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Sheinbaum y la nueva relación de seguridad con Washington
La presidenta electa ha abierto un canal de colaboración con Washington, puntualmente con la agencia de seguridad que tiene las facultades más amplias en el combate a los cárteles de la droga: HSI.
POR REDACCIÓN MAGENTA
Frente a las cámaras, Claudia Sheinbaum aparenta seguir al pie de la letra el script de gobierno que le ha preparado el presidente Andrés Manuel López Obrador. Esto incluye, por supuesto, la herencia de una política de seguridad nacional basada en la desconfianza hacia el aparato de inteligencia de Estados Unidos.
Sin embargo, en los pasillos del poder, Sheinbaum ha abierto un canal de colaboración con Washington, puntualmente con la agencia de seguridad que tiene las facultades más amplias en el combate a los cárteles de la droga: Investigaciones de Seguridad Nacional, HSI por sus siglas en inglés. Una fuente de alto nivel del gobierno norteamericano ha confirmado al diario The Wall Street Journal que la presidenta electa ha prometido ampliar la colaboración para desmantelar la cadena de suministro del fentanilo y de otras drogas sintéticas, así como las redes criminales de tráfico de migrantes.
No sólo eso, HSI mantuvo una estrecha relación con la administración de Sheinbaum como jefa de Gobierno de la Ciudad de México. El operador del programa de colaboración fue Omar García Harfuch, el ex secretario de Seguridad Pública de la capital que ha sido nombrado como el próximo secretario de Seguridad Ciudadana a nivel federal.
La presidenta electa le ha extendido a García Harfuch el mandato de renovar la cartera de seguridad civil incorporando nuevas facultades de inteligencia e investigación ministerial. Dada la debilidad que significará para la Secretaría ceder el control de la Guardia Nacional al Ejército y dadas las naturales tensiones con el Centro Nacional de Inteligencia, que comanda el general Audomaro Martínez Zapata, García Harfuch depende en gran medida de la colaboración con Estados Unidos para imponer su agenda en el gabinete de seguridad.
La fuente de HSI citada por The Wall Street Journal refiere que la colaboración con el gobierno mexicano incidió en el decomiso de cocaína más grande en la historia de la Ciudad de México. En un artículo previo del diario estadounidense, un funcionario de la administración de Joe Biden indicó que esa operación se gestionó precisamente a través de García Harfuch.
La cercanía de HSI con el equipo de Sheinbaum podría suponer un asunto delicado para la relación de la presidenta electa con su antecesor. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha orillado a Sheinbaum a tomar posturas incómodas en materia de seguridad. El ejemplo más notable es del respaldo público a Rubén Rocha Moya, el gobernador de Sinaloa, quien ha sido investigado por el Centro Nacional de Inteligencia por presuntos nexos con el Cártel de Sinaloa y que es foco de un expediente de la Fiscalía General de la República sobre el presunto secuestro de Ismael ‘El Mayo’ Zambada.
HSI fue la agencia que operó la detención de Zambada y de Joaquín Guzmán López, de acuerdo a fuentes cercanas al asunto citadas por The Wall Street Journal. Se trata de una instancia gubernamental que ha aportado inteligencia para la detención de objetivos de alto perfil como Néstor Isidro Pérez Salas, alias “El Nini”, jefe de seguridad de “Los Chapitos”, así como para el arresto de Ovidio Guzmán López.
El gobierno mexicano no fue propiamente informado de la detención de Zambada y de Guzmán López. El presidente Andrés Manuel López Obrador se ha quejado pública e insistentemente sobre la falta de una respuesta contundente de parte de Washington que explique las dudas que rodean al caso Zambada-Guzmán López.
Esto revela una profunda desconfianza de HSI hacia el gobierno de López Obrador y hacia la mayoría de las agencias de seguridad del Estado mexicano, particularmente de los funcionarios que aceleraron el bloqueo a los agentes de la DEA en México y a los mandos militares cercanos al ex secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, quien fue detenido temporalmente en Los Ángeles en octubre de 2020 bajo cargos de narcotráfico.
A través de HSI, la administración de Joe Biden ha revisado cuentas bancarias de objetivos criminales, ha extendido visas para testigos protegidos y ha desplegado agentes en territorio mexicano. Esta es la agencia extranjera con mayor discrecionalidad operativa en México, una respuesta a la política del gobierno de López Obrador de desmantelamiento de la unidad de fuerzas especiales de la Secretaría de Marina que era comandada por el almirante Marco Antonio Ortega Siu y que llevaba a cabo detenciones de alto perfil utilizando inteligencia norteamericana.
El contraste entre la animadversión que tiene este gobierno por la cooperación con agencias de seguridad de Estados Unidos y el acercamiento que ha propiciado el equipo de Sheinbaum representa también un contraste entre las dos figuras de primera relevancia del próximo gabinete: Rosa Icela Rodríguez, la próxima secretaria de Gobernación, y Omar García Harfuch, el futuro secretario de Seguridad Ciudadana. Esto se ha vuelto patente, por ejemplo, en la incapacidad de Rodríguez, actual secretaria de Seguridad, para explicar la detención de Zambada y para aclarar cuántas órdenes de aprehensión existen en contra de los líderes del Cártel de Sinaloa.
El fin de semana, el presidente Andrés Manuel López Obrador orilló nuevamente a Claudia Sheinbaum a tomar una postura incómoda de defensa de Rubén Rocha Moya. El gobernador de Sinaloa es cuestionado no sólo por presuntos nexos con el Cártel del Pacífico, sino por su papel en la trama del ‘caso Carmona’ (financiamiento ilegal de campañas de Morena con dinero del trasiego de hidrocarburos) y por la presunta obstrucción de justicia en la investigación del asesinato del diputado electo Héctor Melesio Cuén.
En octubre, Sheinbaum deberá decidir si se apega a los compromisos políticos de su antecesor o si activa la estructura de colaboración con Washington que está construyendo Omar García Harfuch.
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