7 sept 2009

Legionarios

Censura legionariaALEJANDRO GUTIéRREZ
Revista Proceso # 1714, 6 de septiembre de 2009
Ni dentro ni fuera de los Legionarios de Cristo creen en la promesa de que se podrán enviar denuncias y testimonios confidenciales a los visitadores del Vaticano que investigan a la orden fundada por Marcial Maciel. A cuatro años de que se levantó el voto privado que les impedía cualquier ejercicio de crítica, toda correspondencia sigue siendo revisada, y en ocasiones nunca llega a su destino. Por lo pronto, en una misiva enviada a sus compañeros de congregación, dos jerarcas de la orden deploran la actuación de Maciel, si bien califican sus errores como “humanos”.MADRID.- Si bien los “votos privados” que imperaban entre los Legionarios de Cristo, que les impedía criticar actos de gobierno de sus superiores, fueron eliminados desde 2005, los miembros de esta congregación fundada por Marcial Maciel no confían en sus superiores y se muestran incrédulos de poder enviar, con plena confidencialidad, sus denuncias o testimonios a los visitadores apostólicos designados por el Vaticano, que actualmente investigan a esa orden religiosa.

Así se lo han hecho saber al sacerdote Evaristo Sada, secretario general de los Legionarios, en respuesta a la carta que éste envió el 30 de julio a los directores territoriales, rectores de sus centros de formación y a los superiores de los centros de apostolado.
Sada les instruyó que la “correspondencia epistolar o electrónica” que los miembros de la congregación envíen a los visitadores, “queda excluida de toda revisión”.
Esta comunicación interna, fechada el 30 de julio, se da en medio de un fuerte debate entre integrantes y exintegrantes de la congregación en torno a la vida oculta de Marcial Maciel y los abusos sexuales dentro de la congregación, sólo 15 días después del inicio de los trabajos de la comisión investigadora del Vaticano que integran el obispo de Tepic, el mexicano Ricardo Watty, miembro de la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo; Charles Joseph Chapul, arzobispo de Denver, Estados Unidos; Giuseppe Versaldi, obispo de Alejandría, Italia; Ricardo Ezzati Andrello, arzobispo de Concepción, Chile, y Ricardo Blázquez Pérez, obispo de Bilbao, España.
En mayo pasado, el Vaticano anunció la visita apostólica, cuyas actuaciones estarán dirigidas a la revisión de los estatutos y las reglas de la congregación, sus desviaciones de los principios fundamentales de la fe y la administración de sus recursos económicos (Proceso 1708).
Evaristo Sada –uno de los directivos más allegados a Maciel y quien es señalado por el exlegionario Patricio Cerda como uno de los encubridores de los abusos sexuales cometidos por el fundador de la orden– dice a los legionarios que su intención es “confirmar la aclaración” que previamente había ofrecido el director general, el sacerdote Álvaro Corchera, “acerca de la correspondencia escrita o electrónica que los Legionarios de Cristo deseen enviar a los visitadores apostólicos o aquélla que de ellos reciban”.
Recuerda que en las constituciones de los legionarios se señala que “todos nuestros religiosos pueden enviar libremente cartas, sin ninguna revisión, a la Santa Sede y a su legado en la nación, al director general, al secretario general, al director territorial, al nuncio, al asistente territorial para el área de la vida religiosa y al rector o superior del centro cuando éste se encuentre ausente. Igualmente pueden recibir carta de ellos sin ninguna revisión.
“En el presente caso, los visitadores apostólicos representan al santo padre y actúan por encargo de la Santa Sede. Por tanto, como es obvio, la correspondencia a ellos dirigida o que de ellos se reciba, queda excluida de toda revisión.”
También aclara que esta directriz se aplica a los miembros del Regnum Christi, el movimiento seglar de la congregación, y pide “confirmen esta norma” a los miembros de sus comunidades.
La carta, a la que tuvo acceso Proceso y que fue difundida este mismo fin de semana por el blog Trastevere, del periodista y escritor José Martínez de Velasco, fue respondida por un legionario en este sitio de internet, pero sólo se difundió de manera parcial para reservar la identidad del autor.
Algunos sectores críticos replicaron a su superior diciéndole que no se creen “esta fachada”, escribe Martínez de Velasco, autor de los libros Los Legionarios de Cristo. El nuevo ejército del Papa (La esfera de los Libros) y Los documentos secretos de los Legionarios de Cristo (Ediciones B).
La carta dirigida a Sada cuestiona la confidencialidad de la correspondencia electrónica, “pues como usted bien sabe tenemos el sistema de revisión previa en el correo electrónico y el revisor va autorizando cada mensaje de salida y de entrada”.
Y también le advierten que “en ocasiones la correspondencia particular y los mensajes de familiares no les han llegado”.
En cuanto a la correspondencia postal, los legionarios dicen que es fácil que el superior “la abra y la revise”, e incluso apuntan que alguna vez les han llegado “cartas del Vaticano abiertas”.
En pocas palabras, que no se creen “que no vayan a ser revisadas”.
Luchas internas
Consultado por Proceso sobre estas prácticas dentro de la congregación, el exlegionario Patricio Cerda resalta que “es el reflejo de lo que siempre ha sucedido al interior de los Legionarios de Cristo, pese a que se eliminaron los votos privados”.
Ejemplifica con su propio caso: “Yo me enteré del divorcio de mis padres cinco años después, porque el rector del Centro de Estudios Superiores de los Legionarios en Roma impidió que llegaran a mis manos las cartas de mi madre anunciándome la situación familiar, bajo el argumento de que eso podía perjudicar mi vocación. Para él era más fácil leer las cartas y tirarlas al cesto de la basura. Eso es con todos y cada uno de los legionarios”, denuncia.
Entrevistado vía telefónica desde Sevilla, donde reside, Cerda añade que el rector de dicho centro entonces era Álvaro Corcuera, hoy director general de la congregación; el responsable directo de la sección en que Cerda estudiaba era el sacerdote Donald Clancy, quien impedía que llegaran cartas a los legionarios. “Igual, si uno quiere enviar un correo, se lo tiene que entregar al superior, quien primero lo revisa y autoriza o no su envío”, afirma.
Abunda: “Es muy sintomático que a cuatro años que el Papa Benedicto XVI eliminara los votos privados, (los legionarios) no se fíen de los superiores”.
Los votos privados de los legionarios son distintos al “cuarto voto” de otras congregaciones religiosas. Por ejemplo, mientras los jesuitas dictan la “obediencia ciega al Papa”, en el caso de los legionarios este voto privado se convirtió en un “voto del silencio” porque impedía “criticar los actos de gobierno y a la persona de los superiores”, explica Cerda.
“La interpretación de Marcial Maciel llegó al extremo de impedir la crítica a los defectos morales de los superiores. Inconcebible que esa fuese la interpretación del fundador y principal acusado de cometer abusos sexuales y otras desviaciones bajo el amparo del ministerio”, apunta.
Para el periodista Martínez de Velasco, esta reacción a la carta de Evaristo Sada es una “confrontación dialéctica sobre la forma de afrontar la situación”, mientras “la incertidumbre del futuro de la congregación pende como la espada de Damocles sobre cada uno de ellos”.
Para el especialista en temas religiosos y redactor jefe de la agencia española de noticias EFE, “la legión está dividida. De la perplejidad, las dudas, el mazazo que ha supuesto para muchos tener que asumir la doble y hasta triple vida de Marcial Maciel, se ha pasado a la discusión interna, a las comunicaciones entre distintos grupos de legionarios en distintas partes del mundo intercambiándose información”, para que “todo salga a la luz y que se destape el gran embuste”.
También han surgido cuestionamientos sobre la labor de sus actuales dirigentes, Álvaro Corcuera, Evaristo Sada y otros que estuvieron durante mucho tiempo al lado de Maciel, dice, “y alguno llega hasta admitir en privado que la jerarquía eclesiástica a nivel de arzobispados y del propio Estado del Vaticano debería haber actuado con contundencia durante el pontificado de Juan Pablo II ante las sospechas, denuncias y certezas de que algo no iba bien en los Legionarios de Cristo y que la vida de Marcial Maciel planteaba muchas incógnitas y presentaba muchos puntos oscuros”.
En este cruce de información que ha surgido desde que el Vaticano anunció la investigación, la Asociación de Víctimas ex Legionarios de Cristo que preside el exsacerdote Emilio Bartolomé ha recibido innumerables testimonios que pretenden entregar al visitador designado para España, el obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez Pérez. Sólo esta asociación pretende entregar ocho testimonios de abusos sexuales.
Una persona, cuya identidad se reserva a petición de la asociación, relata que luego de asistir a una misa en la iglesia de Los Jerónimos en Madrid, un superior le pidió que acudiera a testificar, con dos miembros más “de su confianza”, en un juicio que se seguía al padre de un miembro del Regnum Christi al que se acusaba de abusos sexuales.
“La coartada de esa persona era que, durante el momento de los supuestos abusos sexuales, había estado en la misa en los Jerónimos y que yo, como había estado allí también, podría testificarlo. Yo, la verdad, es que no recordaba haber visto a esa persona en misa en Los Jerónimos ni el día ni a la hora que querían testificar”, asegura.
En otra ocasión, relata, entre 2000 y 2003, al acudir una noche al centro comercial Hipercor en Campos de las Naciones de Madrid, “encontré a Marcial Maciel” cuando éste se encontraba “haciendo un envío” en una oficina de correos en el sótano 1 de ese establecimiento, “en compañía de una joven de tez morena, intuía que era una señorita consagrada”.
Al tratar de abordarlo, “su respuesta fue desconcertante, ya que me saludó muy fríamente y sin ninguna muestra de afecto. Se le notaba con una actitud que no acertaba a entender: distante, seco, molesto, al aparecer en un momento que no le convenía”.
Este exmiembro de la congregación se pregunta qué hacía Maciel “entre las 22:15 y 22:30 horas”, en compañía de esa joven. “Maciel no iba en compañía de ningún legionario (secretario, acompañante…)” y tampoco vestía el traje de clérigo: pantalón y saco negros, con alzacuellos.
Al igual que otros testimonios, el de este legionario asegura que son crecientes las versiones al interior de los legionarios sobre una supuesta disputa en la cúpula de los legionarios, principalmente entre el director general, Álvaro Corcuera, y el vicario general, Luis Garza Medina. Al parecer, dice, “Corchera quiere renovar la legión y hacer cambios profundos, mientras que Garza no desea perder el control económico que ejerce a través de la Fundación Integer”, que concentra varias fundaciones, empresas y patronatos que gestionan las finanzas del Regnum Christi.
Más de la hija de MacielHace tres semanas Proceso reveló los datos consulares que permitieron a la joven Norma Hilda Rivas Baños, hija de Marcial Maciel, y a su madre, Norma Hilda Baños Torres, adquirir su visado. Ahora han surgido más detalles.
La joven de 23 años obtuvo su visado en el consulado de España en México el 3 de marzo de 2008, con el número 20070005428, y su madre lo obtuvo el 7 de ese mismo mes (20070004499), lo que les permitió gestionar su “residencia sin finalidad laboral”, según documentos del área de asuntos consulares del Ministerio de Asuntos Exteriores (MAEC) de España, al que este semanario tuvo acceso.
Hasta ese momento no era público que esta joven era la hija del polémico fundador de los Legionarios de Cristo, quien había fallecido semanas antes, el 30 de enero de 2008. Marcial Maciel había sido retirado en 2006 por el Papa Benedicto XVI del ejercicio de su ministerio para llevar una vida de “oración y penitencia”, tras serias acusaciones de abusos sexuales.
La joven Rivas Baños obtuvo el visado 32 días después de la muerte de Maciel, en Houston, Texas. Según este “estado de consulta” del MAEC, la joven inició sus gestiones ante el consulado de España el 21 de diciembre de 2007. Su madre los inició dos días después.
Sobre este particular, Patricio Cerda considera que “cuando menos llama la atención la concatenación de fechas y de acontecimientos: la muerte de Maciel y la salida de las mujeres de México para refugiarse en España”.
No obstante fue hasta el 4 de febrero de 2009 que los Legionarios de Cristo reconocieron que Maciel había tenido “una doble vida” y que había procreado una hija. El periódico estadunidense The New York Times lo confirmó en la edición de esa fecha
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