irremediable, pues no se puede hacer nada al respecto, que estuvieran pendientes de lo que está pasando ahora, todas las barbaridades que está haciendo Donald Trump con el pueblo de México, con la relación entre México y Estados Unidos, los conflictos entre Maduro y Estados Unidos y los afanes intervencionistas.
La Conquista fue una calamidad, realmente una tragedia para la humanidad, pero me parece que empezar a señalar que los españoles fueron culpables de la destrucción de Mesoamérica es un poco vano; el gobierno de López Obrador debería estar preocupado por otras cosas mucho más importantes.
Sí servirá, desde luego, hacer reuniones académicas y políticas para reflexionar sobre este tipo de barbaridades que el ser humano protagoniza a lo largo de su historia, discutir, conversar, intercambiar opiniones; pero, como decía Edmundo O’Gorman, la historia no se hizo para regañar, se hizo para tratar de entender, para encontrar explicaciones y, desde luego, para ver las consecuencias que puede provocar el ser humano.
De repente, en vez de culpar y señalar a los responsables de lo sucedido hace 500 años, no estaría nada mal que se hiciera algo respecto de los que nos pusieron en la situación actual. Si a alguien hay que culpar es a Calderón, a Fox, a Peña Nieto, no al rey de España, pues pobre diablo, en el fondo es igual de limitado.
¿Desvarío?
El medio español Tercera información publicó un editorial titulado “López Obrador no desvaría”, en la cual señala (https://www.tercerainformacion.es/opinion/opinion
/2019/03/27/ lopez-obrador-no-desvaria):
“El gobierno español ha reaccionado como una virgen ultrajada…”
Y asentó: 
“Podría pensarse que la exigencia de López Obrador es un disparate porque es evidente que no es de recibo exigir cuentas a un país por los atropellos y matanzas que se cometieron en su nombre cuando reinaba Carolo, pero es que no se trata de eso en absoluto.”
Para argumentar:
“Lo que se pretende es aprovechar la efeméride para realizar una reparación histórica a las comunidades indígenas, sometidas a la opresión y el exterminio no sólo en los tiempos en los que en España no se ponía el sol, sino también después de la independencia… En definitiva, no se trata de reescribir la historia, sino de efectuar un ejercicio de catarsis para cerrar las heridas que aún se consideran abiertas.”
Y habría que volver también al libro Visión de los vencidos, ya clásico, de Miguel León-Portilla, ahora que el historiador se encuentra hospitalizado desde hace poco más de dos meses.
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"Soberbia españolista": Felipe Echenique/
ROBERTO PONCE
El historiador Felipe Ignacio Echenique March se pregunta: “¿Debe la Corona de España pedir perdón por lo que permitieron y prohijaron sus antepasados en la invasión, conquista, dominación y exterminio de pueblos y comunidades en lo que otros llamaron América, durante tres siglos?”.
E inflexible, él mismo se responde:
“Yo creo que sí.”
–¿Por qué?
 –Porque al ser la actual Corona de España la “legítima” heredera de ese pasado que a sangre y fuego se erigió, debe asumirlo plena y totalmente; no sólo por sus frutos, que la enriquecieron, sino también por los infortunios y genocidios que permitieron la acumulación de capital que la ha mantenido desde el siglo XVI hasta nuestros días.
Para Echenique March (DF, 1955) “el binomio pasado-presente” no se puede disolver “como algunos pretenden”, alegando que la casa reinante de nuestros tiempos (la de Borbones) supuestamente no es la que llevó a cabo la Conquista, sino que fue la de los Austrias. Y entonces, esclarece:
“Es una argucia leguleya de pura apariencia, ese argumento no tiene soporte histórico, la Conquista de lo que hoy es la República Mexicana no se detuvo con la conquista de Temixtitan –o como hoy se le llama, Tenochtitlan–, sino que siguió en el tiempo y se extendió hasta el final del periodo colonial en lo que llamaban el septentrión novohispano: las actuales Californias, Utha, Colorado, Nuevo México, y las provincias internas de Sonora, Coahuila, Nuevo León, Chihuahua, Tamaulipas, Durango, etcétera.”
El investigador de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y autor de los cuatro volúmenes Miguel Hidalgo y Costilla, documentos de su vida (INAH, 2010) asienta: 
 “Desde mi punto de vista, lo anterior dejar ver claramente que la Corona y la Iglesia, como instituciones que trascienden los tiempos, son responsables del pasado porque lo han heredado y sólo por ello están donde están, ostentando lo que tienen justamente por ese pasado que, ¡cuidado!, no estoy diciendo que sea legítimo, ¿eh?; pero sí constatable. No aceptarlo es soberbia.
“¿Quién se ha hecho cargo de esos genocidios y atrocidades sin siquiera reconocerlos? Ya no se trata sólo de lo actuado en aquellos tiempos, sino de lo que sigue sucediendo hoy. Algo deberían decir aquí las empresas Repsol, Iberdrola, OHL, Zuma Energía, Gas Natural Fenosa, Abengoa, Acciona Energía, Gamesa, Sener y ACS, BBVA, Banco Santander, ACS e Hidralia Energía, la termoeléctrica de Amilcingo, etcétera…”
Pedir disculpa, agrega, “quizá lleve a un buen acto de contrición que no va más allá de un genuino o fingido arrepentimiento; pero si el arrepentimiento no se acompaña de un cambio de actitud, es pura simulación”. Porque tras la incursión de escritores como Pérez Reverte o Vargas Llosa, “tigres de papel” quienes de paso insultaron al presidente de México Andrés Manuel López Obrador por la petición de disculpa, Felipe Echenique suelta:
“La soberbia del rey Felipe VI de España está exhibida, al igual que la imbecilidad de muchos españolistas también. El ‘pleito’ no era con ellos, sino con unas instituciones que a estas alturas ni siquiera gozan de muy buena fama. Pero en fin. Allá ellos.”
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Jaque al rey/LUIS BARJAU *
Dos especialistas, a solicitud de Proceso, reflexionan en sendos artículos sobre la polémica desatada por el presidente López Obrador: El primero, Luis Barjau,­ etnólogo,­ investigador de la Dirección de Estudios­ Históricos­ del INAH, y autor de La conquista de La Malinche­ (Planeta/Conaculta, 2009), se pregunta si destruir una civilización milenaria no merece al menos “una protocolaria disculpa”. Por su parte, Leonel Durán, antropólogo egresado de la ENAH y exsubsecretario de Cultura de la Secretaría de Educación Pública, cree que “no se ofende al llamar a los agravios por su nombre” y que pedir perdón enaltece.
Ya circula una carta en las vehementes redes, no firmada, que divulga el “grupo Reforma,” pero que sólo dice que el presidente de México pidió al rey de España “el reconocimiento de los agravios causados y [que] redacten un relato compartido, público y socializado de su historia común”, etcétera, a propósito del recuerdo, que no conmemoración, de 500 años del arribo de Cortés a Cozumel y del próximo 2021, en que se cumplen también los 500 de la caída de México-Tenochtitlan.
Tema realmente delicado, por las pasiones que puede desatar. Pero no parece pretexto para que el majadero escritor Arturo Pérez Reverte o el “lambón” de su colega Mario Vargas Llosa se pronuncien con tanto desenfado.
El anti-gachupinismo mexicano­ duró bastante después de la Independencia de 1810. Fue una especie de constante idiosincrásica de ciertos sectores mexicanos, pero que lentamente se disolvió. Ahora lo reviven los propios españoles y algunos colados.
Destruir una civilización milenaria sí es causa de un remordimiento que al menos merece una protocolaria disculpa. Independientemente de cuáles hayan sido las argucias y peripecias y coyunturas en que ocurrió tal catástrofe. Independientemente de que aquello haya ocurrido hace cinco siglos y de que la historia sea irreversible. E independientemente de que el tesoro descubierto por los españoles no haya quedado precisamente en sus manos.
Ahora es simple lo que se trata: los mexicanos no queremos conmemorar aquellos hechos que solo recordamos; los españoles, desde luego, no tienen derecho a festejar nada y lo que les conviene es el olvido. No del “descubrimiento” de América: sólo de las matanzas perpetradas.
Es cierto que la Conquista no la hizo la monarquía española, sino los mil 500 hombres de Hernán (contando más o menos a los mil de Pánfilo de Narváez, que al ver vencido a su jefe por Cortés, se unieron a él), ¡y más los 100 mil guerreros que se le unieron para derribar a su tirano: el mexica! Una coyuntura prodigiosa. Un tema que las ciencias sociales han visto con cierta indiferencia.
No obstante esta verdad, se difundió con presuntuosa insistencia: “Un puñado de 500 españoles venció a un imperio”. ¿Cómo se creó esa frase?
De la misma manera en que se difundió por el mundo que los indios americanos le sacaban el corazón diariamente a millares de víctimas; comían carne humana; eran sométicos y malos; cobardes; de poca fe e inconstantes, idólatras y poseídos durante siglos por Satanás.
Hay verdades y no todas las mentiras son perversas. Cortés logró alianza indígena con la promesa de romper el régimen tributario que oprimía, por parte de la Triple Alianza (México, Tacuba y Texcoco), a tantos pueblos indígenas. Esta fue una verdad a medias. Hernán Cortés no sólo no cumplió, sino que se montó en la estructura de tal sistema para que, esta vez, él fuera el depositario del tributo. Es cierto que entonces no exigió ni productos regionales ni excesivos servicios personales: pedía solamente oro, que para los indígenas tan sólo era un adorno.
El 18 de octubre de 1519 Hernán Cortés invitó a todos los principales de Cholula a un gran patio del palacio que los alojaba, con objeto de despedirse porque continuaría su ruta hacia Tenochtitlan. El local tenía sólo cuatro accesos por pequeñas puertas y en cada uno puso guardia a caballo, con soldados con armaduras, espadas, lanzas y arcabuces. Una vez que todos estuvieron concentrados en el patio, tras la señal de un disparo desató una matanza contra los cholultecas desarmados, que duró una hora y dejó alrededor de –dicen los propios cronistas españoles– 5 mil muertos. ¿Tienen importancia las causas y los propósitos de tal operación? Probablemente sí, para las pesquisas del historiador que quiere explicar estrategias y oscuros propósitos de la Conquista.
Hacia el 15 de mayo de ese mismo año, Pedro de Alvarado (al cual tanto admira Pérez-Reverte) hizo lo mismo en el Templo Mayor de Tenochtitlan. Cortés había regresado a Cempoala para combatir a Pánfilo de Narváez, que era enviado del gobernador de Cuba, Diego Velázquez de Cuéllar, para meter en cintura al desobediente Cortés. Por solicitud de Alvarado a Moctezuma, se reunió en la fiesta de Tóxcatl, celebrada cada año en el Templo Mayor, a la totalidad de principales y grandes jefes guerreros para que intervinieran en la gran danza que se ofrecía a Tezcatli­poca. López de Gómara, Bernal, Vázquez de Tapia, El Códice Ramírez, Diego Durán, Sahagún, Alva Ixtlilxóchitl y otros cronistas escribieron que la matanza hecha por Alvarado, a una señal, dejó tendidos a unos 600 señores. Los que intentaron escapar escalando los muros fueron bajados a tiros. “La nobleza mexicana allí falleció casi toda” se escribió en la Relación del origen de los indios que habitan esta Nueva España según sus historias.
Es del todo dudoso que Alvarado tomara por su cuenta tal decisión de una matanza, que fue idéntica a la ordenada por Cortés en Cholula. Y es creíble que, habiendo quedado por alcalde a la partida de Cortés a la costa, éste haya dejado instrucciones precisas.
Porque después Cortés en sus Cartas de Relación, sobre aquel drama, ni siquiera menciona a Alvarado por su nombre. Cuando regresó Cortés y “se enteró” de los sucesos, no emitió ningún reclamo al asesino, al cual ya había humillado y castigado por un delito menor cometido en Cozumel, cuando, adelantándose a la flota procedente de Cuba y arribando primero que nadie a la isla, robó objetos de oro y de barro en el templo del lugar.
El 14 de noviembre los estresados españoles rodeados en el palacio de Axayácatl y que mantenían con grilletes a Moctezuma, lo obligaron a pronunciar desde una terraza un discurso que buscara apaciguar a las masas indígenas enardecidas.
Unas fuentes dicen que surgió una pedrada de la multitud, que acertó en la sien derecha del monarca; otras, que algún soldado español hundió un espadín por “las partes bajas” del tlatoani. Esta última versión es poco creíble, puesto que Moctezuma, aún prisionero, era un escudo de mucho peso para los españoles acorralados. Como quiera que fuera, su muerte fue causada por los españoles.
Por último, vino la batalla de Tenoch­titlan, que a juicio de Bernal Díaz del Castillo, combatiente y cronista del momento, duró 93 días con sus noches. Tres meses. Hasta el 13 de agosto de 1521.
Al final de la horrenda destrucción apareció por las calles, yendo a la Plaza Mayor, la fila del pueblo desgraciado que se había escondido: mujeres, ancianos y niños transidos de hambre, esqueléticos de haber comido sólo tierra y raíces. Fue mentira entonces, también, que los mexicas comían carne humana a la menor provocación. En una ciudad surcada de cadáveres, los aterrados y escondidos pudieron haberse mantenido tres meses en copiosos banquetes.
“En los caminos yacen dardos rotos/los cabellos están esparcidos/ y en las paredes están salpicados los sesos”, lloró el gran poema de los Cantares Mexicanos.
Cuauhtémoc, derrotado, frente a un Hernán Cortés bajo un hermoso palio indígena en una terraza de la Calzada de Tacuba, ya legendario desde su silla savonarola, escuchaba las últimas palabras del héroe: “toma el puñal sobre tu cintura y mátame con él, que ya no pude defender más a mi pueblo y estoy vencido”.
De la ciudad no quedó piedra sobre piedra. ¿Por qué?
Tal vez el emisario de la cultura de Occidente se percatara, bajo el polvo de la batalla, que esta ciudad estaba intrínsecamente edificada con los hondos postulados de su religiosidad y que había que desmontarla para hacer surgir un nuevo mundo.
La población del reino azteca, que culminó una historia milenaria, sufrió una merma de 80% o más. Por la peste que se creó con el contacto biológico; por el genocidio de las batallas; por el desánimo espiritual de los indígenas sobrevivientes en un nuevo régimen y en un mundo inimaginable.
Si Cortés actuó por su cuenta, sin la aprobación de la Corona española, que delegaba sus instrucciones al virrey de Santo Domingo y al gobernador de Cuba opositores de los actos de su tercer enviado, pero que una vez que vio lo que había conquistado el gran conquistador, rápidamente preparó a sus virreyes para el control de la Nueva España, entonces, bien podría pedir disculpas a los indios de México. A nombre de Cortés.
Pero mejor que eso, en convenio con el gobierno de México, el Reino de España podría invertir (ya que es el segundo inversionista en México) en inteligentes proyectos para acelerar la economía de los grupos marginados del país. Y el gobierno de México bien podría matizar esa gran inversión en los mismos rubros de inversión económica española, consiguiendo el aporte de otros países que cuenten con una menor dosis de historia colonial, como los escandinavos u otros, por ejemplo.
Es cierto que conquista es conquista. Y que no se anda con lindezas. Aunque es bueno apuntar que en las conquistas hay antecedentes de rivalidad comercial y de conflictos de guerra, cosa que no ocurrió aquí.
Es cierto que no se debe (ni se puede) vivir en las pútridas aguas del rencor. Pero no tiene nada de malo pedir a quienes borraron del mapa a toda una civilización milenaria como la mesoamericana, paradigma único e insustituible sobre la realidad del mundo y del ser, que hagan una reflexión cabal sobre los hechos del pasado.
Y es cierto también que los gobiernos de México están en deuda con los descen­dientes de los pueblos originarios: millones de indígenas que pueblan su territorio. 
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La carta abre generosas posibilidades/LEONEL DURÁN
 Revista Proceso # 2213, 31 de marzo de 2019..
Creo que la carta del presidente de México Andrés Manuel López Obrador al rey de España abre un escenario de generosas posibilidades en las relaciones entre nuestros países e inicia un proceso de reconciliación a partir de la conmemoración de la conquista de Tenochtitlan en 1521: de que se pida perdón y se haga una revisión histórica y se reconozcan los agravios que se cometieron durante la Conquista y que sufrieron los pueblos originarios.
Esta petición ha generado una polémica, que no toma en cuenta que ya ha sido un recurso de acercamiento de varios gobiernos con sus poblaciones originarias, al reconocer las atrocidades cometidas para construir nuevas modalidades de relaciones humanas. Y sobran ejemplos: el gobierno de España con José Luis Rodríguez Zapatero, pide disculpas por la expulsión de los españoles judíos sefaradíes, y también el respeto que expresa a los expulsados de la Guerra Civil de 1938. También lo han llevado a cabo Holanda, Canadá, Francia, y el gobierno alemán que ofreció disculpas al gobierno de Israel por el Holocausto. Así mismo, el Papa Francisco pidió perdón por los graves abusos, crímenes y pecados cometidos por las monarquías europeas y la Iglesia contra los pueblos originarios de América: Se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios (Bolivia, 2015).
Las referencias anteriores muestran que pedir perdón enaltece y no es algo nuevo o desconocido. Hablar del pasado es un buen principio para construir un mejor futuro en las relaciones humanas y entre los países.
El manifiesto del presidente López Obrador tiene sentido, y es una oportunidad histórica de mayor acercamiento entre México y España, que no ofende por llamar a los agravios por lo que fueron. Un asesinato no puede tener otro nombre, un asesino no puede tener otro adjetivo, una masacre por más antigua que sea tiene un nombre que el tiempo no borra: los asesinatos de Moctezuma Xocoyotzin y Cuauhtémoc, las torturas, el aperreamiento con mastines españoles contra nativos indefensos, o las torturas para exigir oro y más oro, su guerra bacteriológica de viruela provocada ex profeso y que provocó epidemias devastadoras. Asimismo, traer a millones de esclavos africanos para su trabajo en las minas y en los obrajes.
Desde luego, conocemos que la España del siglo XVI era un Estado en construcción a partir de sus diversidades étnicas. Una España que aún no salía de la Edad Media con sus hechos, costumbres y pensamientos. También, que son múltiples los agravios que están registrados como la Leyenda Negra de España. Así mismo, es importante reconocer que también hay infinidad de hechos luminosos, sobre todo de los siglos XVII y XVIII –que debemos tener presentes y provienen de las culturas de España que nos enriquecieron y forman parte indiscutible de nuestra cultura y personalidad.
Después, se dio la ruptura con España en 1810 por el nacimiento de una nueva nación, que no rompió los lazos indisolubles de México y España, dado que nos une un patrimonio en común, de enorme potencial para el futuro de nuestras naciones.
No sé si 2021 se convierta en el año de la reconciliación histórica, pero simbólicamente sí puede ser el inicio de un verdadero encuentro construido conjuntamente. Creo que ese es el sentido de la comunicación del presidente de México al rey de España. La oportunidad de analizar la historia común por su revisión, análisis y reflexión en el campo de la historia y por diversas manifestaciones posibles de una voluntad compartida: mirar el pasado para construir un proyecto común de futuro. Existe ya un camino previamente andado, en las interrogaciones y diálogos que se llevaron a cabo con motivo del Quinto Centenario, interrumpidos en 1992, cuando los participantes se interrogaban: “Qué somos, con qué contamos y qué podríamos ser”, como se preguntaron Arturo Uslar Pietri, Silvio Zavala, Enrique M. Barba, Joaquim Veríssimo Serrao y José Manuel Pérez Prendes.
Ahora, con la polémica iniciativa, se trata de recuperar un diálogo, que no debe interrumpirse, promisorio de nuevas alboradas. Esta es la esencia de la propuesta del presidente de México Andrés Manuel López Obrador, que convoca al diálogo para asumir “un destino de encrucijada y encuentro”, como lo expresó Uslar Pietri, de la Venezuela hoy agobiada por el imperio y sus súbditos. Las vinculaciones con España y México nunca han dejado de existir, ni aun durante el inmenso drama de la Guerra Civil española, porque hay una comunidad histórica que demanda avanzar juntos, una oportunidad propicia con una visión de futuro.

Por qué no iniciar el diálogo con el reconocimiento de las dos líneas vivas de la descendencia de Moctezuma Xocoyotzin: la reconocida e identificada en España y la línea de descendencia en México de doña Isabel Moctezuma. Convoquémoslas para iniciar y compartir un proyecto de futuro. El diálogo nos enriquecerá. No tienen cabida las opiniones superfluas y sin sustento histórico, como la de aquellos políticos en campaña electoral, ni mucho menos con insultos al presidente de México que agravian a millones de mexicanos.
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Hay que unir, no dividir/GUZMÁN CARRIQUIRY LECOUR/Vicepresidente y secretario de la Pontificia Comisión para América Latina del Vaticano.
Revista Proceso # 2213, 31 de marzo de 2019..
ROMA.- Es extraña esta solicitud del presidente Andrés Manuel López Obrador reclamando perdón por la Conquista de México al Papa Francisco. Un día el mandatario declara ante los obispos que, para él, el Papa es el líder espiritual más importante del mundo; al otro día le reclama con cierta arrogancia que pida perdón por los pecados cometidos durante aquella etapa.
El pontífice ha demostrado que no tiene ningún problema en pedir perdón por ofensas de la Iglesia y crímenes contra los pueblos originarios durante la Conquista de América. Ya lo hizo el 9 de julio de 2015 en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, en un notable discurso en el II Encuentro de los Movimientos Populares. 
Y el 15 de febrero de 2016, en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, también exclamó: “Perdón hermanos”, al dirigirse a los indígenas. Y ello para no citar también expresiones similares de sus antecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI. Además, la Iglesia entera hace su mea culpa al inicio de cada celebración eucarística.
Habría que preguntarse quién tendría que pedir perdón por el militarismo invasor y dominador de los aztecas, que conquistaron, sojuzgaron y explotaron a las tribus y comunidades del valle central de México. El presidente López Obrador conoce ciertamente ese dicho mexicano que dice: “La Conquista la hicieron los indígenas y la independencia los españoles”. Porque la Conquista de Hernán Cortés no hubiera sido posible sin la alianza con las tribus del “tercer mundo” del imperio azteca, conquistadas y construidas a pagar tributos y la sangre de sus doncellas para los masivos sacrificios humanos.
El presidente conoce sin duda la experiencia misionera de los 12 apóstoles franciscanos de México, que fue extraordinaria. Ellos convivieron con los indígenas con mucho amor, compenetrándose con su cultura y su lengua, defendiendo sus derechos contra los atropellos que sufrían. Es cierto que la cruz vino con la espada, con todos los compromisos mundanos que eso supone, pero fue también crítica de la espada y suscitó la primera batalla por la justicia en la defensa de los derechos de los indígenas. ¿Acaso la devoción de todo el pueblo mexicano por nuestra señora de Guadalupe es fruto de una imposición violenta de los conquistadores?
Finalmente, cabría preguntarse si no es algo de facilonería reclamar y pedir perdón por los pecados de hace 500 años. Pero, de entonces a la actualidad, ¡cuántos tendrían que pedir perdón –como lo hace la Iglesia de Dios– por la cultura de violencia en México, por los continuos fraudes electorales, políticas liberticidas y asesinatos políticos de décadas atrás, por los enormes bolsones de pobreza que todavía existen por doquier en el país, por el maltrato y la exclusión en que todavía están sometidos pueblos y comunidades indígenas!
En un texto que publiqué a comienzos de este año destacaba que Andrés Manuel López Obrador cuenta actualmente con un enorme consenso popular en México y controla gran parte de los poderes del Estado. Y afirmaba: Cierto que hay que juzgarlo por sus hechos y aún es demasiado pronto para hacerlo. AMLO hereda una situación imposible: un país violentado por una criminalidad que parece incontrolable (sobre todo por las redes de narcotráfico, la difusión de armamentos y una cultura de violencia), una economía que ve puntas de alta tecnología y productividad con un enorme atraso en zonas rurales, una desigualdad social escandalosa entre las más grandes fortunas del mundo y grandísimos bolsones de pobreza, incluso de miseria y exclusión (sobre todo, en algunas zonas indígenas). Además, tiene que vérselas con la vecindad, por una parte, con el gigante del norte y sus muros y, por la otra, con el volcán centroamericano. 
López Obrador tiene la posibilidad de liderar un gran movimiento nacional y popular de regeneración y reconstrucción del país o puede sufrir la amenaza de reducirse poco a poco en una nueva versión del “ogro filantrópico” de la “revolución institucionalizada”. Puede movilizar lo mejor del “orgullo” nacional del pueblo mexicano, confiado en la “morenita”, o dejarse llevar por colonizaciones ideológicas o culturales de conventículos elitistas. 
En todo caso, ante la obsesión de la administración norteamericana por el muro divisorio, las imágenes caricaturescas que se propagan en Estados Unidos sobre los hispanos acusados de ser focos de delincuencia y las discriminaciones, persecuciones y deportaciones que sufren los hispanos en ese país, todo honesto latinoamericano tendría que repetirse “Todos somos mexicanos”. México juega su destino en la capacidad seria y firme negociación con el gigante del norte y en su solidaridad e integración más estrechas con sus países hermanos de América Latina, en especial los centroamericanos. 
Para enfrentar todo ello se requiere, por cierto, conjugar las más amplias convergencias y las mejores energías del pueblo mexicano, y no dividirlas.   l

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