En
una declaración ante la aprobación del Nuevo Código Civil y Comercial, la
Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina recordó la postura y
el aporte de la Iglesia al debate del nuevo marco legal, y subrayó que actuó
siempre con una "actitud de respeto y de colaboración" y
manifestándose "públicamente ante toda la sociedad".
"De
los aportes presentados valoramos que se hayan tenido en cuenta –entre otros–
los referidos a la maternidad subrogada o 'alquiler de vientres'; el deber de
convivencia en el matrimonio; el reconocimiento de las iglesias y comunidades
religiosas. También, el que se haya mantenido el reconocimiento del comienzo de
la existencia de la persona desde la concepción", destacó.
Lamentaron,
sin embargo, "el tratamiento dado a otros temas de gran relevancia que
habíamos presentado", entre ellos "al desigual tratamiento de los
derechos de los niños según como hayan sido concebidos, al debilitamiento de la
institución matrimonial, el desconocimiento del derecho de los niños a un padre
y una madre, a la regulación de las técnicas de fecundación artificial".
A
continuación el texto completo de la declaración de los obispos:
Ante
la reciente aprobación del Nuevo Código Civil y Comercial, creemos necesario
recordar la postura y el aporte de la Iglesia Católica. Cuando se presentó el
proyecto, el Poder Legislativo señaló el modo de participación e invitó a todos
los que quisieran sumar su aporte en su elaboración.
Valorando
la iniciativa y la importancia del tema, la Iglesia Católica solicitó un
espacio para presentar su colaboración en la Comisión Bicameral creada a tal
efecto.
Así,
el 23 de agosto de 2012, el presidente de la CEA en persona expuso, en el
tiempo que le fue concedido, el aporte de la Iglesia. Asimismo, la Conferencia
Episcopal Argentina publicó un estudio bajo el título de: “Reflexiones y
aportes sobre algunos temas vinculados a la reforma del Código Civil”, el 27 de
abril de 2012.
Destacamos,
también, el fundado aporte presentado por la Universidad Católica Argentina,
como la presencia de la Iglesia y demás instituciones en todas las audiencias
del interior del país.
Éramos
conscientes, como lo dijo el presidente de la CEA en su ponencia en la
Bicameral, que no es tarea propia de la Iglesia elaborar leyes pero sí
contribuir con su aporte: “elaborar leyes para la sociedad es función del
Estado, no de la Iglesia. Pero ella tiene la obligación de colaborar con la
sociedad, esta certeza es lo que da razón a mi presencia en este marco de
reflexión y de diálogo, en la búsqueda de aquellos principios morales objetivos
que son el fundamento de toda obra legislativa, y que son “accesibles a la
razón, prescindiendo del contenido de la revelación” (Benedicto XVI). La fe no
se opone a la razón, concluía.
Con
esta actitud de respeto y de colaboración hemos actuado y nos hemos manifestado
públicamente ante toda la sociedad. De los aportes presentados valoramos que se
hayan tenido en cuenta –entre otros- los referidos a la maternidad subrogada o
“alquiler de vientres”; el deber de convivencia en el matrimonio; el
reconocimiento de las iglesias y comunidades religiosas.
También,
el que se haya mantenido el reconocimiento del comienzo de la existencia de la
persona desde la concepción.
Pero
no podemos dejar de mencionar y de lamentar, sin embargo, el tratamiento dado a
otros temas de gran relevancia que habíamos presentado. Nos referimos entre
ellos al desigual tratamiento de los derechos de los niños según como hayan
sido concebidos; al debilitamiento de la institución matrimonial; el
desconocimiento del derecho de los niños a un padre y una madre; a la
regulación de las técnicas de fecundación artificial.
Como
Iglesia seguiremos dando testimonio de nuestro compromiso con la promoción de
la dignidad de toda persona y con el bien común de la Patria que encomendamos a
María, nuestra Madre de Luján.
Fuente: ACI
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