5 oct 2013

Prueba de fuerzas gobierno- empresarios


Prueba de fuerzas gobierno- empresarios
CARLOS ACOSTA CÓRDOVA
Revista Proceso No. 1926, 28 de septiembre de 2013;
 Funcionarios del gobierno de Enrique Peña Nieto, encabezados por el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, no la tienen fácil para sacar adelante su propuesta de reforma hacendaria. De hecho, están en una prueba de fuerzas con representantes de los empresarios que, pese a los apoyos y canonjías de las que han disfrutado en los últimos años, protestan por lo que piensan es un atentado a sus privilegios.  En entrevista con Proceso, el presidente de la Canacintra advierte inclusive que, si se aplica en todos sus términos, la reforma fiscal hará huir del país a buena parte de la industria maquiladora.

Si bien no hay ruptura con los empresarios a causa de la reforma fiscal propuesta por el gobierno de Enrique Peña Nieto, es tal la presión que ejercen –irritados porque, dicen, la reforma los mete en una camisa de fuerza y los hará pagar más impuestos– que ya obligaron al secretario de Hacienda a reunirse con ellos.
 El próximo 2 de octubre, Luis Videgaray y su equipo especializado en la materia –encabezado por el subsecretario de Ingresos, Miguel Messmacher, y el jefe del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Aristóteles Núñez– se sentarán a la mesa con representantes de las cúpulas empresariales del país para conocer y discutir los cambios y rectificaciones exigidos por la iniciativa privada.
Se trata de un encuentro clave para el futuro de la reforma hacendaria, sometida a un duro embate por parte de los empresarios, quienes no escatiman recursos para llenar con sus críticas todos los espacios informativos –en prensa escrita, radio y televisión–, así como para empujar una poderosa maquinaria de cabildeo en las cámaras legislativas.
Varios legisladores se han hecho eco de sus quejas y protestas, como se evidenció durante la comparecencia del secretario Videgaray, el jueves 26, ante el pleno del Senado de la República.
No sólo senadores de oposición levantaron la voz contra algunas de las disposiciones tributarias propuestas por el gobierno. También del mismo PRI expresaron dudas y preocupaciones respecto de los presuntos beneficios de los cambios propuestos por el Ejecutivo.
Y de esas modificaciones, particularmente la de generalizar la tasa del IVA en las zonas fronterizas –que de 11% pasaría a 16% general– y eliminar la exención del IVA a las importaciones temporales de las compañías exportadoras y aumentarles la base gravable para el pago del Impuesto Sobre la Renta. Estas modificaciones llevan clara dedicatoria para la industria maquiladora de exportación, en su mayoría extranjera.
Los empresarios del ramo no se han expresado de manera pública y contundente, pero ya les advirtieron a sus dirigentes que si la reforma les complica la existencia se irán del país. Las consecuencias de ello no serían menores.
 El presidente nacional de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra), Rodrigo Alpízar Vallejo, refiere que después de la presentación oficial de la reforma hacendaria, el domingo 8, se ha reunido con todas las delegaciones de esta cámara en la zona fronteriza: “Me han comentado que tienen la instrucción de sus corporativos de regresarse a Estados Unidos si en México no existen las condiciones para hacer negocio”.
 Este es uno de los temas –dice– que más preocupa a la Canacintra, por las implicaciones graves que tendría: desempleo y desindustrialización.
 Y explica: “La industria maquiladora es de las que más IVA generan en el país; más de 40%. También es una de las principales generadoras de empleos, pero es una industria muy volátil.
 “Si a una empresa mexicana le quitan incentivos –fiscales y de otro tipo– no puede decir: ‘bueno, agarro mis fierros y me voy a Colombia o a Dallas a producir más barato’. Pero la empresa maquiladora sí lo puede hacer, y con la mano en la cintura.
 “Y no sólo se pueden ir porque acá se les incrementa la carga tributaria, sino porque en su país ya hay muchos incentivos para que se vayan. Por ejemplo, el boom energético en Estados Unidos les permite consumir el shale gas y la electricidad a un precio muy económico, que es uno de los grandes problemas que tenemos en México con la industria maquiladora.
 “Además, allá (en Estados Unidos) tienen otros incentivos que también los tientan para regresarse: seguridad y certeza, lo mismo jurídica que laboral. Los veo muy plantados en una posición: ‘es lo último que me faltaba, que me aumenten impuestos, para decidir irme de México’.”

–¿No están exagerando? Las maquiladoras han sido muy apapachadas: además de las ventajas fiscales que ahora les quieren quitar, siempre han tenido facilidades para el pago del predial, del agua, la renta de los terrenos; se les condonan o se les exime del pago de algunos impuestos locales –se le plantea.

–La mayoría de esos incentivos ya se agotaron, ya surtieron su efecto, se amortizaron. Numerosas maquiladoras tienen más de 10 años en México y ya hicieron uso de esos incentivos ofrecidos al principio para atraerlas al país.

El problema se complica –dice Alpízar– porque el gobierno de Estados Unidos ha establecido una política de reindustrialización –para enfrentar su crisis económica y abatir el desempleo– que implica una repatriación de sus compañías establecidas en muchas partes del mundo.
 “Por ejemplo, 40% de las firmas americanas asentadas en China ya están en un programa para regresarse a Estados Unidos, con todo un paquete de incentivos.”
 El caso es grave, dice el entrevistado, porque si bien son pocas las maquiladoras –hay 6 mil 200 empresas, de las cuales 5 mil son de manufacturas–, cada una genera de 2 mil a 3 mil empleos.
 “Si empezamos a tener un proceso de desindustrialización de la frontera de México, pues entonces se va presentar un fenómeno social aún más grave. En esas regiones y en todo el país, por supuesto.
 “Con que te empiecen a desaparecer, bajita la mano, de 10 a 20 empresas por mes, en tres años, ya estás en un proceso acelerado de desindustrialización en el que perdiste casi 800 empresas, más de 20% de la industria maquiladora. El país no lo resiste”, dice Alpízar.
 “Estrategia sin lógica”
Entre otros puntos de la propuesta de reforma fiscal, a la Canacintra le preocupa sobremanera que se quiera aplicar una tasa de IVA de 16% en la frontera, cinco puntos porcentuales más de lo que se paga ahora.
“Hacerlo repentinamente, de una sola vez, va a causar una distorsión de los mercados de esas zonas, en sus incentivos y en los hábitos de consumo de sus habitantes”, puntualiza el dirigente ­empresarial.
También rechaza la propuesta de eliminar la deducción inmediata de las inversiones de los bienes nuevos en activos fijos. La ley actual permite deducir al 100%, en el mismo año en que se realiza, ese tipo de inversión. Con la reforma, la deducción deberá hacerse durante los años de la vida útil del bien.
Indica Alpízar: “Esa deberían quitarla de inmediato. Cómo quieren que se fomente la reinversión y la creación de empleos si me están quitando la deducción inmediata.
“Es un contrasentido hasta para las inversiones en energía verde. Es un tema absurdo. Por muy recaudatorio que pueda ser para el primer año, tienen (el gobierno) que medirle bien cuánto van a ganar y cuánto van a perder. Van a perder mucha inversión y si se pierde la inversión pues también se pierde la generación de empleos.”

Respecto de la informalidad, considera que la reforma no logrará mayor cosa. “El gobierno identifica con mucha claridad que de cada 10 empleos seis son informales. Está decidido a ‘invitarlos’ a incorporarse a la formalidad, pero sólo eso. Apuesta a la buena voluntad. En cambio, con los formales, con los que ya pagan impuestos, es muy agresivo.

“Y esa es una manera de actuar muy fácil de parte del gobierno. Como ya se dice con más frecuencia, el gobierno va a ir de cacería al zoológico, pero no irá a la selva por los que andan sueltos.”

En sí, dice Alpízar –joven empresario de 36 años, ingeniero mecánico administrador por el Tec de Monterrey–, toda la reforma fiscal es un contrasentido.

Y precisa: “Como todas las misceláneas fiscales que ha habido, es una estrategia de recaudación que no atiende a una lógica básica, en la que primero hay que pensar en cómo le hacemos para que crezca la economía y genere más empleos. Generando empleos aumentas el consumo, y aumentas la tributación”.

Pero al gobierno se le olvida otra vez que “la única manera de generar empleos de calidad es fortaleciendo la industria nacional. De nueva cuenta la industria no está en la mira del gobierno. “Es uno de los sectores más olvidados en los últimos sexenios, junto con el campo.

“El actual, igual que sus antecesores, se guía por una lógica muy pragmática: para ellos lo importante es cómo capitalizar el gasto social en un gasto que les pueda dar beneficios electorales, cada tres años o cada sexenio.

“Es una óptica realmente muy mezquina, muy de corto plazo, y lo único que han logrado es ir deteriorando la estructura productiva del país.”
Fábrica de pobres
Pese a que el discurso gubernamental se enfoca en el apoyo a los más necesitados, no se han abatido los niveles de pobreza. Para sustentar esta afirmación basta con ver estos datos duros: el gasto autorizado para desarrollo social fue de 21 mil 755 millones de pesos en 2005, cuando había más de 35 millones de pobres. Ese gasto dio un brinco espectacular, pero también el número de éstos. A tal grado que para 2013 hay un presupuesto de más de 95 mil millones, más de cuatro veces mayor que el de hace ocho años, pero la cantidad de personas en pobreza creció a 53.3 millones.
Pese a todo, el gobierno “sigue sin entender que la pobreza se ataca con más empleos. Y quienes generan más de 90% de los empleos en el país son las pequeñas y medianas empresas. Pero a éstas se les escamotean recursos públicos: el Fondo Pyme pasó de un presupuesto de mil 556 millones en 2005 a otro de 7 mil 200 millones en 2013. Apenas 7.5%, en promedio, de lo que se destina a desarrollo social.
“Pero ni acaban con la pobreza ni apoyan la creación de empleos”, sentencia el presidente de la Canacintra.
En los últimos sexenios, dice, el gobierno ha abandonado a la industria nacional. “Somos un sector poco comprendido, por decir lo menos, debido a que en estos gobiernos los cuadros encargados de empujar la economía nacional están encabezados por abogados, economistas, por gente técnica, que por supuesto son necesarios.
“Pero falta más un carácter industrial, más sensibilidad. La experiencia de quienes sufren para pagar la nómina cada semana, de quien ha vivido un recuento sindical, de quien ha tenido que pasar auditorías en materia del IMSS, de quien ha tenido que atender requerimientos de Hacienda, de quien ha tenido que enfrentar un juicio laboral, en fin… Muchos de los funcionarios no conocen eso. Simplemente no lo han vivido, no han tenido esa experiencia.”
Se queja: “Y si no han vivido esa experiencia, por eso no pueden entender el nivel de frustración que te causa no tener una autoridad a tu lado, aliada. Más bien es restrictiva y nos pone obstáculos para desarrollar nuestra actividad productiva”.

Agrega que el gobierno se enfoca sobre todo a temas de la “gran agenda política”, “de la gran agenda económica”, de la macroeconomía, de la globalización, de los tratados de libre comercio, de las negociaciones y de los “grandes acuerdos”, de las reuniones en la OCDE, la OMC, la APEC.

“Si uno revisa la agenda de las secretarías en los últimos años –no me refiero a ningún gobierno en particular– se ve que gran parte del año atienden labores de representación nacional.

“Eso es importante, pero debería serlo en menor medida. Habría que atender permanentemente las condiciones de desarrollo y productividad de la micro y pequeña industria; apostar al mercado interno como estrategia para echar adelante la creación de empleos, y con objetivos claros y específicos.

“Así lo hacen Brasil, China, los países europeos… todo mundo. En esos países el gobierno y los industriales son aliados. El gobierno apoya decididamente a sus empresas, las protege con subsidios, con créditos blandos, con barreras arancelarias y no arancelarias, con una vigilancia efectiva en las aduanas.

“En México no. Todo lo contrario. Hasta miedo les da a nuestros gobiernos que el mundo nos pueda ver como proteccionistas. Por eso decidieron abrir las fronteras de par en par. La apertura comercial ha sido total, brutal, para la industria nacional.”

El entrevistado no oculta su desencanto: “Brasil ha sido estigmatizado en todo el mundo como un país con prácticas proteccionistas. Pero eso le tiene sin cuidado. Y le ha ido mejor. México es felicitado en el mundo por ser un país con las mejores prácticas de comercio internacional.

“Que de poco le sirve, como se vio en la reciente contienda por la presidencia de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Se la ganó el brasileño Roberto Azevedo al mexicano Herminio Blanco, exsecretario de Comercio.

“Es decir, México tiene 10 de calificación en conducta, pero 5 en aprovechamiento; reprobado, pues. Nos portamos muy bien, firmamos tratados, abrimos totalmente nuestras fronteras –pero sin restricciones y sin estrategia–, y qué pasó a la hora de competir por la OMC: pues la simpatía del mundo no nos sirvió de gran cosa, no se tradujo en votos para Blanco, para México.”

“Estamos mal. No hay visión. El gobierno no tiene estrategia ni objetivos claros”, lamenta.

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