12 sept 2012

La opción Socialdemocráta ¿Un rumor?

La pugna poselectoral provoca la ruptura de la izquierda mexicana/Luis Prados
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Rumor socialdemócrata
Columna Día con día/Héctor Aguilar Camín
Publicado en Milenio, 2012-09-12
Muy rápido fue desmentida la versión de que habría el anuncio de un proyecto socialdemócrata para la izquierda mexicana.
La versión la difundió el corresponsal de El País en México, Luis Prados, con el siguiente párrafo:
Un grupo de notables del PRD como Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno del DF; su sucesor, Miguel Ángel Mancera; el tres veces candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas; el senador Manuel Camacho Solís y el ex rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, se pronunciarán en los próximos días a favor de un nuevo proyecto político, que algunos llaman “opción socialdemócrata”, desmarcándose tanto de López Obrador como de los apparatchiks del PRD, conscientes de que las viejas estructuras partidistas ya no sirven. (“La pugna poselectoral provoca la ruptura de la izquierda”, El País, 10 septiembre 2012).
El mismo lunes 19 de septiembre la desmintió Cuauhtémoc Cárdenas: “Es una volada”. Manuel Camacho dijo que no era eso lo que él veía que estaba en camino.
Al corresponsal de El País no le da por esparcir rumores, mucho menos por crearlos él mismo, así que de algún lugar real habrá sacado la versión.

Ojalá los mencionados y muchos otros notables, dirigentes, intelectuales de izquierda se ocuparan en estos días de hacer verdad lo que anuncia el párrafo de Prados.
Ningún servicio mayor podrían hacerle a la izquierda en el momento de su nueva ruptura y su nueva oportunidad de replantear ambiciosamente las cosas.
Un proyecto socialdemócrata adaptado seriamente a la realidad mexicana sería un verdadero nuevo actor no solo de la izquierda, sino del espacio público y de la lucha partidaria en su conjunto.
Me imagino muy bien a los personajes mencionados por Prados asumiendo esa tarea de imaginación programática, ambición conceptual y realismo político.
Creo que un proyecto así capturaría muchos de los votos de la nueva clase media que la izquierda no ha logrado capturar, entre otras cosas por falta de discurso estratégico y exceso de pleitos tácticos.
El discurso al que está atada la izquierda es viejo pero, sobre todo, es defensivo: reacciona, no propone, como lo ilustra con escueta elocuencia la oposición a todas las reformas estructurales anunciada por López Obrador en su acto de separación de los partidos de izquierda.
Increíble que el discurso del personaje más votado de la izquierda sea un discurso antirreformista. Las reformas no son buenas por definición, pero un partido de izquierda antirreformista y sin un horizonte de reformas profundas en su agenda es una extravagancia
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La nota de Prados
La pugna poselectoral provoca la ruptura de la izquierda mexicana
Luis Prados
El País, México 9 SEP 2012 - 21:14 CET47
¿Y ahora qué? Responder a esta pregunta se ha hecho acuciante para la izquierda mexicana tras su derrota en las presidenciales del pasado 1 de julio y ver rechazada hace unas semanas por el Tribunal Electoral su pretensión de anular las elecciones por supuesta compra de votos por el Partido Revolucionario Institucional (PRI). ¿Qué hacer con los más de 15 millones de votos que le han convertido en la segunda fuerza del país? ¿Empecinarse en no reconocer la victoria de Enrique Peña Nieto y aferrarse a la superioridad moral de la que hace gala el candidato del Movimiento Progresista, Andrés Manuel López Obrador, al tiempo que lanza una campaña de movilizaciones contra los poderes fácticos? ¿Mantenerse unidos en una alianza de moderados y radicales cada día más esquizofrénica? ¿Convertir el capital político acumulado en una verdadera alternativa de poder que trate de ocupar el centro y atienda las demandas de las nuevas clases medias?
Un limbo político
En la hora decisiva para la izquierda de este país todas las señales apuntan a la ruptura. López Obrador anunció este domingo a las decenas de miles de partidarios reunidos en el Zócalo de la capital que el próximo miércoles se decidirá la conversión del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), su vehículo particular de conexión con las masas constituido hace casi un año, en partido político. La iniciativa irá acompañada por “acciones de resistencia civil, siempre pacíficas” contra la “imposición de un presidente ilegítimo” en una reedición light de lo ocurrido en 2006. Dar ese paso le situará fuera del Partido de la Revolución Democrática (PRD), la principal formación de la coalición progresista. Sus líderes ya han declarado su aceptación de Peña Nieto.
Por su parte, un grupo de notables del PRD como Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno del DF; su sucesor, Miguel Ángel Mancera; el tres veces candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas; el senador Manuel Camacho Solís y el exrector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, se pronunciarán en los próximos días a favor de un nuevo proyecto político, que algunos llaman “opción socialdemócrata”, desmarcándose tanto de López Obrador como de los apparatchiks del PRD, conscientes de que las viejas estructuras partidistas ya no sirven.
Quienes conocen el proyecto aseguran que la nueva formación política buscará construir una verdadera alternativa de gobierno para ganar las elecciones de 2018, que sea capaz de superar el desánimo actual de la sociedad mexicana y dar la batalla cultural e ideológica al PRI en los seis años que vienen.
La urgencia de la renovación de las fuerzas progresistas viene motivada también por la coincidencia en la agenda de reformas que exhiben el PRI y el Partido Acción Nacional (PAN), el del presidente saliente Felipe Calderón y gran derrotado en las elecciones. El PAN, profundamente dividido, requiere el asidero del poder para no perder pie en la nueva etapa y se ofrece como aliado del viejo partido hegemónico, lo que puede marginar a la izquierda. “Son dos versiones de la derecha, la autoritaria y la católica, y se van a entender”, afirma Roger Bartra, sociólogo de la UNAM, convencido de que “la terquedad de López Obrador y la vía de la protesta solo debilitan a la izquierda”.
La llamada opción socialdemócrata no está por la oposición frontal al nuevo presidente. Tiene mucho que decir en materia de seguridad como la idea de forjar de una vez un pacto nacional contra la violencia y quiere influir en las reformas anunciadas: energética, fiscal y laboral. Pero traza líneas rojas en su desarrollo como el rechazo a una subida del IVA y a mayor flexibilidad del empleo. En cambio, sí apoyarán todo lo que signifique más democracia interna y transparencia económica de los sindicatos.
La izquierda mexicana es un conglomerado de fuerzas —PRD, Partido del Trabajo, Movimiento Ciudadano— y corrientes, las llamadas popularmente “tribus”, que han estado siempre uncidas al carisma de su líder, primero Cárdenas, luego López Obrador.
El profesor del Colegio de México, Sergio Aguayo, sostiene que “los problemas del PRD son mucho más profundos que la personalidad de López Obrador” y enumera los cuatro principales: “División interna; no haber sabido procesar los liderazgos carismáticos como sí se logró con Lula en Brasil, ni qué hacer con los gobiernos estatales y la desorganización”.
En su opinión, la excepción en este panorama y la solución a sus males se encuentra en el DF, donde la candidatura de Mancera arrasó en julio con más del 60% de los votos, casi 800.000 más que los conseguidos por López Obrador, y que la izquierda ha convertido en un ejemplo nacional de gestión democrática y modernidad. Ahí coincide Ramón Alberto Garza, director del periódico Reporte Índigo, quien considera que “López Obrador no claudicará pero que hoy por hoy el hombre a vencer en 2018 es Mancera”. “La izquierda mexicana está en su mejor y peor momento. Nunca antes había tenido tantos votos entre las clases medias o incluso en Estados conservadores como Nuevo León y Jalisco. Lo negativo es que esa acumulación de poder propicia su quiebra”, añade.
Los buenos resultados obtenidos no descartarían una tercera candidatura presidencial de López Obrador —Lula y Rajoy alcanzaron el poder al tercer intento— y el temperamento político mexicano induce al pacto. Así lo cree el periodista y analista Jorge Zepeda: “AMLO buscará una salida digna como líder moral y su resistencia será más simbólica que real. No veo una ruptura dramática de la izquierda. Han formado un matrimonio de conveniencia y si se rompe se deshace el patrimonio”. La solución, muy pronto.

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