3 mar 2013

Renuncia, pero.../ ANNE MARIE MERGIER


Renuncia, pero.../ ANNE MARIE MERGIER
Revista Proceso No. 1896, 3 de marzo de 2013
Antes de hacer efectiva su renuncia Benedicto XVI tomó decisiones que trascienden su papado y recaerán en el próximo pontífice. Por ejemplo, dispuso que George Gänswein se mantenga como secretario particular al tiempo que fungirá como prefecto de la Casa Pontificia del nuevo Papa. También determinó que su compatriota Ernst von Freyberg se encargue del Banco Vaticano. En una institución donde los símbolos encierran mensajes, Rat­zinger rechazó volver a ser llamado por su nombre de pila: Se mantendrá como “su santidad Benedicto XVI” y ostentará un título: “Papa emérito”.
 MADRID/PARÍS.- Desde que anunció su renuncia, todas sus decisiones parecían estar profundamente meditadas. De entrada, que Benedicto XVI no se convertiría en el cardenal Joseph Ratzinger, como lo anunciaron los medios: Una de sus últimas disposiciones fue que en lo subsiguiente se le llame “su santidad Benedicto XVI” o “Papa emérito”.

 El pontífice encadenó así una serie de decisiones importantes para el futuro de la Santa Sede que contrastan con las 251 palabras del mensaje que pronunció en latín al anunciar su renuncia al papado, donde reconoció que para gobernar la Iglesia “es necesario el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que en los últimos meses ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado”.
 En sus apariciones públicas en los 17 días antes de abandonar el cargo anunció que se dedicará a la oración, “oculto del mundo”, y prometió obediencia al próximo pontífice. Pero esta inédita situación convierte al Papa emérito en un testigo incómodo ante su sucesor y ante los grupos de interés dentro de la curia romana que protagonizaron luchas intestinas por el poder durante su pontificado.
 Una de estas decisiones del Papa, que dista de ser un mero formulismo, fue la de reservar para el exclusivo conocimiento del futuro jefe de la Iglesia los informes que recibió entre marzo y diciembre de 2012 sobre los escándalos de corrupción en El Vaticano.
 Estos informes son la conclusión de la investigación sobre la filtración masiva de documentos del despacho del Papa, entregados al periodista italiano Gianluigi Nuzzi –que publicó en su libro Las cartas secretas de Benedicto XVI (2012)– y a otros medios italianos, que el vocero papal, Federico Lombardi, bautizó como Vatileaks.
 Estas filtraciones –entre ellas la carta de un religioso que advertía de un supuesto complot para matar al Papa– que causaron conmoción en El Vaticano concluyeron con el arresto y enjuiciamiento de Paolo Gabriele, el mayordomo papal y una de sus personas de más confianza, así como del informático Claudio Sciarpelletti, acusado de encubrimiento del primero.
 El diario L’Osservatore Romano describió entonces a Benedicto XVI como “un pastor rodeado de lobos”.
 En junio pasado el diario italiano La Repubblica publicó nuevos Vatileaks: Una serie de cartas que señalaban al secretario de Estado Vaticano, Tarcisio Bertone, y a Gänswein de estar detrás de las filtraciones. De Bertone decía que es un hombre ambicioso, cada vez más alejado de Benedicto XVI.
 El pasado 21 de febrero este diario italiano publicó una información que tituló: “No fornicarás, ni robarás, los mandamientos violados en el informe que sacudió al Papa”, en la que ofrece detalles de la investigación que el pontífice encargó a los cardenales Salvatore de Giorgi, Julián Herranz y Jozef Tomko.
 Señala el diario que se trata de un expediente de dos tomos con unas 300 páginas en los que se confirmaría que destacados miembros de la curia vaticana están implicados en luchas de poder, en abusos y malversación de dinero y la existencia de una supuesta red clandestina de homosexuales cuyas actividades los hacían propicios a los chantajes.
 La publicación sostiene que los informes entregados al pontífice el 17 de diciembre fueron determinantes para que tomara la decisión de renunciar a fin de que un Papa más joven y enérgico llegue al Vaticano para encargarse de hacer una limpieza a fondo. Los primeros informes le habrían sido entregados a Benedicto XVI coincidiendo con su viaje a Cuba y México, en marzo del año pasado.
 Añade que la investigación abre la realidad sobre los “peces podridos” en el interior de la Santa Sede y, según la fuente anónima que cita el diario, se refieren al “incumplimiento del sexto y séptimo mandamientos”, que se refieren a los “actos impuros” y al robo.
 El artículo recuerda cómo en 2010 salió a la luz un escándalo de seminaristas que se prostituían y de un miembro de un coro del Vaticano que era proxeneta.
 En este caso, el diario identifica a Angelo Balducci, miembro de una agrupación de laicos estrechamente vinculada con la curia romana y quien durante esa investigación también ocupaba un cargo en el gobierno de Silvio Berlusconi. Según esa referencia, Balducci mantenía constantes conversaciones telefónicas –intervenidas por la policía italiana– con el referido miembro del coro de la basílica de San Pedro, que era el intermediario para contratar servicios sexuales de hombres jóvenes.
 Finanzas torcidas…
 El 16 de febrero, cinco días después del sorpresivo anuncio de su renuncia, El Vaticano dio a conocer la decisión papal de colocar al frente del Instituto para las Obras de Religión (el Banco Vaticano) al barón Ernst von Freyberg.
 Este abogado alemán es presidente de la naviera Blohm & Voss, que construye barcos de guerra, y es caballero de la muy influyente Orden de Malta, cuyo origen se remonta al siglo XI.
 Esta es otra decisión de enorme importancia por los antecedentes vividos en el Banco Vaticano, que permaneció acéfalo nueve meses, desde que Ettore Gotti Tedeschi, el anterior presidente, cayó en desgracia y fue retirado del cargo por Bertone.
 Gotti Tedeschi, amigo cercano de Benedicto XVI, fue despedido en mayo de 2011 tras descubrirse serias irregularidades en las finanzas de la Iglesia. El pontífice no contravino la decisión de Bertone de prescindir de Gotti, quien fue objeto de una fuerte campaña de acoso, calumnia y descrédito al difundir un supuesto informe psicológico que lo señalaba como un hombre fuera de sus cabales.
 En la curia vaticana molestó que este miembro del Opus Dei llegara a colaborar con las autoridades italianas que sospechaban que en el Banco Vaticano seguían registrándose operaciones de lavado de dinero.
 Otro de sus errores fue oponerse a los deseos de Bertone de utilizar el dinero vaticano para salvar de la quiebra al Hospital San Raffaele de Milán, fundado por el cura y médico Luigi Verzé, gran amigo de Berlusconi y de su turbia maquinaria de poder, publicó el diario español El País.
 La policía italiana puso en manos de la justicia un voluminoso expediente que le confiscó a Gotti Tedeschi en su casa, que contenía las pruebas con las que el exbanquero documentó muchos de los sucios manejos y escándalos financieros en el Banco Vaticano.
 La policía encontró cartas que Gotti Tedeschi iba a entregar a dos amigos, en las que les anunciaba que si lo asesinaban, ahí estaba la clave de su muerte.
 Según la publicación de La Repubblica del 21 de febrero, Marco Simeon, hombre que consiguió gran influencia gracias al cobijo que le brindó Bertone, estuvo implicado en la caída de Gotti Tedeschi.
 Simeon, directivo de la televisión estatal RAI, en 2011 ya había sido señalado como implicado en la corrupción económica dentro del Vaticano, según Vatileaks. El nombre de Simeon aparecía en un expediente que el arzobispo Carlo Maria Viganó envió a Ratzinger, en el que advertía sobre la trama corrupta que había descubierto y, en consecuencia, le pedía que lo mantuviera al frente de la Secretaría General de la Gubernatura, entidad encarga de las licitaciones y el abastecimiento, para frenar las prácticas ilegales.
 Sin embargo, como respuesta a su denuncia, el arzobispo Viganó fue retirado de Italia por Bertone, quien lo envió como nuncio a Estados Unidos. A su vez Simeon fue recientemente destituido de la RAI.
 Más aún, como una sucesión de hechos, tras anunciarse el nombramiento de Von Freyberg, Benedicto XVI tomó otra decisión que los medios italianos consideran que fue para restarle fuerza a Bertone en el manejo de los dineros vaticanos.
 El 22 de febrero el pontífice envió a Colombia como nuncio a Ettore Balestrero, uno de los hombres más cercanos al secretario de Estado vaticano justo en el manejo del Banco Vaticano.
 Conocido como el “ministro de asuntos exteriores”, Balestrero tenía entre sus responsabilidades las relaciones del Vaticano con China, Israel y entidades europeas. Es un personaje con fuertes lazos con los grupos más conservadores dentro de la Iglesia.
 Tras la publicación de los últimos informes de La Repubblica Lombardi, dijo que no iba a comentar “todas las claves, fantasías y opiniones que haya sobre ese tema”.
 No obstante el 24 de febrero, cuatro días antes de dejar el Pontificado, Benedicto XVI dijo a los cardenales ya reunidos en El Vaticano que “el sufrimiento y la corrupción” amenazan a la Santa Sede y les pidió ser cuidadosos porque “el diablo trabaja sin descanso para ensuciar la obra de Dios”.
 Bajar de la cruz
 Benedicto XVI ocupó las primeras horas de su último día de pontificado para saludar a todos los cardenales presentes en la Santa Sede, y quienes a partir de este lunes 4 iniciarán sus reuniones para elegir al nuevo Papa.
 En un discurso que no estaba anunciado les pidió que dejen de lado sus diferencias cuando elijan a quien lo sucederá y les pidió lograr “el acuerdo y la armonía” pese a la diversidad de opiniones. “Entre ustedes también está el futuro Papa, a quien yo prometo mi reverencia y obediencia incondicional”, dijo.
 Pese a ese mensaje hay otra decisión que ya genera controversia y que fue recogida por la revista católica Golias, sobre el nuevo rol que jugará el secretario particular de Benedicto XVI, el alemán George­ Gänswein.
 La publicación señala que Gänswein, arzobispo alemán con físico hollywoodense que se desempeñó como secretario particular de Benedicto XVI desde 2006, seguirá asumiendo esa responsabilidad al tiempo que fungirá como prefecto de la Casa Pontificia del nuevo Papa.
Citando testimonios de cardenales que no quisieron ser identificados, la revista considera que esa doble función generará conflictos de competencias e intereses. Golias enfatiza que Benedicto XVI tendrá así un lazo privilegiado con su sucesor, que podrá aprovechar para influirlo.
Según Golias, Gänswein tendrá ambos cargos durante uno o dos años más y después podrá regresar a Alemania para ser arzobispo de Friburgo o de Colonia.
Igual lectura tuvo el mensaje de Ratzinger lleno de simbolismos, durante la última audiencia pública que celebró el 27 de febrero ante unos 150 mil fieles en la Plaza de San Pedro. Benedicto XVI dijo que su decisión de renunciar al pontificado “no significa bajarse de la cruz ni regresar a la vida privada” pues cuando aceptó ser Papa en 2005 sabía que iba a “servir a la Iglesia para siempre”.
Al reflexionar sobre los motivos de su renuncia señaló que “el siempre es también un para siempre, no existe más un regresar a la vida privada. Mi decisión de renunciar al ejercicio activo del ministerio no revoca esto”.
Y señaló: “No abandono la cruz, sino que permanezco en modo nuevo adherido al crucifijo. No tendré más la potestad del oficio para el gobierno de la Iglesia, pero en el servicio de la oración me quedo, por así decir, en el recinto de San Pedro”.
Amar a la Iglesia, añadió, significa también tener “la valentía de tomar decisiones difíciles, sufridas, poniendo siempre en primer lugar el bien de la Iglesia y no el propio”.

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