26 ene 2014

Mujer....Todo en ti fue naufragio!


 La canción desesperada

 Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.
 Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!
 Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!
 En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.
 Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!
 Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.

 Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!
 En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
 Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!
 Hice retroceder la muralla de sombra,
anduve más allá del deseo y del acto.
 Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.
 Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.
 Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.
 Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.
 Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!
 Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.
Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.
Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.
Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.
Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.
Ése fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!
Oh sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron.
De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste
de pie como un marino en la proa de un barco.
Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.
Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.
El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.
Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.
Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.
Es la hora de partir. Oh abandonado!"
En la voz de Sabines;
Pablo Neruda.  Poeta chileno nacido en Parral en 1904, difunto (¿asesinado?) en 1973, después del golpe militar. Militó en el partido comunista chileno apoyando en forma muy decidida a Salvador Allende.

Huérfano de madre desde muy pequeño, su infancia transcurrió en Temuco donde realizó sus primeros estudios.
Aunque su nombre real fue Neftalí Reyes Basoalto, desde 1917 adoptó el seudónimo de Pablo Neruda como su  verdadero nombre.
Escritor, diplomático, político, Premio Nobel de Literatura, Premio Lenin de la Paz y Doctor Honoris Causa de la Universidad de Oxford.
Es considerado como uno de los grandes poetas del siglo XX.
De su obra poética, se destacan títulos como «Crepusculario», «Veinte poemas de amor y una canción desesperada», «Residencia en la tierra», «Tercera residencia», «Canto general», «Los versos del capitán», «Odas elementales»,  «Extravagario», «Memorial de Isla Negra» y «Confieso que he vivido».
La foto es de Fred Alberto Alvarez M.

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