18 jul 2016

Palabras de Eduardo Bohórquez López,

Palabras de  Eduardo Bohórquez López, Director Ejecutivo de Transparencia Mexicana y representante de la sociedad civil.
Palacio Nacional a 18 de julio de 2016
Señor Presidente de la República. 
Presidentes de las Cámaras de Diputados y Senadores.
 Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
 Gobernadoras y Jefe de Gobierno, presentes.
 Legisladoras, Legisladores.
 Funcionarios municipales.
 Señoras, señores.
 Ciudadanos todos:
 Agradezco a las organizaciones académicas y sociales que me han pedido tomar la palabra en este acto.
 Agradezco también, y muy especialmente, a las más de 634 mil personas que confiaron en la vía institucional para promover la primera iniciativa ciudadana que es dictaminada y votada en el Congreso y, a partir de hoy, la primera en la historia del país que será promulgada.

 Decidimos ejercer nuestro derecho a presentar una iniciativa ciudadana, porque queremos transformar, a través de las instituciones, el régimen en el que vivimos y restaurar algo de la confianza que las y los mexicanos deberíamos tener en nuestras autoridades.
 Decidimos participar activamente en el proceso legislativo, porque hay una herida abierta en el cuerpo social de nuestra República.
 Corrupción e impunidad dañan la vida democrática, el desarrollo social, la reputación internacional de nuestro país y la garantía de los derechos humanos de las personas.
 La corrupción deteriora la calidad de los servicios de salud de transporte o educativos; distorsiona la ejecución de programas y acciones públicos; inhibe el acceso a la justicia y es una amenaza directa a la seguridad pública y ciudadana.
 La corrupción afecta a licitaciones, permisos y concesiones públicas, y daña profundamente la naturaleza de la vida político-electoral del país, mediante el financiamiento ilegal de las campañas.
 La corrupción nos afecta a todos, pero, en especial, atenta contra los menos favorecidos en nuestra comunidad.
 La corrupción se ha convertido en un impuesto, en el impuesto más regresivo que tenemos, que pagan los hogares mexicanos todos los días: 33 por ciento del ingreso de una familia, que gana un salario mínimo, se destina al pago de sobornos para acceder a trámites y servicios.
 Esta herida necesita sanar.
Por la sustentabilidad del sistema político, por la continuidad en nuestra democracia, los mexicanos y las mexicanas necesitamos ver cambios y hechos.
Las leyes no son suficientes para transformar la realidad, pero el diseño actual de nuestras normas e instituciones es el cimiento principal del estado de impunidad que caracteriza hoy a nuestra democracia.
Necesitamos transitar a un Estado de derechos, así en plural, un país donde los derechos se ejerzan todos los días.
Un Estado cimentado en el cumplimiento de los derechos de nuestra Carta Magna en la vida cotidiana de las personas.
Conscientes de que las organizaciones académicas y civiles no legislan, no votan en el Congreso, ni toman partido político, decidimos presentar la iniciativa ciudadana Ley 3 de 3.
Y, también, compartir información y conocimiento con todo legislador o grupo parlamentario que estuvo dispuesto a intercambiar estudios, experiencias internacionales y posturas técnicas.
En los pasados seis meses, académicos, especialistas y organizaciones civiles, hicimos recomendaciones para las siete iniciativas que conforman este primer paquete legislativo.
Nuestro reconocimiento a los y las Legisladoras que abrieron la puerta del Congreso a las opiniones y recomendaciones ciudadanas.
Además, de la máxima publicidad para las declaraciones patrimonial, de intereses y de impuestos, queremos un Sistema Nacional Anticorrupción que responda al hartazgo social ante la corrupción y la impunidad.
Un sistema que sea capaz de desmantelar redes de corrupción que operan en todos los órdenes de Gobierno y en todos los poderes del Estado.
Queremos un sistema que no deje un solo peso público sin apropiada fiscalización, y ninguna irregularidad sin ser investigada y sancionada apropiadamente.
El Sistema Nacional Anticorrupción que hoy se promulga, tal vez no pueda hacer que un gobierno con recursos escasos los multiplique, pero sí puede contribuir a que su uso atienda efectivamente los propósitos para los cuales están destinados esos recursos.
Este nuevo sistema puede liberar a las familias mexicanas que viven en condiciones de pobreza y marginación de una carga innecesaria sobre sus escasos recursos, para pagar esta dolorosa y regresiva carga financiera.
Un sistema anticorrupción es complemento indispensable para invertir mejor los recursos escasos y para derribar barreras a las pequeñas y medianas empresas que son extorsionadas cotidianamente, tanto por el crimen organizado, como por funcionarios deshonestos.
En los próximos meses, trabajaremos desde la sociedad civil por construir un sistema anticorrupción que funcione en todo el país de manera coherente, consistente y efectiva.
Un sistema que aprenda de sus errores y que los corrija inmediatamente, ya no un conjunto de instituciones fragmentadas, sino un auténtico sistema para prevenir, investigar y sancionar la corrupción de empresas y de servidores públicos.
Las siete leyes que se promulgarán el día de hoy, inauguran una etapa de profundas transformaciones para la vida pública del país.
En los próximos meses, además de asegurar la correcta implementación de estas siete leyes, las organizaciones académicas y civiles impulsaremos una nueva agenda legislativa, que incluye, entre otras normas: una nueva ley de adquisiciones, arrendamientos y servicios; una nueva ley de obra pública; una nueva ley para ajustar el Registro Público de la Propiedad; modificaciones a la Ley de responsabilidad fiscal y hacendaria, y también a los códigos de procedimientos electorales que afectan el financiamiento de la vida político-electoral.
Éstas y otras iniciativas se van a presentar como propuestas de la sociedad civil de forma en que se continúe avanzando en consolidar el paquete legislativo o un paquete legislativo que ataque de raíz las causas de la corrupción en México.
Como sociedad civil organizada pondremos especial atención a la transformación de las instituciones encargadas de implementar esta nueva legislación y al nombramiento de sus nuevos titulares.
Una prioridad para este grupo de organizaciones civiles y académicas es la creación de la Fiscalía General de la Nación, como pieza central para construir un sistema, donde la impunidad sea la excepción y no la regla. 
Observaremos la designación de los funcionarios encargados de los órganos que conforman el Sistema Nacional Anticorrupción, de forma en que se avance en la profesionalización de un Estado con un servicio civil que sea cada vez más robusto, ajeno a los vaivenes políticos y que garantice, con su profesionalismo, una lucha eficaz para prevenir y controlar la corrupción.
 Seremos observadores atentos y críticos del trabajo de los cinco ciudadanos y ciudadanas que presidirán el sistema, de quienes esperamos el mismo profesionalismo que exigimos a los servidores públicos.
 En la tarea compartida como sociedad y Gobierno, para controlar la corrupción, es imprescindible que las investigaciones de las instituciones del Estado mexicano sean acompañadas de una crítica independiente, puntual y valiente de los medios de comunicación y las plumas que los ocupan.
 La joven democracia mexicana requiere de su papel para no olvidar casos lamentables de corrupción, pública y privada, y para que la ciudadanía mantenga su exigencia para combatir y castigar frontalmente a quienes incurran en estas prácticas.
 Es también, por ello, que, para afianzar su independencia, es necesario regular correctamente la publicidad gubernamental, de forma que se ataje cualquier intento de influenciar la cobertura que los medios hacen de la vida pública del país.
Éste es un acto de Estado.
Lo es porque están presentes los Poderes de la Unión, pero también porque, sin perder nuestra independencia política, estamos presentes los ciudadanos.
634 mil personas confiaron en que podemos cambiar al país desde las instituciones.
Hicieron de lado la rabia, el dolor, la frustración. Invirtieron su tiempo en recolectar firmas y en invitar a otros a creer que es posible cambiar las cosas.
Estamos aquí, los ciudadanos que acompañamos este acto de Estado, porque nos negamos a que la corrupción o la impunidad sean vistas como atributo de nuestra comunidad.
Estamos aquí porque no queremos que la corrupción sea considerada como parte de nuestra cultura o de nuestros valores.
Estamos aquí para que estos lastres ya no dicten nuestro estilo y forma de vida.
Estamos aquí también para colaborar con las autoridades de todo signo político, en la construcción de un sistema íntegro, próspero, justo, sin desigualdad.
Ésta no es una tarea exclusiva del Gobierno, y por eso estamos aquí como parte de una sociedad civil plural, capaz de organizarse y de contribuir a esta tarea.
México tiene, en sus universidades, en sus centros de investigación, en sus organizaciones civiles, todo el talento necesario para arrinconar a la corrupción en todas sus formas, trámites y servicios, procedimientos judiciales, licitaciones, permisos, concesiones.
Abramos las puertas de nuestras instituciones a esa ciudadanía innovadora, capaz de cuestionar y también de construir con su Gobierno.
Hagamos de nuestras instituciones, gobiernos y congresos abiertos, capaces de sentarse con la ciudadanía a definir las acciones que nuestro país necesita.
Gobiernos abiertos y Congresos abiertos a la crítica, a las posiciones informadas, a los estudios independientes; a escuchar las razones de otros que decidieron no ser gobierno, pero que no por ello se alejan de los asuntos públicos.
Señor Presidente.
Señoras, señores:
A cada generación de mexicanas y mexicanos les ha tocado un reto en la construcción de nuestra vida pública.
A la nuestra, y aquí hablo de contemporáneos, no de coetáneos, a la nuestra, a nuestra generación, le toca la enorme responsabilidad de desterrar corrupción e impunidad como formas de vida cotidiana de nuestro país.
En toda democracia, la sociedad civil cumple un papel central.
Hoy reconocemos un avance significativo con este primer paquete de siete leyes, que da lugar al nacimiento del Sistema Nacional Anticorrupción.
Pero este grupo amplio y plural de ciudadanos anhela mucho más para nuestro país.
Que no quede ninguna duda: Vamos por más.
Muchas gracias.


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