13 nov 2018

“Un laico como Prefecto de dicasterio ha sido una decisión estudiada”

“Un laico como Prefecto de dicasterio ha sido una decisión estudiada”
El obispo Semeraro en la Lateranense: la nueva Constitución apostólica sobre la Curia y los posibles “ajustes” incluso después de la promulgación
Vatican Insider, 12/11/2018...
ANDREA TORNIELLI
ROMA
 La decisión de nombrar a Paolo Rufini, un laico, como encargado de un Dicasterio vaticano, ha sido específicamente «estudiada con la aportación de autoridades en materia». Y la reforma de la Curia romana será un proceso abierto a ajustes, incluso tras la promulgación de la nueva Constitución apostólica que la definirá. Lo explicó en la “lectio magistralis” para la inauguración del año académico de la Pontificia Universidad Lateranense el obispo de Albano, Marcello Semeraro, secretario del “C9” (el Consejo de cardenales que colabora con el Papa para la reforma de la Curia y en el gobierno de la Iglesia universal).
Semeraro explicó que el cambio de la reforma se encuentra en un punto muy importante, el borrador de la nueva Constitución apostólica de la Curia romana, cuyo título provisional es “Praedicate evangelium”, se encuentra en fase de revisión estilística y canonística. Recordó que en los últimos cinco años se han introducido ya diferentes novedades, como la constitución del Consejo y de la Secretaría para la Economía, con respectivos decretos ejecutivos; en la Secretaría de Estado se creó la Tercera Sección para las Representaciones Pontificias; la creación de los Dicasterios para los Laicos, la Familia y la Vida, para el Servicio al Desarrollo humano Integral; la institución de la Secretaría para la Comunicación. 
Semeraro añadió: «Ahora es previsible que se proceda con una consulta sobre el texto-propuesta del Consejo de los cardenales», como se hizo con la Constitución apostólica anterior sobre la Curia, la “Pastor Bonus” de Juan Pablo II. La consulta general podría involucrar a todos los cardenales, aunque, precisó el obispo secretario del C9, «ya se han hecho no pocas consultas durante estos cinco años: la consulta previa, en verano-otoño de 2013, con cardenales miembros del Consejo para las áreas geográficas de referencia y con el cardenal Giuseppe Bertello para los Dicasterios de la Curia romana; la consulta que se llevó a cabo para los procesos de reforma que ya se han aplicado; la consulta que se llevó a cabo “in itinere” para no pocos Dicasterios. Se recordará también que el 12 y el 13 de febrero de 2015 se sostuvo un consistorio de cardenales específicamente dedicado a los temas de la reforma de la Curia romana». 
Semeraro después subrayó la fuerte relación entre la nueva Constitución (a partir de su nombre) y la exhortación “Evangelii gaudium”, documento programático del actual Pontificado, y explicó que «los cambios estructurales deben ser el fruto de una decisión pastoral, y esto vale, obviamente, también para la Curia romana». En cuanto a los criterios que han inspirado el trabajo de reforma, el obispo recordó los doce citados por el Papa en diciembre de 2016: individualiad, pastoralidad, misionariedad, racionalidad, funcionalidad, modernidad, sobriedad, subsidiaridad, sinodalidad, catolicidad, profesionalidad, gradualidad.  
El principio de subsidiaridad, por ejemplo, fue enunciado por primera vez en la Doctrina social de la Iglesia en el número 80 de la encíclica “Quadragesimo anno” de Pío XI (1931). «Una alusión a este principio —explicó Semeraro— se encuentran en el art. 3 §3 del Estatuto del Nuevo Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, en donde se lee: “El Dicasterio trabaja para que en las Iglesias locales se ofrezca una eficaz y apropiada asistencia material y espiritual (si es necesario también mediante oportunas estructuras pastorales) a los enfermos, a los prófugos, a los exiliados, a los migrantes, a los apátridas, a los circenses, a los nómadas y a los itinerantes». 
El principio de descentralización se relaciona con el de la subsidiaridad, como recordó el Papa dos veces en la “Evangelii gaudium”, en el número 16, cuando afirmó que «no es oportuno que el Papa sustituya a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se presentan en sus territorios. En este sentido, advierto la necesidad de proceder en una saludable “descentralización”». Y en el número 32, donde se lee que «una excesiva centralización, en lugar de ayudar, complica la vida de la iglesia y su dinámica misionera». 
Otro de los criterios guía es el de la gradualidad. Francisco explicó que la gradualidad «es el fruto del indispensable discernimiento que implica proceso histórico, marcación de tiempos y etapas, verificaciones, correcciones, experimentación, aprobaciones “ad experimentum”. Entonces, en estos casos no se trata de indecisión, sino de la flexibilidad necesaria para poder alcanzar una verdadera reforma». No hay que excluir, añadió Semeraro, «que este criterio importante para que la Curia romana conserve su carácter de “servicio”) permanezca también tras la promulgación». Entonces, el proceso no se agotará con la nueva Constitución apostólica, sino que la reforma podrá sufrir algún ajuste. 
Otro de los principios importantes para el trabajo del C9, subrayó el obispo «es el de la tradición, que es el principio de la fidelidad a la historia y de la comunidad con el pasado». Al mismo tiempo, «se pensará en el principio de la innovación. Por lo menos un ejemplo —explicó Semeraro— en este caso, es fácil aducirlo: se trata del Dicasterio para la comunicación», instituido por «la necesidad de replantear el uso de los recursos económicos en los nuevos contextos, por una parte, pero luego, sobre todo», para el efectivo «cambio del escenario en el sistema» de los medios de comunicación. 
Dentro de este criterio de innovación «se coloca también la decisión y el nombramiento, en julio pasado, de un fiel laico como Prefecto del Dicasterio para la Comunicación; decisión no improvisada por parte del Papa; es más, específicamente estudiada con la contribución de autoridades en materia- Decisión, por lo tanto, de alguna manera “anticipada” un mes» con el nombramiento del nuevo rector de la Lateranense. 
Otro más de los principios que sigue el Consejo de cardenales, explicó el obispo secretario del C9, es el de la «concentración sobre lo que es verdaderamente necesario para la iglesia universal. Es un principio que también podría ser llamado “de simplificación”», y es lo que ya ha llevado a la fusión de algunos Dicasterios de diferentes Pontificios consejos. 
Otro de los criterios guía es la afirmación de Francisco de que «el tiempo es superior al espacio». Un principio que, explicó el Papa, permite trabajar a largo plazo, sin la obsesión de los resultados inmediatos. «Ayuda a soportar con paciencia —afirmó Semeraro— situaciones difíciles y adversas, o los cambios de planes que el dinamismo de la realidad impone… Dar prioridad al tiempo significa ocuparse de comenzar procesos más que poseer espacios». En esta óptica, «momentos importantes para la reforma de la Curia romana son también los días de ejercicios espirituales, que Francisco quiso que se llevaran a cabo en un lugar apartado y en días a ellos completamente dedicados». 
Sin olvidar que «el primer eco que la palabra “reforma” suscita en el ánimo de Francisco es una reforma de la propia vida». Porque la Iglesia, “semper reformanda”, es ajena al pelagianismo y «no se agota en el enésimo plan para cambiar las estructuras». Reformar «significa, por el contrario, injertarse y arraigarse en Cristo, dejándose conducir por el Espíritu. Entonces, todo será posible con genio y creatividad». Lo que se «llama “reforma” —concluyó el obispo— está íntimamente relacionado con el rostro de Iglesia en salida y misionera». 
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