Experto
desbarata teoría de la conspiración sobre elección del Papa Francisco
ROMA,
30 Sep. 15 / 06:23 pm (ACI).- De un tiempo a esta parte ha circulado en algunos
sitios web católicos una teoría de la conspiración que sostiene que la renuncia
de Benedicto XVI y la elección del Papa Francisco fue el fruto de un lobby de
cardenales “progresistas”. Sin embargo, en un reciente artículo un experto
demostró con hechos la inconsistencia de esta historia.
Phil
Lawler, editor de Catholic World News (CWN) y autor de siete libros sobre temas
religiosos y políticos, señaló en un artículo publicado en catholicculture.org
que esta teoría de la conspiración tiene su origen en la nueva biografía del
Cardenal Godfriend Danneels –Purpurado belga que apoya el aborto y las uniones
homosexuales-, donde se habla de un grupo de cardenales “progresistas” que
estaban “descontentos con la influencia en el Vaticano del entonces Cardenal
Joseph Ratzinger”.
Según
esta biografía, estos purpurados fueron conocidos como el grupo de San Gallen
–por el lugar donde se reunieron-, y además de Danneels, figuraban el difunto
Cardenal Carlo María Martini, Arzobispo de Milán, y los cardenales Achille
Silvestrini, Cormac Murphy-O’Connor, Karl Lehmann y Walter Kasper. En el
lanzamiento del libro, el cardenal belga se refirió a este grupo como “un club
mafioso”, señaló Lawler.
“Ahora
bien, no puede ser edificante saber que los cardenales estaban conspirando para
influir en la política del Vaticano, y los lectores conocedores, mirando la
lista de nombres, bien podrían preocuparse por su influencia. Pero no llega al
nivel de conspiración si un grupo de prelados se reúnen para discutir asuntos
de la Iglesia”, indicó Phil Lawler.
Recordó
que los autores de la biografía “fueron más lejos y dijeron a un periódico
francés que el grupo de San Gallen había estado activo en el cónclave de 2005,
resistiendo al Cardenal Ratzinger y promoviendo al Cardenal Bergoglio”.
“Si
esto fuera cierto –si los cardenales estuvieron activamente manejando un lobby
durante el cónclave- su comportamiento hubiera sido un escándalo, una clara
violación de la ley canónica, un delito por el cual San Juan Pablo II
prescribió la pena de excomunión”, advirtió el experto.
Sin
embargo, tan pronto la historia de la conspiración atrajo la atención pública,
los autores de la biografía de Danneels “dijeron que fueron malentendidos” y
que cambiaron su versión, asegurando que “el grupo de San Gallen no había
estado activo como un lobby durante el cónclave de 2005, y que poco después de
la elección de Benedicto XVI el grupo dejó de reunirse”.
“¿Pero
deberíamos llevar esta retractación/corrección a su valor nominal?”, preguntó
Lawler.
El
experto recordó que el libro era una biografía autorizada y que el Danneels
cooperó activamente en la campaña publicitaria para su lanzamiento. “Así que
parece improbable que los autores estuvieran totalmente equivocados acerca de
la naturaleza de las reuniones de San Gallen. Y cuando el Cardenal se refirió a
un ‘club mafioso’, aunque la frase podría haber sido usada alegremente, provocó
pensamientos sobre un secreto siniestro”.
Lawler
indicó que por tanto no es “irracional sospechar –como muchos analistas
conservadores sospecharon- que los autores del libro habían sido demasiado
honestos”; pero cuando vieron la magnitud del escándalo, “estuvieron preparados
para confundir con el fin de deshacer el daño”.
¿Tiene
base esta teoría?
En
ese sentido, el experto en religión señaló que además de esta posible táctica
publicitaria, existen “razones de peso” para desestimar una teoría de la
conspiración.
En
primer lugar, indicó que los biógrafos de Danneels tenían un “obvio incentivo
(publicitario) para exagerar el poder del grupo de San Gallen”. “Es más
probable que venda una historia de un grupo secreto que la historia de la vida
de un cardenal jubilado”, señaló Lawler.
Además,
“si el grupo de San Gallen hizo el esfuerzo para controlar el cónclave de 2005,
fallaron miserablemente”, pues el cónclave casi inmediatamente eligió Pontífice
al Cardenal Ratzinger: “el hombre cuya influencia el grupo quiso cortar”.
“El
Cardenal Martini fue ampliamente visto como el líder del grupo liberal que
podría haber buscado una alternativa al Cardenal Ratzinger. Pero fuentes del
Vaticano saben que este Purpurado no era totalmente favorable hacia su
compañero jesuita, el Cardenal Bergoglio, y nunca habría apoyado su elección”,
añadió.
Además,
al dejar de funcionar en 2006, el grupo de San Gallen “dejó de ser un
importante factor en el cónclave de 2013” que eligió a Francisco. “Por aquel
tiempo el Cardenal Martini ya estaba muerto, y otros miembros –los cardenales
Silvestrini y Murphy-O’Connor— eran demasiado viejos para participar en el
cónclave”, recordó.
Asimismo,
recordó que “en los días previos al cónclave del 2013, virtualmente nadie
esperaba la elección del Cardenal Bergoglio”. En ese sentido, “si un grupo de
cardenales había estado trabajando durante años para generar entusiasmo por su
candidato, deben de haber sido unos ineptos”.
Lawler
señaló que “una biografía del Cardenal Danneels es, lamentablemente,
susceptible de generar escándalo”, tanto por su fracaso “para denunciar los
casos de abusos sexuales”, su apoyo para que Bélgica “reconozca las uniones
homosexuales, su consejo al rey Baudouin para que firme la ley que legalizó el
aborto”.
“A
la luz de este pasado, sorprende que el Papa Francisco lo eligiera para
participar en el Sínodo de Octubre. Pero reclamar que el Cardenal es un exitoso
conspirador es dar un salto más allá de la evidencia”, expresó el experto.
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