9 mar 2008

De la rabia a la razón

De la rabia a la razón; editorial
El Tiempo; 9/03/2008;
La cumbre presidencial de Santo Domingo puede ser el comienzo del fin de la crisis entre Colombia, Ecuador y Venezuela.
Colombia y el hemisferio, a través de las señales en directo de la televisión y la radio, pasaron el viernes por una jornada ante la que palidece el más tropical de los realities. Mientras en Bogotá el Ministro de Defensa confirmaba la muerte de un segundo miembro del secretariado de las Farc, 'Iván Ríos' -no por 'bombas inteligentes' del Gobierno sino a manos de su propio jefe de seguridad-, en Santo Domingo (República Dominicana), la cumbre de presidentes del Grupo de Río, que comenzó con duros cruces de acusaciones, culminó con abrazos entre los presidentes Uribe, Correa, Chávez y Ortega y el anuncio de que Nicaragua restablece sus relaciones diplomáticas con Colombia.
Ya habrá lugar para referirse a las profundas implicaciones estratégicas que tendría, al confirmarse plenamente, el hecho de que Manuel Jesús Muñoz ('Iván Ríos') fue asesinado por sus hombres, asediados desde el 17 de febrero por un operativo militar, que se habrían entregado con su cédula, pasaporte, computador personal y -tan macabro como elocuente- con una de sus manos. Las Farc ya no temerán solo al cielo, dominado por los aviones oficiales, sino a sus propios seguidores en tierra. El efecto desmoralizador y de quiebre -si no de desbandada-es demoledor.
Pero la sensación del día fue el insólito, inesperado y positivo desenlace de la cumbre presidencial del Grupo de Río en Santo Domingo. Mandatarios que se habían agredido y ofendido terminaron reconciliados y abrazados en una atmósfera inconfundiblemente tropical, pero indudablemente constructiva. Distensión que contrasta frontalmente con el clima de rupturas diplomáticas y agresiones verbales que precedió a la histórica reunión, conducida magistralmente por el presidente dominicano Leonel Fernández, que da una bocanada de oxígeno a estas cumbres acartonadas, aburridas y estériles.
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Habrá que ver qué sucede, cómo se decanta la euforia y se desarrollan las promesas y los compromisos. El ceño serio de Rafael Correa y sus palabras finales indicaron que las heridas siguen abiertas. Y habrá que ver cómo procede el siempre imprevisible Hugo Chávez -quien exhibió un tono sorprendentemente conciliador-. Pero uno fue el ambiente, que podía cortarse con un cuchillo, en la reunión de la OEA, en Washington, y otro al final del viernes en Santo Domingo. La Cumbre de Río superó de lejos a la OEA. Pueda ser que el clima de reconciliación sea ratificado en la reunión de cancilleres de la OEA, el 17 de marzo, y no se desinfle al primer cambio de estado de ánimo para regresar a la diplomacia del improperio público, que tanto daño ha hecho.
El acuerdo logrado ratificó puntos de la resolución de la OEA (propuesta del presidente de México, que empezó a distender el ambiente). En favor de Ecuador -como dijo Correa-, se rechazó la violación de su integridad territorial y se insistió en que por ningún motivo ese principio interamericano se puede violar. Se consignaron "plenas disculpas" del presidente Uribe y que ello no se repetirá en "ninguna circunstancia". En favor de Colombia quedó el compromiso de todos los Estados de combatir a las organizaciones irregulares y el narcotráfico. De destacar, la afirmación del presidente dominicano de "tomar la palabra" a Chávez, luego de su intervención, como un compromiso público de no hacer causa común con las Farc y de no intromisión en asuntos internos de Colombia. Y, en favor de la diplomacia, lo que satisfizo a Correa y a Chávez, fue el anuncio de Uribe de no llevar el tema a la Corte Penal Internacional y entregar los documentos comprometedores de los computadores de 'Raúl Reyes' a ambos presidentes para que se investiguen en sus países.
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Unas de cal y otras de arena, pero Colombia puede darse por bien servida. Se criticó su violación territorial, pero se tomó en cuenta el argumento de Uribe de que violar la soberanía no es solo incursionar en otro territorio, sino cuando desde allí se atenta contra un pueblo, como hacen las Farc desde países vecinos contra Colombia. Tras la jornada, quedó claro que Colombia tiene el legítimo derecho de defender su seguridad y su pueblo ha conferido al presidente Uribe un sólido mandato en ese sentido. Hubo propuestas de fuerza internacional de paz al lado colombiano de la frontera o de crear un grupo estilo Contadora para manejar el intercambio y la búsqueda de la paz, que Uribe rechazó.
No deja de ser una paradoja que una de las más graves crisis del sistema interamericano la haya producido el esfuerzo de un país por defender su sistema democrático y su derecho a la seguridad. Además de la violación del territorio ecuatoriano, que esta crisis resulte de la muerte del jefe de una guerrilla que trafica, mata y secuestra llevó a preguntarse qué era lo que estaba en juego y hasta dónde llega la vigencia del principio de soberanía territorial en un siglo XXI en el que no solo se han globalizado la economía y las comunicaciones sino el delito y la corrupción.
La Cumbre de Santo Domingo le bajó presión a una delicada confrontación hemisférica. Habrá que ver cómo evolucionan los problemas y recelos de fondo que, sin duda, persisten. Pero cabe esperar que toda la efusividad se traduzca en hechos y conductas que conduzcan a la plena normalización de las relaciones.

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