El
enigma del soldado-normalista desaparecido/EZEQUIEL
FLORES CONTRERAS
Revista Proceso # 2016, 20 de junio de 2015
CHILPANCINGO,
GRO.- Tras meses de negarlo, finalmente la Secretaría de la Defensa Nacional
(Sedena) admitió su intromisión en la normal rural Raúl Isidro Burgos de
Ayotzinapa al comunicar oficialmente que uno de los 43 estudiantes
desaparecidos la noche del 26 de septiembre último es un soldado en activo.
Y
aunque se reservó el nombre del militar y clasificó la información como
“confidencial”, en reuniones con autoridades civiles y policiacas guerrerenses
la institución admitió que en realidad son dos los militares desparecidos que
estaban matriculados en la normal.
Hasta
ahora sólo se conocían los movimientos que efectivos del 27 Batallón de
Infantería efectuaron esa noche en las instalaciones de la Policía Preventiva
Municipal de Iguala y en una clínica médica privada local para identificar a
los normalistas. El interés de los militares, que estaban al mando del capitán
José Martínez Crespo, era conocer el “nombre verdadero” de los estudiantes y
asegurarles sus celulares.
El
13 de abril pasado, Proceso envió a la Sedena una solicitud de información para saber si entre los normalistas
desaparecidos había algún soldado en activo. El miércoles 10, la secretaría
respondió por escrito:
“Se
hace de su conocimiento que se localizó a una persona que corresponde al nombre
de uno de los 42 estudiantes desaparecidos de la escuela rural Isidro Burgos
que refiere en su solicitud; sin embargo, el nombre se encuentra clasificado
como confidencial por tratarse de datos personales”, decía el oficio 2433,
firmado por el subjefe administrativo y de logística del Estado Mayor de la
Sedena, general David Córdova Campos.
Para
justificar su decisión, añade: “La información podría ser utilizada por grupos
desafectos a las Fuerzas Armadas, incluyendo la delincuencia organizada, poniendo
en peligro la vida, la seguridad y salud de la familia del militar
desaparecido”.
–¿Él
es quien está dado de alta en la Sedena? –preguntó el usuario Nat Terrazas.
–Eso
es mentira. Cuando ingresó a la normal él ya estaba dado de baja. Es lo que yo
sé –respondió Afernis Bathory.
Activistas
y reporteros difundieron un breve perfil de López Patolzin acompañado de una
foto: “(Julio) no tiene apodo –dice uno de los
normalistas–; simplemente es El Julio. Ya es más grande (tiene 25 años)
y viene de Tixtla; es buena onda el bato, pero calladito, no echa mucho relajo
así con todos, nomás con unos pocos con los que se lleva, pero es agradable
siempre”.
Omar
García Velázquez, uno de los normalistas que sobrevivió a la agresión de
septiembre, escribió en su cuenta personal de Facebook: “A ver: en primera
ningún alfilerazo del Estado minará la unidad en las familias de nuestros 43;
en segunda, el camino mediático no se llega nunca a la verdad, sino a los
chismes.
“(…)
Pues resulta que a casi nueve meses del 26/09/14, la Secretaría de la Defensa
Nacional ‘revela’ ¡que ‘hay un militar en activo entre los #43 desaparecidos’
de nuestra normal rural de Ayotzinapa!”
Y
le reprocha a la Sedena: “Esto significa, ni más ni menos, que estábamos
infiltrados por un agente de inteligencia militar del Estado, cosa que todas
las organizaciones de oposición al régimen nos esperamos siempre y lo tomamos
como algo obvio.
“Aquí,
lo que hay que destacar son unas cuantas cosas, para ello preguntamos: ¿por qué
hasta ahora lo dicen? Se supone que siendo un agente suyo lo habrían
reivindicado como tal desde el principio. Además de que cualquiera sabe que
dichos agentes operan en coordinación con los organismos de inteligencia del
estado y que por lo tanto, estaba en comunicación constante con sus superiores.
“Al
estar en coordinación sabían de cada movimiento y actividad nuestra… Recuerdo
que del movimiento de 2011 diversas personas se acercaban a nuestros compañeros
y les ofrecían trabajo, este trabajo consistiría en proporcionar información
acerca de las actividades a realizar por el movimiento y el pago serían mil
(pesos).”
El
viernes 19, un grupo de padres de los desaparecidos negó que entre las víctimas
se encuentre algún militar activo, como reveló la Sedena en respuesta a la
solicitud de información promovida por el corresponsal de Proceso.
Al
término de una reunión en las instalaciones de la normal de Ayotzinapa, Felipe
de la Cruz, Melitón Ortega, Emiliano Navarrete y Carlos Martínez –vocero de los
estudiantes– expusieron a los medios que la revelación de la Sedena sólo
confirma que el Ejército desapareció a sus hijos, porque sabía dónde estaban.
Comentaron
que la reunión tuvo como propósito analizar cada caso y confirmaron que
“ninguno de los desaparecidos pudo ser militar o estar relacionado con el
Ejército”. No obstante, admitieron que la Sedena, la Policía Federal y el
Centro de Investigación y Seguridad Nacional han infiltrado el alumnado o
enviado a supuestos activistas bajo el argumento de que se solidarizan con el
movimiento, pero se retiraban cuando eran descubiertos.
La
revelación de la Sedena, dijeron, confirma que el Ejército desapareció a sus
hijos porque admite la infiltración y que conocía las movilizaciones de los
normalistas. También pidieron a la Procuraduría General de la República abrir
una línea de investigación que vaya dirigida al Ejército.
Sobre
el capitán Crespo, del 27 Batallón de Infantería, quien, según testimonios y
reportes oficiales, estuvo al mando de 12 soldados durante los hechos del 26 y
27 de septiembre, la dependencia no ha informado nada. Crespo es el mismo
oficial que participaba en los actos públicos del alcalde José Luis Abarca
Velázquez
Asimismo,
Crespo fue quien presuntamente interrogó y despojó de sus celulares a los
normalistas que se refugiaron en la clínica privada Cristina y pidieron que se
atendiera a dos de sus compañeros heridos de bala.
El
14 de diciembre último este semanario informó que un integrante del Centro de
Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo (C4) tuvo información del
desplazamiento de los normalistas desde que salieron de la normal (Proceso
1989).
Asimismo,
ha documentado el pasado militar de varios policías municipales de Iguala y de
Cocula implicados en la desaparición de los normalistas, de acuerdo con la
investigación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, según informo
este semanario en su edición 1992.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario