3 jul 2016

El desabasto en Oaxaca, gran mentira/ Proceso

Revista Proceso # 2070, 3 de julio de 2016...
 El desabasto en Oaxaca, gran mentira/ARTURO RODRÍGUEZ Y PEDRO MATÍAS
El desabasto de productos en Oaxaca, como pregonan algunos medios de circulación nacional a partir de la versión difundida por el titular de la Sedesol, es una falacia, según comprobaron los reporteros de Proceso en un recorrido por varias zonas de la entidad; lo mismo sucede con los presuntos bloqueos o la escasez de gasolina. Lo peor de todo: el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, se basa en esa versión y amenaza con “tomar medidas” contra los inconformes que afectan la normalidad de “millones de personas”.

OAXACA, Oax.- A nueve kilómetros de la mancha urbana de esta ciudad, sobre la carretera libre México-Oaxaca, que no está bloqueada, se aprecian las instalaciones de Liconsa, un enorme complejo lechero ubicado en Guadalupe, en el distrito de Etla, famoso por su producción láctea.
El complejo, que tiene una planta pasteurizadora y una empacadora, es abastecido por productores locales y desde ahí se distribuye el lácteo a distintas zonas de la entidad. Para llegar ahí, ellos no tienen que pasar ningún bloqueo magisterial; para salir, pueden tener algún contratiempo, pues en un lugar conocido como Hacienda Blanca, a unos seis kilómetros, en la conurbación de la capital del estado, hay un plantón de maestros, precisamente en el lugar donde fueron desalojados de manera violenta el pasado 19 de junio, aunque se reinstaló al día siguiente.
No hay un bloqueo. Entre el 19 de junio y el pasado viernes 1, en Hacienda Blanca sólo había un grupo de maestros que ni siquiera impiden la circulación vehicular. Tanto los transportes de Liconsa como los que trasladan otros productos pueden entrar tranquilamente a la capital oaxaqueña.

Donde sí hay un bloqueo desde el 20 de junio es en la autopista de cuota Tehuacán-Oaxaca, a la altura de Nochixtlán, donde se dio el enfrentamiento entre los mentores de la sección 22 y ciudadanos de a pie con policías y elementos de la Gendarmería, con un saldo de nueve muertos y más de un centenar de heridos. Con excepción de la vía de cuota, la capital oaxaqueña no está incomunicada.
En sentido contrario, la carretera federal 190, en cuyo kilómetro 25 está el mencionado complejo de Liconsa, tampoco tuvo impedimentos para que los transportes salieran hacia las diferentes regiones: Cañada, por la carretera 135; Costa, por la ruta 190, siguiendo por la 125; la Mixteca, Sierra Norte, Valles Centrales y, en general, por casi todo el estado.
Contra la versión difundida durante la semana pasada por el titular de la Secretaría de Desarrollo Social, José Antonio Meade, de que hay desabasto en Oaxaca –lo que dio pie el viernes 1 al titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, a “tomar medidas” contra los inconformes por afectar la normalidad de “millones de personas”–, Proceso observó que los llamados bloqueos si acaso retienen algunas horas a los transportes de carga, pero luego los dejan circular.
 Al igual que el de Hacienda Blanca, los bloqueos de la carretera Oaxaca-Puerto Escondido, vía Juquila, a la altura de San Gabriel Mixtepec, son simbólicos; lo mismo sucede en la región de la Cuenca, Valle Nacional, donde el paso es intermitente y la vía se libera cada dos horas, y en Pinotepa Nacional, por la zona de Tlacamama.
 Tan poca ha sido la resistencia en los diferentes puntos donde presuntamente hay bloqueos, que el viernes 1 de julio, el propio director general de Liconsa, Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva, oriundo de Oaxaca, declaró que ese día hubo un abasto eficiente tanto en la capital de la entidad como en los Valles Centrales y en la zona de Los Loxicha, en la Sierra Sur.
 Ese abasto alcanzó incluso a la región del Istmo, donde se supone que los bloqueos son más intensos. Sin embargo, hasta el cierre de la edición, nadie impidió la circulación vehicular.
 Ese día, desde temprano, Ramírez Puga anunció la regularización de 90% del abasto; a las 14:30 horas incluso escribió en su cuenta de Twitter: “Mi reconocimiento a los trabajadores de Liconsa y Diconsa en Oaxaca por lograr un abasto eficiente”.
 Los mensajes del director de Liconsa difundidos en redes sociales contrastaban con el anuncio de desalojos hecho al mismo tiempo por Osorio Chong, cuando advirtió que “se agotó el tiempo” para dar a entender que en las siguientes horas podría usarse la fuerza pública.
 Desabasto y carestía, falso
 Durante un recorrido por la ciudad de Oaxaca y la región de Valles Centrales, los reporteros no sólo corroboraron el abasto de todos los productos, sino que algunos eran más baratos que en la Ciudad de México o los que ofertan los supermercados en el país.
 El 29 de junio, por ejemplo, en Zimatlán de Álvarez, a una hora en automóvil de la capital del estado, miles de personas realizaron sus compras semanales en el tianguis local.
 Eso desmiente la versión difundida por algunos medios de la Ciudad de México sobre el presunto desabasto, con base en informes de cámaras y organismos empresariales, en particular la cadena Walmart, que el 30 de junio anunció que podría cerrar sus establecimientos en la región.
 La versión es falsa. En Zimatlán, por ejemplo, el kilo de jitomate, papa cambray, mango manila y chile serrano costaba 10 pesos; en contraste, la mencionada cadena vendía el kilo de jitomate a 37 pesos, el de papa cambray a 26.90, el de mango manila a 15.90 y el de chile serrano a 26.90 pesos.
 Guillermo Chávez Pérez, dirigente de los comerciantes del tianguis itinerante que se instala en Miahuatlán, Ayoquezco, Etla, Zaachila, Ocotlán y la ciudad de Oaxaca, afirma: “No vamos a alarmar al pueblo (diciendo) que se está muriendo de hambre Oaxaca… todavía no”.
 Lo que escasea son los refrescos de cola y algunos productos elaborados por empresas trasnacionales. Sin embargo, la que ha encarecido los precios de la Coca-Cola, por ejemplo, es Aurrerá, que pertenece al consorcio Walmart. Sin embargo, en la venta al menudeo, como en el tianguis y las modestas tiendas de abarrotes, el precio de la gaseosa no se ha modificado.
 El 30 de junio Proceso recorrió los distritos de Teposcolula y Tlaxiaco. En el primero hubo un tianguis convencional y uno de ganado, sin alteración alguna; en el segundo, comunidades del municipio de San Juan Ñumí estaban completamente abastecidas de productos en las tiendas Diconsa.
 Otro ejemplo: el cartón con 30 piezas de huevo costaba en un Walmart de la Ciudad de México hasta 41.90 pesos; en Teposcolula, cualquier tienda lo vendía a 37 pesos ese día.
 Por las carreteras del distrito de Tlaxiaco, en realidad terracerías que alguna vez tuvieron pavimento, Proceso pudo observar que no sólo transitaba cualquier transporte, sino que unidades plenamente identificadas de Sabritas y Coca-Cola realizaban su abasto regular, sin más contratiempos que los asociados a los malos caminos y las inclemencias del tiempo.
 Ante la suma de las cadenas de supermercados a la campaña de declaraciones sobre el presunto desabasto, el magisterio oaxaqueño clausuró de manera simbólica Plaza Oaxaca, donde hay un Soriana, y Plaza del Valle, en la capital del estado. Ahí, la mayoría de las tiendas de dichos centro comerciales tenían sus puertas abiertas y estaban en servicio.
 Victoria hotelera
 En las comunicaciones internas de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que siempre indican las acciones a realizar al día siguiente, destacaban varias consignas.
 Una era impedir el paso de los transportes de Bimbo, Coca-Cola y Sabritas. Sin embargo, en sus recorridos Proceso pudo observar que el traslado de mercancías a distintas zonas de la entidad no se interrumpió.
 Otra, evitar excesos en los bloqueos, como los cobros por permitir la circulación.
 En la Ciudad de México, la CNTE rechazó el presunto desabasto de comida o combustibles.
 Los reporteros también constataron que todas las gasolineras estaban abiertas y distribuían gasolinas Magna y Premium, así como diésel.
 El día 30 por la tarde, la CNTE denunció en la Ciudad de México una “estrategia mediática” para desacreditar al magisterio, algo que los dirigentes de organizaciones sociales de la entidad han dicho desde hace semanas. En esa “estrategia” participan tanto publicaciones locales como algunas de la capital del país.
 “Los poderes fácticos están actuando y creando un clima de descomposición social, cuando lo que nosotros menos queremos es eso. Lo que queremos es que haya diálogo, que haya entendimiento, se libere a los presos y que haya un arreglo con la sección 22”, afirma Flavio Sosa, protagonista en el conflicto social oaxaqueño de 2006 y uno de los dirigentes de la organización social Comuna.
 Esa estrategia, dice, busca la polarización y responsabilizar al movimiento magisterial de que salga mal la Guelaguetza, de que haya poco turismo; de todo lo malo que suceda.
 Agrega que los gobiernos estatal y federal comenzaron acusando al magisterio de ser delincuencial –algunos columnistas hablaban incluso del “Cártel de la 22´”, recuerda Sosa–. “Cuando decidieron sentarse a la mesa ya no pudieron decirlo y acusaron a las organizaciones sociales que apoyan al magisterio de ser violentas. Ahora siguen con la idea de que el desabasto afecta a los oaxaqueños.

“Gabino Cué dijo que el operativo del 19 de junio fue porque se lo pidieron los empresarios y hoteleros. ¿Empresarios? Bueno, entonces ya no gobierna para todo Oaxaca, sino para los empresarios. ¿Hoteleros? Bueno, se entiende por todo lo que ya sabemos del hotel Victoria y los proyectos del Fortín.”

Esta última expresión es una ironía del entrevistado, relacionada con las denuncias por el proyecto de construcción de un centro de convenciones en el cerro del Fortín, al que se ha opuesto el movimiento artístico de la ciudad, cuyo representante más visible es el pintor Francisco Toledo.

Entre las denuncias interpuestas por el también pintor Sergio Hernández en octubre del año pasado, destacaba que el principal impulsor del proyecto era el entonces secretario de Turismo, José Zorrilla, uno de los socios del hotel Victoria, ubicado al lado de donde se pretende erigir el mencionado centro de convenciones. En ese hotel ocurrió el supuesto atentado contra José Murat en marzo de 2004.

Durante los días que siguieron al operativo de desalojo del 19 de junio, Proceso pudo constatar que ese hotel fue uno de los inmuebles que utilizó la Policía Federal para alojarse. Desde el exterior eran visibles numerosas camionetas de esa corporación todavía el 22 de junio.

La búsqueda empresarial

Desde finales de mayo las cámaras y organismos empresariales de la localidad comenzaron a declarar que el turismo y sectores como el de la construcción registran pérdidas de miles de millones.

El 29 de junio en conferencia de prensa encabezada por la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y la Cámara Nacional de la Industria de Transformación, los empresarios de plano decretaron el colapso de la economía regional.

“La economía está colapsando y se necesita que los maestros depongan su actitud para evitar que más negocios cierren”, expresó el dirigente de la Coparmex, Benjamín Hernández Gutiérrez.

Añadió que tenían un compromiso de la Secretaría de Gobernación para evaluar sus pérdidas y brindar los apoyos necesarios. Sin embargo, por las pérdidas que suelen denunciar, el sector empresarial ya ha obtenido beneficios.

En 2006, durante el conflicto social encabezado por la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, los empresarios actuaron de manera similar y el rescate económico a fondo perdido fue poco transparente. En agosto de 2015 el gobernador Cué anunció el reparto de 15 millones para empresarios de la zona presuntamente afectados por las movilizaciones magisteriales.

Macario Otalo Padilla, dirigente en la entidad del Frente Popular Revolucionario –una de las organizaciones que participaron ampliamente en el conflicto de 2006 y que con frecuencia es acusada en medios nacionales de realizar actos violentos en diferentes zonas del país–, advierte que ese proceso de desinformación y linchamiento viene desde mediados del año pasado, aunque se radicalizó a partir del pasado 15 de mayo.

“Ninguna de las organizaciones ha llamado a la violencia. Siempre hemos dicho que son expresiones políticas y pacíficas. Que tienen que cuidar elementos para evitar que todo se desborde”, asegura.

Por ejemplo, cuando el 27 de junio los manifestantes retuvieron a dos agentes federales, cerca del aeropuerto de Oaxaca, los dejaron la mayor parte del tiempo en el vehículo (una pipa) que conducían, excepto durante unos minutos, cuando los descalzaron, hincaron y los hicieron mostrar una manta de apoyo al magisterio.

Poco después de las 22:00 horas de ese día, los dos oficiales federales aprovecharon el relajamiento de la concentración magisterial para salir corriendo a trompicones a través de un terreno baldío. No hubo intento de violencia. Ante la escena, los profesores de la CNTE rompieron a reír.

Ante la posibilidad de desalojos que pueda realizar la Policía Federal u otro cuerpo de seguridad, Otalo Padilla advierte:

“La Policía Federal y la Gendarmería no vienen a garantizar la seguridad de la población. A diario hay asesinatos en la (región) Cuenca, en la Costa y en Valles Centrales, pero las investigaciones de todo lo que ocurre no avanzan. Ellos están acá para garantizar la inversión de las mineras y los proyectos energéticos, entrar a la comunidades y lograr así que Enrique Peña Nieto cumpla los compromisos que tiene con las empresas trasnacionales.”


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