9 oct 2014

La 'dama de azul' ordenó escarmiento en Iguala

Exclusiva: La 'dama de azul' ordenó escarmiento en Iguala
María de los Ángeles se acercó a su esposo José Luis Abarca y le pidió: “dales un escarmiento”
PARIS ALEJANDRO SALAZAR / ENVIADO |
 ESPECIALES La Silla Rota LSR | 2014-10-08 12:12:00
A ella le gusta el color azul, pero le aconsejaron que para la foto de la propaganda del informe utilizara un tono rosa que armonizara con el matiz de su piel y maquillaje. Accedió, pero ella es la jefa y es su evento. Este es su día, su gran noche y usará el azul. El azul que le recuerda el mar.
Porta el anillo de matrimonio en el anular de la mano izquierda, el que tiene la vena directa al corazón y simboliza el amor eterno de pareja, además toda mujer respetable en Iguala lo usa, representa fidelidad y familia, dos elementos a los que los votantes toman simpatía. En la mano derecha dejaría ver la elegancia y el poder con un diamante capaz de opacar unos mil salarios mínimos, para rematar una delgada y discreta pulsera de oro blanco.
El vestido es de diseñador, color azul, con un poco de encaje negro en el escote y otro en el talle para resaltar la silueta, sólo para darle una pizca de sensualidad al atuendo con el que será el destape, como si fuera un viejo libreto priísta, aunque aspira dirigir el municipio por el PRD.
Han sido dos años de trabajo, junto a José Luis, en la luz y en lo oscurito en Iguala. Él, su compañero de vida y padre de sus hijos le prometió que ella sería la próxima presidenta municipal.

Ella, María de los Ángeles sabía que era posible, que para eso había preparado la estructura de sus incondicionales en el gobierno su marido:
Felipe, el primo en seguridad pública; Rafael, el medio hermano en Reglamentos y Espectáculos; Tolosa, el cuñado en Recursos Humanos; Félix, el primo en la Comisión de Agua; Lucero, la cuñada en la dirección del DIF; las principales carteras para garantizar poder y recursos, tan indispensables en una campaña.
Es su día y va segura porque viste de azul, sin saber que esa noche su futuro terminaría teñido de rojo.
El montaje
Arturo Galindo, recibió y atendió la exigencia del alcalde de Iguala como lo que era, una orden superior: llena el evento del DIF.
Desde su cargo de titular de Servicios Públicos y como líder transportista tenía la facilidad para condicionar, presionar o forzar la presencia de vecinos en el evento a cambio de un "ayudadita" a su colonia. Además, podía hacer que los choferes trasladaran a los vecinos sin gastar un peso.
Gilberto Salgado, el responsable del Registro Civil, ya había amarrado la presentación de La Luz Roja de San Marcos como exigió la ‘patrona’ María de los Ángeles. Un obsequio y para quedar bien con la "próxima" también contrató al grupo Colash.
No había porque limitarse. Era el momento de lucirse, por eso el escenario tenía que ser un grand support y dos pantallas de LED en la explanada municipal, sobre todo muchas flores y listones en el escenario de colores rosa, amarillo, y por supuesto, azul.
Desde las 4 de la tarde, los vecinos comenzaron a ocupar las sillas de plástico, las blancas y las cafés, las acojinadas no, esas son de los invitados especiales y del primer círculo de gobierno de Iguala.
La fiesta
Después de saludar y repartir besos como indican los manuales de política para ganar simpatías, llegó la hora de subir al escenario.
María de los Ángeles se encaminó al centro del escenario donde colocaron el pódium de acrílico con el corazón y leyenda: DIF Iguala.
Enumeró una a una sus actividades, volteando constantemente al lado derecho y perdiendo de cuando la mirada en el público aposentado debajo del enlonado amarillo y que la interrumpía a punta de aplausos y aclamaciones por su discurso.
El mensaje, fue poco emotivo y más estadístico, con salpicaduras de retórica. Una ovación anunció el fin del informe.
Había cumplido, era pero no era oficial su destape a la Presidencia Municipal de Iguala, por eso, al bajar del escenario tuvo que sonreír en la tradicional salutación y las fotos que demanda el protocolo en estos eventos.
 “Parales su desmadre”
Ya había oscurecido, el grupo Colash abrió el baile. Las canciones no paraban. Eran casi las 9 de la noche y la gente comenzó a retirarse, además no había para cuándo saliera La Luz Roja de San Marcos, y la gran mayoría quería escucharla.
La jefa ordenó que se cambiara al grupo musical para mantener a los vecinos en el evento. Con celeridad, se instalaron y comenzó a sonar el acordeón que tanto identifica a la Luz Roja de San Marcos, los cuerpos de los asistentes comenzaban a agitarse con sabor a cumbia costeña.
María de los Ángeles se daba un baño de pueblo, compartía pista con las mujeres igualtecas al ritmo de la música moviendo cadera y brazos, en ese momento el reloj marcaba las 21:30 horas y le dijeron que un grupo de encapuchados, estudiantes de Ayotzinapa, estaban en el Zócalo, es decir, a 150 metros de su evento. Sólo los separaba la parroquia de San Francisco.
Se acercó a su esposo y le pidió: dales un escarmiento. Y es que pensó que los estudiantes querían arruinarle su noche.
José Luis buscó a su primo Felipe Flores, secretario de Seguridad, para que atendiera el asunto, y éste a su vez delegó en un comandante.
En el semáforo de la esquina del Zócalo, justo frente al Museo de la Bandera, normalistas de Ayotzinapa boteaban entre los automovilistas, querían juntar dinero para pagar un camión y viajar a la Ciudad de México a la marcha por los 46 años de la masacre de estudiantes en Tlatelolco, sin saber que ellos vivirían su propio infierno, también a manos de quien debería cuidarlos.
Como una extraña coincidencia, el kiosco del Zócalo de Iguala fue inaugurado por Luis Echeverría, el personaje que participó en la matanza de estudiantes en Tlatelolco, y desde ese sitio, de esa construcción que lleva una placa con ese nombre, salieron los  primeros disparos contra los normalistas de Ayotzinapa.
Los jóvenes que pedían una moneda no sabían del evento de la esposa de José Luis Abarca Velázquez, las balas se los hicieron saber.
Las cámaras del Oxxo, el Bancomer y del Museo de la Bandera seguramente registraron el ataque de los municipales hacia los estudiantes, pero las autoridades todavía no solicitan las grabaciones.
Los normalistas buscaron refugio de la lluvia de plomo que trataban "escarmentarlos". Las patrullas que llegaron al lugar lo hicieron circulando en sentido contrario. Las parejas que romanceaban en él se tiraron al suelo para cubrirse al escuchar las detonaciones.
Se hizo el caos, fluyo sangre y hubo muerte para unos, otros normalistas corrieron hacia el mercado en busca de un autobús que les salvara la vida, pero hubo quienes les impusieron otro destino, hasta hoy, incierto, pero si inhumano. Todo porque la dama de azul quería darles un escarmiento por manchar su fiesta.

maod

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