Padre
de uno de los 43 admite que su hijo fue militar, pero “desertó”/EZEQUIEL
FLORES CONTRERAS
APRO, Proceso, 22 de junio de 2015
TIXTLA,
Gro. (apro).- Rafael López Catarino, padre de Julio César López Patolzin, uno
de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos, confirmó que su hijo fue
militar, pero “desertó” el año pasado para ingresar a la Normal Rural “Raúl
Isidro Burgos”.
López
Patolzin estuvo dos años activo en un batallón adscrito a la 35 Zona Militar
con sede en Chilpancingo, de donde se retiró tras sufrir un accidente en las
labores que realizó el Ejército durante la contingencia generada por el paso de
los huracanes Ingrid y Manuel, en septiembre de 2013, indica.
En
entrevista, el padre del soldado normalista advierte que su hijo no es el único
militar que ha estudiado en la Normal Rural de Ayotzinapa, por lo que reprochó
que lo señalen como infiltrado y pretendan culparlo de la tragedia de Iguala.
También
considera que la falta de transparencia en el manejo de recursos económicos
destinados por organizaciones y activistas, además de la falta de respuesta de
las autoridades, han generado un gran desgaste físico y moral entre algunos de
los padres de los jóvenes, por lo que prefirieron mantenerse alejados del
movimiento, aunque siguen firmes en la exigencia de justicia.
El
pasado miércoles 16, Apro difundió una nota sobre las revelaciones que hizo la
Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), en el sentido de que un soldado en
activo forma parte del grupo de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa,
pero decidió reservarse el nombre bajo el argumento de que se trata de
información clasificada.
En
la edición que circula esta semana, el semanario Proceso publica un texto
titulado “El enigma del soldado normalista desaparecido”, donde se indica que
desde octubre pasado funcionarios federales y estatales tenían conocimiento de
que al menos dos de los 43 estudiantes matriculados en Ayotzinapa eran
militares en activo.
De
acuerdo con familiares de las víctimas, el normalista Julio César López
Patolzin, de 25 años, perteneció al Ejército antes de ingresar a la Normal, y
“no se vale que la estén agarrando contra mi hijo sólo porque fue militar y
digan que es infiltrado, porque él ya había desertado”, dice Rafael López.
El
padre del joven desaparecido relata que el pasado viernes 19 acudió a una
reunión privada en la Normal de Ayotzinapa, convocada por líderes del movimiento,
quienes le reprocharon el pasado castrense de Julio César y le exigieron un
documento oficial que avale su baja del Ejército.
Como
desertor, dice, no hay un oficio que acredite esa baja, y asegura que la madre
de otro normalista desaparecido también dijo que su hijo había desertado de las
filas castrenses y tampoco le habían dado una hoja para avalar su baja.
Luego
de destacar que Julio César no era el único militar que estudiaba en la Normal
de Ayotzinapa, suelta: “Hay hartos a quienes ya no les gusta (la milicia), se
salen, estudian (en la Normal) y terminan su profesión, y ellos no son
investigados a pesar de que han pasado otras cosas”.
De
acuerdo con Rafael López, el resto de los padres acordaron exigir una respuesta
a la Sedena para determinar quién es el soldado matriculado en la Normal de
Ayotzinapa, y sostiene que él también pedirá información para conocer la
situación de su hijo.
“Los
padres van a investigar directamente ante la Sedena y nosotros también vamos a
pedir una explicación para evitar que manchen la imagen de mi hijo que sigue
desaparecido”, expresa López Catarino, y asegura que él y su familia se sienten
mal por los señalamientos.
Asimismo,
reprocha que hasta el momento no se haya esclarecido el tema del teléfono móvil
de su hijo, que seguía activo después de la desaparición de los normalistas, y
de acuerdo con el rastreo satelital se ubicó por última vez en las
instalaciones del 27 Batallón de Infantería con sede en Iguala.
Ni
los abogados del Centro de Derechos Humanos Tlachinollan, ni las autoridades
ministeriales federales y estatales, han dado seguimiento a esta línea de
investigación que podría determinar el paradero de los normalistas de
Ayotzinapa, apunta.
Luego
de señalar que se alejó del movimiento porque tiene que trabajar para mantener
al resto de su familia, Rafael López resalta que en días recientes fue
internado en el hospital general de Chilpancingo, pero nadie acudió a visitarlo
para conocer su estado de salud, únicamente su familia estuvo con él.
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