CARTA DE RAÚL SALINAS DE GORTARI
Yo Lector en Excelsior, (www.exonline.com.mx) 10-Sep-2008;
Yo Lector en Excelsior, (www.exonline.com.mx) 10-Sep-2008;
Señor director:
El día 8 de septiembre, en su prestigiado periódico Excélsior, el muy distinguido académico y prestigiado analista político José A. Crespo, en su columna Horizonte Político se refirió a mi persona con información falsa.
Seguramente es mi responsabilidad que, después de 13 años de que mis procesos son públicos, no he tenido la capacidad de transmitir a don José A. Crespo la información de datos duros, confirmados y es por ello que este brillante analista se refiere a lugares comunes sin el menor fundamento.
Lo primero que hizo el señor Zedillo, en relación a mí, en febrero de 1995 (como una medida brutal para salir de su crisis), no fue llamarme a cuentas por ningún acto o actividad relacionada con corrupción. En esto falta a la verdad totalmente el señor Crespo.
Lo que hizo el señor Zedillo, que está plenamente probado, en expedientes judiciales y ante la opinión pública, fue lavar dinero del narco al interior de la PGR para sobornar con 500 mil dólares a un testigo induciéndolo a mentir y así poder encarcelarme el 28 de febrero de 1995, imputándome participación en el horrendo crimen de mi amigo y compadre José Francisco Ruiz Massieu, de lo que fui absolutamente exonerado.
En ese proceso quedó probado, como lo establecieron tres magistrados de un tribunal superior que además de cometer los delitos de soborno de testigo, de inducción a declaración de falsedades, los altos funcionarios del señor Zedillo, con toda impunidad, también le pagaron millones de pesos a una supuesta vidente conocida como La Paca, para robarse una osamenta e irla a sembrar en una finca de mi propiedad conocida como El Encanto. Todo esto son hechos probados.
Don José A. Crespo omite estos datos duros y utiliza lugares comunes sin el menor sustento para su artículo en comento.
Si este distinguido analista puede o tiene pruebas para mencionar un acto probado de corrupción, que lo haga y lo denuncie.
De no tener hechos y pruebas concretas, pudiera prestarse tan distinguido analista a repetir ataques políticos alejados de la seriedad del periodismo que lo distingue.
En atención a las garantías que la Ley me ofrece, le ruego la publicación completa de la presente aclaración.
Atentamente
Raúl Salinas de Gortari
El día 8 de septiembre, en su prestigiado periódico Excélsior, el muy distinguido académico y prestigiado analista político José A. Crespo, en su columna Horizonte Político se refirió a mi persona con información falsa.
Seguramente es mi responsabilidad que, después de 13 años de que mis procesos son públicos, no he tenido la capacidad de transmitir a don José A. Crespo la información de datos duros, confirmados y es por ello que este brillante analista se refiere a lugares comunes sin el menor fundamento.
Lo primero que hizo el señor Zedillo, en relación a mí, en febrero de 1995 (como una medida brutal para salir de su crisis), no fue llamarme a cuentas por ningún acto o actividad relacionada con corrupción. En esto falta a la verdad totalmente el señor Crespo.
Lo que hizo el señor Zedillo, que está plenamente probado, en expedientes judiciales y ante la opinión pública, fue lavar dinero del narco al interior de la PGR para sobornar con 500 mil dólares a un testigo induciéndolo a mentir y así poder encarcelarme el 28 de febrero de 1995, imputándome participación en el horrendo crimen de mi amigo y compadre José Francisco Ruiz Massieu, de lo que fui absolutamente exonerado.
En ese proceso quedó probado, como lo establecieron tres magistrados de un tribunal superior que además de cometer los delitos de soborno de testigo, de inducción a declaración de falsedades, los altos funcionarios del señor Zedillo, con toda impunidad, también le pagaron millones de pesos a una supuesta vidente conocida como La Paca, para robarse una osamenta e irla a sembrar en una finca de mi propiedad conocida como El Encanto. Todo esto son hechos probados.
Don José A. Crespo omite estos datos duros y utiliza lugares comunes sin el menor sustento para su artículo en comento.
Si este distinguido analista puede o tiene pruebas para mencionar un acto probado de corrupción, que lo haga y lo denuncie.
De no tener hechos y pruebas concretas, pudiera prestarse tan distinguido analista a repetir ataques políticos alejados de la seriedad del periodismo que lo distingue.
En atención a las garantías que la Ley me ofrece, le ruego la publicación completa de la presente aclaración.
Atentamente
Raúl Salinas de Gortari
***
RESPUESTA DEL COLUMNISTA
Señor director:
El ingeniero Raúl Salinas tiene razón en cuanto a que fue acusado por actos distintos al de corrupción. Mi reflexión al respecto no es de índole judicial, sino política: su aprehensión —cuya legalidad no defiendo en mi artículo— derivó en un monto importante de legitimidad por desempeño y popularidad que le abrieron a Zedillo un margen para reponerse de la delicada situación que enfrentaba. En mi artículo infiero que eso fue así porque la opinión pública identificaba a Raúl Salinas esencialmente como una persona que había aprovechado su parentesco con el entonces presidente Salinas para enriquecerse ilícitamente (aunque en efecto esos no fueran los cargos por los que fue detenido). Por lo cual su detención fue saludada por la opinión pública en general (como años antes lo hizo cuando Carlos Salinas de Gortari detuvo a Joaquín Hernández Galicia La Quina —también por delitos poco fundados—al ser considerado ampliamente como un líder corrupto). Concuerdo en que haber utilizado el concepto “llamó a cuentas” en el caso de Raúl Salinas resulta equívoco, pues puede entenderse que su prisión tenía fundamento legal; resultaba más preciso señalar simplemente que Zedillo “aprehendió y encarceló” al hermano del ex presidente Salinas, lo cual es un hecho objetivo, más allá de si tal decisión no hubiese tenido debido fundamento legal.
José Antonio Crespo
RESPUESTA DEL COLUMNISTA
Señor director:
El ingeniero Raúl Salinas tiene razón en cuanto a que fue acusado por actos distintos al de corrupción. Mi reflexión al respecto no es de índole judicial, sino política: su aprehensión —cuya legalidad no defiendo en mi artículo— derivó en un monto importante de legitimidad por desempeño y popularidad que le abrieron a Zedillo un margen para reponerse de la delicada situación que enfrentaba. En mi artículo infiero que eso fue así porque la opinión pública identificaba a Raúl Salinas esencialmente como una persona que había aprovechado su parentesco con el entonces presidente Salinas para enriquecerse ilícitamente (aunque en efecto esos no fueran los cargos por los que fue detenido). Por lo cual su detención fue saludada por la opinión pública en general (como años antes lo hizo cuando Carlos Salinas de Gortari detuvo a Joaquín Hernández Galicia La Quina —también por delitos poco fundados—al ser considerado ampliamente como un líder corrupto). Concuerdo en que haber utilizado el concepto “llamó a cuentas” en el caso de Raúl Salinas resulta equívoco, pues puede entenderse que su prisión tenía fundamento legal; resultaba más preciso señalar simplemente que Zedillo “aprehendió y encarceló” al hermano del ex presidente Salinas, lo cual es un hecho objetivo, más allá de si tal decisión no hubiese tenido debido fundamento legal.
José Antonio Crespo
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