Lucía Morett y los familiares de los cuatro estudiantes fallecidos en el bombardeo el 1 de marzo de 2008 a un campamento de las FARC en Ecuador recordaron el aniversario con una marcha y reclamos de justicia al Gobierno de México.
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Columna Razones/Jorge Fernández Menéndez
La extradición de Lucía Morett
La extradición de Lucía Morett
Excélsior (www.exonline.com.mx) 2 de marzo de 2009;
Ayer se cumplió un año de lo que se denominó la Operación Fénix, mediante la cual, con un ataque al principal campamento de las FARC ubicado en territorio ecuatoriano, en la frontera entre ese país y Colombia, fue asesinado Raúl Reyes y desarticulado, en los hechos, el eje operativo de esa organización. En el campamento murieron cuatro jóvenes mexicanos involucrados con organizaciones de apoyo a las FARC en México y sobrevivió Lucía Morett, otra estudiante mexicana.
El caso ya ha sido investigado con amplitud, y hemos expuesto toda la historia en el libro Las FARC En México (Aguilar, Nuevo Siglo, 2008). Morett, lo mismo que las jóvenes colombianas, antes de que se formalizara una acusación en su contra en Ecuador, recibieron asilo de Daniel Ortega en Nicaragua. Hace unos meses regresó a México. El gobierno de Ecuador ha solicitado su extradición acusándola de atentar contra la seguridad nacional de ese país. La cancillería mexicana deberá resolver en los próximos días si procede o no esa extradición.
¿Debe o no ser enviada a Ecuador Lucía Morett? En mi opinión no debe ser extraditada. El punto no es su simpatía y apoyo por las FARC sino qué es lo que pasaba por la cabeza de grupos de militantes que pueden apoyar a una organización terrorista, la cual ha cometido innumerables acciones criminales (la última, el asesinato de 25 campesinos en el sur del país porque no apoyaban su lucha), incluido el estallido de coches bomba en las principales ciudades del país y que, además, ha tenido secuestrados por años en la selva a un millar de colombianos que, en su enorme mayoría, simplemente son rehenes cautivos con el objetivo de cobrar algún rescate o simplemente porque estaban en el lugar y en el momento equivocados. Pero, además, que está íntimamente involucrada en el tráfico de drogas, relacionada por supuesto con México, desde muchos años atrás. Los primeros datos duros de esa participación en nuestro país se remontan a 1997. ¿Cómo se puede, enarbolando una supuesta solidaridad revolucionaria, simpatizar con una organización considerada por la mayoría de las democracias del mundo como terrorista? ¿Cómo puede alguien acogerse al asilo y al cobijo, con esa misma lógica supuestamente revolucionaria, del gobierno de Daniel Ortega, acusado de violar a su hija Zoilamérica, denunciado por sus antiguos compañeros del Frente Sandinista y a quien apenas ayer, en una entrevista para el periódico español El País, el poeta Ernesto Cardenal, como también los hicieron Sergio Ramírez, Gioconda Belli y muchos otros, calificó de fascista, comparando su gobierno con el de Francisco Franco y denunciando el acoso y la censura que le ha sido impuesta? ¿Qué puede tener de revolucionario el gobierno de Ortega, que persigue a los viejos sandinistas y se apoya en la derecha extrema de Arnoldo Alemán y los sectores más conservadores de la iglesia católica?
El problema no es la extradición de Morett. Es qué hacía en ese campamento, donde por supuesto no se recibían visitas de cortesía y al que era imposible llegar sin el beneplácito y el respaldo de las propias FARC. El problema es que se puede comprender que Morett pueda ser ignorante de la agenda que estaba y está defendiendo, pero algo tiene que estar muy mal para que un grupo de legisladores perredistas, mucho mayores que ella y con pleno conocimiento de causa, vayan a Ecuador, encabezados por Cuauhtémoc Sandoval, para defender a Morett y a las FARC, cuando jamás han hecho gestión alguna para defender a los centenares de rehenes de esa organización o para denunciar la complicidad de la misma con el narcotráfico en México (o, según información de la prensa de hoy, también con los secuestros en nuestro país). O cuando algunas autoridades universitarias terminaron defendiendo esas mismas causas por el hecho de que Lucía o sus otros compañeros estuvieran inscriptos en la universidad.
El punto es que no se puede construir una democracia sin respetar las reglas del juego de la misma y sin demócratas. Y eso es lo que está fallando, más allá de Lucía. Ayer mismo, Morrett decía en una carta divulgada en Ecuador que se le quería “hacer callar” porque había visto muchas cosas durante el ataque, lo mismo que ha denunciado una persecución en México que no ha sufrido. Siempre la muerte, sobre todo de un grupo de jóvenes, es lamentable, independientemente de las circunstancias en que se puede haber producido. También es verdad que Colombia violó el territorio ecuatoriano con el ataque, de la misma forma que Ecuador estaba violando el derecho internacional al permitir la existencia y la operación de campamentos de las FARC en su territorio. ¿Qué vio Morrett? Que a pesar de que estaba en el campamento de mando de las FARC fue rescatada con vida por los soldados que hicieron el ataque, que fue internada en un hospital y se le dio absoluta cobertura a sus declaraciones, que antes de que se le fincara una responsabilidad penal, se permitió que fuera sacada del país por un avión del gobierno nicaragüense y que allí fue presentada por Ortega como una militante revolucionaria. El peligro para Morrett y lo que podría contar es lo que sabe de las FARC, no lo que vio en un ataque que fue ampliamente publicitado.
La denuncia del gobierno mexicano, pero también de las fuerzas progresistas y democráticas del país, debería centrarse en las FARC, en su relación con el terrorismo, el narcotráfico y el secuestro, las tres causas más retrógradas que se pueden encontrar en nuestro continente. LucíaMorrett al final de cuentas termina siendo una actriz secundaria, marcada por su formación en una cultura de la ilegalidad y el oportunismo que permea a parte de la sociedad política, que disfraza de revolucionaria las causas más reaccionarias y de las que se aprovechan las FARC las cuales, desgastadas y agotadas política e ideológicamente, están recolectando militantes donde puedan con tal de sobrevivir.
El caso ya ha sido investigado con amplitud, y hemos expuesto toda la historia en el libro Las FARC En México (Aguilar, Nuevo Siglo, 2008). Morett, lo mismo que las jóvenes colombianas, antes de que se formalizara una acusación en su contra en Ecuador, recibieron asilo de Daniel Ortega en Nicaragua. Hace unos meses regresó a México. El gobierno de Ecuador ha solicitado su extradición acusándola de atentar contra la seguridad nacional de ese país. La cancillería mexicana deberá resolver en los próximos días si procede o no esa extradición.
¿Debe o no ser enviada a Ecuador Lucía Morett? En mi opinión no debe ser extraditada. El punto no es su simpatía y apoyo por las FARC sino qué es lo que pasaba por la cabeza de grupos de militantes que pueden apoyar a una organización terrorista, la cual ha cometido innumerables acciones criminales (la última, el asesinato de 25 campesinos en el sur del país porque no apoyaban su lucha), incluido el estallido de coches bomba en las principales ciudades del país y que, además, ha tenido secuestrados por años en la selva a un millar de colombianos que, en su enorme mayoría, simplemente son rehenes cautivos con el objetivo de cobrar algún rescate o simplemente porque estaban en el lugar y en el momento equivocados. Pero, además, que está íntimamente involucrada en el tráfico de drogas, relacionada por supuesto con México, desde muchos años atrás. Los primeros datos duros de esa participación en nuestro país se remontan a 1997. ¿Cómo se puede, enarbolando una supuesta solidaridad revolucionaria, simpatizar con una organización considerada por la mayoría de las democracias del mundo como terrorista? ¿Cómo puede alguien acogerse al asilo y al cobijo, con esa misma lógica supuestamente revolucionaria, del gobierno de Daniel Ortega, acusado de violar a su hija Zoilamérica, denunciado por sus antiguos compañeros del Frente Sandinista y a quien apenas ayer, en una entrevista para el periódico español El País, el poeta Ernesto Cardenal, como también los hicieron Sergio Ramírez, Gioconda Belli y muchos otros, calificó de fascista, comparando su gobierno con el de Francisco Franco y denunciando el acoso y la censura que le ha sido impuesta? ¿Qué puede tener de revolucionario el gobierno de Ortega, que persigue a los viejos sandinistas y se apoya en la derecha extrema de Arnoldo Alemán y los sectores más conservadores de la iglesia católica?
El problema no es la extradición de Morett. Es qué hacía en ese campamento, donde por supuesto no se recibían visitas de cortesía y al que era imposible llegar sin el beneplácito y el respaldo de las propias FARC. El problema es que se puede comprender que Morett pueda ser ignorante de la agenda que estaba y está defendiendo, pero algo tiene que estar muy mal para que un grupo de legisladores perredistas, mucho mayores que ella y con pleno conocimiento de causa, vayan a Ecuador, encabezados por Cuauhtémoc Sandoval, para defender a Morett y a las FARC, cuando jamás han hecho gestión alguna para defender a los centenares de rehenes de esa organización o para denunciar la complicidad de la misma con el narcotráfico en México (o, según información de la prensa de hoy, también con los secuestros en nuestro país). O cuando algunas autoridades universitarias terminaron defendiendo esas mismas causas por el hecho de que Lucía o sus otros compañeros estuvieran inscriptos en la universidad.
El punto es que no se puede construir una democracia sin respetar las reglas del juego de la misma y sin demócratas. Y eso es lo que está fallando, más allá de Lucía. Ayer mismo, Morrett decía en una carta divulgada en Ecuador que se le quería “hacer callar” porque había visto muchas cosas durante el ataque, lo mismo que ha denunciado una persecución en México que no ha sufrido. Siempre la muerte, sobre todo de un grupo de jóvenes, es lamentable, independientemente de las circunstancias en que se puede haber producido. También es verdad que Colombia violó el territorio ecuatoriano con el ataque, de la misma forma que Ecuador estaba violando el derecho internacional al permitir la existencia y la operación de campamentos de las FARC en su territorio. ¿Qué vio Morrett? Que a pesar de que estaba en el campamento de mando de las FARC fue rescatada con vida por los soldados que hicieron el ataque, que fue internada en un hospital y se le dio absoluta cobertura a sus declaraciones, que antes de que se le fincara una responsabilidad penal, se permitió que fuera sacada del país por un avión del gobierno nicaragüense y que allí fue presentada por Ortega como una militante revolucionaria. El peligro para Morrett y lo que podría contar es lo que sabe de las FARC, no lo que vio en un ataque que fue ampliamente publicitado.
La denuncia del gobierno mexicano, pero también de las fuerzas progresistas y democráticas del país, debería centrarse en las FARC, en su relación con el terrorismo, el narcotráfico y el secuestro, las tres causas más retrógradas que se pueden encontrar en nuestro continente. LucíaMorrett al final de cuentas termina siendo una actriz secundaria, marcada por su formación en una cultura de la ilegalidad y el oportunismo que permea a parte de la sociedad política, que disfraza de revolucionaria las causas más reaccionarias y de las que se aprovechan las FARC las cuales, desgastadas y agotadas política e ideológicamente, están recolectando militantes donde puedan con tal de sobrevivir.
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Lucía Morett recuerda bombardeo a campamento de FARC Agencia EFE
Portal El Universal Lunes 02 de marzo de 2009;
Portal El Universal Lunes 02 de marzo de 2009;
La activista mexicana Lucía Morett y los familiares de los cuatro estudiantes fallecidos en el bombardeo en marzo de 2008 a un campamento de las FARC en Ecuador recordaron el aniversario con una marcha y reclamos de justicia al Gobierno de México."Seguimos exigiendo (del Gobierno mexicano) un pronunciamiento firme en contra de (el presidente de Colombia) Álvaro Uribe", dijo Morett en la protesta que reunió a un centenar de personas frente a la sede de la cancillería mexicana.
Morett se hallaba el 1 de marzo en el campamento ilegal de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en compañía de otros cuatro estudiantes mexicanos, que resultaron muertos en el bombardeo realizado por el Ejército colombiano y que acabó con la vida del número dos del grupo terrorista, alias "Raúl Reyes".
La estudiante sobrevivió al bombardeo y permaneció hospitalizada en Ecuador, donde fue interrogada por las fuerzas de seguridad.
Después permaneció un tiempo en Nicaragua, invitada por el gobierno del presidente Daniel Ortega, ante el temor de que pudiera ser procesada en México por una denuncia presentada contra ella por una organización no gubernamental (ONG), acusándola de delincuencia organizada y terrorismo.
La estudiante y sus allegados defendieron siempre que los mexicanos estaban en el campamento insurgente como observadores para sus trabajos académicos.
El fiscal general ecuatoriano, Washington Pesántez, solicitó también en enero a la Corte Nacional de Justicia (CNJ) de su país que inicie el trámite para lograr la extradición de Morett, llamada a juicio por atentar contra la seguridad del Estado.El abogado de la activista, Hugo Rosas, afirmó que no existen pruebas para soportar las acusaciones contra Morett y afirmó que el tratado de extradición entre México y Ecuador no permite ésta por delitos o cuestiones políticas, por lo que la petición, en caso de producirse, sería improcedente.
"De las autoridades mexicanas no hemos tenido ningún apoyo, ni legal ni mucho menos moral, consideramos que Felipe Calderón como presidente debería condenar esa masacre, pero ha guardado un silencio cómplice", dijo a Efe Rita del Castillo, madre de uno de los fallecidos.
Los manifestantes entregaron un documento reivindicativo a un representante de la cancillería. Posteriormente, marcharon hacia las embajadas de Colombia y Estados Unidos -gobierno al que consideran corresponsable por la tecnología usada en el bombardeo- para protestar por la muerte de los cuatro estudiantes.
La manifestación estuvo integrada por algo más de un centenar de personas de organizaciones estudiantiles y de izquierda. Entre ellas se encontraba el Frente Popular Francisco Villa, cuya presencia es habitual en las reivindicaciones populares en las calles.
Algunos de sus miembros portaron pancartas cuyos reclamos nada tuvieron que ver con la causa por la que hoy se manifestaron: "No queremos ser drogadictos" y "No al alza de la canasta básica (cesta de la compra)", fueron algunos de sus reclamos. fml
Morett se hallaba el 1 de marzo en el campamento ilegal de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en compañía de otros cuatro estudiantes mexicanos, que resultaron muertos en el bombardeo realizado por el Ejército colombiano y que acabó con la vida del número dos del grupo terrorista, alias "Raúl Reyes".
La estudiante sobrevivió al bombardeo y permaneció hospitalizada en Ecuador, donde fue interrogada por las fuerzas de seguridad.
Después permaneció un tiempo en Nicaragua, invitada por el gobierno del presidente Daniel Ortega, ante el temor de que pudiera ser procesada en México por una denuncia presentada contra ella por una organización no gubernamental (ONG), acusándola de delincuencia organizada y terrorismo.
La estudiante y sus allegados defendieron siempre que los mexicanos estaban en el campamento insurgente como observadores para sus trabajos académicos.
El fiscal general ecuatoriano, Washington Pesántez, solicitó también en enero a la Corte Nacional de Justicia (CNJ) de su país que inicie el trámite para lograr la extradición de Morett, llamada a juicio por atentar contra la seguridad del Estado.El abogado de la activista, Hugo Rosas, afirmó que no existen pruebas para soportar las acusaciones contra Morett y afirmó que el tratado de extradición entre México y Ecuador no permite ésta por delitos o cuestiones políticas, por lo que la petición, en caso de producirse, sería improcedente.
"De las autoridades mexicanas no hemos tenido ningún apoyo, ni legal ni mucho menos moral, consideramos que Felipe Calderón como presidente debería condenar esa masacre, pero ha guardado un silencio cómplice", dijo a Efe Rita del Castillo, madre de uno de los fallecidos.
Los manifestantes entregaron un documento reivindicativo a un representante de la cancillería. Posteriormente, marcharon hacia las embajadas de Colombia y Estados Unidos -gobierno al que consideran corresponsable por la tecnología usada en el bombardeo- para protestar por la muerte de los cuatro estudiantes.
La manifestación estuvo integrada por algo más de un centenar de personas de organizaciones estudiantiles y de izquierda. Entre ellas se encontraba el Frente Popular Francisco Villa, cuya presencia es habitual en las reivindicaciones populares en las calles.
Algunos de sus miembros portaron pancartas cuyos reclamos nada tuvieron que ver con la causa por la que hoy se manifestaron: "No queremos ser drogadictos" y "No al alza de la canasta básica (cesta de la compra)", fueron algunos de sus reclamos. fml
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Incluirán a Morett en lista del PTAlberto Morales El Universal Jueves 26 de febrero de 2009
Buscará curul de la Asamblea Legislativa por la Álvaro Obregón
alberto.morales@eluniversal.com.mx
El Partido del Trabajo (PT) busca a Lucía Morett Álvarez, estudiante universitaria que resultó herida en un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en territorio de Ecuador, para incluirla en su lista de candidatos a diputados de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
La sobreviviente al bombardeo del ejército de Colombia, en el que murió el número dos de las FARC, Raúl Reyes, buscará una curul por un distrito en la delegación Álvaro Obregón.
En Ecuador, la universitaria enfrenta un proceso de extradición iniciado por un juez de la región de Sucumbio, por su presunta relación con el grupo guerrillero.
Arturo López Cándido, comisionado político del PT en el DF, señaló que Morett estará en las listas de candidatos. Otros aspirantes son el ex procurador capitalino Bernardo Bátiz, quien buscará ser jefe delegacional en la Benito Juárez, y el ex consejero electoral Jaime Cárdenas Gracia, que aspira a una diputación federal.
Planean demandaMientras, una comisión de cuatro diputados federales del PRD y de Convergencia, liderados por Cuautémoc Sandoval, se reunieron ayer con el canciller ecuatoriano, Fánder Falconí, para conocer el estado de la indagación contra Morett en ese país.
Los legisladores anunciaron que preparan sendas demandas contra Colombia ante la Corte Penal Internacional, la Corte de Justicia de la Haya y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, por el ataque contra el campamento de las FARC.
Buscará curul de la Asamblea Legislativa por la Álvaro Obregón
alberto.morales@eluniversal.com.mx
El Partido del Trabajo (PT) busca a Lucía Morett Álvarez, estudiante universitaria que resultó herida en un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en territorio de Ecuador, para incluirla en su lista de candidatos a diputados de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
La sobreviviente al bombardeo del ejército de Colombia, en el que murió el número dos de las FARC, Raúl Reyes, buscará una curul por un distrito en la delegación Álvaro Obregón.
En Ecuador, la universitaria enfrenta un proceso de extradición iniciado por un juez de la región de Sucumbio, por su presunta relación con el grupo guerrillero.
Arturo López Cándido, comisionado político del PT en el DF, señaló que Morett estará en las listas de candidatos. Otros aspirantes son el ex procurador capitalino Bernardo Bátiz, quien buscará ser jefe delegacional en la Benito Juárez, y el ex consejero electoral Jaime Cárdenas Gracia, que aspira a una diputación federal.
Planean demandaMientras, una comisión de cuatro diputados federales del PRD y de Convergencia, liderados por Cuautémoc Sandoval, se reunieron ayer con el canciller ecuatoriano, Fánder Falconí, para conocer el estado de la indagación contra Morett en ese país.
Los legisladores anunciaron que preparan sendas demandas contra Colombia ante la Corte Penal Internacional, la Corte de Justicia de la Haya y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, por el ataque contra el campamento de las FARC.
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