11 may 2014

Hace falta “una izquierda revolucionaria”, dice un excombatiente de ciudad Madera


Hace falta “una izquierda revolucionaria”, dice un excombatiente de ciudad Madera
LA REDACCIÓN
Revista Proceso # 1958, 10 de mayo de 2014
PALABRA DE LECTOR
Un lector conversó con él
Señor director:
Le solicito publicar en Palabra de Lector esta breve colaboración.
En Agua Prieta, Sonora, radica el señor Raúl Florencio Lugo Hernández, uno de los dos sobrevivientes del frustrado asalto al cuartel de ciudad Madera, Chihuahua, realizado la madrugada del 23 de septiembre de 1965 por el comando guerrillero que integró y encabezó el profesor Arturo Gámiz García, quien murió junto con otros siete luchadores sociales.

Lugo tiene ahora 70 años de edad, y de muy buen grado comparte su experiencia en aquella batalla. Es evidente que conserva todavía la pureza de los ideales que lo llevaron a involucrarse en aquella hazaña en la que tan sólo 13 guerrilleros se enfrentaron a una guarnición formada por 120 elementos del Ejército Mexicano que estaban acuartelados.
 Con seguridad, sin titubeos, Florencio Lugo dijo que su participación en el asalto es la mejor experiencia que ha tenido en su vida y que no la cambiaría por nada.
 Cuando se le preguntó si han cambiado las condiciones de vida que prevalecían en el país durante el tiempo del asalto, manifestó que México sigue igual o peor, porque cada día se ve más pobreza, más ignorancia y mayor enajenación a los partidos políticos, en los que, dijo, no participa porque la “izquierda” –el exguerrillero señaló con los dedos de sus manos el entrecomillado– está perdida y lo que hace falta es hacer resurgir una izquierda revolucionaria auténtica.
Recordó que se enroló en febrero de 1964 en la lucha social acompañando a los solicitantes de tierras en Nuevo Casas Grandes, Chihuahua, y después del Segundo Encuentro de la Sierra decidió integrarse de lleno al comando guerrillero que formó Arturo Gámiz junto con los hermanos Salvador y Salomón Gaytán Aguirre.
También, que cuando tuvieron sus primeros combates como guerrilla, Arturo Gámiz ordenó fusilar a Rito Caldera Zamudio, jefe de los rurales que los perseguían, y que él consideró que aquella acción no estaba bien, lo cual comunicó en corto al comandante en jefe, quien no cedió al principio, pero lo consultó con sus otros compañeros de armas y le perdonaron la vida.
–¿Y sirvió de algo el asalto al cuartel de Madera?
–Claro que sí, está en la historia, pero hay que seguir luchando en la orientación de las nuevas generaciones.
Y sí, este excombatiente realiza tal orientación allí adonde lo invitan a compartir su experiencia.
Atentamente
Eusebio Vázquez Navarro

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