28 ago 2016

La narcodisputa por Juárez, una “cortina de humo”

Revista Proceso #2078, a 28 de agosto de 2016..
 La narcodisputa por Juárez, una “cortina de humo”/J. JESÚS ESQUIVEL
avier Corral Jurado, gobernador electo de Chihuahua, así como funcionarios mexicanos y estadunidenses de inteligencia coinciden en que son falsas las versiones que indican que Rafael Caro Quintero volvió por sus fueros y trata de arrebatarle al Cártel de Sinaloa la plaza de Ciudad Juárez. Aún más, según ellos, en el fondo se trata de una cortina de humo tendida por el actual mandatario, César Duarte, a quien le preocupa que una vez que deje el cargo se le finquen cargos por corrupción.
 CIUDAD JUÁREZ, Chih.-EL PASO, Texas.- Funcionarios de inteligencia de México y de Estados Unidos lo ponen claro: la presunta incursión del narcotraficante Rafael Caro Quintero en Ciudad Juárez para apoderarse de esa plaza es una cortina de humo del gobernador saliente de Chihuahua, César Duarte, afirmación con la cual coincide el mandatario electo de la entidad, Javier Corral Jurado.
 “No hemos detectado la presencia de Caro Quintero en esta zona, ni en Juárez ni en otras áreas de la plaza de Chihuahua; ni creemos que ocurra, porque ese narcotraficante no tiene la capacidad para hacerlo”, asegura a Proceso, a condición del anonimato, un alto funcionario de una de las agencias federales de Estados Unidos en El Paso, Texas.

 El pasado 5 de julio Jorge González, fiscal general de Chihuahua, declaró ante periodistas que tenía información acerca de que Caro Quintero “pudiera venir aquí a disputar con el Cártel de Sinaloa parte del trabajo o de las acciones que ellos delincuencialmente realizan”.

En entrevista con Proceso, Javier Corral, gobernador electo y exlegislador federal panista, sostiene que, contrariamente a lo que dijo el fiscal González –lo cual después fue ratificado por el gobernador Duarte en una entrevista con la estación de radio MVS–, no se tienen pruebas para sostener esa afirmación.

“No hay ningún elemento, ninguna fuente policiaca confiable tanto de la Policía Federal como militar, que confirme ese dicho”, dice Corral al reportero.

Las fuentes de inteligencia consultadas, tanto de Estados Unidos como de México y que aceptaron hablar a condición del anonimato, no descartan que Caro Quintero –exlíder del Cártel de Guadalajara– aún trafique drogas, pero sostienen que no tiene la capacidad ni el poder para arrebatar una plaza, y menos una tan importante como Ciudad Juárez.

“Caro Quintero ya está viejo (64 años), no tiene los hombres ni el poder para ­disputar algo como Juárez y menos al Cártel de Sinaloa, que la domina junto con los grupos que quedaron del Cártel de Juárez. Lo que se dijo es un truco político de Duarte para desviar la atención de lo que venía diciendo Corral: que lo va a meter a la cárcel por corrupto”, comenta una fuente de los servicios de inteligencia mexicanos encargados de Chihuahua.

En El Paso, Texas, los agentes federales de Estados Unidos incluso admiten haberse sorprendido por la declaración del fiscal González.

“Lo que menos quiere Caro Quintero es acercarse a Estados Unidos. Lo queremos y lo vamos a llevar ante la justicia para que pague por la muerte de (Enrique) Kiki Camarena” –agente de la DEA asesinado en febrero de 1985 en Guadalajara–, explica uno los funcionarios estadunidenses.

El gobernador electo de Chihuahua, quien reemplazará al actual mandatario priista el próximo 4 de octubre, admite tener conocimiento de que la presunta incursión de Caro Quintero a su estado es una jugarreta política para distraer la atención pública del escándalo de corrupción que rodea a Duarte.

Para darle más énfasis al hecho de que la llegada a Chihuahua del exlíder del Cártel de Guadalajara es un mito, Corral menciona como “una tesis, hasta cierto punto creíble, (que es) un hombre ya de edad que quiere, casi, casi, retirarse del asunto”, en referencia a la entrevista que concedió a Proceso (2073) ese narcotraficante.

“En Chihuahua no hay, según las fuentes de que yo ahora dispongo –que todavía no son las formales ni institucionales de un gobernador constitucional–, no hay ningún elemento para hacer esa afirmación”, apunta Corral Jurado.

Trampas para el entrante

El próximo mandatario de Chihuahua afirma que lo que en realidad le preocupa es el reto que le lanzó el mismo Duarte en materia de seguridad en el estado: que mantenga los avances que él presuntamente logró.

Para Corral, el reto es una provocación por el repunte real que hay de violencia en el estado. Especialmente en Ciudad Juárez, donde en las semanas recientes aumentó el número de ejecuciones.

Como ejemplo, Corral dice que hasta hace unas semanas en Juárez había un promedio de 18 a 20 asesinatos al mes, cifra que en julio pasado se elevó a casi 50, amén de los secuestros que a su vez se han denunciado en otras ciudades del estado, como Cuauhtémoc y Guachochi.

“Hay una intención, por lo menos así propagada por las mismas autoridades de Chihuahua, de descomponernos el ambiente con el propósito de decir o de comprobar, vamos a decirlo, en los hechos lo que usaron en la campaña”, apunta el gobernador electo.

La referencia que hace Corral a las acciones proselitistas previas a los comicios del pasado 5 de junio, en las cuales el PAN derrotó al PRI y le arrebató la gubernatura, es al lema de campaña del PRI que amenazaba a la ciudadanía: “La inexperiencia de otros pone en riesgo la seguridad pública”. Esta leyenda fue intensamente promovida por el Partido Verde, en colusión con el gobierno de Duarte, en todo el estado.

De la realidad del problema del narcotráfico en la entidad, y en especial en la plaza de Ciudad Juárez, Corral hace unas observaciones que coinciden con algunos análisis de los servicios de inteligencia de Estados Unidos y de México.

Entre 2010 y 2013 en la entidad fronteriza disminuyeron casi 72% los delitos de alto impacto. La razón, según los expertos en esta materia, fue la coordinación de jefes policiacos a distintos niveles para combatir la criminalidad.

El paso de la efectividad al deterioro se inició a finales de 2013 con la reubicación de los cárteles del narcotráfico y sus zonas de operación en Chihuahua.

“De 2013 a 2016 hay otra historia, y es una historia más de negociación política. Y son prácticamente reenviadas las principales bandas (del narcotráfico) a la Sierra de Chihuahua, donde están básicamente enquistadas, coludidas con las policías, de una manera ostensible”, explica Corral.

Agrega: “Varios alcaldes ceden al comandante policiaco a los grupos mafiosos en la Sierra de Chihuahua. Hoy esos mismos grupos, en este momento, están presionando a varios alcaldes para mantener a esos jefes policiacos y para tratar de imponer en otros municipios a gente cercana a ellos. Esa colusión de policías municipales con bandas delincuenciales no ha tenido una persecución real, un contrapeso real, por parte de ninguna autoridad local ni federal. El tema de la inseguridad, el tema de que el control de la violencia en el estado está agarrado con alfileres, es porque hay una gran colusión policiaca”, subraya.

Corral denuncia que durante el último año, en el gobierno del estado hubo un desmantelamiento de los principales instrumentos de inteligencia y de las áreas de investigación: “Particularmente desde que González toma a su cargo la fiscalía del estado, y el comandante Pablo Ernesto Rocha, director de seguridad pública, asume el mando policiaco único de varias corporaciones. A partir de ahí viene un desmantelamiento brutal. El Grupo Antisecuestros propiamente no existe en el estado. Todas las áreas de estadística e información fueron aisladas.

“Un elemento muy importante, que era el subprocurador, queda en ese tema prácticamente aislado hasta que lo echan. Y otras áreas de investigación de grupos especializados terminan también desmanteladas. Hoy tenemos una fiscalía con múltiples problemas, donde la depuración de los mandos va a ser nuestro gran reto. Ahí hemos decidido actuar con mucho cuidado.”

Corrupción y colusión

En El Paso, el diagnóstico que tienen las agencias de inteligencia sobre lo que ocurre en Chihuahua con el crimen organizado y el narcotráfico no tiene otra vertiente más que la de la corrupción policiaca y gubernamental.

“No es algo nuevo, Ciudad Juárez estaba controlada porque los narcotraficantes negociaron con los policías y las autoridades. Fue el Cártel de Sinaloa el que ganó el control del estado, el que impuso la tranquilidad al no tener rival para sus operaciones”, destaca el funcionario estadunidense.

“Las autoridades locales están muy metidas en el negocio del narcotráfico. Tenemos algunos reportes de que las ejecuciones que se han dado recientemente fueron intencionales”, declara el agente de inteligencia de México consultado por este semanario.

–¿A qué se refiere con eso de ejecuciones intencionales? –se le pregunta.

–A que al parecer los muertos no son por una disputa de la plaza, como está haciendo creer el gobierno. Tenemos reportes bien fundados de que los muertos pertenecían a los grupos que los eliminaron. Que los eliminaron por otras razones; por robo de droga o dinero y no porque sean de grupos rivales. Las autoridades quieren calentar la plaza para los que vienen –responde.

–Gobernador, ¿ha escuchado la versión de que le quieren calentar la plaza, como se dice en el argot del narcotráfico, para entregarle un estado violento? –se le inquiere a Corral Jurado.

–También he escuchado mucha de esa información. No tengo ningún elemento que me compruebe que eso está pasando, que esa es la idea del gobierno del estado. Lo que sí es cierto es que se han empezado a generar enfrentamientos y aparecen como una nueva disputa por la plaza. La plaza nunca ha estado limpia, simplemente ha estado bajo un control. Incluso muchos jefes del narco están desde ahí operando también la sierra y, efectivamente, me llega información, comentarios y también mucha especulación en ese sentido –responde el gobernador electo.

Los agentes federales estadunidenses rechazan hacer conclusiones con matices políticos de lo que pasa en Ciudad Juárez y otros lugares del estado respecto al narcotráfico.

Dice uno de ellos: “Lo único que podemos decir, y esto es con base en la información de inteligencia y las líneas de investigación que seguimos contra los grupos que operan en Chihuahua, es que no hemos recogido un solo indicio o información de que al Cártel de Sinaloa otro cártel le esté peleando la plaza”.

Corral, quien no quita el dedo del renglón de que llevará a la cárcel a Duarte por cargos de corrupción, pese a los problemas de seguridad con los que reciba el mando del gobierno de Chihuahua, se proclama muy interesado en conseguir la colaboración del gobierno federal y de autoridades extranjeras para abatir al trasiego de drogas.

“Estamos muy atentos, muy alertas, porque esa es el área más sensible, y es por cierto el área en donde nosotros vamos a actuar con mucho cuidado, con mucha prudencia. Primero para identificar precisamente lo que constituye un avance o una base de la estructura que esté sana, limpia, como para detectar efectivamente lo que está contaminado, coludido.

“Ahí es donde haremos un pacto obviamente firme, pero será el área más lenta del cambio que vamos a buscar, porque no queremos darle un frente a aquellos que quieren que hagamos toda una reestructura, que luego se nos salga de control hacia fuera”, remata Corral.


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