3 nov 2013

Caso Camarena Contra la CIA, más evidencias


Caso Camarena Contra la CIA, más evidencias/J. JESÚS ESQUIVEL
Revista Proceso #1931, 2 de noviembre de 2013
Mientras la DEA se aferra en descalificar a sus exagentes Héctor Berrellez y Phil Jordan, otro más, Mike Holm, los defiende. Los dos primeros revelaron los entretelones del caso Camarena: la participación de la CIA y de la misma Casa Blanca en tiempos de Ronald Reagan. Holm, quien fue jefe de Berrellez cuando se instrumentó la Operación Leyenda, proporciona más datos novedosos: cuando se negociaba el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, la DEA ordenó que no se reportaran los actos de corrupción por narcotráfico de ningún alto funcionario mexicano.
WASHINGTON.– En su intento por deslindar a la CIA del secuestro, tortura y asesinato de su agente Enrique Kiki Camarena, la Administración Federal Antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés) abona nuevas evidencias de que el gobierno de Estados Unidos tiene más información sobre el caso, que cambió el rumbo de la lucha contra el narcotráfico en México.

Para hablar del asunto y “aclarar” las revelaciones de sus exagentes Hector Berrellez y Phil Jordan, quienes acusan a la CIA de haber dispuesto el homicidio de Kiki Camarena, ocurrido en 1985 (Proceso 1928, 1929), la agencia organizó un foro público.
 El acto se realizó el 29 de octubre en el Museo de la DEA bajo el título “Llevados ante la justicia: Operación Leyenda”. Participaron Jack Lawn, administrador de la agencia entre 1985 y 1990; el exagente Jack Taylor, supervisor de la Operación Leyenda en los primeros dos años y medio de esta iniciativa, y la periodista Elaine Shannon, autora del libro Desperados, en el cual narra la historia del secuestro, tortura y asesinato de Camarena.
 Los primeros 100 minutos se centraron en un recuento histórico del caso Camarena. Los panelistas insistieron en que el responsable de su ejecución fue Caro Quintero, quien contó con la colaboración de agentes corruptos de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS).
 En esa parte de la narración, al hablar de cómo las autoridades mexicanas trataron de manipular las pruebas, Lawn soltó las nuevas evidencias en torno al involucramiento indirecto de la CIA.
 “Nos enteramos por parte de nuestros amigos de la comunidad de inteligencia (la CIA) que el interrogatorio al que fue sometido Camarena estaba grabado”, comentó Lawn, quien estaba al frente de la DEA el 7 de febrero de 1985, cuando el agente antinarcóticos fue secuestrado en Guadalajara, Jalisco.
 Y detalló: “Los individuos que interrogaron a Kiki Camarena lo grabaron, ya que era una práctica normal (en México). Pero había también algo más: el número de gente que estaba en la nómina de pagos del narcotráfico en la Ciudad de México y en Guadalajara. (Los torturadores) querían saber qué sabía la DEA de sus actividades”.

Los exagentes de esta agencia que hicieron las declaraciones “desafortunadas” respecto del presunto involucramiento de la CIA en el homicidio de Camarena son Berrellez, quien reemplazó a Taylor como supervisor de la Operación Leyenda, y Jordan, exsubadministrador de la DEA y exdirector del Centro de Inteligencia El Paso (EPIC), en Texas.

Ellos revelaron que el exagente de la CIA de origen cubano Félix Ismael Rodríguez, El Gato, interrogó a Camarena cuando fue secuestrado por la gente de Caro Quintero. Él estaba a cargo de centros de entrenamiento de integrantes de la Contra nicaragüense en Sinaloa y Veracruz.

Berrellez y Jordan sostienen que, con base en las investigaciones y conclusiones, después del paso de Taylor y del propio Lawn en la DEA se conoció la relación de la CIA con el homicidio de Camarena (Proceso 1928 y 1929).

De acuerdo con la versión de los exagentes, en México la CIA  colaboraba con Caro Quintero en el tráfico de drogas hacia Estados Unidos por medio de las operaciones dirigidas por Rodríguez. Asimismo, según ellos, las ganancias obtenidas por este negocio ilícito eran usadas por la CIA para comprar armas, que enviaba a los contras a Nicaragua desde México en aviones que contrataba a la empresa SETCO, propiedad del narcotraficante hondureño Juan Matta Ballesteros.

En resumen, Jordan y Berrellez sostienen que en sus investigaciones descubrieron que Camarena se dio cuenta de la relación de la CIA con Caro Quintero. Eso, dijeron, pudo ser el motivo real de su secuestro, tortura y asesinato.

En el caso de algunas personas “sería mejor que no hablaran”, pues sus afirmaciones “se pueden investigar e inclusive usar potencialmente en su contra si difieren de lo que dijeron hace 28 años”, sentenció Sean Fearns, director del Museo de la DEA y moderador del evento.



La versión del exagente Holm
 Mike Holm estuvo 27 años al servicio de la DEA hasta que se retiró en 1996. Tuvo puestos importantes en la institución; incluso fue el jefe directo de Berrellez cuando éste fungió como supervisor de la Operación Leyenda.

“La relación de la CIA y el narcotráfico mexicano era algo que se mencionaba constantemente dentro de la DEA en esos años”, afirma Holm a Proceso en entrevista telefónica.

En 1989, Holm trabajó en varias ciudades de Estados Unidos, Asia y Medio Oriente. Estaba a cargo de la oficina de la DEA en Los Ángeles, California, por lo que era responsable de la Operación Leyenda y, por ende, de Berrellez.

Los años previos, 1987 y 1988, trabajó en Detroit, Michigan, en una investigación en la que salió a la luz la relación entre la CIA y el narcotráfico.

Se explaya: “En Detroit estábamos realizando una investigación que involucraba a un piloto que llevaba cargamentos de armas a Honduras. Lo que hicimos con él es lo que llamamos ‘entrega controlada’. Volamos 17 toneladas de mariguana y 600 kilos cocaína a una parte de la zona norte de Detroit. Nos hicimos pasar como narcotraficantes para, cuando entregáramos la mercancía a los destinatarios, los detuviéramos.

“Ese avión en el que se transportó la droga era utilizado para llevar armas a la Contra de Nicaragua. Yo hice un chiste, diciendo que era uno de los aviones de Oliver North y que no tenía sentido que un avión regresara vacío de un viaje.

“Estructuramos un plan junto con el FBI, bajo el acuerdo de que se trataría de una investigación clasificada. Pero el jefe del FBI en Detroit filtró a la prensa una fotografía del avión con las drogas y provocó un escándalo. Era un secreto a voces que la CIA traficaba cocaína para venderla y, con las ganancias, apoyar a la Contra”.

En el foro organizado por la DEA para aclarar las “declaraciones desafortunadas” de Berrellez y Jordan –según la administración “desvirtúan la historia oficial del caso Camarena”– la mención de la CIA surgió durante la sesión de preguntas y respuestas.

Cuando el moderador Fearns preguntó si había alguna pregunta enviada por internet, una de sus asistentes aclaró que había llegado un comentario enviado por David Wilson, exagente de la DEA.

Y lo leyó: Recientemente se ha dicho en la prensa que la CIA tiene alguna responsabilidad en el asesinato de Camarena y que de alguna manera está ligada al escándalo Irán-Contras. Estas acusaciones provienen de exagentes especiales de la DEA, quienes afirman que tuvieron un papel de liderazgo en la investigación del homicidio.

Fearns le pidió entonces a Lawn comentar al respecto. El exadministrador de la DEA fue parco: “No vale la pena hacer comentarios. Cualquiera que sepa quiénes somos, sabe sobre esta investigación y debería saber que cuando se trata de lo que descubrimos fue precisamente porque la CIA nos informó sobre las grabaciones del interrogatorio (a Camarena)”.

Lawn hizo una pausa y después enfatizó: “Es desafortunado que dos de nuestros exagentes hayan llegado a esta conclusión que no tiene fundamentos”.

Taylor, el primer supervisor de la Operación Leyenda, también respondió de manera escueta: “Durante mi labor de investigación en torno a este caso, hubo cero evidencias de involucramiento o complicidad de la CIA en la muerte de Camarena”.

 Las preguntas de Elaine
 Después de la alocución de Taylor, ­Elaine Shannon pidió la palabra. “Si me permiten, la CIA tenía una relación con la DFS. Esa relación podría haber incluido el que la CIA hubiese obtenido información adelantada de que alguien quería secuestrar y matar a un agente de la DEA. ¿Qué piensas, Jack?”, dijo la autora de Desperados.

“No creo que la CIA haya tenido conocimiento de esto porque su personal también está en peligro en distintos países. Pero Elaine está absolutamente en lo correcto sobre la relación de la CIA y la DFS”, contestó Lawn.

En la entrevista con Holm, realizada el lunes 28, antes del foro de la DEA, el corresponsal le preguntó sobre los desmentidos que en la prensa estadunidense están haciendo algunos exagentes de la DEA, como David Wilson.

Antes de responder, Holm explicó que la Operación Leyenda fue una investigación secreta bajo la cual Berrellez se reportaba primero a Washington con la Oficina de Responsabilidad Profesional (ORP) de la DEA y después lo hacía con él.

Luego se explayó: “Conozco muy bien a Jordan. Es un gran profesional que goza de la admiración de muchas personas dentro del sistema judicial de Estados Unidos; incluso llegó a ser subadministrador de la DEA.

“Berrellez, por su parte, fue uno de los agentes de la DEA más condecorados por el Departamento de Justicia. Fue acreedor de dos premios que otorga la dirigencia de la DEA a lo más destacado de su personal. En mi caso, cada año yo le daba la mejor calificación como supervisor de operaciones como Leyenda.”

–¿Esto quiere decir que la CIA sí estuvo involucrada en el secuestro de Kiki ­Camarena?

–Primero que nada, no estoy diciendo que la CIA estuvo involucrada en el secuestro. Lo que estoy diciendo es que nosotros sabíamos… Bueno, existen tres grabaciones del interrogatorio al que fue sometido Camarena. La CIA nos dio dos de esas grabaciones.

“Y yo digo: es obvio que la CIA tenía a alguien dentro de la casa de Lope de Vega (donde se interrogó y torturó a Camarena). Si no, ¿cómo diablos las obtuvieron?

“Tenían a algún infiltrado, o a alguien en esa casa o en el cuarto donde se interrogó a Camarena; si no, ¿de dónde sacaron las grabaciones? No sé si se las dio la DFS, o un informante o un miembro del cártel (de Caro Quintero). Existe algún tipo de conexión, pero no estoy diciendo que la CIA estuvo involucrada en el secuestro y asesinato de Camarena.

“Lo que digo es que la CIA debió haber tenido a algún infiltrado. Pero es lógico que (la CIA) jamás entregará a nadie de su gente; jamás aceptará nada ni explicará cómo obtuvo las grabaciones. Si la CIA estaba traficando drogas para comprar armas para los Contras fue porque no quería que el Congreso lo supiera.”

–Dice Berrellez que en Washington le prohibieron investigar la conexión de la CIA con el narcotráfico en México…

–Es correcto. Le dijeron que sólo investigara lo referente al homicidio de Camarena.

A diferencia de lo señalado indirectamente en el Museo de la DEA sobre las declaraciones de Berrellez y Jordan respecto a la relación de la CIA con Caro Quintero –y con el caso Camarena–, Holm insiste en que los dos exagentes de la DEA no mienten.

Según él, están contando únicamente lo que descubrieron en la investigación; lo que ocurrió fue posterior al asesinato de Camarena.

Holm hace un apunte para poner sobre contexto las posibles razones por las que el Departamento de Justicia le pidió a Berrellez que no investigara el presunto involucramiento de la CIA en el homicidio de Camarena:

“Años después del asesinato, en 1992 o 1993, cuando el gobierno de México negociaba con Estados Unidos el Tratado de Libre Comercio, en la DEA se nos dio una orden: no reportar la corrupción por narcotráfico de ningún funcionario mexicano de alto nivel. Si lo hacíamos, se enteraría el Congreso (estadunidense) y bloquearía el proceso de aprobación del acuerdo ­comercial.”

Horas después del foro de la DEA, Proceso llamó por teléfono a Berrellez para obtener su opinión sobre el asunto.

“Lawn y Taylor no saben lo que están diciendo –sostiene–, porque la conexión de la CIA con el caso Camarena la conseguimos en 1992, con las declaraciones de dos testigos que estuvieron en la casa de Lope de Vega. Para entonces Lawn y Taylor ya no estaban en la DEA ni podían tener acceso a la información que se entregó a la ORP, que se encargaba de clasificarla.”

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