2 abr 2014

El caso de Kike Plancarte en los medios

Los medios hoy, miércoles 2 de abril

 LA JORNADA:
Confirman autoridades identidad de Kike Plancarte
El gobierno federal aseveró que el sujeto abatido el pasado lunes en el municipio queretano de Colón es Enrique Plancarte Solís, líder financiero de la banda criminal Los caballeros templarios, por cuya ubicación la Procuraduría General de la República (PGR) ofrecía una recompensa de hasta 10 millones de pesos. El líder templario compartía el mando de ese grupo con Nazario Moreno, "El Chayo"(muerto por fuerzas federales el mes pasado), y Servando Gómez, "La Tuta", quien tras la muerte de sus socios podría asumir el control de la organización que opera en Michoacán, Jalisco, Colima, estado de México, Puebla, Querétaro y Guanajuato.
MILENIO: Por Michoacán la violencia en el Edomex: Eruviel
El gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, afirmó que los índices delictivos en la entidad se dispararon por los operativos en Michoacán y el reacomodo de las bandas criminales. En entrevista radiofónica con Joaquín López-Dóriga, el mandatario mexiquense afirmó que los "puntos rojos" los municipios del oriente, como Chimalhuacán, Nezahualcóyotl, Ecatepec y Cuautitlán Izcalli, así como los colindantes con Michoacán y Guerrero. Apuntó que el secuestro y la extorsión son los ilícitos que más han aumentado en la entidad, pero puntualizó que mantendrán una estrategia coordinada con el gobierno federal de corto, mediano y largo plazos para abatir la delincuencia.

Columnas:

FRENTES POLÍTICOS/Excelsior
IV. Baja confirmada. Monte Alejandro Rubido, comisionado nacional de Seguridad, confirmó que Enrique Kike Plancarte Solís, uno de los máximos líderes de Los Caballeros Templarios, murió en Querétaro, en un enfrentamiento con elementos de la Marina. Caminaba en el municipio de Colón y al percatarse de la presencia de los uniformados, intentó ocultarse; cuando le marcaron el alto, respondió a balazos. Las Fuerzas Armadas repelieron la agresión y lo hirieron. Aún con vida, le brindaron los primeros auxilios. Inútilmente. Esos personajes, que por desgracia se cuentan por docenas en México, siempre terminan igual. Tumba o rejas. Más temprano que tarde.
V. Aval. José Manuel Mireles, uno de los fundadores de las autodefensas en Michoacán, reconoció el trabajo del gobierno federal y afirmó que están dispuestos a dejar las armas si se atrapa a los líderes de Los Templarios. Aseguró que para cumplir el compromiso faltan La Tuta, El Chicano y El Tena. Mireles aseguró que ha recibido amenazas de muerte de algunos de los miembros de las autodefensas, por lo que hizo una videograbación, por si algo le pasa. Ya no sólo amenazas de muerte de Los Templarios, también de sus compañeros, que han hecho arreglos con el gobierno federal, aseguró. La tierra está caliente y agitan las brasas. Juegan en los dos bandos. Urge poner orden en la zona.
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TEMPLO MAYOR/Reforma
A LO MEJOR fue coincidencia, pero justo al día siguiente de que fue eliminado Enrique “El Kike” Plancarte, la seguridad de Enrique Peña Nieto se reforzó ostensiblemente.
Y NO ES para menos, pues ayer el mandatario visitó el municipio San José del Rincón, colindante con Michoacán, tierra de los Templarios.
FUE NOTORIO cómo los elementos del Estado Mayor Presidencial -en número superior al habitual- tomaron posiciones alrededor del templete, portando tremendos bolsos negros en los cuales no cargaban dulces.
OTRO DETALLE: para que el Presidente y quienes lo acompañaban en el templete no quedaran con las espaldas descubiertas, el EMP colocó cuatro camiones de carga que, al final, sirvieron de escenografía… y de parapeto.
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La caída de Los Templarios: ¿Por qué ahora sí?/ Jorge Fernández Menéndez
Columna Razones
Excelsior,
La muerte de Enrique Plancarte, líder operativo y sobre todo financiero de Los Templarios, deja en situación crítica a la estructura de ese cártel. Entre sus líderes, sólo queda en libertad Servando Gómez, La Tuta, y otros cuatro operadores de menor nivel, pero lo más grave para esa organización es que no sólo han caído sus líderes, sino también su estructura financiera, sus negocios paralelos y sus centros de operación y aprovisionamiento de drogas o precursores. Hoy, Los Templarios están literalmente estrangulados, porque se han secado sus recursos, sus fuentes y sus posibilidades de operación.
 Cuando se pregunta por qué ahora sí se han podido dar estos golpes y antes no, pese a que el despliegue de fuerzas fue similar, la respuesta debe buscarse precisamente en ese punto: en que se logró el estrangulamiento operativo y financiero de la organización criminal. ¿Qué cambió? Primero, las condiciones políticas: en Michoacán, la intervención federal llegó de la mano de un comisionado, con la participación de todo el gobierno federal, con la designación, por decisión federal, del secretario de Seguridad Pública y el procurador de Justicia locales. En los hechos, en todos los ámbitos de la seguridad y muchos de la política, las autoridades locales fueron desplazadas, algo que nunca se pudo hacer en el pasado: incluso ante acciones como el michoacanazo, la política estatal fue apoyar a los detenidos y dejarlos a todos en libertad. En esta intervención federal se comprendió que lo que se tenía que aislar e ir depurando era a la propia clase política local. Y se hizo aplicando todo el peso del Estado entre un gobierno federal priista y uno estatal del mismo partido.
 Otro aspecto clave fue recuperar la inteligencia en el terreno y, en eso, las autodefensas fueron importantes. Al distanciar a la clase política local, al designar un interventor externo, el comisionado, y comenzar a operar con fuerzas propias, se tuvo el acierto de aceptar a las autodefensas, a pesar de lo que todos sabíamos: que en ellas confluían intereses de todo tipo, desde los más legítimos hasta los de grupos criminales de signo contrario, o quienes en algún momento habían sido colaboradores de sus ahora adversarios. Pero se logró identificar a los grupos que, más allá de todo eso, tenían un interés real en defender a sus comunidades ante la expoliación que habían sufrido. Y buena parte de la información que han permitido estos golpes ha surgido originalmente de esos grupos, de las propias comunidades que no tenían confianza en las autoridades locales para expresarlas y, sobre esa información territorial, ha operado la inteligencia federal, con resultados mucho más concretos.
 Y no sólo en el ámbito de las detenciones o abatimiento de grandes capos, sino también en su red de relaciones locales y con sus operadores regionales, que son los que manejan día a día este tipo de grupos criminales. Afectadas las relaciones y los operadores, lo que sucede es que los jefes quedan aislados, se debilitan y resultan vulnerables.
 Por eso se pudo, en forma relativamente rápida, cortar la fuente de financiamiento criminal que significaba la extorsión, en todas sus formas, en buena parte del estado y sobre todo en Tierra Caliente. Y por eso se ha podido llegar a laboratorios de drogas sintéticas por una parte y  romper ese enorme negocio que era la exportación de mineral de hierro a Asia a través del puerto de Lázaro Cárdenas. Un dato ejemplifica el grado de impunidad con el que operaban estos grupos: cuando el comisionado Alfredo Castillo visitó por primera vez Lázaro Cárdenas, preguntó a las autoridades locales cuántas averiguaciones tenían abiertas relacionadas con los temas de seguridad. Y resultó que no tenían abierta ni una, ninguna investigación. Unos pocos meses después, se realizó la operación que permitió incautar 119 mil toneladas de mineral de hierro, que pertenecían a Los Templarios, que estaban almacenadas en el propio puerto y en distintos patios de acopio y que ninguna autoridad había visto. Ese golpe le quitó un espacio financiero enorme a los grupos criminales.
El éxito obtenido hasta ahora en Michoacán se basa en la operación simultánea de todos estos principios. Y eso es lo que ha permitido tener resultados diferentes a los del pasado. Queda, sin duda, mucho por hacer: un punto clave es terminar de romper la estructura de Los Templarios, seriamente debilitada, pero todavía existente; es fundamental desmovilizar a las autodefensas, garantizando, al mismo tiempo, la seguridad de sus dirigentes legítimos; los programas sociales anunciados deben mantenerse y calar mucho más en la sociedad; se deben reconstruir unas fuerzas policiales y de seguridad locales que hoy casi no existen. E insistimos: se debe depurar la clase política para que llegue a las elecciones del año próximo en otras condiciones, con caras y compromisos distintos a los actuales.
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La Tuta y la cuenta de los días/
Julián Andrade
La Razón, 
Parece el cuento de nunca acabar, pero la salida del juego de sujetos como Enrique El Kike Plancarte sí plantea escenarios distintos en el tablero del crimen organizado, porque tienen experiencia y establecen una gran cantidad de complicidades en todos los estratos de la sociedad. En el escalafón de los bandidos no se improvisa.
La ruptura de estas redes es compleja de hilvanar de nuevo y más aún cuando existe la decisión de detenerlos para que paguen por sus fechorías.
Al igual que su jefe, Nazario Moreno El Chayo, Plancarte estableció un imperio criminal en el que imperó la amenaza y la violencia, haciendo de la extorsión contra la sociedad una empresa de negocios y una forma de vida.
Están en libertad otros cuadros de importancia de Los Caballeros Templarios, pero han ido perdiendo capacidades operativas y se encuentran cercados por las autoridades y por los grupos de autodefensa.
Además, les fueron cortadas buena parte de sus fuentes de ingreso, las del contrabando en el puerto de Lázaro Cárdenas y las provenientes de la venta de protección a comercios. Sin dinero ni apoyo social, viven sus horas más bajas.
No es que no sean peligrosos, pero cuando menos no son lo que eran y ello ya es una ganancia, sobre todo si recordamos el tiempo de terror que se vivió en Tierra Colorada.
Hay que señalar que los acuerdos de las autoridades con los grupos de ciudadanos que decidieron armarse han ido funcionando. Es una apuesta arriesgada, pero sin la información de inteligencia que han proporcionando estas organizaciones, dar con los jefes criminales habría sido más complicado. También hay que decir que la paciencia y la búsqueda de tiros de precisión de las áreas de seguridad están dando buenos resultados, al grado de que desde hace unas semanas hay una racha que debe reconocerse.
Por ello, los días en libertad de Servando Gómez Martínez La Tuta, están contados. Es un objetivo buscado por diversos frentes y se encuentra en una zona en donde las comunicaciones son muy complicadas y se tiene que desplazar, a lo largo de varios kilómetros, para hablar con sus subalternos y girar instrucciones.
Una cosa es clara, La Tuta ya no está en condiciones de dirigir a lo que queda de Los Templarios y ello significará un reto difícil de remontar para sus seguidores.
Se cierra un círculo y concluye toda una época en Michoacán. Es pronto para saber qué vendrá. Los grupos de autodefensa no son homogéneos y cada día hay más elementos de prueba sobre conductas al margen de la ley.  Las detenciones en Yurécuaro son un ejemplo de esto. Hay por lo menos 19 implicados en el asesinato del alcalde Tanhuato, Gustavo Garibay García.
Sin duda el contexto y la situación que se ha generado a partir de la intervención de las autoridades federales en Michoacán implicarán nuevos desafíos, pero de otro orden, tan urgentes como los policiacos, pero con un cariz distinto y ojalá más amable.
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ESTRICTAMENTE PERSONAL/Raymundo Riva Palacio
Ejecentral.com
Las pesadillas del comisionado
 A escasos 35 días de haber sido nombrado comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, Alfredo Castillo declaró que había cambiado el ánimo y la perspectiva de futuro en el estado. “Hace cuatro o cinco semanas había desasosiego, violencia e inseguridad”, afirmó en febrero. Presumió que en menos de un mes se habían contenido los indicadores de delitos graves y no graves. Pero las estadísticas suelen acomodarse a propósitos particulares, y la realidad hoy dista mucho de la que planteó Castillo a partir de aquella primera impresión, superficial y con amplio desconocimiento del terreno que pisaba.
 Los fenómenos sociales, como el narcotráfico, son multidimensionales. En Michoacán, la naturaleza de Los Caballeros Templarios –su entreveramiento con la sociedad con adoctrinamiento religioso y tácticas guerrilleras- y el realineamiento de desertores con sus rivales del cártel Jalisco Nueva Generación, fusionados con un pueblo agotado y empresarios que afectados en sus negocios por la violencia financiaron el surgimiento de los grupos de autodefensa civil, añaden complejidad a un problema de inseguridad y de disputa por el poder.
 El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto contribuyó inopinadamente al desorden que padece hoy Michoacán, cuando al arrancar el sexenio, la Policía Federal dejó de combatir a los cárteles bajo el supuesto que la violencia se debía única y exclusivamente a que las fuerzas de seguridad los confrontaban. Dejar de proveer la seguridad llevó a la desesperación de la gente y de los empresarios, que se aliaron tácticamente con el cártel rival de Los Caballeros Templarios para crear los grupos de autodefensa que son, en lenguaje claro y llano, paramilitares.
 En la confusión, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, saludó a los paramilitares como apoyo a los federales en el combate a los criminales, desconociendo que la parte más estructurada de las autodefensas tenía, igualmente, un origen criminal. Durante 2013 los apoyaron y protegieron. Les perdonaron violaciones a la ley –las más visibles, portar armas de uso exclusivo del Ejército, y privaciones de libertad- y los empoderaron. Ese anglicismo se traducido como delegar poder, y explica el proceso donde se igualan las oportunidades entre actores sociales, que adquieren control o dominio sobre los temas de su interés.
 En el caso de Michoacán, el empoderamiento de las autodefensas significó que podían actuar militarmente en contra de Los Caballeros Templarios, y convertirse en aliados tácticos del gobierno federal. El problema de este proceso, como se vivió  en Colombia y Perú, es que una vez empoderados sólo hay dos caminos. Uno, que el negocio criminal que inicialmente combatieron, pase a ser un negocio propio, como pasó con algunas autodefensas en Michoacán que, por ejemplo, no eliminaron el cobro de protección que exigían los Templarios, y sólo redujeron las tarifas de extorsión. Y el otro, que en lugar de eliminar el problema, se convirtieran en el problema mismo.
 El comisionado Castillo ha visto en su persona cómo la curva de aprendizaje ha sido dolorosa en imagen y prestigio. Comenzó con la revelación de que los pasos tácticos que iba a seguir el gobierno federal en Michoacán, los socializó con un grupo de autodefensas donde se encontraba Juan José Farías, “El Abuelo”, identificado por la PGR desde 2006 como jefe de la plaza en Tepalcaltepec del Cártel de los hermanos Valencia, enfrentados con los michoacanos por le control de los precursores químicos de las metanfetaminas, y hermano de Uriel, “El Paisa”, que está vinculado al caso de Zhneli Ye Gon, introductor de precursores para las drogas sintéticas, para el cártel de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
 A Castillo nunca le informaron en el gobierno federal con quién estaba lidiando. Incluso, protegió a uno de los líderes de los autodefensas,Hipólito Mora, porque sus aliados en Buenavista Tomatlán querían ejecutarlo por asesinar a dos paramilitares. Castillo tuvo que rectificar porque la evidencia mostró que Mora era presunto autor intelectual de esos crímenes. Esta semana volvió a toparse con la realidad. Enrique Hernández Salcedo, jefe de las autodefensas en Yurécuaro, planeó el asesinato del alcalde de Tanhuato, Gustavo Garibay.
 Las autoridades se han defendido con el argumento que las autodefensas fueron infiltradas por criminales. No es así. Sus líderes actuales han sido los jefes desde un principio, nacidos precisamente en Tepalcaltepec y Buenavista Tomatlán, donde han chocado los cárteles desde 2008 por las metanfetaminas. Castillo no puede admitir, como vocero del gobierno federal, que hay autodefensas que los timaron y que las más beligerantes y mejor armadas, son delincuentes a quienes respaldaron. Tampoco se trata que se flagele mediante el reconocimiento de errores graves de la estrategia en la curva de aprendizaje. Lo importante es que corrijan su relación con los paramilitares antes que terminen de estar subordinados en el uso de la fuerza, y que el problema original a resolver termine más grande y más profundo de cuando todo esto comenzó.
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